La Casa VI
La Casa VI expresa en la Tierra las potencialidades de Virgo. Dijimos al estudiar este signo que, por ser el terminal del ciclo de Tierra, la materia estaba desapareciendo y que las experiencias a que ha dado lugar deben incorporarse al nuevo gran ciclo que ya está próximo.
La Casa VI recoge esa idea de desprendimiento de algo que formaba parte de nosotros mismos y que debe ser incorporado al mundo al que corresponde. La Casa VI expresa la Ley de restitución: en nuestro maniobrar humano hemos contraído deudas con unos y con otros y al final de un gran ciclo de experiencias, antes de iniciar un nuevo ciclo, debemos pagar las deudas contraídas en el ciclo que termina. De ahí que la Casa VI sea considerada, astrológicamente, como la del servicio. No podremos empezar un nuevo ciclo si antes no hemos restituido al mundo del que estamos saliendo lo que debemos y que nos ata a él.
Cada año el alma humana cubre un mini ciclo y al transitar el Sol por nuestra Casa VI todos deberíamos liquidar las deudas del año. Esto no se hace, por lo general, de modo que los servicios no cumplidos se van acumulando, hasta el punto de que todo avance es imposible, dado que en nosotros queda algo del mundo del que pretendemos salir.
Con el servicio están los servidores, los inferiores, los elementos que viven en el mundo que pretendemos dejar por otro más elevado, de modo que en este sector del horóscopo vemos el perfil de los que están a nuestro servicio, de aquellos sobre los que tenemos mando y autoridad y que encontraremos en otra vida mandando sobre nosotros si no sabemos darles su merecido, renunciando a sus servicios.
En esta Casa VI están las cadenas que nos atan al pasado y que nos impiden evolucionar. Si vivimos atentos al contenido de nuestra Casa VI, pagaremos religiosamente los favores que se nos pidan y que suponen casi siempre una humillación, ya que para pagar tenemos que descender a un mundo más bajo, tenemos que inclinar la cabeza, puesto que los que nos pasan factura son residentes de ese mundo inferior.
Los manuales de astrología dicen que en este sector están inscritas las pequeñas enfermedades y es natural que sea así porque no podemos perder materia sin producir un desequilibrio en nuestro estado. Todos los que se encuentran en la vía de conquista de la espiritualidad, saben que la fase de salud quebradiza es ineludible en su ascenso, mientras no se conquista un nuevo equilibrio a un nivel más elevado.
El servicio es siempre una forma de liquidación, así que cuando te toque servir, hazlo sin quejarte.
La Casa VI representa el punto terminal de los cuatro ciclos Fuego-Agua-Aire-Tierra. Su sede es Virgo, el signo que impulsa al desprendimiento de las posesiones materiales, sacando de ellas la esencia de las experiencias adquiridas. La Casa VI será, pues, el canal por el cual abandonamos todo lo que quizá a lo largo de vidas hemos ido acumulando, en vistas a un próximo comienzo a partir de cero.
Ello supone un trance doloroso, ya que en la Casa VI se rompe una continuidad. En las Casas Vav de los demás ciclos también se producía un cambio, pero se trataba allí de un cambio de orientación, camino de la meta; era un final de etapa y no el final de un gran ciclo de vida.
En Sagitario terminaba el trabajo desde una perspectiva para continuarlo desde el prisma de los sentimientos. En Piscis agotábamos nuestra fuerza sentimental, quedábamos exhaustos en lo que se refiere a sentimientos, pero descubríamos inmediatamente la manera de proseguir con aquello que deseábamos con la fuerza del pensamiento, que ampliaba enormemente la posibilidad concebida bajo el imperio del sentimiento. En Géminis, la razón conducía a la realización práctica, con la enorme ilusión de ver levantarse en firme aquello que habíamos estado preconizando.
A lo largo de esos cuatro ciclos hemos trabajado con las mismas personas. Con ellas compartimos los ideales en el ciclo de Fuego, compartimos las pasiones o luchamos unos contra otros en el ciclo de Agua; nos reconciliamos o nos unimos más estrechamente en el ciclo de Aire y luego dimos cima al designio en el ciclo de Tierra, gozando al mismo tiempo de la riqueza que el duro trabajo aporta.
En cambio ahora, por el canal VI virginiano debemos desprendernos de todo aquello para iniciar un nuevo gran ciclo experimental, en el que seguramente perderemos el contacto con los que fueron nuestros amigos, hermanos, padres, hijos, familia. El Ego Superior va a ponemos a trabajar en una nueva experiencia y tal vez conservemos alguno de nuestros antiguos contactos, pero quizá no.
El alma no sabe a ciencia cierta que todo ello va a suceder, pero si lo barrunta, lo sospecha, siente oscuramente que se acerca el inevitable final y por ello actúa como no lo hiciera al final de los ciclos anteriores: en lugar de lanzar alegremente al espacio el contenido de su yo humano, trata de retener lo que de todas formas se irá degradando y deberá soltar.
No es que antes no se haya producido ya algún precedente, sobre todo en la vida sentimental, cuando nuestro yo emotivo, enamorado de una determinada alma, ha pretendido mantener su vinculación con ella más allá del período útil a la experiencia en curso, pero en este caso, existiendo espacio por delante, lo que no salía por un canal, salía por otro, inadecuado quizá, creando perturbaciones, pero luego, a otros niveles, las cosas volvían a su cauce.
Llegados a la Casa VI, ya no quedan canales por los que expulsar las experiencias en curso y retener dentro lo que debe salir fuera, representa obstruir la circulación de las corrientes y ello ha de ocasionar serias perturbaciones a la salud.
Por ello la Casa VI es la de las enfermedades. Lo que un día penetró en nosotros a través de Aries, tiene que ser expulsado a través de Virgo y lo que un día nosotros lanzáramos al mundo a través de la Casa I y que fuera tomando forma en las Casas sucesivas, ha de salir por la VI. Si este canal se encuentra taponado, los residuos deberán permanecer en el interior y producirán la enfermedad.
También los compromisos que contraemos con nuestros actos y que después no queremos reconocer, van saltando de ciclo en ciclo, hasta encontrarse con esta Casa VI, donde adquieren una identidad muy distinta de la que tenían en un principio. Llegados a esa puerta, debemos cumplir con esos compromisos irreconocibles por viejos. Por ello la Casa VI es la del servicio.
Este sector, según la astrología tradicional, es la que rige los inferiores: inferiores jerárquicos, domésticos, subordinados y también lo inferior que hay en nosotros mismos, los vicios, los hábitos perversos.
En el esquema cabalístico vemos por qué esto es así, ya que si expresáramos los cuatro ciclos en forma de escalera, la Casa VI y su fuente natural, Virgo, ocuparían el último peldaño, de modo que lo que se encuentra en esa puerta es lo inferior, lo que debe subordinarse a otras instancias más elevadas.
Finalmente, encontramos inscrito en este sector el servicio, el trabajo obligatorio que debemos cumplir sin esperar ninguna recompensa por ello. Lo que sale por la VI, evidentemente no corresponde a una ambición ni a un ideal, sino que son los materiales degradados que deben ser expulsados y sobre los que presionan los nuevos contenidos procedentes de los ciclos de arriba.
La Casa VI en una carta nos señalará, pues, el género de servicios que, habiendo llegado a sus últimas instancias, no pueden sino ser expulsados humildemente.
Cuando en una carta astral una Casa VI está muy cargada de planetas, es señal de que son muchas las tendencias que han alcanzado su última orilla. La persona se pasará un buen tiempo evacuando, por así decirlo, expulsando fuera de su organismo pósitos que se habían quedado en vidas anteriores en esa última puerta sin que decidiera liquidarlos. Será la suya una vida de servidumbre.
Los aspectos disonantes sobre este sector anunciarán salud precaria, problemas de salud, enfermedades, retrasos, molestias. Anunciarán también servidumbre, subordinación a otras personas, mientras que los buenos aspectos anunciarán dominación sobre los servidores. Con disonancias la persona tendrá tendencia a creer que los demás la explotan, que se aprovechan de ella y así pondrá muchos impedimentos a la hora de realizar los servicios que le tocan y esto la abocará a una mala salud.
Si un excesivo número de planetas se encuentran situados en la Casa VI, significará que el tiempo de pagar ha llegado ineluctablemente y la persona tendrá que saldar sus deudas a la fuerza, lo cual lleva implícita una disminución de su libertad y una sujeción a la ley del karma. Tendrá la impresión que se pasa la vida al servicio de los demás y que apenas le queda tiempo para ella.
La Casa VI es una Casa Vav, de exteriorización y actúa bajo la ley de Binah.
Claves: servicios, esfuerzo, salud, actividades diarias, liquidación, limpieza, desprendimiento, empleados, tercera edad, compromisos, subordinados, trabajo obligatorio, servidumbre, dietas, evacuación, objetivos sociales, limpieza, tareas varias.
Casa VI en Aries
El designio, que es algo destinado a ser elaborado, pasando por las sucesivas fases que todos conocemos, se manifiesta aquí por el canal de cierre de los trabajos, obligando, por así decirlo, a la persona a prestar un servicio eminente y singular. Eminente porque algo grande, de proporciones cósmicas, se introduce en el más diminuto escenario de actuación humana, puesto que a medida que se va descendiendo por la escalera de los signos-Casas, el marco natural se va reduciendo. Singular por ello mismo, porque lo infinitamente grande -el designio- se manifiesta en lo infinitamente pequeño.
La obligación que esta persona carga sobre sus espaldas, o sea, la de desprenderse de un vasto designio no elaborado por ella misma, le llevará a ser colaboradora de una obra elaborada por otras personas, viéndose exaltada y magnificada por ese servicio.
En un sentido superior, si se trata de una persona altamente evolucionada, diremos: servidora de Dios, de sus designios, de la espiritualidad, colaboradora consciente en la obra redentora del mundo, ya que todo el saber acumulado a lo largo de las doce estancias cíclicas se encuentra al servicio de la ejecución de la idea espiritual.
Si la persona se mueve a niveles medios o inferiores, trabajará simbólicamente en una obra de limpieza, moral, intelectual, emotiva o física. Gracias a su trabajo en el mundo habrá más luz, menos polvo, más limpieza y esplendor. Se tratará de una labor que necesariamente deberá realizar y esto supone tal vez que el designio no fue elaborado en su momento, que la personalidad humana se negó a trabajar en él y ahora es expulsado para que el Ego Superior pueda poner a sus vehículos mortales en otros programas.
Si ese trabajo interno no es realizado, aparecerán las enfermedades, puesto que, tal como hemos explicado, el canal VI siendo terminal, lo irrealizado en él no puede exteriorizarse por otros conductos: se acumula en esta puerta de salida y obstruye el funcionamiento del organismo.
Como Aries rige la cabeza, las enfermedades tendrán su origen en ella y afectarán a todo el sistema nervioso, a través del cual el cerebro transmite sus órdenes a todo el cuerpo. Según la gravedad de los aspectos que puedan formarse, se tratará de simples desvaríos o de franca locura.
El deber no cumplido puede provocar una distorsión de la realidad, de manera que la persona vea cosas que no son. No se trata de las alucinaciones de que hablan los médicos y que, en la mayoría de las veces, no son tales alucinaciones, sino contemplación de otros mundos, sino de que su organismo psíquico, no realizando correctamente sus funciones, debido a la obstrucción reinante en su interior, produce en él una falsa información sobre la realidad y sus juicios resultan equivocados.
Esa falsa valoración de los hechos, que un día u otro se hará patente, intenta decirle que está actuando en falso, que sigue una falsa pista, que no marcha a su ritmo natural. Dado que el cerebro rige el sistema nervioso extendido a lo largo de todo el cuerpo, la enfermedad puede manifestarse a cualquier nivel, pero el médico que lo trata puede tener la casi absoluta certidumbre de que el mal tiene su origen en la psique y no en el órgano, de modo que nada conseguirá tratando a este, si no actúa sobre la naturaleza psíquica de la persona.
El mal desaparecerá con toda seguridad si la persona toma conciencia de su misión, si da salida a lo que debe hacer y no hace ese «trabajo obligatorio» no es difícil de descubrir, por poco que la persona se lo proponga, puesto que existe un perfecto sincronismo entre el espacio que ocupamos en el mundo y la función que debemos realizar, y ni siquiera los malos aspectos destruyen esta relación: la dificultan, sí; ponen obstáculos, dramatizan las circunstancias, pero la persona nunca es apartada radicalmente de la Obra, que es el objetivo de su descenso al mundo físico.
Las circunstancias familiares o sociales lo pondrán, pues, en contacto con lo que ha de ser su obra y solo cerrando sus ojos y sus oídos rechazará la labor que de un modo obvio y evidente se le ofrece.
Una buena terapia para esas personas sería obligarles a meditar, a repasar su vida anterior, buscando ávidamente dónde han dicho «no, no y no”. Una triple negación ante una tarea evidente representa sin duda alguna el rechazo de algo que de forma ineludible se debe cumplir.
La Casa VI en Aries dará subordinados de personalidad muy fuerte, poco dados a obedecer, independientes y arrogantes. Con disonancias, serán muy poco dóciles, estarán siempre prestos a la insubordinación. En ellos no tenemos más que la manifestación material de una dinámica que intenta decirle a la persona que lo importante en su vida es precisamente lo que se sitúa a niveles inferiores; lo importante es el servicio que debe prestar, sin consideraciones de orden pecuniario, ya que tratándose de algo que debe salir, lo fundamental es que salga y pretender que nos paguen por ello es como pretender que el basurero nos abone la basura que recoge de nuestro piso. Del mismo modo que nadie pagará un duro por llevarse los desechos, no puede esperar esa persona que se le abonen unos servicios que le benefician principalmente a ella.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene como servicio ayudar a los demás, despertar consciencias, mover la voluntad, la propia y la ajena, ayudar a los demás a ser libres.
Gandhi, Goethe, Freud y Sartre tenían la Cada VI en Aries.
Casa VI en Leo
Producirá la exteriorización anticipada de la personalidad moral. El designio divino, apenas interiorizado, cuando aún no se ha tomado conciencia de su arraigo, debe salir, dejando la personalidad desnuda, por así decirlo. Se trata de un sacrificio interior, como si alguien viniera y nos arrebatara algo que nos pertenece.
De un modo u otro esta persona ha de ser una sacrificada, a la que la vida exigirá que sea capaz de desposeerse de su sagrada pertenencia y la ponga en juego.
Si estudiamos la mecánica de la vida detalladamente, resulta evidente que si todas las exteriorizaciones se produjeran en su momento, cuando cada canal se encuentra situado en su sede, o sea, con la Casa VI en Virgo, los valores exteriorizados serían los normales, los de una persona que ha pasado por todas las estancias cíclicas y arroja al mundo el fruto de sus experiencias. Pero el mundo necesita de vez en cuando una inyección de pureza, que el proceso natural de exteriorización no puede aportarle, ya que este aporta sobre todo conocimientos sobre la estructura del universo.
Esta es, pues, una posición de alto servicio, de sacrificio sublime y si el ser interior no se da en pasto para que el mundo mejore, las circunstancias exteriores harán de esta persona el servidor fiel de un gran señor, del rey del príncipe, del presidente. Será el plenipotenciario o el rehén, el que se sacrifica por una causa, la persona de confianza de un jefe.
Esta dinámica querrá decirle que esa fuerza instituida que ella representa y en cuyo nombre se expresa, es la imagen de la que ella posee en su interior cuyos poderes deben ser puestos en circulación.
La sociedad actual no valora los sacrificios, sino los triunfos, de manera que a muchos de esos nativos les será difícil aceptar la expresión de esa fuerza. Entonces, si el mecanismo del servicio es bloqueado y la persona guarda dentro lo que inevitablemente debe salir, aparecerá la enfermedad. En esta posición, el miembro atacado es el corazón, que se convertirá en el órgano vulnerable del organismo y cualquier mal aspecto que aparezca por tránsito alterará sus funciones. Nada en él se manifestará con fuerza y vigor.
Aquí también, como en el caso anterior, la mejor medicina consistirá en revelar a la persona el trabajo que se espera de ella y proceder a un análisis de su vida para ver dónde dijo «no», de manera que cuando vuelva a presentarse una oportunidad, adopte la línea de conducta que le pondrá en el camino de la buena salud.
En la vida mundana también sus inferiores en rango y subordinados profesionales serán personas de mucha personalidad, con un fuerte ascendente sobre esta persona, imágenes vivas de esos servicios de alto rango que debería dar y que no da, en defensa de los altos valores morales y de los principios por los que se rige nuestro universo solar.
En el aspecto práctico dará a la persona que está al servicio de una causa superior, que pone el corazón en lo que hace, que siente el orgullo de servir.
Brad Pitt, Antonio Banderas y Ringo Starr tienen la Casa VI en Leo.
Casa VI en Sagitario:
Indica que la exteriorización divina utiliza los servicios del canal VI, presentándose bajo el aspecto de una elaboración humana, en la que van incorporados los sentimientos, la razón y las consideraciones de orden práctico, que es lo propio de lo que el ser humano exterioriza por ese canal.
Si en el estadio anterior la pureza interna instituida era lanzada al mundo con el propósito obvio de purificarlo, aquí la intervención divina avanza de un grado y es ya una obra concreta la que se realiza con todas las garantías de que sea aceptada por las personas, ya que aparece ante ellas bajo el disfraz de la obra humana propia y no como una elaboración divina.
Este es pues el resumen de la VI en signos de Fuego: en Aries la persona estaba al servicio de la Voluntad divina, manifestada de una manera amplia, que puede concretarse en frases tales como «amad a Dios por encima de todas las cosas”. En Leo estaba al servicio del Amor divino y se producía el sacrificio ejemplar de sí mismo para inducir a los demás a obrar como ella lo hace. En Sagitario tenemos a la persona al servicio de la Ley divina, reinstaurando el orden allí donde ha sido violado.
El servicio que esa persona ha de realizar es, pues, el de guardián del orden; en primer lugar de su propio orden interno, procurando no violar con sus actuaciones el orden que sostiene el universo. Luego, de cara al exterior, será quien esté al servicio de la ley en sus múltiples aspectos.
La violación de la ley produce disturbios en la tierra, empezando por nuestra propia tierra física, de modo que puede servir a título de médico o de curandero, restableciendo la ley en la naturaleza de las personas. O bien puede trabajar en leyes sociales, no como una aspiración o una ambición, sino cumpliendo con una obligación. En este caso, tratará de que la ley civil sea escrita a la imagen y semejanza de la ley moral y no, como suele ocurrir ahora, que la una contradice a la otra.
En la dinámica externa, esta persona se verá en la obligación de prestar servicio a quienes representan este aspecto de la vida: médicos, jueces, legisladores, etc. Si desatiende ese servicio que ineludiblemente debe cumplir para pasar al siguiente ciclo, el desorden creado por esa obstrucción repercutirá en la zona del cuerpo regida por Sagitario o sea, la pantorrilla y las caderas, la parte del cuerpo que permite al hombre mantener una posición vertical, mantener la comunicación con el jefe interno.
Sagitario es el signo que hace posible esa comunicación y a través de él recibimos la ley divina detallada en todos sus pormenores, como Moisés la recibió en el Sinaí. Cuando el servicio obligatorio de Sagitario es rechazado, al no funcionar la dinámica del signo en el aspecto espiritual, tampoco funciona en el material, que es su exacta contrapartida.
El primer aviso que recibirá tal vez no sean más que unos golpes que la persona se dará «casualmente» en la cadera o la pantorrilla. si no se da por aludida, podría padecer anquilosis, dolores reumáticos, artrosis, que la obligarán a permanecer sentada o en posición horizontal. Las atenciones médicas pueden aliviarla, pero a menos que reanude el servicio y expulse de ella las servidumbres a que le obliga una Casa VI en Sagitario, la curación definitiva no tendrá lugar.
Así, viendo cuál es el miembro enfermo de nuestro cuerpo, sabremos cuál es el servicio que desatendemos en nuestra andadura cotidiana.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pondrá al servicio de los enfermos, de los que necesitan sanarse. Servicios relacionados con los viajes, con la espiritualidad, con la sanación, trabajo en una ONG.
Dalí, Cameron Diaz y Bill Gates tienen la Casa VI en Sagitario.
Casa VI en Cáncer
Indicará que el potencial de los sentimientos debe ser expulsado por la vía del servicio. Esta persona ha de aportar al mundo materia sentimental, emotiva; ha de servir de algún modo con su fuerza-deseo.
Si los que servían a través de los signos de Fuego aportaban al mundo orden, los que lo hacen a través de los signos de Agua serán portadores del desorden inherente a este Elemento, pero también de su fecundidad, sin la cual la proliferación divina no sería posible.
El servicio de Cáncer atañe a los sentimientos puros, al servicio religioso, a la plegaria, al amor hacia lo superior, hacia lo desconocido, lo fantástico, lo que pertenece a los mundos de arriba, vistos desde el nivel inferior del Agua.
Ese servicio a lo superior que no se ve, empezará por sí mismo, como es siempre el caso en los trabajos humanos. Se tratará de un trabajo de domesticación de la fuerza deseo, de manera que esta, de por sí «rebelde», sea útil al programa de la divinidad; es decir, de nuestro Ego Superior. Supeditación de los deseos a un orden superior que no se ve, pero que se presiente, ese es el servicio a prestar.
En lo exterior, la persona se verá obligada a prestar su servicio en una iglesia, en un centro de reeducación para personas desvalidas, en empresas dedicadas a trabajos imaginativos de tipo formador. No será la ambición la que le lleve ahí, sino la necesidad de prestar un servicio obligatorio, de manera que los puestos laborales obtenidos a través de la exigencia del canal VI no serán nunca muy relevantes, ya que la persona no los ambiciona: le vienen como algo ineludible.
Si descuida ese servicio, el órgano enfermo será el estómago, que es en nuestro cuerpo el receptáculo de los alimentos en el que tiene lugar su disolución para convertirlos en principios que vitalicen las distintas partes del organismo físico, asegurando así su fecunda existencia. El alimento que viene de arriba, de la boca, que simboliza el mundo superior, es convertido en el estómago en materia útil a la vida en el mundo inferior.
La función que Cáncer produce en el Zodiaco es la del estómago en nuestro cuerpo humano, captando las energías de arriba, destrozándolas en sus Aguas -los jugos gástricos- para ser utilizadas en el mundo inferior. La persona con la Casa VI en Cáncer deberá realizar esas funciones estomacales, poniendo el mundo superior, desnaturalizado, al servicio de los distintos procesos de la vida.
El estómago será, pues, el punto vulnerable y las úlceras y demás enfermedades que puedan sobrevenirle serán indicio de que no cumple con el servicio ineludible que se espera de ella. Las operaciones y los fármacos le permitirán ir tirando, pero si no se decide a cumplir con sus compromisos, arrojando fuera de sí lo que inevitablemente tiene que salir, las enfermedades proseguirán su curso, a pesar de los cuidados médicos.
La plegaria puede ser particularmente eficaz para esta persona puesto que uno de sus posibles servicios consiste en el culto a lo superior. Si realiza ese culto, si se convierte en una persona religiosa la enfermedad puede desaparecer. En este sentido, las enfermedades de estómago son muy propias de los no creyentes, los ateos, los blasfemos, ya que su actitud es contraria a la dinámica de Cáncer. (Me refiero a los que tienen su Casa VI en Cáncer y su Ascendente en Acuario).
Los malos aspectos no modifican fundamentalmente el problema; es decir, el mal aspecto no significa que han de aparecer las enfermedades y no el servicio positivo. Lo único que indican es que será de una manera dramática, tensa, en situaciones límite, que la persona consentirá servir. Si a pesar del drama, no se aviene a ello, entonces es evidente que las enfermedades serán mucho más graves que con buenos aspectos o con ausencia de ellos.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pone al servicio de la fe, de lo religioso, de lo espiritual, al servicio de su madre, de su familia y también de sus propias emociones internas.
Messi, Steve Jobs y Obama tienen la Casa VI en Cáncer.
Casa VI en Escorpio
Indica que lo que debe ser expulsado ineludiblemente es la personalidad emotiva interna. Nos encontramos en una nueva situación de sacrificio, idéntica a la de la Casa VI en Leo, pero allí se expulsaba algo de cuya posesión no teníamos mucha conciencia y que de algún modo nos exaltaba, nos glorificaba, ofreciéndonos así una compensación moral interna. En Escorpio, en cambio, la obligación de entregar nuestros sentimientos, nuestro amor propio, para que sea molido y sus experiencias utilizadas como fondo humano de un nuevo ciclo, es muy dolorosa.
La Casa VI es considerada improductiva, del mismo modo que se considera estéril el signo de Virgo en la Astrología tradicional. La razón de esta esterilidad resulta obvia sabiendo lo que ya sabemos.
En efecto, si la Casa VI, como Virgo, es un lugar de disolución de lo material, a fin que la quintaesencia que esa materia posee sea incorporada al Ego Superior y constituya la base de su sabiduría, no pueden esperarse bienes materiales duraderos.
No es en los vertederos de basura donde iremos a plantar nuestras coles. La producción de Escorpio, en el terreno biológico, son los hijos, puesto que rige las funciones sexuales. La actividad sexual, generadora, caerá, pues, dentro del ámbito del servicio y del sacrificio. Según su comportamiento en vidas anteriores, el servicio y sacrificio puede presentarse de muy variadas maneras.
Puede tratarse de servicio generativo y la persona ser una especie de semental, en contra quizá de su voluntad, puesto que se trata de un servicio obligatorio.
Con malos aspectos y en casos extremos, esto puede conducir a la prostitución a la fuerza, viéndose la persona maltratada por un proxeneta o alguien por el estilo. La producción siendo menguante, no puede esperarse mucha vitalidad de los hijos nacidos bajo tales configuraciones. Podría, en casos extremos, que esa persona fuera utilizada por almas que necesitan morir en la niñez, para asomarse al mundo físico y poder luego pasar al de Deseos y ser instruidas sobre las experiencias (este tema ha sido tratado en el libro «Los Misterios de la Obra Divina”).
Sin embargo, no se deben sacar conclusiones radicales de la sola observación de la posición de una Casa.
En el estadio anterior, el de Cáncer, el servicio con el material deseo no resultaba penoso porque los sentimientos no estaban formados y se trataba únicamente de la utilización de una fuerza que podía haber sido utilizada de otro modo.
En Escorpio, como decíamos al principio, la cosa cambia radicalmente, puesto que se trata de nuestro yo sentimental formado y el sacrificio ha de generar dolor. La anécdota que producirá ese dolor será una empresa abortada, unos sentimientos que se desvanecen, una obra sentimental que se desvanece.
El intento de escapar a ese servicio repercutirá sobre las funciones sexuales, perturbándolas y aparecerán las enfermedades del aparato sexual, con todo el cuadro de repercusiones dentro del organismo, en particular en la garganta, las amígdalas, que forman polaridad con el sexo, al estar regidas por el signo opuesto a Escorpio, el de Tauro.
Así, el incumplimiento del servicio de Escorpio puede dar dificultades de locución, defectos de pronunciación, debilidad de las cuerdas vocales, infección en las amígdalas. En el orden de trabajos obligatorios, la persona puede verse vinculada a empresas que trabajan de un modo u otro con el sexo. Todo intento de inutilizar las funciones sexuales, ha de traer desagradables consecuencias a las personas con la Casa VI en Escorpio.
Pero la dinámica de Escorpio no se limita al sexo. Al interiorizar los sentimientos, constituye la base del amor propio, de la propia estimación y ese amor que la persona siente hacia sí misma, también deberá ser disuelto por el canal VI, de modo que se encontrará ante situaciones humillantes y deberá prescindir de su amor propio para vencerlas. Si no lo hace, se verá marginada, chocará con el obstáculo sin conseguir superarlo. La vida, en su dinámica, le hará comprender que el amor propio es un lujo que no puede permitirse y que debe sacrificar.
Es curioso observar que en términos castizos, cuando en el lenguaje coloquial nos referimos al lugar donde la persona tiene su amor propio, nombramos las nalgas y la clásica «patada en el culo» siempre ha sido considerada como dañina, no físicamente, sino para el amor propio, dominio este que cae bajo la regencia de Escorpio.
Natural, pues, que la producción del órgano sexual, los hijos, queden cubiertos por ese amor propio inherente al signo, de modo que algunos padres consideran a sus hijos como sus bienes personales y se sienten humillados profundamente por los trastazos que sus hijos puedan cometer. «No me hagas bajar nunca la cabeza», solían decir los padres a sus hijos cuando las reglas de la moral imperaban, considerando que por sus actos ponían su amor propio en juego.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pone al servicio de causas de discriminación, que ayuda a personas con problemas sexuales, que pone su autoestima al servicio de los demás, que ayuda psicológicamente.
Tony Blair (cuyo amor propio fue machacado por implicarse en la guerra de Iraq) y Hilary Clinton (cuyo amor propio sufrió con los deslices de su marido), tienen la Casa VI en Escorpio.
Casa VI en Piscis
Indica que aquello que ineludiblemente debe salir de la vida de la persona son los sentimientos. Es decir, los sentimientos que ya normalmente Piscis exterioriza se encontrarán movilizados por un servicio obligatorio, de modo que no seguirán sus inclinaciones naturales, no irán hacia las personas y ambientes en afinidad sentimental con la persona, sino ahí donde, en virtud de compromisos contraídos anteriormente, deben ir.
Si la persona es altamente evolucionada, si comprende el género de servidumbres a que su destino lo somete, aceptará la situación y amará las personas a las que sirve con el amor noble que se experimenta cuando han sido superados los condicionamientos del sexo. Las amará como seres humanos que son y se entregará abnegadamente a su servicio.
Pero este tipo escasea en la presente humanidad y lo corriente será que la persona en cuyo tema se encuentra esta posición trate de huir de su servidumbre para poner sus sentimientos en aquello y aquellos que están en afinidad con él y que serían sus amores naturales de no existir ese servicio pendiente.
Entonces la vida se convertirá en un juego por el cual su destino le pondrá ante las personas y las situaciones a las que debe necesariamente amar y por las que no siente ninguna atracción (no es forzoso que sea así) mientras ella tratará por todos los medios de huir. Su vida se parecerá así a esas películas del cine mudo, en las que veíamos al héroe tratando por todos los medios de zafarse de un peligro para caer en otro peor.
En la exteriorización sentimental pisciana subyace siempre un elemento cómico, porque ahí los sentimientos tocan con la mente (a Piscis-Agua le sucede Libra-Aire en el Zodiaco constituyente) que se ríe de las cosas de las emociones.
Si este sector de la carta es muy fuerte, por las posiciones planetarias o por los aspectos, ello indicará que los servicios a prestar serán abundantes y por lo tanto, la persona dispondrá de muy poca libertad sentimental, debiendo amar por obligación quizá a numerosas personas.
Si, por el contrario, la actividad es pobre (si hay pocos aspectos), significa que los servicios serán escasos, pero si los sentimientos se exteriorizan por ese canal, de un modo u otro irán en provecho de una persona impuesta y no elegida.
Las disonancias indicarán que el servicio será prestado en condiciones tensas o en casos extremos, dramáticas y que de esta forma deberán reajustarse ciertas conductas desbordantes. Aquí se tratará de amar a personas taradas, innobles, viciosas, marginadas; personas que necesitan volver a sus cauces, a sus órbitas, derramando sobre ellas el amor. No puede decirse, propiamente hablando, que la persona se enamore de tales personas, puesto que el lazo es kármico y es por obligación que debe ayudarlas, de modo que el curso de la vida le pondrá en contacto con su “cliente».
En esta situación, si la persona no vuela espiritualmente lo suficientemente alto, es muy comprensible que trate de zafarse de sus obligaciones.
La inhibición ante esa dinámica producirá la enfermedad, que en este caso atacará los pies: pies sensibles, cansados, callosidades, dolores reumáticos, golpes en los pies, accidentes que exigen su amputación, cangrenas. Quienes sufren de alguna forma de los pies deben plantearse que tal vez estén fallando en el dominio del amor. El amor es lo que sostiene el mundo. Si desapareciera, si Hochmah, que es la fuente primordial del Amor, dejara de manar, todo el edificio cósmico se derrumbaría. Los pies son los que sostienen el edificio humano y si el amor falla en una persona, esta carencia repercutirá en los pies.
Una de las terapias más eficaces para combatir el dolor de pies consiste en lavarlos con agua caliente y aquí cabe recordar que el Cristo lavó los pies de sus discípulos poco antes de separarse definitivamente de ellos. La Iglesia ha visto en ese gesto un acto de humildad, pero por todo lo dicho podemos comprender que el Maestro quiso dar una enseñanza al lavar los pies de sus discípulos.
En efecto, si Piscis rige los pies y si es también el signo a través del cual se liberan las emociones, su lavado equivale a purificar los contenidos del cuerpo emotivo, de manera que solo puedan derramarse de él las emociones puras que enaltecen al que las recibe y no las pasiones que lo degradan. Por ello cuando Pedro quiso negarse a que el Maestro le lavara los pies, Cristo le dijo: «Si no te lavara los pies no podrías estar conmigo”.
Como la dinámica que ponemos en marcha en la tierra mueve las cosas análogamente en los otros mundos, resulta que lavar los pies es sinónimo de purificar el canal exteriorizador de los sentimientos.
En el aspecto práctico dará a la persona que que se pone al servicio de grandes causas humanitarias, quien milita en una ONG, quien pone sus sentimientos al servicio de los demás.
Gandhi, Hitler y Frank Sinatra, tienen su Casa VI en Piscis.
Casa VI en Libra
Indica que el potencial del pensamiento ha de ser utilizado para el servicio obligatorio. Cuando una fuerza potencial, fuerza Yod, es captada por un canal exteriorizador (Vav), es evidente que ha de dar como resultado un empobrecimiento en el producto que este potencial está destinado a producir si se desarrolla normalmente. En este caso será un empobrecimiento en el dominio de las ideas, que no podrán ser plantadas ni interiorizadas, puesto que su potencial es expulsado por el canal VI.
La función primordial del pensamiento es ordenar todas las cosas, hacer que el mundo sea coherente, unir lo que por su naturaleza puede ser unido, de modo que la persona estará al servicio de esas uniones, empezando por la suya propia, o sea, que su matrimonio será un acto de servicio, constituirá una obligación ineludible con alguien vinculado a ella por lazos kármicos.
Por otra parte, sus facultades intelectuales estarán al servicio de lo social y como la Casa VI representa el nivel más bajo, el material, esas facultades deberán trabajar por debajo de sus posibilidades. Esos trabajos inferiores no han de satisfacer a la persona y esa insatisfacción será lo que le llevará a eludirlos, si puede.
En Libra, lo que viene de arriba son los sentimientos, en los cuales va incorporado el propósito divino, de modo que será en el mundo sentimental donde tendrá que recortar, dejando las ilusiones reducidas a lo justo.
Cortar ilusiones será uno de los servicios que deberá prestar (el Rey Felipe de Borbón tiene la Casa VI en Libra).
Si se producen malos aspectos, tal vez se verá obligada por las circunstancias a prestar su fuerza mental para la defensa de malas causas; deberá efectuar malos ensamblajes, prestará un mal servicio y su impulso a escapar de su obligación será aún mayor.
La no realización de ese servicio repercutirá sobre los riñones, que son en el cuerpo los órganos que filtran los materiales, separando los que son útiles a los procesos de la vida, de los que no lo son. La perturbación de esa función orgánica querrá decirle a la persona: «no estás filtrando como es tu deber y por consiguiente, yo tampoco filtro”.
Si la persona decide unir lo que puede ser unido y separar lo que no puede ser utilizado, su enfermedad cesará. De otra forma, su acción envenenaría el cuerpo social, del mismo modo que cuando el riñón no cumple con su función envenena la sangre, dejando penetrar en ella las escorias fisiológicas que tienen por misión separar. Para que ese mal no pueda producirse, le sobrevendrá la enfermedad que le mantendrá apartada de toda función social hasta que comprenda y rectifique.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pone al servicio de su pareja, de sus socios, de la institución matrimonial, de grupos de acción, al servicio de la parte femenina de su ser, de la justicia, de la equidad.
Charles Manson, Paolo Coelho y el Rey Felipe, tienen su Casa VI en Libra.
Casa VI en Acuario
Indica que la personalidad mental interiorizada debe necesariamente ser exteriorizada, no por su canal natural, que es el III, sino por el de la disolución final. Hay aquí un sacrificio de la mente interna, de la misma forma que en Escorpio era sacrificada la personalidad sentimental. La evolución cíclica se ve así interrumpida y al vaciarse la persona de la verdad que había podido interiorizar, se encontrará después como desposeída de ella.
Esta «muerte» de su yo mental tendría efectos catastróficos para la persona, para su desarrollo ulterior, si no existiera en el universo una ley que hace que las energías acudan allí donde se produce un vacío. Las energías de los mundos superiores, por supuesto, ya que los mundos en los que rige la Ley de Repulsión no renuevan las existencias consumidas. Por ello el error se desgasta y la virtud renace sin cesar.
De este modo, el sacrificio de su yo mental producirá en esta persona una afluencia constante de materia del mundo del pensamiento, lo cual ha de permitirle construir de una manera cada vez más sólida el edificio de la verdad.
Dar al mundo sus ideas, ofrecerlas desinteresadamente, derramarlas sobre su entorno para que se impregnen de ellas aquellos que puedan absorberlas, ese es el servicio que se le pide (Kabaleb tenía la VI en Acuario y todos sus cursos los impartió de forma gratuita).
La tentación para ella será la de hacerse estipular por los servicios prestados. En una sociedad en la que todo se compra y se vende, le parecerá lógico que los demás paguen por su producción intelectual. Pero lo que se encuentra bajo la regencia de la Casa VI tiene que salir ineludiblemente y sería ella quien debería pagar para que alguien se encargara de sacárselo fuera.
Las virtudes que no salen por ese canal se pudren rápidamente, infectando todo el organismo. Sabemos que en Acuario la ley se interioriza y permite que la persona funcione por dentro en perfecta sintonía con el universo. Revelar esa ley constituirá el servicio a prestar por esta persona.
Según sea su nivel evolutivo, las leyes que revele o desvele serán más o menos valiosas. Puede tratarse de leyes civiles inscritas en el código, de modo que gracias a su colaboración esas leyes sean idénticas a las universales. Puede ser el inventor de técnicas, de motores cuyo funcionamiento reproduce los mecanismos cósmicos. Si este es el caso, esta persona puede ser la más frustrada de este grupo humano, ya que las cosas sucederán de tal manera que nadie le dará un euro por su invento, puesto que se trata de un servicio gratuito que debe prestar.
Si no lo comprende así y a menos que tenga una conciencia muy despejada, no lo comprenderá; verá cómo otros se aprovechan de sus hallazgos y se enriquecen con ellos, mientras que el inventor, el que ha puesto todos los desvelos y el trabajo, se queda con muy poco. Pensará que el mundo es injusto, que es una cueva de ladrones.
Con buenos aspectos le quedará la recompensa moral de ser reconocido como inventor. Con disonancias, ni tan siquiera eso y deberá esperar a que la posteridad le haga justicia. Si su estado evolutivo se lo permite, puede descubrir leyes trascendentes e instaurar un nuevo orden en el universo.
Los malos aspectos harán que sus inventos y sus leyes no funcionen como las cósmicas, pero será el suyo un error en el camino de la verdad y dará la pista para ulteriormente descubrirla.
Si ese trabajo obligatorio no es realizado, vendrá la enfermedad, producida por el taponamiento de ese canal. Acuario rige el sistema nervioso, a través del cual circulan las ideas emitidas por el cerebro, que permiten a la persona avanzar en comprensión.
Además, la parte del cuerpo que realiza esa función a nivel físico son las piernas, que permiten al organismo moverse y esos serán los órganos afectados, junto con la piel que recubre nuestra forma humana, producida por el pensamiento interno.
Las enfermedades nerviosas, las de la piel y de las piernas suelen deberse a la corrupción de las energías acuarianas, a su mala utilización. Por consiguiente, cuando las piernas no le permiten a uno desplazarse con la celeridad que era de esperar de ellas, cuando los nervios se encuentran en mal estado, cuando piel se altera, todo ello se debe a que en esta vida o en otras el interesado ha incumplido el mandato que había recibido de ser un difusor de la ley ayudando así a sus hermanos de evolución a caminar y a integrar en ellos la imagen de la espiritualidad.
En el aspecto práctico dará a la persona que que se pone al servicio de la técnica, de la informática, al servicio de sus amigos, de la innovación.
Walt Disney Tom Hanks y Tiger Woods (que sufrió un grave accidente de coche en 2021 en el que se lesionó la pierna derecha) tienen su Casa VI en Acuario.
Casa VI en Géminis
Indica que el servicio consistirá en la exteriorización del pensamiento. En el estadio anterior el pensamiento entraba en posesión de la verdad, siempre de acuerdo con el nivel de posibilidades de la persona. En Géminis se trata de lanzar al mundo esa verdad, eligiendo el entorno en que va a ser proclamada, o sea, pasando de la amplia posibilidad que encierra esa verdad interna, a un reducido marco que la realidad mundana exige, de acuerdo con la ley de Binah.
Este es el servicio concreto que se le pide a esa persona; no que desvele la mecánica del mundo, como en el estadio anterior, sino que aporte con su pensamiento mejoras concretas a ciertos problemas o una mayor comprensión de ciertos aspectos de la realidad.
Se trata de racionalizar la vida, de superar los mecanismos emotivos, aportando más comprensión. En la etapa de Libra, la misión consistía en filtrar lo que podía ser unido y lo que no, aquí se trata de crear las condiciones prácticas para que lo idéntico pueda ser ensamblado.
La persona se encontrará, pues, movilizada al servicio de las relaciones humanas, de las comunicaciones y de la organización social, pero no siendo este su propósito, sino que es el finiquito indispensable para pasar a otro estadio, será siempre en un plano discreto que realizará esa función, al servicio de una jerarquía de la que es deudora.
Será la eminencia gris que escribe los artículos, los discursos, los libros al personaje público. Esa posición de «machaca» puede resultarle incómoda y por momentos tal vez se sienta impulsada a rebelarse, pensando que si sus textos tienen tanto éxito, le será fácil encontrar quien los edite bajo el nombre de su auténtico autor. Y se asombrará al ver que esto le resulta muy difícil, que tan pronto como pone su nombre, el texto se desvaloriza y nadie le presta atención. Y es que mientras está en la retaguardia, está realizando sus funciones y encaja perfectamente con las exigencias de su destino; en cambio, en cuanto pretende dejar de servir y convertirse en protagonista, usurpa una función para la que no ha sido programada y todo el universo parece concertarse para contrariarla: está fuera de su órbita y nada encaja.
Las disonancias le llevarán a servir a tenebrosos señores, dando forma a oscuros designios, a ideas mediocres o perversas. La no realización de esas funciones afectará las vías respiratorias y los pulmones, que son los órganos regidos por Géminis.
Ofrecer a la sociedad el oxígeno de las ideas, esta es la misión fundamental de los geminianos, permitiéndoles cambiar el Aire ideas de sus pulmones y el no hacerlo conlleva una construcción defectuosa de los pulmones.
En el aspecto práctico dará a la persona que está al servicio de la comunicación en todos sus aspectos, al servicio de sus hermanos, de sus vecinos, al servicio de unas ideas determinadas.
Evo Morales, Bono y Paul Newman tienen la Casa VI en Géminis.
Casa VI en Capricornio:
Indica que el servicio obligatorio consistirá en realizar trabajos de construcción o extracción de materiales con fines constructivos, en las minas, en las canteras, fabricando la cal y el cemento. Pero también construccones sociales, políticas, que ayuden a organizar la sociedad.
La Casa VI siendo la terminal, es evidente que la X ya ha pasado por ahí y por lo tanto, no se trata de realizar esos trabajos como una ambición, desde una posición directiva, sino como un servicio obligatorio.
Es algo que no se hizo en su momento (en otras vidas tal vez), algo que debe ineludiblemente cumplir la persona para pasar al nuevo ciclo y por lo tanto, será el colaborador forzoso, el obrero que deberá ensuciar sus manos en el trabajo material.
A otro nivel, tendremos a la persona que de una manera u otra se ve obligada a llevar paquetes, a desplazar pesadas cargas, aunque sea en el ámbito de su hogar o con sus amistades.
Con una Casa X en Tauro (por tener el Ascendente en Leo), dando lugar a una posición social floreciente, quizá ese persona intente escapar a esas obligaciones fastidiosas. Será esta una mala inspiración.
Conviene aquí recordar que la evolución debe realizarse sincrónicamente en el plano mental, el emotivo y el físico. Si el esfuerzo físico se deja de lado, nos veremos obligados a dedicar toda una vida a los trabajos manuales, para que nuestra conciencia disponga de un grupo de experiencias sin las cuales no puede comprender el mundo de forma correcta.
Los intelectuales sobre todo, aquellos que procuran zafarse de trabajos manuales considerados como inferiores, deben concienciarse de la necesidad de trabajar con sus manos, participando en tareas agrícolas (era una obligación hacerlo en China en tiempos de Mao), por ejemplo, a título de «afición», o dando su esfuerzo a granjas colectivas u otros fines desinteresados.
Si este sector se encuentra fuertemente aspectado o con muchas fuerzas planetarias, la servidumbre al mundo material será muy absorbente y aunque existan en el resto de la carta astral indicios de intelectualidad, la exigencia material dificultará su desarollo. Los buenos aspectos darán continuidad al trabajo y una correcta asimilación de las experiencias.
Las disonancias pondrán dramatismo al servicio, que será peligroso, sucio, realizado en condiciones difíciles: será ese tipo de trabajo que verdaderamente se realiza con el sudor de la frente. Indicarán también que en anteriores vidas la persona ha intentado escapar a ese trabajo y que ahora se ve abocada a servir.
La huída ante ese trabajo, cuando la persona dispone de libertad para realizarlo o no, producirá enfermedades en los huesos, sobre todo en las articulaciones de las rodillas, regidas por Capricornio.
Las rodillas son el órgano que, gracias a su juego, nos permite levantarnos cuando nos hemos caído o cuando estamos arrodillados. Esa función elevadora es la que no realiza la persona que rechaza el trabajo material.
Si el espíritu no puede cosechar experiencias sin el vehículo físico que le permite expresarse, tampoco el ser humano consigue programar una vida emotiva o intelectual sin la edificación material que sirve de soporte a toda actividad humana. Esa persona debe facilitar ese soporte y si se niega a ello, la parte de su cuerpo que realiza esa función, el esqueleto, las rodillas, ls articulaciones, no se encontrarán en estado de funcionar bien.
Cuando las rodillas fallan, puede significar que estamos descuidando los trabajos de construcción material del mundo que nos rodea y que debemos participar más intensamente en los trabajos materiales, renunciando quizá a ejercer la intelectualidad o compaginando ambas actividades. No descuidar las tareas hogareñas, renunciando a encargar de ello a otras personas también podría ser una solución.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pone al servicio del orden, de la sociedad, de los políticos, de la organización social.
Christopher Reeve (que se quedó paralítico), Pavarotti y Al Pacino, tienen su Casa VI en Capricornio.
Casa VI en Tauro
Implica un servicio de producción de belleza, armonía, gracia, esplendor material. Como todo ello no es producto de un movimiento ascendente del espíritu, como sería el caso de la Casa X en esta posición, sino de un reflujo, la aportación de la persona a la belleza no será a título de arte, sino de artesanía.
No serán los suyos trabajos de creación, sino de reproducción y copia. Tiene una deuda pendiente con la belleza, quizá por haberla despreciado o menospreciado en otras vidas, considerándola como algo sin importancia. Ahora será su pan cotidiano y aprenderá así que el espacio en que se vive tiene que ser bello porque la belleza es uno de los aspectos fundamentales de la creación y por lo tanto, debemos incorporarla a todo lo que nos rodea.
Tauro representa igualmente la plenitud material y uno de sus aspectos es la riqueza, que ofrece la posibilidad de crear esa belleza y ese orden en el que el ser humano ha de vivir. Quizá el servicio a prestar sea de tipo financiero, como guardián de esa riqueza, pudiendo ser así cajero de un banco o de una sociedad. Los buenos aspectos harán que esos servicios sean prestados sin problemas.
Las disonancias producirán una no identificación con ese servicio, que puede ser solo circunstancial, provisional. No solemos identificarnos con los servicios a prestar a través de la Casa VI, por tratarse precisamente de obligaciones contraídas en el pasado y que, por lo tanto, resultan anacrónicas, puesto que las ambiciones están disparadas hacia otros campos, que es donde nos gusta actuar.
Solo cuando una Casa VI está muy cargada de planetas indicará que aquel servicio obligatorio es para toda la vida. Si no es así, el servicio de la VI será provisional, como un servicio militar y es evidente que la persona no puede sentirse identificada con algo que se realiza transitoriamente, en espera de que venga la auténtica oportunidad.
Pero si ese trabajo no es realizado, cuando en el ciclo anual el Sol transite por la Casa VI, la oportunidad de servir se presentará con tanta fuerza, que pueda expulsarla de su legítima ambición para vincularla al tema del servicio.
Por ello es importantísimo descubrir qué género de servicio cada uno de nosotros debe prestar, o sea, los pósitos que llevamos dentro y que debemos ineludiblemente quitamos, porque si no lo hacemos, llegará el momento en que la vida nos empujará con fuerza hacia el servicio y por cumplirlo, deberemos apearnos de nuestras ambiciones.
La persona puede identificarse con ese servicio obligatorio. En tal caso, veremos esa disposición impresa en su tema mediante la presencia en ese sector del Sol, o de algún planeta de la derecha, lo cual indicará que hay una voluntad de servicio o un amor, un gusto por el servicio, con Venus, o la ostentación del poder en el servicio con Júpiter.
El incumplimiento de la dinámica de este sector puede producir enfermedades en el cuello, en el busto, la garganta, las amígdalas, la parte del cuerpo regida por Tauro y que es el escaparate natural para colgar en él todos los engalanamientos. El cuello parece concebido para exponer la belleza y su enfermedad pretenderá decir que no hemos participado en el embellecimiento del mundo.
En el aspecto práctico dará a la persona que se pone al servicio del lujo, de la belleza, de la armonía, del placer, del descanso.
Bob Dylan, Elvis Presley y Coco Chanel tienen la Casa VI en Tauro.
Casa VI en Virgo
Estará en su sede y el servicio a liquidar será la síntesis final de lo incumplido en el curso del gran ciclo que termina. La Posición del regente de la Casa, o sea, Mercurio, ha de indicar cuáles serán los trabajos que la persona deberá necesariamente realizar para poder pasar a un nuevo gran ciclo.
El trabajo específico de Virgo consiste en arrojar sobre el mundo la quintaesencia de lo aprendido en los cuatro ciclos que terminan, o sea, un trabajo de orden moral, otro de tipo emotivo, intelectual y de orden práctico, junto con el quinto trabajo que consiste en unirlos a todos en una síntesis final.
Es evidente que siempre se deja algo por hacer, al realizar las experiencias propias de cada signo. El ser humano, en el presente nivel de evolución, apura siempre lo bueno de cada cosa y deja lo malo. Esos pósitos deben ser expulsados por el canal VI en Virgo.
Los buenos aspectos favorecerán la evacuación en condiciones óptimas, haciendo que la persona pase de un servicio a otro articuladamente, sin tropiezos. Consistiendo su trabajo en realizar múltiples pequeños trabajos, esta persona deberá pasar por todos ellos, ejerciendo, como suele decirse, multitud de oficios.
Las disonancias perturbarán esta dinámica, produciéndose quizá la identificación de la persona con un determinado trabajo o la no identificación con ninguno, sus ambiciones no estando ahí, sino en otra parte. Entonces la dinámica de la VI será una amenaza constante para sus esperanzas, tanto más en cuanto que no se trata de prestar tan solo un determinado servicio, sino, como acabamos de decir, de realizar una pluralidad de trabajos.
La irrealización de esos trabajos repercutirá sobre los intestinos, órganos que corresponden, en el cuerpo humano, a esas funciones de expulsión de los materiales usados. Tendremos así al estreñido, al que intenta guardar en su organismo lo que debe salir para que el buen funcionamiento del cuerpo no se altere.
Su enfermedad intentará decirle que debe expulsar de su organismo mental, emotivo y físico lo que ya no le sirve interiormente y que debe ser restituido al mundo elemental, para la elaboración de nuevas formas de vida. Si sus intestinos permanecieran bloqueados, es evidente que le sería imposible seguir absorbiendo alimentos. De igual modo, si la puerta de la VI permanece bloqueada, nuestro organismo mental y emotivo se verán en la imposibilidad de absorber nuevas ideas y nuevos sentimientos y nuestra vida sufrirá un estancamiento, una paralización muy semejante a la que produce la muerte.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene tendencia a liquidar, que puede prestar mucha atención a su salud, que estará movilizada para el cumplimiento de favores.
John Lennon, Shakira y Fidel Castro tienen la Casa VI en Virgo.
Conclusión
Llegamos al término de este largo trabajo sobre las Casas Terrestres. A pesar de su extensión, se trata de un bosquejo apresurado, sobre el que cabe volver para completarlo. Sin embargo, quedan establecidas las bases de lo que podríamos denominar una ciencia del comportamiento capaz de explicar las actitudes humanas.
Es importante que intentemos tomar conciencia de un hecho que parece quedar demostrado a lo largo de este curso y es que la actividad exterior, la anécdota que vivimos, es siempre un producto de la incapacidad de vivir por dentro aquello que se escenifica para que tomemos conciencia de ello.
Cuando seamos capaces de vivir las experiencias por dentro, sin implicar en ellas a nuestros semejantes, desaparecerá de nuestra vida la «guerra» y nuestra existencia dejará de ser un campo de batalla. Ya no necesitaremos nuevas encarnaciones porque nadie nos arrastrará al mundo físico para liquidar las deudas pendientes.
Al estudiar la posición de las Casas en una Carta Astral, no hay que olvidar que son los planetas quienes activan las energías zodiacales y las canalizan por las Casas, de modo que aquellas Casas que no estén ocupadas por planetas, se encontrarán inactivas hasta que en los tránsitos periódicos, los planetas las ocupen. La acción de los planetas constituirá el tema del próximo módulo.
Las doce Casas terrestres no son productoras de energía, sino simples canales de exteriorización de nuestro potencial. La semilla zodiacal se encuentra viva y activa en nosotros, convirtiéndonos en pequeños zodíacos portadores de poder creador. Nuestro Ego Superior, el jefe interno utiliza esas semillas igual que el Dios de nuestro sistema solar utilizó las energías zodiacales para construir su universo.
Con las propiedades zodiacales infusas en nosotros, en nuestro cuerpo mental, de deseos y físico, el jefe interno crea igualmente su pequeño universo y las doce Casas son los canales por los que nuestra esencia es derramada al exterior.
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