La Luna y su posición en los 12 signos y en las 12 Casas
Introducción
La Luna es el rostro visible de Yesod y su función es convertir en imágenes concretas las pulsiones procedentes de los demás planetas, del mismo modo que nuestros aparatos de televisión convierten en imágenes las señales eléctricas que reciben de las estaciones emisoras.
Podemos decir, pues, que la Luna realiza funciones de televisor y que en ella se reflejan las imágenes de lo que será nuestra vida. Es decir, en nuestro televisor interno se proyectan esas imágenes con fuerza imperativa, de modo que todos los resortes de nuestro organismo se movilizan para realizar en la vida práctica aquella imagen aparecida en nuestro mundo interior.
Hablamos aquí de algo difícil de comprender, no en sentido intelectual, ya que estamos seguros que todo el mundo verá con claridad el mecanismo. Me refiero a lo que este conocimiento implica en la vida diaria, ya que si lo que estamos haciendo día a día corresponde a una imagen proyectada en nuestro interior, es evidente que no podernos pedir a nadie responsabilidades por lo malo que nos está sucediendo, puesto que ese “mal” procede de nosotros y no de ellos.
De ahí que el enemigo, el rival, el tirano, no sea más que el intérprete del film que se proyecta en nuestro interior y que su aparición en la vida ordinaria corresponde a una necesidad interior, de modo que si la persona que interpreta ese papel no estuviera disponible, sería otra la que ocuparía su lugar. Quien asimile esta idea estará muy próximo a la comprensión de toda la mecánica del universo.
No recibimos de la Luna ninguna propiedad en particular, es una simple transmisora de las pulsiones procedentes de los planetas y si al hablar del Sol dijimos que ningún aspecto planetario es efectivo sin la ayuda de un aspecto solar, aquí hemos de añadir que para que la influencia del Sol surta efecto, es necesario que la Luna nos lo trasmita.
El Sol y la Luna son como las manecillas del reloj de nuestra vida. El Sol es el que marca las horas y la Luna la que marca los minutos. El Sol recorre el zodiaco en un año, la Luna lo hace en 28 días. De modo que el Sol señalará el mes en el que un determinado acontecimiento ha de producirse, mientras que la Luna señalará el día y la hora.
La posición de la Luna en un horóscopo nos indicará la calidad del televisor, del aparato que ha de transmitimos las imágenes procedentes de las radiaciones planetarias y como se comprenderá, es importante que se encuentre en buen estado, ya que de otro modo las imágenes serán borrosas, tenues o demasiado cargadas de color, o bien por momentos tendremos la voz pero no la imagen, exactamente como sucede con un televisor normal.
En el zodíaco, la Luna trabaja con los materiales de Cáncer, de los que recibe la facultad de imaginar, es decir, su facultad de convertir en imágenes lo que no es más que un impulso sin historia, procedente de cualquier centro de vida.
Esto nos enseña que detrás de cada anécdota que vivimos ‑anécdota que es la imagen lunar convertida en realidad en el mundo de acción en el que nos encontramos‑ tenemos un impulso, una señal luminosa que quiere indicarnos algo, quiere interiorizar en nuestra conciencia una información relativa al funcionamiento del universo. Pero nosotros, gentes poco dadas a las sutilezas, tomamos la anécdota como una verdad en sí misma y nos alegramos o nos dolemos como si aquello fuera algo real.
Al referirnos al Sol ya dijimos que la Luna representa la polaridad femenina del alma humana y que en el escenario de la vida física, unas veces nos identificamos con el Sol y nacemos bajo el sexo masculino y otras veces nos identificamos con la Luna y nacemos bajo el sexo femenino. Si en el universo, las funciones del Sol no son las mismas que las de la Luna, es evidente que en la vida microcósmica tampoco lo serán las del hombre y de la mujer.
Hemos comentado en numerosas ocasiones que la Luna realiza funciones de televisor cósmico, por cuanto recoge todas las pulsiones procedentes de cada Séfira y las convierte en imágenes internas, que ocuparán un lugar de nuestra vida real.
Si observamos el televisor por dentro, causa asombro la complicada red de hilos y pequeñas piezas que permiten a la imagen proyectarse y comprendemos inmediatamente que todo un equipo de operarios ha tenido que realizar delicados trabajos para que esa maravilla de la técnica pueda funcionar.
Si contemplamos la Luna en una noche estrellada, no vemos sin embargo más que una faz blanca y desde que el hombre puso los pies en el satélite, sabemos que si pudiéramos verla desde su propio suelo, no veríamos en ella mucho más de lo que vemos contemplándola desde nuestra azotea. Es evidente que en la Luna física que vemos no puede desarrollarse esa sorprendente actividad que consiste en cristalizar los impulsos procedentes de los demás Sefirot y convertirlos en escenarios y en anécdotas que constituyen la trama de nuestra vida.
La Luna astrológica a que nos referimos es sin duda otra Luna, no esa en la que pusieron los pies por primera vez los astronautas americanos. ¿Qué Luna es pues esa de la cual estamos hablando? La doctrina cabalística nos dice que en la Luna operan los Ángeles de Jehová, ocupados en las tareas de fecundidad y cristalizaciones.
Así pues, la Luna que centraliza toda esa actividad, no es la física, sino la etérica. La Luna física, que es la referencia visible de esa Luna etérica de que hablamos, nos permite saber su posición diaria respecto a la tierra y respecto al zodíaco.
Podría decirse que la luna es el «disparadero», el campo de tiro desde el que los proyectiles cósmicos son dirigidos a la tierra. Si la Luna física no existiera, nunca conseguiríamos saber desde dónde esos proyectiles son disparados y por lo tanto, no podríamos averiguar la carga que contienen.
La Luna física, que da la vuelta completa al Zodíaco en 28 días, nos da la posibilidad de enterarnos del contenido de la carga, ya que un planeta proyecta sobre nuestra tierra humana los gérmenes que contiene el signo zodiacal en que se encuentra alojado y las propiedades del planeta con el cual forma aspecto.
La particularidad de la Luna es que no tiene una personalidad específica. Los demás planetas, al trasmitirnos las energías zodiacales, añaden a ellas sus propios excedentes energéticos, alterando así de algún modo el mensaje zodiacal. La Luna se limita trasmitir los contenidos zodiacales en toda su pureza, y cuando, por aspecto, nos transmite una relación entre dos planetas, lo hace neutralmente, sin añadirle ni disminuirle nada, del mismo modo que el aparato de televisión transmite las pulsiones recibidas, sin que el aparato mismo, por su cuenta, le añada adornos.
Resumiendo diremos que la Luna es el laboratorio que tiene montado el Séfira llamado Malkuth, cuya expresión material es nuestra Tierra, para introducir en su macro-cuerpo las pulsiones provenientes del Zodíaco y de los demás Sefirot.
La parte de energía absorbida, al pasar por nuestro cuerpo, se transforma en actos, no actos cualquiera, sino en los que corresponden a su potencialidad: es lo que hemos querido significar al decir que las imágenes internas elaboradas por la Luna, son el negativo de lo que será luego el positivo al vivir la situación en el mundo físico.
O sea que esas energías tienen un poder coercitivo al penetrar en nosotros, pero no se trata de una fatalidad que nos obligue a realizar algo contra nosotros mismos, ya que esas imágenes lunares representan el estadio final de un largo proceso de elaboración de los sentidos y del pensamiento y sentimientos humanos.
Si después de haber pasado por las 7 fases de elaboración, que van de Hochmah a Hod, se produce una forma definitiva que da lugar a una vivencia inapelable, ¿podemos quejarnos de que se nos obliga vivir lo que con tanto cuidado hemos elaborado? La libertad existe desde Hochmah a Hod. A partir de ahí, entramos en el dominio de lo instituido, de lo determinado.
Sin embargo, Yesod es un laboratorio, una vasta base científica desde la que la vida se inocula al ser humano y siendo así, los científicos que trabajan en ella, han previsto la posibilidad de que se produzca una inversión en los mandos. Es decir, cuando la energía penetra en el organismo físico y se produce el negativo de lo que inmediatamente va a positivarse, la persona puede tomar conciencia de esa imagen negativa y comprender la experiencia que ha de aportarle su vivencia. Entonces, encontrándose en condiciones de aportar esa experiencia a su Ego Superior sin necesidad de vivirla en el mundo físico, su protagonismo ya no será necesario. Cuando esto ocurre, la Luna realiza su otra función, la de restituir al cosmos, a cada uno de los Sefirot, las energías que le pertenecen y que no se han llegado a utilizar.
Esta segunda función de la Luna es bastante más amplia, ya que si por un lado dispara la vitalidad planetaria hacia la tierra física, es también la plataforma que dispara hacia arriba el fruto de nuestras experiencias. Pero además desde ese Centro llamado Yesod se reinvierte al universo las propiedades que hemos adquirido gracias a los materiales que cada Centro nos ha prestado.
Cada Séfira pone sus excedentes energéticos a nuestra disposición. Los distintos Coros de Ángeles nos aprovisionan de ellos, de acuerdo con los vacíos que se producen en nuestro interior. Esas energías nos son suministradas a cada Nueva Luna y con los vacíos repletos, el Ego Superior puede elaborar su plan, conjuntamente con la personalidad humana.
Pero hay una ley en el cosmos que exige que todo vuelva a la matriz de la que salió. Dentro de nuestro mundo, los pensamientos y deseos que emitimos acaban siempre volviendo a nosotros. Si esos pensamientos-deseos se integran a los demás y gracias a ellos los demás actúan, viven, experimentan con lo que nosotros les hemos «prestado», un día u otro esas experiencias retornarán a nosotros con la carga de bien o de mal que lleven encima. Si ellos han obrado bien, parte de ese bien nos vendrá. Si han obrado mal, parte de ese mal nos vendrá también.
Todo ese trabajo se efectúa en Yesod y por ello dicen los tratados de Astrología que la Luna representa la mente inconsciente, queriendo significar con ello que en la Luna se encuentra centralizado todo lo que nuestra personalidad ha elaborado.
La Luna representa pues el receptáculo que contiene nuestra historia vivida y a través de ese laboratorio espacial que hay en nosotros, dirigido por los Ángeles de Yesod, ese historial es proyectado al universo para su ejemplarización.
Tendremos así que el Horóscopo Lunar, sobre el que tan pocos datos existen, puede ser llamado el Horóscopo del alma humana, ya que en él se reflejan los contenidos de esa alma, es decir, el bagaje que lleva a cuestas la persona al aparecer en las arenas de una nueva vida.
Ese Horóscopo Lunar está compuesto de 28 Casas, cada una correspondiente a los 28 días del ciclo lunar. Pero ese es un tema que ya abordaremos en otro curso.
El Horóscopo Lunar contiene, decíamos, el testimonio de nuestro pasado ancestral y por ello dice la Astrología Tradicional que la Luna representa la mente inconsciente, la mente automática, la que da una respuesta sin reflexionar, una respuesta viniendo de la personalidad anterior, de lo aprendido en el pasado.
Para terminar, hablemos del aspecto femenino de la Luna. En el Horóscopo Solar, la Luna representa la personalidad femenina con la cual se identifica positivamente la mujer, de modo que cuanto mejor conozcamos las funciones de la Luna, mejor sabremos cuáles deben ser las funciones de nuestra parte femenina.
Por lo que llevamos dicho, si la Luna convierte en imágenes materiales las pulsiones cósmicas, la mujer ha de ser quien dé una forma física a la vida, a través de la maternidad. Si la luna es el Centro que nos aprovisiona en fuerzas estelares, la mujer ha de ser quien, en la sociedad, dé a los hombres motivaciones que los impulsen a obrar. Eso es lo que querían decir los poetas cuando presentaban a la mujer como la inspiradora, la musa.
Si la Luna es la guardiana de la fuerza acumulada a lo largo de las vidas y que forma nuestra mente subconsciente, la mujer ha de ser igualmente la guardiana de la ley ha de constituir la voz de la conciencia.
En el sistema solar, vemos que la Luna refracta la luz del Sol y gracias a su cualidad de cuerpo refractario disponemos de una parte de luz durante las noches. La noche simboliza el no ser, el inconsciente, la tierra de elección del mal. Apenas caen las sombras de la noche, los espíritus que trabajan con las fuerzas unitarias del universo deben abandonar sus tareas para dejar el espacio libre a las entidades que trabajan con las fuerzas de Repulsión.
Por el contrario, con las primeras luces del alba, los agentes de la multiplicidad y del caos se retiran y vuelven a reinar los espíritus de la luz. La Luna, al brillar en las tinieblas, representa la promesa de redención para ese mundo de las sombras. La mujer ha de ser también esa esperanza en la noche oscura.
El Sol no puede ser contemplado a ojo desnudo, en cambio la Luna sí. La Luna, habituando progresivamente el ojo humano la luz, hará posible que un día podamos contemplar cara a cara al Sol. La Luna es el camino que conduce al Sol, como el Sol es el camino que conduce a Kether.
Si observamos la posición de Yesod en el Árbol, vemos que es el Vav de la columna central, el que transmite la luz. En el Vav, como sabemos, actúa la Ley de Sacrificio de Binah, que reduce todo lo que está bajo su dependencia. Por ello en la Luna se produce una reducción de la luz.
La luz procedente de Kether no puede ser absorbida directamente. En el Sol esta luz ya aparece reducida y actúa en la naturaleza interna, en la conciencia. En la Luna esa luz se condensa en imágenes-anécdotas. En el Sol, la Voluntad de Kether se expresa como una fuerza interna, como una voluntad realizadora En la Luna la Voluntad de Kether actúa como una fuerza externa que fecunda todo aquello sobre lo cual se derrama.
Los seres humanos encarnados sobre la tierra, aparecen ahora bajo la aspecto solar ahora bajo el aspecto lunar, de manera que alternativamente puedan aprisionar en ellos la Voluntad divina y convertirse ellos mismos en creadores y puedan también ser los gestadores de esa creación, los que le dan forma.
Ambos Centros se encuentran activos en cada persona, pero los encarnados bajo sexo masculino vivirán positivamente la polaridad solar y la lunar se materializará bajo la aspecto del otro. En cambio los encarnados bajo sexo femenino vivirán positivamente la polaridad lunar y la solar aparecerá también bajo la aspecto del otro.
Los malos aspectos planetarios sobre la Luna nos dirán, como ya hemos apuntado antes, si los impulsos planetarios son captados con nitidez. Puede que un planeta determinado monopolice la producción de imágenes y que otros se vean excluidos de ese instrumento de difusión, de manera que aunque los impulsos se produzcan, no podrán ser nunca cristalizados y hechos realidad.
Una Luna mal aspectada, para una mujer, es el anuncio de un carácter difícil. Para un hombre, anuncia la captación de una mujer difícil y para ambos, madre conflictiva.
Los buenos aspectos de la Luna activarán la imaginación, facilitarán la comprensión de la parte inconsciente, potenciarán el instinto maternal.
Claves: Imaginación, movimiento, cristalización, fecundidad, visiones, imagen, visualización, aprender a focalizar, soñar, recordar los sueños, proyectar imágenes al exterior, crear escenarios, vivir y analizar anécdotas, construir la trama de nuestra realidad, culminar experiencias, vitalidad, activar la personalidad femenina, conectar con la mente inconsciente, inspiración, madre.
Luna en Aries
Está sometida a Marte, regente del signo. Cuando un planeta se encuentra en un signo regido por otro, se dice, en la terminología astrológica, que el planeta regente dispone del planeta ocupante y en ningún caso esta palabra está mejor empleada que con la Luna, puesto que, como sabemos, este Centro se limita a transmitir mensajes elaborados por los demás Centros, sin que añada nada de su propia cosecha.
Estando en Aries, significará que trasmite el programa marciano, que se manifiesta imperativamente, al son de una música guerrera, para implantar una realidad que no se implantaría si no fuera de este modo. Por ello Marte rige Aries, para prestarle su fuerza al Designio divino; así la persona lo ejecuta, porque Marte le moviliza y le hace sentir que, si desobedece, caerán sobre ella las plagas de Egipto, los terremotos, las erupciones, las tempestades que la doblegaran.
La Luna en Aries significará pues que la persona se encuentra en misión, movilizada por su jefe interno para que su Designio arraigue con fuerza en el escenario material en que ha de desarrollarse. Cuando el jefe formula un programa de actuación en los mundos materiales, lo peor que puede ocurrirle es que su personalidad mortal se muestre recatada, tímida, miedosa, porque entonces los nuevos lazos que han de establecerse son tenues y en futuras vidas, el Designio resultará algo así como un petardo mojado.
Esto no sucederá con la Luna en Aries porque el Designio se instituirá con vigor y los vínculos humanos, buenos o malos, serán violentos y exigirán un futuro reencuentro con los actores del drama de su existencia, a fin de saldar cuentas, de modo que la lección que pretende asimilar el Ego Superior será asimilada con vigor.
Así pues, con la Luna en Aries, la persona provocará, creará conflictos, actuará con intrepidez, despertando en los demás vivas reacciones. La persona será esencialmente una aventurera, que arrastra consigo la imagen de la fuerza y del valor. No estarán hechas para ella las situaciones estables y allí donde esté, el conflicto, el movimiento, la acción no tardarán en aparecer. Será como si ella lo catalizara, como si en el terreno que pisa hubiera un conflicto latente, que no consiguiese salir hasta que ella, con su presencia, vaciara el absceso y restableciera la salud, ya que al mismo tiempo que lleva sobre sí el conflicto, aporta la solución.
Sabemos que el ser humano no es consciente de la dinámica de Aries y que es la divinidad quien mueve sus resortes. Con los demás planetas en esta posición, la divinidad actuará a través del mental, de la personalidad emotiva o de los sentidos. Con la Luna, la divinidad elaborará ella misma las imágenes negativas que la persona escenificará en situaciones reales, de modo que su inconsciencia será mucho más radical que con cualquier otra posición planetaria, siendo por excelencia quien no sabe lo que hace, quien es movida por una lógica cuyo significado le escapa y solo más tarde, cuando se encuentre en los ciclos sentimentales comprenderá.
Los malos aspectos indicarán que el jefe interno ha tenido que cargar con un karma desde el inicio de su programa. La persona se dirigirá inconscientemente hacia situaciones movidas, violentas, críticas, en las que se verá provocada, si es de sexo masculino, o será la provocadora, si es de sexo femenino. Puede ser la persona violenta que termina a tiros con situaciones estables que ya no son sostenibles, ella será el agente encargado del derribo, para que una nueva realidad pueda implantarse.
Es preciso tener en cuenta que la Luna no se manifestará de igual manera en un tema femenino que en uno masculino. La mujer será inductora de aquello que la Luna representa, mientras que en el hombre serán las circunstancias que lo llevarán a «aquello» y será sobre todo la mujer, su mujer, la que hará que las circunstancias sean así. Lo contrario será verdad en lo que se refiere a la posición del Sol.
Luna en Casa I o Ascendente
Se encontrará al servicio de las iniciativas de la persona. El Centro productor de imágenes cristaliza el aspecto iniciador contenido en la persona, de manera que iniciar será una regla constante, casi una obsesión. Como no se puede iniciar algo cuando se trabaja en su consolidación, esta persona huirá de cualquier cosa consolidada para trabajar siempre en algo que está empezando. En tales condiciones, la persona estará siempre iniciando algo que difícilmente terminará.
Aquí también la Luna se encontrará movilizada a las órdenes de Marte, pero será el Marte personal interiorizado en la persona; se encontrará las órdenes que hay en cada uno de nosotros. Como la guerra siempre es heroica, siempre hay cimas que conquistar con riesgo de la vida, esta persona tendrá una propensión hacia el heroísmo.
Pero las hazañas personales no siempre son gloriosas contempladas con los ojos de los demás; en cambio sí lo son para uno mismo, que las ve como lo máximo que puede dar de sí. Por ello esta persona se auto glorificará con facilidad, porque se identifica con lo que hay de heroico en ella.
Para ella la vida será un combate y cada episodio una batalla que se puede ganar o perder. En las relaciones con los demás, esta forma de ver causará problemas, porque tratará siempre de ganarles el combate siendo considerados de algún modo como sus rivales o sus enemigos.
Los malos aspectos acentuarán su tendencia a la glorificación y el sentido de su valor será tan grande con respecto al que realmente tiene, que los demás lo contemplarán con asombro, como si se tratara de un perturbado. Con muy malos aspectos, su juicio subjetivo puede realmente estar muy lejos de la realidad de las cosas.
En un tema femenino, será una mujer de armas tomar. En uno masculino dará al hombre sometido al dominio de una mujer enérgica y emprendedora. Con malos aspectos, sometimiento a la madre, a la esposa, a la mujer en general.
Luna en Leo
Estará a la disposición del Sol, lo cual equivale a decir que la Voluntad del Ego Superior se imprimirá con fuerza en el Centro de Programas, unido a lo que ya se encuentra en la conciencia de la persona. Ello significa que la persona obrará con rectitud, de acuerdo con su conciencia y siguiendo fielmente el programa del Ego, en contra de los impulsos provenientes de la personalidad humana que no se ajusten a dicho programa.
Las imágenes proyectadas por la Luna guardarán pues una fidelidad absoluta a su parte superior y la persona andará por el buen sendero. Naturalmente, ser fiel a la conciencia y al programa del jefe interno no es una garantía de conducta ejemplar, ya que si se encuentra en los bajos escalones de la evolución, ni su conciencia habrá podido acumular muchas virtudes, ni el programa del jefe puede significar gran cosa para los que se encuentran en un nivel más elevado.
Pero para la propia persona sí que será importante obedecer a lo trascendente que hay en ella y no a las múltiples personalidades que van rodando por la psique, cada una portadora de impulsos distintos, ya que ello significa que cumplirá con los planes previstos, aportando al Ego lo que esperaba encontrar en su presente encarnación.
En la vida mundana, esta posición dará, para una mujer, ponerse al servicio del varón. Para un hombre, mujer poco combativa.
Los malos aspectos procedentes del mismo Sol, indicarán que el programa del Ego Superior comporta dramatismos y que, por lo tanto, la Luna inclinará a la persona hacia circunstancias críticas, que deben generar una conciencia en la persona, aunque las anécdotas que la producen no pueden integrarse a los mundos superiores, no pueden permanecer porque la fuerza de Repulsión las destruye.
En esos aspectos encontramos la principal causa de los divorcios, ya que la relación entre la pareja, que constituye la anécdota que ha de procurar la toma de conciencia, estando sometida a la fuerza repulsiva, ha de acabar destruyéndose.
Para salvar la convivencia, la Luna debe avanzar, debe «salir» de la cuadratura y pasar al trígono o al sextil, según que la relación sea de Ida o de Retorno. O sea, entre las personas debe producirse una integración que en principio no está programada y que debe ser fruto, de su «trabajo humano», de un esfuerzo consciente y redentor.
Los malos aspectos de la Luna en Leo con otros planetas, significará que estos le imponen su programa a la fuerza, dejando de lado el consentimiento de la voluntad y de la conciencia. En esta situación la Luna traicionará al Sol y dará «hijos» que no son los suyos.
En la vida mundana, esto dará la mujer infiel; y la esposa infiel para un hombre con la Luna en esta posición.
Luna en Casa V
Producirá una floración de amores no interesados, no tocados aún por los sentimientos, amores que son una pura adhesión a la persona y que representan una amplia disponibilidad para lo que sea. Si en Leo la Luna asegura fidelidad al de arriba, en la Casa V asegura fidelidad a los de abajo, de la sociedad hacia la persona.
Para un hombre esta posición podría significar: mujer fiel. Para una mujer: disposiciones para la fidelidad. Decimos «podría», porque así será si la Luna no forma aspectos puesto que si los forma, ello querrá decir que está sometida a diversos programas planetarios, de modo que la persona protagonizará diversas fidelidades.
En términos mundanos, la Luna en esta posición indica amores múltiples, ya que, aunque este sector esté exento de sensualismo, las tendencias reinantes en la sociedad terminan siempre con lo puro, convirtiéndolo en el material de consumo.
También puede dar hijos movidos, muy activos, que cambian con facilidad de opinión. Suerte en diversos terrenos. Creatividad. Mujer con suerte, madre activa, dispersa, con múltiples objetivos.
Los malos aspectos acentuarán esa utilización perversa del amor puro y dará lugar a la figura de la persona que vive constantes devaneos amorosos.
Luna en Sagitario
Estará al servicio de Júpiter en su aspecto de exteriorizador del Designio divino, de modo que esta persona será por excelencia la que hace progresar el mundo; la que hace que las cosas vayan más lejos del punto en que se encuentran, terminando con las situaciones estancadas y los marasmos.
Siendo un signo exteriorizador, administrado por un planeta expansivo, la producción de imágenes será un constante fluir, de modo que la Luna se mostrará muy activa y siempre al servicio de una causa superior, de la que la propio persona la mayor parte del tiempo es inconsciente.
La Luna asegurará que el trabajo propio de Sagitario se realice a niveles materiales, de modo que ella será la auténtica portadora del mensaje divino, la que produce las anécdotas o circunstancias que harán que las cosas cambien realmente, puesto que los demás planetas, con su acción, promueven causas internas, emotivas o mentales, que un día harán que las cosas cambien. Con la Luna ese día ya ha llegado.
Los aspectos que la Luna forme harán que otros mensajes sean convertidos en anécdotas por ella, pasando por obras divinas, cuando en realidad pertenecen a otras categorías.
Esta desvirtuación culminará con los malos aspectos, que sumirán a la persona en una extrema confusión, ya que por un lado será la difusora de la obra divina y por otro, en lo relacionado con el mal aspecto, actuará como perturbadora de esa obra, pero como si esa perturbación formara parte del mismo programa.
Luna en Casa IX
Cristalizará en la mente de la persona la imagen de un más allá de sí misma que le hará superarse constantemente. La energía que ha recibido a través de la Casa V, debe ser expulsada ahora de su fuero interno. Ya sabemos que se trata de una energía pura, desinteresada, altruista, procedente de las fuentes de Hochmah. Ese amor, después de haber producido en la naturaleza interna elevados goces, tiene que ser derramado al mundo para que las gentes que nos rodean gocen a su vez.
Los planetas en la Casa IX cuidan de que ese derrame se produzca, pero mientras los demás avisan, desde horizontes más o menos lejanos, que ese derrame se va a producir, la Luna produce el derrame mismo.
La persona con la Luna en esta posición será esencialmente la que permite al mundo avanzar, igual como ocurre con la posición en el signo. No habrá un interés egoísta en su acción, sino que corresponderá a una necesidad interna de vaciar la fuerza-amor que en otras etapas ha interiorizado.
Las cosas cambiarán alrededor de esa persona; su aparición en un escenario determinado, constituirá el signo del cambio que se avecina, siempre cambio en el sentido de una mejora.
Pero si la persona no está a la altura del símbolo, entonces el deseo de viajar será en ella constante. El cambio que no produce con su actuación, lo representará exteriormente viajando, moviéndose constantemente de acá para allá. Será la persona que no para en ningún lugar, que apenas ha llegado ya se va.
Emociones cambiantes, madre movida.
Los malos aspectos acentuarán esa tendencia y la dramatizarán.
Luna en Cáncer
Se encuentra en su sede y por lo tanto no está al servicio de ninguna potencia en particular. Hemos comparado antes la Luna al televisor, pero es también un centro de programas. Los que ven la televisión saben que es muy distinto un programa grabado en el estudio que un programa grabado al aire libre, con una cámara ambulante.
La Luna en Cáncer supone grabar en estudio, en las mejores condiciones posibles. Pero, grabar, ¿qué programa? El programa de los planetas que forman aspectos con la Luna o de los que también se encuentran en Cáncer.
Cuando la Luna está al servicio de un planeta en particular, este le imprime un programa coherente, de acuerdo con la naturaleza de dicho planeta. Claro que también al formar aspectos se verá obligada a emitir otros programas pero lo hará con menos nitidez, más desdibujadamente y siempre con un tono propio del planeta que la domina.
Ello dará lugar a una vida más o menos coherente. Pero en Cáncer, no estando al servicio de nadie, está a la disposición de todos. Es el estudio que se alquila para quien quiera rodar, sin meterse con el argumento. Si la Luna forma numerosos aspectos, ello significará que el estudio no para, que tras un programa viene otro, dando lugar a una vida incoherente.
Cuando la astrología tradicional nos dice que la Luna en Cáncer es signo de una naturaleza caprichosa, movediza, antojadiza, poco de fiar, se refiere a esta situación.
Cuando Júpiter transmitirá su programa, tendremos una persona optimista, ceremoniosa, magnánima, interpretando situaciones conformes a la naturaleza Jupiteriana. Cuando sea Saturno el que transmita, la persona, por el contrario, será seria, austera, melancólica, distante, inhibida. Será violenta y activa con Marte; crítica y reservada con Mercurio; fastuosa y generosa con Venus.
Si la Luna transmite varios programas de la vez, por formarse al mismo tiempo diversos aspectos, la persona expresará un cóctel de influencias varias, siendo simultáneamente una cosa y lo contrario.
No hablemos ya de la mezcla abigarrada que darán los buenos aspectos con los malos o un conjunto de malos aspectos en solitario. Ni qué decir tiene que la persona resultará altamente incoherente y ni ella misma conseguirá comprenderse.
La Luna en Cáncer también dará esas características en la madre, en el hogar. Para un hombre puede ser su mujer la que represente esos roles.
Diremos pues que la Luna en Cáncer no da un modelo de comportamiento determinado, sino que depende de los aspectos que esa Luna forme. Si la Luna no forma ningún aspecto, nos encontraremos ante una vida sin sal, sin anécdotas, ante una persona, que no está motivada.
Luna en Casa IV
Cristalizará y sacará al exterior las aspiraciones íntimas de la persona, lo que está dentro, lo ancestral, lo antiguo, lo relacionado con su origen y procedencia, de modo que tendremos a la persona que bucea en su pasado.
El escenario de su vida estará formado por la casa natal, la madre, la familia, el barrio natal con sus tradiciones y sus fiestas, el pueblo natal. Se encontrará unida a lo arcaico y si la vida le obligase a separarse de ello, sufriría bastante. Todos los programas que la Luna transmita estarán impregnados de ese matiz.
Las imágenes en negativo impresas en su interior la obligarán a positivar «algo que sea suyo», algo de lo cual pueda decir: «esto es mío y de nadie más». Y eso suyo será la casa, la familia, la madre y unas pocas cosas más.
La Luna en la IV puede dar una madre casera, posesiva, que organiza comilonas familiares, que quiere a sus polluelos debajo del ala. Para un hombre, esta posición puede dar también una mujer con esas características.
Los malos aspectos pondrán dificultades a la realización de ese ideal simple y darán la figura de la persona que lucha a brazo partido para conseguir un hogar, siempre con el espectro del desahucio encima.
Luna en Escorpio
Estará a la disposición de Marte, del Marte activo, del que restituye a fuerza de trabajo la pureza primigenia perdida. Es por ello que esta posición de la Luna no ha de resultar cómoda, ni para el hombre, que la vive encarnada en las circunstancias duras, difíciles, generadoras de conciencia -y encarnadas en su mujer- y menos cómoda aún para la mujer que la vive en su propia piel y la convierte en aparato rectificador, reconsiderador, redimensionador, aportando a los demás, con la herramienta de su propio carácter, el sabor agridulce que tienen las cosas cuando ha desaparecido de ellas la parte voluntaria, la del deseo que les da el gusto dulce y placentero.
Los aspectos que reciba la Luna en ese signo, significará que los distintos programas planetarios son transmitidos desde una perspectiva de trabajo, de modo que hasta los placeres le llegarán impregnados de ese sabor un poco duro que pone Marte en sus cosas.
Evidentemente, Marte actúa mientras su actuación es necesaria, no más allá. Cuando la redimensión ha sido alcanzada, cuando la persona ha corregido sus errores, las fuerzas de Escorpio, administradas por Marte, la catapultan hacia zonas elevadas y la guerra se convierte en una cruzada para la conquista de la luz.
Así pues, en su calidad de Vav zodiacal, Escorpio, como hemos explicado al hablar del signo, es el puente entre la luz y las tinieblas y la Luna en este punto significará, en una primera etapa, trabajo humano en las tinieblas. Y en una segunda etapa, si la persona llega a ella, trabajo humano en la luz. Es gracias esa Luna que la persona evoluciona mucho más deprisa.
Los malos aspectos de la Luna en esta posición han de ser portadores de dificultades. Significa que el programa marciano es duro, que trabaja en las bajas esferas, para regenerar por contraste, llevando a la persona a los bajos fondos humanos, donde actúa la fuerza de Repulsión para que, contemplando aquellas dificultades en los que se desenvuelve su vida, comprenda que no está haciendo lo que debería hacer.
Como ya hemos indicado, la mujer lo vivirá en primera persona, será agente de ese trabajo, mientras que el hombre lo vivirá a través de las circunstancias y de su esposa, de su madre o de la mujer en general; será paciente de ese trabajo, es decir, aparentemente el problema le vendrá de los demás, pero será su naturaleza interna, pasiva, femenina, la que lo ha generado.
Marte en Aries planta el mensaje divino en el ser humano y en Escorpio lo reinstala en el camino, si es que se ha alejado de él. Esta vuelta al camino supone un gran momento para el alma humana, porque es el reencuentro con la pureza perdida, ya con plena conciencia del valor que representa.
Esta posición de la Luna representará pues por excelencia el momento en que se baja al abismo y en él, de rechazo o por iluminación, por esa luz de Tiphereth que brilla en los infiernos, encuentra el sentido de la vida. Lo peor que pueda ocurrirle a una persona con esta posición, es que no se produzca esa reacción salvadora. (Louise Hay tenía la Luna en Escorpio).
Luna en Casa VIII
Cristaliza las imágenes transmitidas por ese canal o sea, la de los amores que la persona ha despertado por su actividad en la Casa IV. Los demás planetas en ese sector señalan amores que vendrán en fecha más o menos próxima. La Luna indica que vendrán ¡ya!, que están en la puerta.
Anuncia pues una vida fecunda en amores sentimentales, siempre, claro está, que la Luna forme aspectos, es decir, que transmita programas, ya que su sola presencia sin ser aspectada, significaría que el estudio de transmisión está ahí presto para actuar, pero que no hay guión. Entonces esa Luna solo sería activa cuando se produjera un tránsito planetario que la aspectara y en el período anual en que la Nueva Luna cayera sobre este sector de la carta astral.
En los casos de tránsitos largos de planetas lentos, producirá un florecimiento de amores que terminará con el tránsito. La calidad de los amores lo indicará el planeta aspectante.
La sucesión de Lunas en el período anual, producirán programas mensuales, dando lugar a amores que durarán por espacio de un mes, de modo que esta posición es una promesa de amores múltiples y cortos, siempre que, en el tema natal la Luna no forme aspectos, ya que la aspectación de la Luna en ese sector, como hemos dicho más arriba, significa permanencia de un programa, o sea, de un amor.
La Luna en la VIII también puede indicar una madre (o una mujer para un hombre) con cualidades regeneradoras, posesiva, celosa de sus hijos, con buena o mala autoestima, en función de los aspectos.
Los malos aspectos indicarán que la calidad de esos amores es baja, que los enamorados buscan el sexo, la pasión; que la persona está ligada a los demás por oscuros odios, que despierta pasiones violentas que producen su desplome moral. Los malos aspectos, si son numerosos, esos «amores» tirarán de la persona con mucha fuerza y permanecerá sometida a ellos a lo largo de gran parte de su vida, con la voluntad captada por tales personas, empeñadas en hundirla en el vicio y la degradación.
Luna en Piscis
Estará de nuevo al servicio de Júpiter, no en su calidad de exteriorizador del pensamiento divino, sino como exteriorizador de los sentimientos. El Centro de Programas lunar convertirá los sentimientos en imágenes, en escenas, producirá el guión que los planetas aspectantes han elaborado.
Si Júpiter forma aspectos con Luna, sus funciones piscianas serán realizadas a la perfección ya que la posición de los planetas en un determinado signo y Casa significan tan solo una intención, si no disponen del aparato lunar para escenificar su programa.
Los aspectos de Júpiter con Luna, cuando esta se encuentra en Piscis, indicarán que los sentimientos se exteriorizan realmente.
Los aspectos que formen con la Luna los demás planetas, alterarán el mensaje jupiteriano, pero todos deberán adquirir un tinte sentimental, de modo que las exteriorizaciones lunares desde signos de Agua, tanto si son ideas como realizaciones prácticas, como propósitos inconscientes, aparecerán bañadas del agua-sentimiento propia del signo.
Todo en esa persona pasará por el tamiz de los sentimientos y de las emociones y si los aspectos son numerosos, será un gran sentimental.
Y si con la Luna en Escorpio todo le afectaba enormemente, con la Luna en Piscis el afán de conquista será muy fuerte.
Los malos aspectos darán un mal guión y veremos la exteriorización de malos sentimientos que conducirán a la persona a la disminución de su libertad.
Luna en Casa XII
Produce la exteriorización de los sentimientos existentes en la naturaleza interna de la persona. Mientras en el signo el material-deseo procedía del zodíaco, aquí procede de la propio persona y son los amores que habían entrado por la puerta de la Casa VIII los que salen fuera.
La persona se desprende de lo que había constituido hasta entonces su mundo sentimental y si se producen buenos aspectos en ese sector, la finalización de los afectos vendrá sin dramas, de una manera natural.
Si los aspectos son numerosos, la Luna dará salida a muchos amores que la persona mantuvo en etapas pretéritas y que ahora se presentan tan solo para ser liquidados. La vida será entonces una sucesión de aventuras que se vivirán en su estadio final, como si hubiesen durado 20 o 30 años y viniera la hora del adiós, cuando en realidad quizá no hayan durado más de unos meses.
Si la Luna no forma aspectos, como en casos anteriores, funcionará únicamente cuando se produzcan aspectos por tránsito. Esa tendencia liquidadora que la Luna radicaliza, rinde real, viviente, hace que la persona aparezca a los ojos de los demás como alguien que busca la soledad y que no encaja en la vida social, dando lugar a los significados tradicionales de la Casa XII, en el sentido de retiro.
La realidad es que el retiro es un subproducto, un resultante de una fase que consiste en echar por la borda las emociones y todos los vínculos que se han establecido gracias a ellas.
El derrame de las emociones puede ser plácido o violento. Puede tener un carácter de conquista del mundo exterior, para hacerlo a la imagen y semejanza de los deseos internos o ser simplemente el desprendimiento de algo que se ha estado usando y que ha llegado al término de su utilización. En realidad los dos esquemas son válidos, puesto que la naturaleza se manifiesta en sus procesos naturales de idéntica manera en todos los ciclos y si en el ciclo alimenticio, por ejemplo, vemos que una parte de los alimentos se incorpora al organismo y otra parte es expulsada, lo mismo ocurre en las instancias sentimentales.
Es decir, el artista, el atareado en el arte de vivir, está llevando a cabo un Designio y en Piscis lo está trabajando a nivel sentimental. Ese Designio no puede desaparecer, no puede ser expulsado definitivamente, ya que debe continuar su peregrinaje por los signos y las Casas hasta convertirse en una realidad material.
Entonces lo que ocurre en la Casa XII y con la Luna en ese sector, es que a través de las anécdotas orienta a la persona hacia la implantación de los deseos que son útiles a la realización del Designio: incorpora lo que alimenta al Designio y expulsa lo que le resultaría perturbador.
Los malos aspectos indicarán que han de ser expulsados de nuestra vida amores violentos, gentes que se han incrustado en nuestra existencia a la fuerza, forzando nuestro mecanismo psíquico, buscando sexo u otro tipo de satisfacciones que no pueden ser incorporadas al nuevo ámbito que no disponemos a franquear. Algo que no quiere salir de nosotros ha de ser desalojado y se hará de una manera violenta.
Si nosotros mismos, internamente, sin recurrir al exterior, no somos capaces de desalojar a esos indeseables, esos «que no se quieren ir» aparecerán en el exterior y la persona vivirá el problema de tener que desprenderse a la fuerza de una persona que pretende amarla y esta situación puede adquirir un carácter violento y convertir la vida en una novela negra.
La Luna en la XII también puede dar una madre enamoradiza (o una mujer para un hombre), que cambia fácilmente de interés, dispersa, con secretos, sacrificada, con propósitos ocultos.
Luna en Libra
Se encuentra al servicio de Venus y todos los programas planetarios que emita desde esa base, tendrán como tema de fondo la unión de lo complementario y la armonización de todas las cosas.
Las cualidades del signo serán materializadas y lo que une será el motivo conductor de la vida de la persona. Las armonías celestes encuentran su perfecta expresión en el arte, de modo que la Luna en esta posición permitirá a la persona reproducir con fidelidad las formas, tanto las del mundo físico como las de los otros mundos, captadas por vía intuitiva.
Los programas que la Luna capte por mediación de los aspectos con otros planetas, aparecerán revestidos de ese matiz artístico, de modo que a través de la Luna, Venus será el planeta dominante en el Horóscopo, como lo serán los demás cuando la Luna se encuentre en sus signos de regencia.
En Libra las fuerzas del pensamiento nacen y la presencia de la Luna hará que estas cristalicen con fuerza en la vida de la persona, acentuando así su racionalidad, haciendo que la persona se comporte con criterios lógicos, pero sin tomar partido, puesto que la mente no ha elegido aún en Libra el que ha de ser su camino. El afán de lógica, de justicia y de partazgo estará presente, sin más.
Los malos aspectos indicarán que todo ello se llevará a cabo en condiciones oscuras, difíciles, fuera de tiempo.
Luna en Casa VII
Estará plantando en la vida de la persona las semillas de la unión. Unirse, asociarse, casarse, será una necesidad imperiosa. Los estudios de producción de imágenes se encuentran aquí emplazados en el terreno del otro, del Yo no consciente y por tanto será el otro el gran protagonista de la vida de esa persona. El otro tendrá más vitalidad que la propia persona y todo cuanto le venga a ella misma, vendrá por el intermedio de ese otro inconsciente, cuyo papel será protagonizado por el cónyuge, el socio o por la sociedad.
Los buenos aspectos indicarán que existe una buena conexión con el otro y que por lo tanto este será un transmisor de oportunidades.
Los malos aspectos indicarán que existen malas conexiones con el otro y que, por lo tanto, las relaciones con las personas que lo representen exteriormente no serán buenas. En tal caso, los programas lunares irán contra la propia persona, que se verá obligada a luchar contra las circunstancias, contra las voluntades ajenas, contra la sociedad, contra todos.
Los planetas en la Casa VII son siempre portadores de enfrentamientos y oposiciones, si forman malos aspectos, pero se trata de enfrentamientos morales, emocionales, mentales. Con la Luna el tema enfrentamiento ha alcanzado su nivel más bajo y la persona lo vivirá en la realidad material. Podemos decir que hay todo un estudio preparado para elaborar los guiones cuyo «leitmotif» será la oposición.
La Luna en la VII también dará una madre (o una mujer para un hombre) ponderada, ecuánime, justa, que buscará el equilibrio y que dudará de cada una de sus acciones.
Luna en Acuario
Estará la disposición de Saturno para los trabajos relacionados con la interiorización del pensamiento y tenemos aquí todo un estudio de proyección preparado para las tareas de interiorizar el pensamiento cósmico en la persona.
Esta será la que piensa hacia adentro, o sea, meditando sobre el significado de las cosas. Todos los valores de Acuario serán expresados en su forma más radical, más aparente, escenificados por la Luna, de modo que esta persona será el profesor, el filósofo, el pensador, el inventor, el descubridor. Todo ello, claro está, si la Luna recibe buenos aspectos.
Sin embargo, como ocurre con las demás posiciones lunares y como ya hemos señalado, el trabajo se realiza con buen orden si la Luna se encuentra felizmente conectada con el planeta regente del signo, que en este caso es Saturno. Si esa conexión no existe y si, por el contrario, la Luna se encuentra en relación con otros planetas, estos utilizarán un estudio de proyecciones montado en una tierra zodiacal para emitir programas que hablan de otros países.
Ocurrirá así aquello de lo que algunos han acusado a los americanos, que decían que la película de su aterrizaje en la Luna había sido rodada en unos estudios, con decorados lunares y no en la Luna misma. O sea, la interiorización del pensamiento, la materia interiorizada, no será la auténtica y la formación de las ideas no se hará sobre bases reales, sino dando como buenas falsas ideas que no llevan la rúbrica de Binah-Saturno, puesto que, siendo Saturno el Centro que convierte el Designio divino que aparece en Hochmah sin forma, en una idea precisa, solo la acción de Saturno ha de permitir integrar en la persona la idea exacta que más tarde ha de desarrollar.
Por consiguiente, los aspectos que la Luna reciba en esta posición, aún siendo buenos, falsearan la formación del pensamiento y por ello mismo, falsearan todo el proceso ulterior de desarrollo del Designio a través de las estancias que aún faltan por recorrer para terminar el gran ciclo.
Los malos aspectos, si vienen de Saturno, indicarán que existen dificultades para integrar el pensamiento divino en la mente individual de la persona y que será preciso utilizar la fuerza, la coerción, el sudor y las lágrimas para hacerla entrar.
Si los malos aspectos vienen de los demás planetas, al falseamiento se unirá la dificultad y la persona se llenará de moneda falsa y encima adquirida penosamente.
La Luna en Acuario dará también a la persona con tendencia a la ensoñación y a la entelequia, a perderse en sus pensamientos y descolgarse de los demás.
Luna en Casa XI
Hará que aparezcan en la vida de la persona las «imágenes» de los que poseen una idéntica personalidad mental. Podríamos decir que el tubo catódico de Yesod, el que reconstruye las imágenes, se convierte en una especie de aspiradora que capta en los alrededores todo lo que es idéntico a la estructura mental de la persona y lo pone a su alcance.
Por consiguiente, si los programas lunares son emitidos a través del canal XI, la persona se encontrará formando parte de un grupo y deberá aprender a trabajar en común llegado a este nivel, ya se encuentra lejos del individualismo propio de la Casa I y si esta Casa no está puesta en evidencia, aceptará complacido la idea de formar un equipo.
Lo conflictivo de esta posición lunar sería que el Sol se encontrase precisamente en la Casa I, ya que de esta forma, por un lado la conciencia perseguiría experiencias de individualidad, mientras que por otro lado la Luna produciría programas en los que la persona se ve abocada a trabajar con una cantidad de amigos y tomemos la palabra «trabajar» en el sentido humano y no simplemente como una actuación profesional.
Con buenos aspectos y sin perturbaciones como las señaladas, ha de existir una feliz coordinación en la relación con los amigos y el trabajo en común ha de resultar positivo.
Los malos aspectos señalarán los desacuerdos y los amigos, aún viendo las cosas como la persona las ve, tendrán una distinta técnica operatoria y estando todos de acuerdo con los objetivos, no lo estarán en el modo de conseguirlos.
Como ocurre con las demás posiciones lunares, la Luna en Casa XI radicalizará los significados de este Canal, dándoles su máxima expresividad.
La Luna en la XI también dará una madre (o una mujer para un hombre) libre pensadora, despistada, innovadora, futurista, amiga.
Luna en Géminis
Se encontrará a la disposición de Mercurio para ejecutar el mandato de liberar el pensamiento. Como ya hemos observado al referirnos al signo, la persona que debe realizar tareas de este tipo, debe disponer de los medios adecuados para llevarlos a cabo, de modo que la Luna elaborará guiones internos que harán que la persona se oriente hacia los medios de difusión que han de permitirle expresar su pensamiento.
Si este sector del Horóscopo no se ve contrariado, la persona con la Luna en Géminis nacerá, por así decirlo, en la redacción de un periódico o en un estudio de radio o de televisión. Estará encima del medio que le ha de permitir liberar el pensamiento y solo le faltará que ese pensamiento sea realmente digno de ser expresado, lo cual ya no depende de la posición lunar, sino de la calidad de Mercurio y de la totalidad del Horóscopo.
Si los aspectos son numerosos, ello indicará que muchos de los pensamientos que expresará la persona no serán pensamientos sino otro tipo de material. Si solo formara aspecto con Mercurio, regente del signo y si este a su vez formara numerosos aspectos, indicaría una personalidad rica en matices intelectuales, que puede hablar con autoridad de todo.
Los malos aspectos dificultarán la comunicación, los programas lunares estarán llenos de trabas, el guión será dramático y la transmisión del mensaje resultará conflictiva para la persona y para la sociedad. Las ideas serán perecederas, deleznables: no serán verdades eternas las que saldrán de la boca de la persona, sino verdades transitorias, que corresponden a un determinado momento y que se auto destruyen a sí mismas después.
Luna en Casa III
Radicalizará sus significados. La persona tendrá sin duda muchos hermanos, de sangre y de pensamiento. Lo que en la etapa de Acuario eran amigos, ahora son hermanos. A diferencia entre unos y otros, recordémoslo, es que mientras los amigos son los que piensan como nosotros, los hermanos son los que están dispuestos a obrar como nosotros obramos. Son nuestros cómplices, los que nos dan su solidaridad, los que nos sostienen, hagamos lo que hagamos y cualesquiera que sean nuestras circunstancias. Ese es por lo menos el molde cósmico de la hermandad, aunque luego esa idea-fuerza se vea traicionada o rebajada.
La Luna proyectará desde esa posición programas de solidaridad. Lo que en el estadio anterior era un simple plan, pasa ahora a nivel ejecutivo, o sea, la persona vivirá la perspectiva de un militante, de alguien permanentemente movilizado para el combate por sus ideas y en esa militancia no estará sola.
No lo estará si la Luna forma numerosos aspectos, ya que si se encontrara sola en ese sector, significaría que hay penuria de hermanos en aquella vida.
Los planetas en la Casa III dan dinamismo a la expulsión del pensamiento, la Luna significará, como en Géminis, que todos los programas planetarios pasan por ese canal, o sea, que el pensamiento es el centralizador de toda la actividad que la persona produce.
Los malos aspectos indican movilización por malas causas, defensa de sus ideas por métodos ilegales, oscuros, complejos y poco eficaces.
La Luna en Casa III también dará una madre (o una mujer para un hombre) muy habladora, que tiene respuestas para todo, dispersa, que siempre tiene muchas cosas que hacer, buena comunicadora.
Luna en Capricornio
Estará a la disposición de Saturno en su calidad de distribuidor de la materia prima para la realización de la obra material. Por consiguiente, el programa saturniano será proyectado con fuerza al exterior, haciendo de la persona una constructora nata.
El papel que represente en la construcción lo indicará la Casa que se encuentra en Capricornio, así como los aspectos dispensadores de capacidades, como son Mercurio en lo intelectual y Marte en lo muscular. De sus disposiciones dependerá que sea ingeniero, arquitecto, maestro de obra o peón.
También nos darán indicaciones en este sentido los programas que la Luna transmita desde Capricornio, es decir, los aspectos que forme con los distintos planetas. El propio Saturno transmitirá través del Centro lunar las leyes, dando lugar a la figura del ingeniero, quien, en el dominio de la construcción es precisamente el que trabaja con las leyes de la mecánica.
Los aspectos con Júpiter darán el ejecutivo, o sea, la empresa constructora; Venus dará el decorador; Mercurio el arquitecto y Marte la mano de obra.
Los malos aspectos harán que los programas se transmitan erróneamente y que el trabajo constructivo sea defectuoso, con el consiguiente peligro, según sea la responsabilidad de la persona en la obra.
En la vida mundana, para una mujer, manifestación tardía de su personalidad. Para un hombre, encuentro tardío con la mujer.
Luna en Casa X
Dispara las energías de la persona desde el punto más elevado de su edificio humano, de modo que todos los programas planetarios que transmita llevarán implícitos el sello de la dirección. La persona habrá venido al mundo para dirigir, si es mujer y para ser dirigido por una mujer, si es hombre.
Si la Luna formara un solo aspecto, ello significaría que el puesto de dirección es estable, pero si la Luna forma múltiples aspectos, ello es signo de que transmitirá numerosos programas y que, por lo tanto, la persona no permanecerá fija en un puesto, sino que se moverá al azar de los programas que el Centro lunar irá emitiendo. Si esos aspectos son buenos, será señal de que la persona abandonará un trabajo de propia voluntad para irse a otra empresa o a ocupar otro cargo en la misma.
Pero si los aspectos son malos, ello significará que la persona deberá abandonar forzosamente sus puestos directivos para pasar, también forzosamente, a otros. Los malos aspectos indicarán inestabilidad profesional, ambiciones mal definidas y obstáculos para llegar a realizarlas.
La Astrología Tradicional nos dice que la Luna es símbolo de movilidad y de cambio, pero esto no le viene del hecho que la Luna sea el planeta que más se mueve en el sistema solar, sino por ser el Centro que transmite los distintos programas. Una Luna sin aspectos en la Casa X sería señal de dificultad en encontrar trabajo y de que estos trabajos serían episódicos, durando el tiempo de un tránsito o de una progresión.
La Luna en Casa X también dará una madre mandona, que quiere dirigir la vida de la persona, de ideas fijas, organizada y premeditada.
Luna en Tauro
Estará a la disposición de Venus en su calidad de dispensadora de bellezas naturales y de goces y bienestar material. La Luna se dedicará pues a proyectar sobre la realidad material guiones de suntuosidad, de belleza, de riqueza, de opulencia.
Si Venus fuera el único planeta que formara aspectos con la Luna, ese trabajos serían realizados a la perfección y todo estaría en su lugar. Pero si la Luna forma numerosos aspectos, la riqueza y la belleza vendrán por vías que poco tienen que ver con esos valores.
Como ocurre en los demás signos, lo que Tauro representa aparecerá cristalizado en la vida de la persona, junto con las aportaciones de los planetas que aspectan la Luna.
Para un hombre, supone que a través de su mujer le vendrá el bienestar anunciado por lo Luna, mientras que para una mujer la posición la concierne directamente.
Los malos aspectos perturbarán esa dinámica y harán que los programas se produzcan en malas condiciones, con dramatismo que hará que el bienestar lo sea menos.
El carácter artístico de Venus aparecerá en los programas lunares dando a la persona aptitudes para el arte, la decoración, la música.
Luna en Casa II
Estará transmitiendo los programas a través del canal que reintegra en la persona el fruto de sus esfuerzos en forma de bienes materiales. Todas las experiencias le conducirán pues a ganar dinero, siempre a condición de que la Luna forme aspectos.
Si no formara ningún aspecto, no teniendo programa alguno que transmitir, daría la figura de la persona que lo tiene todo a punto para ponerse a recibir dinero, pero que no lo recibe. Puede decirse que todo un estudio está presto para el rodaje del guión, pero el guión no llega. Cuando la Luna formara un aspecto por progresión de los planetas o por tránsito de estos, entonces el dinero caería en manos de la persona.
Si la Luna forma numerosos y buenos aspectos, la posición indicará que la persona ganará dinero con gran facilidad, por su propio esfuerzo, si es mujer; a través de una mujer, si es un hombre o a través de las circunstancias independientes de su voluntad. Esta posición constituye pues uno de los indicios más certeros de riqueza.
Los malos aspectos harán que el dinero venga por vías dramáticas, en malas condiciones, en situaciones perturbadas, difíciles o de actividades relacionadas con el vicio, la maldad, el crimen, la enfermedad, etc.
La Luna en Casa II, también puede dar una madre rica (para un hombre, una mujer), opulenta, con recursos.
Luna en Virgo
Cristalizará los valores del signo y dará a todos los programas que reciba un matiz de reflexión final, de disposición testamentaria, por así decirlo. La persona experimentará un desinterés creciente por las cosas; se sentirá cada vez más al margen del juego, cumpliendo con todos por prestar servicio, no esperando nada a cambio.
Los programas proyectados tendrán como objetivo recoger información sobre el tema. Él mismo será su propio conejillo de indias, el que se inyecte los virus para experimentarlos en sí. Será siempre un espectador, alguien que pone distancia entre su naturaleza humana y el intelecto que la observa.
Si forma numerosos y buenos aspectos, la persona asimilará numerosas experiencias, comprenderá por qué ocurrieron las cosas en su pasado, tanto el reciente como el ancestral, en los cuatro ciclos anteriores.
Si no forma aspectos, la rutina no le permitirá activar la mente y todo estará preparado para la reflexión final, pero esa reflexión no tendrá lugar o, mejor dicho, se hará episódicamente, con ocasión de un tránsito o de una progresión. La persona tendrá entonces como un relámpago de conciencia, en el que aparecerá el significado de una vivencia lejana y luego todo desaparecerá de nuevo en las tinieblas, hasta que se produzca de nuevo un rayo de luz.
Esta posición de la Luna anuncia el final de los cuatro ciclos experimentales, momento en que tiene lugar el balance y la asimilación de la enseñanza que quiso procurarse el jefe interno al poner en sus vehículos humanos el Designio.
Los malos aspectos producirán una mala asimilación; producirán errores de juicio, la persona dando como válidas doctrinas sacadas de las experiencias y que no lo son. Ello dará lugar a la figura del falso sabio y en lo trascendente, intoxicará de algún modo a los demás, facilitándoles informaciones falsas.
Luna en Casa VI
Canalizará los aspectos que reciba por el sector de los servicios. Si los aspectos son numerosos, ello indicará que nos encontramos ante una vida de sumisión. La persona estará a la disposición de los demás, para devolverles lo que a fin de cuentas es suyo.
Como en las demás posiciones, significará que los servicios se realizarán a su nivel más material, que estos no serán intelectuales o emotivos, sino prácticos.
Si la Luna no formara aspectos, ello indicaría que existe una disponibilidad para el servicio, pero que no hay deudas a pagar. Cuando por progresión o tránsito se produjeran aspectos, entonces los servicios serían prestados.
En la vida de relación, para una mujer está posición significará estar a la disposición de los demás, será la mujer de servicio cualquiera que sea su rango social. Para un hombre, indicará la vinculación a una mujer de rango inferior, en lo moral o en lo social.
Con buenos aspectos será la mujer abnegada; con malos aspectos: mujer que vive en inferioridad.
Los malos aspectos harán que los servicios sean prestados en condiciones difíciles, heroicas, que se trate de servicios peligrosos para la integridad física o para la moral: servicios perversos. Para un hombre, esas pruebas las soportará su mujer. Para una mujer, recaerán sobre ella misma.
La Luna en la VI también dará una madre abnegada, dispuesta a todo por servir a los suyos, maniática, metódica, obsesa del control y del orden.
Tenemos pues que la Luna es el eslabón final de un programa elaborado por el Ego Superior y por la personalidad moral a la vez. La Luna realiza funciones de gestación, de elaboración interna de los impulsos que darán lugar al «hijo», es decir, a una imagen determinada que cobrará vida en el mundo físico, en forma de «situación», de «circunstancia».
El lugar que ocupe la Luna indicará así la forma, el cariz que tendrán las circunstancias que vamos a vivir físicamente y esas circunstancias, por haber sido elaboradas internamente con suma aplicación, han de permitirnos conocernos mejor, saber cómo somos en realidad.
La idea que nos hacemos de nosotros mismos es parcial, corresponde a la tendencia reinante en un momento dado, pero estamos hechos de infinitas tendencias que van elaborando nuestra vida en silencio, sin decir esta boca es mía y que luego aparecen reflejadas a la hora de la verdad, que es la hora de Yesod.
Cuando esas tendencias aparecen en la realidad material, nos llevamos las manos a la cabeza y exclamamos ¿por qué me ocurre a mi semejante cosa? ¿Por qué encuentro gentes malvadas, que se ríen de mí, me escarnecen, se mofan? Aunque no lo reconozcamos, es nuestro retrato en vivo el que aparece reflejado en esa realidad que no nos gusta y esa revelación nos permitirá remodelarnos.
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