Las fases espirituales
En el proceso de actuación de las fuerzas espirituales en el ser humano existen cinco fases: la primera inconsciente; la segunda pre-consciente, otra consciente, una cuarta fase de conciencia plena y una quinta de supraconsciencia. En la primera y segunda fase, ellos intervienen en nuestras vidas con el máximo vigor posible, procurando que se cumplan los programas establecidos por el Ego Superior, del que reciben mandato y permiso para actuar. Es entonces cuando los coros angélicos crean las circunstancias, siempre de acuerdo con nuestra alma, y nos hacen ver lo que debemos hacer. En esas condiciones, vamos por la vida como teledirigidos por ellos.
En la fase de toma de consciencia de las realidades espirituales, y de consciencia plena, esas fuerzas son menos activas y esperan a que las llamemos para actuar. Sus personalidades han sido descubiertas y, por consiguiente, estamos en condiciones de utilizarlas y ya no es necesario que intervengan a nuestras expensas, al menos aparentemente, ya que si bien no interviene en ello nuestra voluntad consciente, sí lo hace nuestra voluntad divina. La personalidad mortal tiene derecho a administrar su vida según su criterio y es por ello que los guardianes esperan nuestra llamada. Si los llamamos, ellos tienen la obligación de acudir al trabajo, de acuerdo con la norma del “pedid y se os dará”. En la quinta fase ellos se retiran y dejan que nos las arreglemos solos.
No existe un plazo de tiempo para pasar de una fase a otra, ya que todo depende del trabajo humano, de la lentitud o aceleración con las que nos movamos, sin embargo, tampoco puede decirse que dispongamos de un tiempo ilimitado para recorrer cada una de estas etapas. El plazo de que disponemos dependerá de la velocidad de crucero de nuestros compañeros de ruta. Si ellos aceleran, nos veremos obligados a seguir su ritmo. Si no lo conseguimos, tendremos que cambiar de pelotón; si en el nuevo pelotón nos quedamos atrás, iremos a parar al que viene detrás, y así sucesivamente hasta encontrarnos en la cola. Y si allí tampoco conseguimos seguir el ritmo, perderemos nuestra graduación y nos encontraremos en una sociedad arcaica, formando parte de la tribu, del grupo.
Pero en cada vida se efectúan trabajos correspondientes a cada una de estas fases y si dividimos por cinco los ochenta y cuatro años que corresponden al ciclo teórico de una vida, en el ciclo de Urano, tendremos cinco períodos de diecisiete años aproximadamente, en los que los ángeles o los arcángeles actuarán con la máxima intensidad en el primer período para ir disminuyendo su intervención hasta retirarse en los últimos diecisiete años de vida.
En el ciclo anual, estas fases tienen 72 días-grados de duración, empezando la primera fase en la fecha de nuestro cumpleaños, de suerte que los últimos 72 días de nuestro año los vivimos desconectados de nuestros guardianes y en ese periodo se sitúa el mayor peligro de naufragio de nuestra empresa humana.
En el próximo capítulo hablaré de: los guardianes se retiran
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