Los Ángeles guardianes
Después de prevenir a sus discípulos sobre los males que acarrea el escándalo, Jesús vuelve a referirse a los niños, «Mirad que no despreciéis a alguno de estos pequeñitos: porque os hago saber que sus ángeles de la guarda en los cielos, están siempre viendo la faz de mi Padre celestial«. (Mateo XVIII, 10).
Los niños, hasta los siete años, recapitulan los trabajos del primer día de la Creación. En el estudio de los coros angélicos hemos visto que el primero de esos Coros, constituido por los ángeles Serafines, es el que presta servicio al aspecto llamado Padre o Kether, mientras que el segundo, el de los ángeles Querubines, presta servicio al Hijo o Hochmah. Vimos también que el Padre no posee un rostro concreto y que es el Hijo quien lo refleja, de modo que tanto los Serafines, como los Querubines, ven de continuo la faz del Padre porque son los agentes a su servicio. Los Serafines se encuentran al servicio de los niños hasta los siete años y los Querubines, de siete a catorce años.
Al tratar de los ángeles Guardianes, hemos visto que cada uno de nosotros dispone del servicio de tres, uno para la protección y conservación del cuerpo físico; otro relacionado con nuestros deseos y el tercero para el tutelaje de nuestros pensamientos. Pero, como hemos comentado en el curso de Los Misterios de la Obra Divina, el cuerpo de deseos nace o se conecta en el ser humano a los catorce años y el cuerpo del pensamiento a los veintiuno (aproximadamente). Por consiguiente, si en los niños esos dos cuerpos no han nacido aún, mal se les podrá ejercer protección.
Los niños son protegidos, en lo que se refiere a sus cuerpos superiores, por los ángeles tutelares de los padres, puesto que sus cuerpos de deseos y del pensamiento son los que el niño utiliza mientras no dispone de los suyos. Pero al mismo tiempo gozan, como ya hemos comentado, de la protección de los Serafines hasta los siete años y de la protección de los Querubines entre los siete y los catorce años.
Es natural que así sea, dado que el niño es el más débil y el más necesitado de protección. ¿En qué consiste esa protección? Sabiendo que el primer aspecto de la divinidad se manifiesta como una Voluntad Creadora y que el segundo es el Amor-Providencia, tendremos que los niños constituyen un manantial vivo de ambas cosas, comunicando esas fuerzas a quienes se encuentran en contacto con ellos.
Vemos así cuán equivocados están quienes piensan que la llegada de un hijo al mundo les traerá problemas, cuando, por el contrario, el niño, al nacer, trae consigo a la tierra los Serafines, que han de insuflar a los padres el poder de ir hacia delante. Luego, al crecer, aportan a su familia el amor-providencia que los protegerá, impidiendo que su barco naufrague en las dificultades de la vida.
Aunque es preciso comprender que estamos hablando de un equipamiento de serie, de una fuerza que llevan incorporada, pero cuando los padres la rechazan porque proyectan una negatividad continua, de poco les sirve esa fuerza.
Hoy trabajamos con términos invertidos: despreciamos a los niños, la sociedad instituye leyes que facilitan su no-existencia, algunos hoteles no permiten que se alojen niños. Si escucháramos a los niños, todo resultaría más fácil. Recuerdo una anécdota, en mis tiempos de fotógrafo de bautizos. El bebé que debía ser bautizado se puso a llorar y el sacerdote pidió a la madre que lo sacara fuera de la iglesia, que ya lo llamaría en el momento de tirarle el agua. Sin comentarios.
El día que un escritor recoja en un libro historias en las que se escucha a los niños, veremos como uno, sin saberlo, rellenó la quiniela ganadora, otro dio con el billete premiado, otro conjuró un peligro salvando a su familia. Unos días atrás leíamos en la prensa que un niño salvó a su madre llamando al teléfono de emergencias.
Si un día las sombras envuelven vuestra existencia, si pasáis por un mal momento, si la montaña de la vida se hace alta y pesada, pedidle consejo a un niño, antes de que haya sido maleado por sus mayores y él os pondrá en el buen camino, porque por su boca saldrá el mensaje salvador, ya que serán los Serafines y Querubines, los que contemplan la faz del Padre, quienes os responderán.
Cuando estés pasando por un momento complicado en tu vida, medita y busca la conexión con tu niño interior, porque él te facilitará la respuesta.
En el próximo capítulo hablaré de: los hermanos de Jesús
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.