Somos lo que pensamos
Como ya he comentado en alguna otra ocasión, la palabra es vital para la comunicación. Nos ayuda a expresar lo que pensamos y a resultar entendibles para los demás, pero lo que pocas veces nos planteamos, y es de suma importancia, es que la palabra sirve para hablar con nosotros mismos también.
¿Cuántos mensajes te mandas al día? Déjame que te lo ponga más fácil, ¿cuántos mensajes emites en media hora? Montones. Nos bombardeamos a pensamientos constantemente. Lo que se nos escapa es que cada cosa que pensamos entra en nuestro inconsciente.
¿Qué sucede cuando te comentan muchas veces que se te da muy bien realizar alguna actividad (o todo lo contrario)? Al final te lo acabas creyendo, aunque inicialmente pensaras que no, porque el mensaje va calando dentro de ti. ¿Qué ocurre cuando a un niño se le repite a menudo que es «malo»? Acabará actuando en consonancia con el mensaje que recibe, porque se lo han dicho tantas veces que él ya cree que es así, que el «ser malo» forma parte de su personalidad.
Para realizar cambios, es preciso conocernos a nosotros mismos, saber cuáles son nuestros puntos débiles y los fuertes, tener consciencia de cómo nos manejamos en distintas situaciones.
El ejercicio que te propongo a continuación sirve para que te conozcas un poco mejor mediante el lenguaje verbal que transmites y es la primera parte de una actividad que tendrá su continuación en la siguiente entrada. ¡Vamos a ello!
El ejercicio se enfoca hacia el análisis tu lenguaje, tus palabras (tanto en tus conversaciones con los demás como en tus soliloquios) Toma consciencia de cómo utilizas el lenguaje y sobre todo, fíjate en las repeticiones. Analizando cómo hablas podrás llegar a entender cómo actúas. Para que te resulte más fácil de analizar, confecciona una lista de palabras «positivas» y otra de «negativas» y antes de acostarte debes sacar tus conclusiones.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
[…] Somos lo que pensamos […]