Satán entra en Judas
Así pues, tenemos que Satán entra en Judas al no recibir este los ungüentos procedentes de la columna de la gracia que María derrama sobre Jesús. El relato evangélico precisa más adelante que el precio de esa traición se fijó en treinta monedas. Los Sefirot de la columna de la izquierda son tres; Binah-Saturno, Gueburah-Marte y Hod-Mercurio. Hemos visto que en cada uno de los Sefirot se reflejan todos, de modo que en Binah, como en Gueburah y Hod hay un Kether, un Hochmah, etc., o sea que los diez reflejados en los tres suman treinta y esas son las monedas que Judas-Yesod recibiría para traicionar: los treinta impulsos procedentes de la izquierda, desde el Mundo de Emanaciones, movilizando la voluntad en favor de los sacrificadores; desde el Mundo de Creaciones, movilizando los sentimientos para la obra, y desde el Mundo de Formación, movilizando el pensamiento humano para que buscase la mejor manera de operar. Esas tres por diez monedas indujeron a Judas a la traición.
Este mecanismo nos da materia para muchas reflexiones sobre la dinámica del comportamiento. En efecto, si aplicamos esa dialéctica interna a la vida particular de cada uno, tendremos que la glorificación de la espiritualidad, que consiste en retirar la corriente espiritual del mundo de abajo, en vivir las experiencias por dentro, renunciando a vivirlas por fuera y poniendo fin a la sucesión de anécdotas, de acontecimientos, nos deja a la merced de los contenidos que fluyen por la columna de la izquierda.
Es decir, al poner nuestros sentidos a trabajar en la organización de nuestros cuerpos espirituales, estamos dando al mismo tiempo a Judas las treinta monedas con las que financiar su traición. Esa traición que ha de conducir al sacrificio de la espiritualidad que fluye hacia arriba; ha de provocar la catástrofe final en la cual, al morir la luz del mundo, de nuestro mundo, morirán igualmente las tinieblas edificadas gracias a esa luz, puesto que es la energía-luz interiorizada lo que permite a las construcciones materiales subsistir.
Esa dinámica conduce pues a la desaparición del mundo que Judas ayuda a triunfar, y por ello el relato evangélico dice ulteriormente que Judas se suicidó. En realidad se estaba suicidando ya cuando recibió esas treinta monedas que le estaban destinadas fatalmente a partir del instante en que María decidió derramar el frasco de alabastro y ungir a Jesús con los ungüentos que contenía. Nos hemos referido a Sansón para recordar la traición de que fue objeto por parte de Dalila, que en ese relato se encargaba de las funciones de Yesod-Luna. Recordemos igualmente cómo Sansón aplasta finalmente a los filisteos en su templo, muriendo con ellos, por lo que también se suicida.
Pero hay una diferencia esencial entre la muerte de Sansón y la de Jesús. Sansón es una imagen de la luz externa, del Sol, de la voluntad de Kether interiorizada en su hijo y que parece declinar a lo largo de su ciclo anual, para luego renacer con fuerza cuando los filisteos, las tinieblas, se encuentran en su apogeo, en su palacio helado de Capricornio. Fue entonces, cuando el Sol cruzaba Capricornio y las tinieblas eran más densas, cuando Sansón aplastó a los filisteos en su templo, dando lugar al renacimiento de la luz.
Aquí las cosas suceden al revés y son las tinieblas las que, en el palacio de la luz, en Aries, en ese momento del año en que el Sol crece en fuerza y poder, atentan contra esa luz, y ello las conducirá a su suicidio, porque la luz renacerá, no ya separada de las tinieblas, sino formando parte consubstancial de ellas, con lo cual las tinieblas ya no serán posibles y una nueva forma de vida sobrevendrá en nosotros y en el universo.
Pero no nos anticipemos al relato y dejemos constancia, y ofrezcámoslo a la meditación del lector, el hecho de que cuando la batalla espiritual parece definitivamente ganada, la otra parte de nuestra naturaleza, la que discurre por la izquierda, le ofrece a nuestro Judas interno las treinta monedas con las que financiar la traición al propósito espiritual elaborado por nuestra parte divina.
En el próximo capítulo hablaré de: preparar la pascua
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