Júpiter y su posición en los 12 signos y en las 12 Casas
Introducción
Si Saturno ofrece el marco en el que ha de desarrollarse nuestra vida, Júpiter será el planeta que procederá a su utilización; será el que llenará ese marco de vida, dotándole de todo lo que, por su naturaleza, puede contener.
Saturno, al brindarnos el escenario, nos da automáticamente la ley. Cuando compramos un nuevo electrodoméstico en el mercado, nos dan con él un folleto explicativo sobre su modo de empleo. Desgraciadamente, Saturno no nos da ese folleto, pero la evidencia misma nos revelará la utilización del medio. Si nos encontramos en un despeñadero, debemos frenar o nos la pegaremos; en una cuesta arriba debemos buscar un medio de propulsión; si nos persiguen los ladrones o la policía, lo conveniente será huir y así, cada situación lleva implícito su modo de utilizarla y es a esto que llamamos ley que es, en definitiva, la única manera posible de que una cosa funcione.
Júpiter representa la utilización de las leyes que han de permitir el aprovechamiento de las cosas, de modo que en una carta astral, Saturno representará la ley objetiva según la naturaleza de las cosas ‑en la vida mundana será el poder legislativo‑, mientras que Júpiter representará la aplicación de esa ley ‑en la vida mundana, el poder ejecutivo.
Cuando los dos planetas forman aspectos favorables, ello significa que la ley objetiva será aplicada tal como debe serlo, que la persona procederá adecuadamente en las ocasiones de la vida y que no tendrá problemas con la autoridad ‑la autoridad legal‑, que es un reflejo de la autoridad cósmica.
Pero cuando Saturno y Júpiter se encuentren mal aspectados entre sí, ello significará que el ejecutivo no marchará de acuerdo con el legislativo y los criterios por los que se regirá la persona no serán los adecuados. En la vida mundana, veremos al que se enfrenta con la autoridad.
Si Saturno es el más fuerte, él estará en la oposición; pero si Júpiter tiene más fuerza, la persona ejercerá un poder arbitrario, de carácter permisivo, puesto que Júpiter milita en la columna de la tolerancia y su mandato tendrá efectos corruptores, para ella misma y para los demás.
Júpiter es el rostro visible de Hesed en el Árbol de la Vida y por ello es portador de la abundancia paradisíaca, inherente a este Séfira. Su posición en una carta astral indicará aquello que la persona poseerá en abundancia y señalará el dominio en el que ejercerá el poder. Para orientar a la persona sobre lo que debe hacer en la vida, la observación de la posición de Júpiter es muy importante, ya que tendrá autoridad, prestigio, facilidades en los asuntos relacionados con el signo en que Júpiter se encuentre y con la Casa terrestre que ocupa.
Sea cual sea su posición en la vida, hay un espacio en el que se debe ejercer el poder para obtener los frutos que esa experiencia ha de proporcionar, de modo que al examinar un tema, debemos incitar la persona a que lo ejerza, a fin de vivir plenamente su existencia. Siendo Júpiter el planeta del poder, es evidente que cuando está situado en lo alto del cielo, en la Casa X y bien aspectado, es indicio de que aquella persona se encumbrará y que tendrá poderes sociales o políticos.
Júpiter administra los materiales procedentes de Sagitario y de Piscis. En Sagitario, Júpiter es positivo. Vimos al estudiar este signo que en él el designio divino se exterioriza y Júpiter se encarga de que la acción divina sea abundante y de que su voz llegue ampliamente, de manera generosa, a todos los recodos del ser. Es su forma de manifestar el amor de Hochmah, quien, en la columna de la derecha, es el inmediato superior a Hesed.
Júpiter, a través de Sagitario, es portador de fuerza moral, de generosidad, que pulveriza los rencores, las ofensas, los atascos que se puedan producir en el mundo de los sentimientos.
En Piscis, Júpiter se expresa por su polaridad negativa, moderando y purificando la exteriorización de los sentimientos, ofreciendo su «materia» para que sirva de alfombra, por así decirlo, que suavice la explosión emotiva que se libera en Piscis, de forma que ésta no resulte portadora de futuro karma.
El concepto positivo y negativo de cada planeta hay que interpretarlo en el sentido de participación activa y creadora por el polo positivo, de modo que utiliza las fuerzas zodiacales para generar con ellas, y participación pasiva y formadora por el polo negativo, dejándose utilizar como medio de expresión por las fuerzas zodiacales.
Si observamos la posición de Hesed-Júpiter en el Árbol, vemos que por un lado es el 2º He del primer ciclo sefirótico y por consiguiente, el Yod del nuevo ciclo; es decir, por un lado es el fruto del Pensamiento Divino y como tal, contiene la semilla de un nuevo mundo, el de los sentimientos. Si de Kether nace la suprema Voluntad que lo mueve todo, en Hesed nacerá el imperioso deseo que impulsa a la persona a la conquista y al goce de todo.
En la naturaleza jupiteriana se encuentran encerrados el poder de los sentimientos que lleva a conquistarlo todo, la justicia que lleva a la renuncia de todo, representada por su hijo Marte-Gueburah -Marte es el hijo de Júpiter en la mitología- y el Equilibrio entre la posesión y la renuncia, que representa su otro hijo mitológico Apolo, o el Sol.
Pero esos dos hijos son el futuro jupiteriano, mientras que su presente es el poder, la facultad de ejecutar y de interpretar las leyes saturninas. Es el fruto de la inteligencia, pero su fuerza generadora da nacimiento a los deseos y en la vida ordinaria de las personas, más aparece como promotor de los deseos que como hijo de la mente.
Y esa desvinculación entre mente y deseos bien aparece reflejada en la Mitología, cuando se nos dice que Júpiter destronó a su padre Saturno y lo sepultó en el abismo del inconsciente. Ya desembarazado de su calidad de hijo de la mente, de 2º He del primer ciclo, Júpiter se dedicó a organizar un universo a su imagen y semejanza, haciendo que los deseos reinaran como soberanos absolutos.
Así pues, en una carta astral, la posición de Júpiter indicará siempre el punto en que los deseos triunfan y como la humanidad actual vive identificada con sus deseos, Júpiter significará el triunfo de las esperanzas, de los anhelos, el éxito, la gloria, la coronación de las ambiciones. Todo ello posiblemente conduzca al exceso, al desafuero, pero si así sucede, ya vendrán detrás los hijos de Júpiter, Marte primero y después el Sol, a restablecer el orden, con la ayuda de papá Saturno, que sigue vivo en el inconsciente, generando leyes que su hijo se empeña quizá en violar.
Tendremos pues que entre los plurales rostros de Júpiter se encuentran dos personalidades muy marcadas: aquella en que aparece como fruto de la inteligencia divina, o sea, antes de haber derrocado al padre Saturno y la que encarna al rey promotor de los deseos.
En el primer caso será el príncipe providencial, el que viene a nosotros cargado de presentes divinos, que son el resultado de nuestro servicio a la causa trascendente, con o sin la participación de nuestra conciencia. Este es el Júpiter sagitariano, que aparece en el Tarot bajo los trazos del Emperador, la carta número 4, que es portadora de los resultados obtenidos en el ciclo de Fuego, o sea, la carta 2º He.
Si es este Rostro el que se manifiesta, las recompensas caerán sobre nosotros de una manera fantástica, ya que son el fruto de pasados esfuerzos. Esa riqueza es, en principio, de naturaleza espiritual, pero a veces el desarrollo de la espiritualidad se consigue por la vía de la abundancia material, de modo que también vendrá esa abundancia.
La otra faz, la del promotor de deseos, es el Júpiter de Cáncer, signo en el que nos dicen los astrólogos que Júpiter se encuentra exaltado, mientras la Mitología lo casa con Hera, la naturaleza femenina de Júpiter, su otra polaridad.
Aquí Júpiter pierde su nombre para convertirse en Hera, la naturaleza fecunda que da vida a los deseos. Si es este Júpiter el que domina, de él puede esperarse absolutamente todo, pero ya no como una legítima recompensa por los servicios prestados a la causa espiritual, sino porque pone en nosotros el germen de los deseos y se ocupa de que florezcan y se realicen en el espacio social. Para conseguirlo Júpiter se ha hecho con el dominio de Piscis, signo exteriorizador de los sentimientos.
De un modo u otro Júpiter será portador de bienestar y representará en un tema el punto en el que la persona ha de encontrar facilidades para desenvolverse, el punto en el que sus problemas se solucionarán de una manera favorable a sus intereses.
Las disonancias planetarias sobre Júpiter, o bien reducirán sus poderes, dejando a la persona privada de mando en el sector en que Júpiter se encuentra o, por el contrario, harán que ese poder sea arrogante, insolente, injusto y que la corrupción y los excesos sean los motores que muevan su vida.
La excesiva exuberancia paradisíaca genera siempre parásitos y propicia el florecimiento de todas las flores del mal. Indican, igualmente, que es fácil que la persona no utilice de forma correcta el marco ofrecido por Saturno.
Los buenos aspectos de Júpiter darán generosidad, poder ejecutivo, bondad, benevolencia, optimismo, expansión, pasión.
Claves: Poder, deseo de conquista, de goce, facultad de ejecutar, expansión, triunfo de los deseos, éxito, gloria, ambición, exceso, recompensa, bienestar, facilidades, soluciones, perversión, poder, optimismo, potencia, orgullo, grandes metas, autoridad, mando, espíritu de superación, pasión, vencer patrones del pasado, facilidad, beneficios, esperanza, abundancia, buen humor, encuentra soluciones, ayuda a encontrar el paraíso.
Júpiter tarda 1 año en recorrer un signo.
Júpiter en Aries
Dará el triunfo en todo lo que es nuevo, audaz, personal, original, en los asuntos de vanguardia, en lo relacionado con el universo de los niños, en las hazañas, los récords, lo independiente y sensacional.
El designio divino será promocionado por los deseos, se personalizará, como si el dios que pone el propósito en la persona no fuera Dios, sino la propia persona. El Designio se convierte en una cuestión personal y se produce un endiosamiento en la persona.
Ese Designio, propulsado por los sentimientos se humanizará, se hará más comprensible, se envolverá de virtudes y defectos humanos que lo harán más asequible a los demás, pudiendo convertirse la persona en un predicador muy escuchado o mejor dicho, en un “ritualista”, un organizador de ceremonias, en alguien con poderes sobrenaturales.
Los malos aspectos harán que ese diocesillo se permita muchas licencias; la espiritualidad se mezclará con los goces, dando lugar a una religión muy mundana y extravagante, en la que quizá diga la persona aquello de que Dios goza cuando ella goza.
Júpiter en el Ascendente o Casa I
Amplifica el propósito de la voluntad humana, da solemnidad y prosopopeya a todo cuanto hace. Cualquiera que sea el espacio social que ocupe, siempre será detentor de un pequeño poder, de una cierta autonomía. Le serán toleradas cosas que a los demás no se las tolerarían. Da empaque, autoridad natural y dotes de mando.
Esta posición dará bondad hacia sí mismo y en virtud de la abundancia inherente a este planeta, esa bondad se derramará sobre los demás. La persona será consciente de su poder, de sus posibilidades, de su valía. Será el ser optimista, jovial, portador de alegría y de soluciones en ambientes conflictivos.
En las crisis, será un excelente mediador y ahí donde aparezca, establecerá la confianza. Poder de voluntad. Poder en las iniciativas.
Los malos aspectos exagerarán esas virtudes y la persona será arrogante, vanidosa. Tendrá una conciencia desmesurada de su propia valía y cualquier situación que se le ofrezca le parecerá poco, desaprovechando así ocasiones y quedándose con una dignidad súper elevada, imposible de satisfacer. En su afán de sobresalir y de imponerse, resultará cómico, por la espectacularidad de sus puestas en escena.
Un Júpiter mal aspectado en el Ascendente, dará una persona excesivamente tolerante hacia sí misma y hacia los demás; cayendo así en los excesos, si los planetas que forman los malos aspectos corresponden a Sefirot de la Derecha, en particular Venus, se entregará entonces a la “buena vida” y en ella crecerán todas las flores del mal y las enfermedades inherentes a los estados pletóricos.
Júpiter en Leo
Impregnará en la persona el Designio espiritual ceremoniosamente, convirtiéndolo en un artista que interpreta la obra sagrada. Su vida es un ritual mágico, un auto-sacramental y cada una de sus expresiones, de sus gestos, es un símbolo, es la sombra de más altas cosas. La persona será el perfecto actor.
La persona será siempre, de algún modo, un ejemplo a seguir; alguien que será la expresión viva de una virtud más o menos amplia según la calidad del Designio de que es portadora. Algo brillará en ella y su valor será reconocido por todos.
En la vida mundana, cuando Júpiter transita por el signo de Leo el oro sube de valor. Sube porque todo el mundo confía en él, todo el mundo reconoce su suprema valía. Y del mismo modo esa persona hará reconocibles sus valores internos y muchos serán los que querrán comprarla, los que querrán poseerla, de modo que esta posición es una garantía de penetración fácil en la sociedad.
Diremos pues que Júpiter incorpora en la naturaleza de la persona, con generosidad, con solemnidad, una parcela de la naturaleza divina y que esta se hace reconocible y es adorada por los demás.
Esa adoración del prójimo se expresa mediante favores, recompensas, cargos, ventajas que la persona obtiene.
Los malos aspectos exagerarán la manifestación espiritual y la persona será ceremoniosa, ritualista, grandilocuente y cómica, lo cual le impedirá ser tomada en serio. Sus verdades serán expresadas a la manera de un bufón y aun conteniendo los mismos valores, su exageración expresiva las desvirtuará.
Júpiter en Casa V
Estará aportando recompensas por la voluntad desplegada en un periodo anterior. Se tratará de recompensas provenientes de personajes elevados, reyes, ministros, altos ejecutivos. Gracias a esos favores, el propósito inicial avanzará, recibiendo la persona los estímulos que la han de impulsar hacia delante. Esa recompensa vendrá igualmente a través de los hijos, reflejo de las obras, cuyas semillas ha plantado.
Con esta posición los hijos serán magníficos, tendrán poderes, quizá celebridad. La persona suscitará el amor desinteresado de gentes poderosas, bien situadas, generosas, magníficas, bondadosas. O bien será alguien con suerte en los juegos, las especulaciones, en lo que llamamos azar.
Los malos aspectos de Júpiter en este sector harán que las esperanzas que los demás suscitan en la persona no se cumplan. Inspirará igualmente a los grandes el deseo de ayudar y protegerle pero, o bien no podrán hacerlo o bien su manifestación de simpatía corresponderá a un momento emocional exagerado y al volver a su estado normal no pensarán en cumplir. Los protectores serán fanfarrones, se tirarán faroles, prometerán y no darán y esa misma naturaleza se encontrará impresa en sus hijos.
Esa actividad jupiteriana desfalleciente impresa en los demás, ha sido generada por nosotros mismos en un anterior periodo. Las promesas no cumplidas dan lugar a la aparición de esperanzas en nosotros que tampoco se cumplirán.
Júpiter en la V también dará ansias de libertad, de espacios libres para poder crear.
Júpiter en Sagitario
Se encuentra en uno de sus signos de Dominio y ejercerá sus funciones con la máxima eficacia. Aquí se comportará como ejecutor del pensamiento divino o sea que para los demás, será el ser providencial, el que abre nuevos horizontes, el que hace que las cosas vayan más allá.
Ya nos hemos referido muchas veces a la relación de los viajes con la exteriorización de una virtud. Júpiter en Sagitario impulsará a la persona a viajar en la medida en que quede incumplida esa misión suya de hacer que los asuntos en los que interviene avancen, de que los paisajes humanos se modifiquen, siempre en un sentido providencial, poniendo orden ahí donde reina el caos.
Esa ordenación jupiteriana de la sociedad la realizará la persona según sus medios, su educación, sus conocimientos. Puede ser el médico que ponga en orden una naturaleza enferma; el legislador que elabora leyes que significan un avance hacia la suprema ordenación; el ejecutor que interpreta positivamente un reglamento.
Al hablar de Saturno en esta posición, dijimos que con él se manifestaba la Ley Divina. Con Júpiter, por el contrario, será la Gracia divina la que se manifieste, rindiendo caduca la Ley. La Mitología expresa esa dinámica diciendo que Júpiter derrocó a su padre Saturno y se erigió en rey del Olimpo.
Como en todos los signos Vav, Saturno-Binah ejerce su influencia sobre Sagitario, pero es Júpiter quien administra sus energías. En términos concretos esto significará que Júpiter en Sagitario es el portador del perdón divino, el que da por periclitadas ciertas situaciones, pasando la esponja y abriendo a las personas otras perspectivas.
Si quien tiene esta posición en su tema realiza esa función en la sociedad, estará actuando como debe ser. Si no lo hace, sentirá la imperiosa necesidad de viajar, quizá ejerciendo funciones de poder, enviada en misión y en esos viajes querrán decirle que dispone de poderes para efectuar cambios en las leyes, en las vidas de las personas con quien trata.
Los malos aspectos perturbarán el funcionamiento de Júpiter, exagerando o disminuyendo su trabajo ordenador, o bien haciendo que sea realizado en malas condiciones, desde perspectivas poco favorables, con poca audiencia o con un público no adecuado. Pero todo ello no desvirtuará el papel esencial de Júpiter en Sagitario.
Júpiter en Casa IX
Amplificará la exteriorización del pensamiento humano, dará a la persona medios importantes de expresión y hará que su pensamiento sea generoso, benévolo. Supone una determinación de volcar con fuerza su pensamiento al exterior y constituir un poder con la mente.
Si en el signo Júpiter exteriorizaba el Pensamiento Divino y con ello modificaba el universo, en la Casa IX también modificará la sociedad, pero en menor medida, ya que lo exteriorizado es su propio valor moral acumulado a lo largo de las vidas.
Si Saturno en esta posición exterioriza el rigor preexistente en la personalidad moral, Júpiter exteriorizará la permisividad existente en esa personalidad moral y los demás encontrarán en ella razones para perdonarse los errores que hayan podido cometer.
La no ejecución de esa dinámica también le llevará a viajar, sobre todo para ver algo que se modifica, algo que ha cambiado de estado. Irá a países con el afán de ver cómo han cambiado desde que los conoció por última vez. La vida intentará decirle con ello que es con su actitud mental que debe promover los cambios en la sociedad en que vive.
Júpiter en la Casa IX llevará también a la persona a interesarse por el más allá, por la espiritualidad, por cómo funciona el mundo, las leyes eternas. Le impulsará a avanzar hacia su propio más allá.
Los malos aspectos producirán las mismas dificultades que en el signo, pero aquí le impedirán vaciar o hacerlo en buenas condiciones, su propio manantial de principios, que pudrirá en su interior. Si los malos aspectos proceden de planetas de la Derecha, será demasiado tolerante, su moral será muy amplia y agujereada como un colador.
Júpiter en Cáncer
Se manifestará en su calidad de generador del Mundo de los Deseos, multiplicando el poder creador del Agua, es decir, dando poder a las emociones. Aquí Júpiter aparece como esposo de Hera, de cuyo matrimonio nacería Marte entre otros.
Representando Júpiter el poder ejecutivo, el Centro (Hesed) en el que se concentran y alcanzan su madurez todas las virtudes de los Sefirot superiores (por ser el segundo He del Mundo de Emanaciones) y ese poder no pudiendo ser ejercido más que con dirección hacia abajo, hacia la creación de nuevos mundos con los que multiplicar la Obra divina, Júpiter en Cáncer potenciará la naturaleza emotiva, o sea, la inferior.
Sabemos que el Agua fue el elemento divisor, el causante de la inadaptación de una categoría de seres que, al quedar rezagados, tendrían que expresarse a través del Mal. Pero después que el Agua combatiera contra el Fuego, se produciría la integración de elementos contrarios, gracias a los trabajos de Tiphereth-Sol. Cristo, representante de las fuerzas que actúan en ese Séfira, se encarnó en la tierra para enseñarnos a ligar armoniosamente el Agua con el Fuego, la columna de la Derecha con la de la Izquierda.
La acción de Júpiter en Cáncer será muy distinta según el grado de dominio que haya alcanzado la persona sobre el Elemento Agua, es decir, sobre sus emociones. Si se encuentra en el estadio de las Aguas Puras, en un estado de inocencia que se da difícilmente en una humanidad que ha recorrido un largo camino, Júpiter impulsaría el alma hacia la religión, hacia la fe.
Ese estado de pureza puede reconquistarse tras una catarsis, una depuración. Si los demás signos de Agua no están activados, Júpiter en Cáncer podría orientar los sentimientos hacia la conquista de los mundos de Arriba y hacer de la persona un místico.
Pero si las Aguas de Cáncer bajan negras, arrastrando poluciones de otras vidas, Júpiter potenciará esa perversidad, le dará poderes, empaque, prestigio, solera. Pero un Séfira de la Derecha no puede ser nunca agente del mal y si Júpiter da poder a sentimientos perversos, él mismo genera su líquido corrector, personificado por Marte, su hijo mitológico.
Si la persona se encuentra en la fase de aprendizaje de la integración armoniosa del Agua con el Fuego, Júpiter dará esplendor a esa obra alquímica y la persona será una especie de mago, de taumaturgo, con un dominio sobre los sentimientos, sometidos a la exigencia de la espiritualidad.
De un modo general, Júpiter en Cáncer significará poderío emotivo, fuerza ejecutiva de los sentimientos, estos imperarán, serán más fuertes que todo y por ello la Astrología convencional nos dice que Júpiter en Cáncer significa realización de los sueños, de los anhelos, de las ilusiones y así es, puesto que el ser medio se identifica totalmente con sus sentimientos y cuando se habla de ilusiones o sueños, es a los producidos por la naturaleza emotiva que se refiere.
Siendo tan importantes y decisivos esos sentimientos, es natural que deban ser estudiados con precisión para saber qué es lo que Júpiter potencia, a qué clase de emociones presta su generosidad, su bondad, su tolerancia.
Júpiter en Casa IV
Dará poderes a la manifestación emotiva; en el Casa IV da poder a las fuerzas existentes, sean o no abundantes, sean o no realmente emociones, puesto que si la Casa IV no está conectada con signos de Agua, las energías que circularán por ella no serán de orden emotivo, sino otra cosa.
Potenciará lo de dentro, el origen, que es el Agua, el marco que constituye su punto de arranque, la familia, la casa, la ciudad natal, el pasado, la madre.
Todos los escenarios representados por la Casa IV se verán magnificados por la presencia de Júpiter. Diremos así: familia poderosa, influyente, con poder decisorio. Madre bondadosa, con capacidad de mando. Casa espaciosa, señorial. La relación con la familia y con el pasado resultará siempre provechosa y será generadora de abundancia, de facilidades.
La Casa IV es la de las raíces y como tal tiene relación con nuestro sustento. Así, Júpiter en este sector ayudará a fortalecer las bases materiales y por lo tanto, a ganar más dinero, a obtener una base sólida.
Los malos aspectos darán una familia que estira más el brazo que la manga, que quiere y no puede, y las relaciones con el pasado, la infancia, la familia, serán portadores de una esperanza que no llegará a cumplirse.
Lo interior, lo íntimo, lo familiar, tendrá siempre más importancia que lo exterior, lo social, lo profesional. La ambición irá hacia dentro y no hacia fuera y el ideal de esa persona consistirá en ver feliz a su madre, tener una gran casa, gozar de una gran reputación en el barrio, en la ciudad natal. Dará mucha importancia al mundo familiar y será en él que obtendrá poderes.
Júpiter en Escorpio
Dará fuerza y solemnidad a la interiorización de los sentimientos, de suerte que la persona tendrá una gran conciencia de sí misma, se tendrá en alta estima, se sentirá una persona importante y poderosa y se auto-venerará.
Ese alto concepto de sí misma ha de tener una vertiente muy positiva y es la de no querer descender a realizar ciertos actos que pudieran enturbiar su imagen a sus propios ojos. Sintiéndose grande, procurará que su comportamiento esté a la altura, de modo que si en su carta astral hay aspectos desagradables que la inducen a una conducta desordenada, esta posición de Júpiter representará un freno contra la degradación.
Por otra parte, representando Escorpio el Agua interna, la que puede generar la abundancia de la propia tierra, la presencia de Júpiter multiplicará esa fecundidad, de modo que es uno de los indicios más firmes de fertilidad en una mujer y de poder generativo en un hombre.
Los malos aspectos perturbarán esa dinámica y entonces el amor propio de la persona adquirirá proporciones desmesuradas. Se creerá tan grande, que cualquier trato que le den, por favorable que sea, le parecerá inadecuado para sus merecimientos. Se sentirá siempre por encima de los demás y no queriendo degradarse a sus propios ojos, a menos que lo nombren ministro o algo así, no aceptará nada, con lo cual puede generarse marginación.
Este exceso también se filtrará en la progenie, dando productos que de algún modo heredarán ese algo excesivo que lo ha engendrado.
Por lo demás, benevolente en exceso consigo misma, se concederá todos los placeres, en particular el sexual. Su fecundidad se convertirá en poder genésico, en un intenso deseo sexual y su vida puede girar alrededor del sexo. Es posible que tenga una numerosa descendencia.
Júpiter en Casa VIII
Suscita el amor de personas importantes, de altos ejecutivos, de gentes con poderes. Júpiter dará mucha fuerza a esos amores, hará que se desarrollen en circunstancias solemnes. Quizá el amor surja en mitad de una ceremonia, de una toma de posesión, de un ritual. Los amores dejarán grandes recuerdos inscritos en el álbum de la memoria.
Si no forma malos aspectos, Júpiter despertará el amor de personas nobles y bondadosas y gracias a ellas la persona podrá elevarse, en lo moral y en lo social.
En el terreno puramente social, esta disposición indicará la vía hacia el Edén, hacia los múltiples gozos, el confort, la comodidad, de modo que podemos anunciar a esta persona que aparecerá en su vida alguien que le amará y que pondrá su fortuna a su disposición.
La Casa VIII es también, estudiado desde el aspecto de las Casas Derivadas, la II de la VII, es decir, el dinero que viene a través de los demás, de la pareja, de los socios. Así, un Júpiter en la VIII es una garantía (si se trabaja bien y si se han plantado antes las semillas correspondientes) de que la vida le concederá regalos, premios, que los demás buscarán agasajarle.
Por poco corrompido que se encuentre Júpiter en este sector, el amor que reciba será materializado, egoísta, será amor por su cuerpo, no por su entidad humana completa y entonces tendrá un carácter estrictamente sexual. Las personas que lo soliciten querrán vivir una aventura y pueden pagar un alto precio por ello, de manera que tendremos la figura de la secretaria que asciende profesionalmente a base prestaciones sexuales con el jefe, o el gigoló mantenido por la mujer opulenta.
Si es Venus quien produce los malos aspectos, esta posición puede dar la prostituta o el prostituto especializados en la clientela pudiente. No es que Júpiter produzca una tendencia a la prostitución, sino que, con un mal aspecto de Venus, pueden ser tantas las personas dispuestas a dar a esa persona un amor materializado que, ante la imposibilidad por su parte de amarlas a todas, piense en sacar ventaja material de la situación y decida establecerse.
Los malos aspectos de planetas de la Izquierda producirán remordimientos, enfermedades, accidentes con clientes violentos; es decir, producirán los medios de corregir esa tendencia por la vía del dolor.
Júpiter en Piscis
Se encuentra en su otro signo de Dominio ejerciendo funciones de liberador de los deseos. En el árbol Sefirótico esas funciones corresponden al Sol-Tiphereth, que integra los deseos al pensamiento divino para proyectar hacia el mundo inferior una imagen unitaria, que los Sefirot del Mundo de Formación constituirán y proyectarán al mundo físico. Pero esa labor integradora de la conciencia solar no está aún al alcance del ser medio de hoy y es Júpiter quien “trata” los materiales procedentes de Piscis, suministrándolos a la persona con su propia vibración.
Ya hemos visto que Júpiter se encuentra a caballo entre dos mundos, el del Pensamiento Divino, del que es el 2º He y el de los Deseos, del que es Yod, de modo que al filtrar las aguas amargas de Piscis, añada a la composición el fruto del Pensamiento Divino.
Si esta mecánica funciona positivamente, al introducir un elemento razonable a los deseos en trance de exteriorización, ello ha de permitir a la persona comportarse de forma razonable, prudente, mesurada al exteriorizar sus sentimientos, de manera que la implantación de los deseos no se haga con violencia, con agresión.
Así esta posición, considerada positivamente, indicará que la persona tiene buenos sentimientos, que marchan al unísono con las leyes universales, de suerte que la persona se mostrará conforme a todos los reglamentos humanos que sean reproducción de esas leyes divinas.
Piscis es el signo que “revela” los sentimientos al volcarlos al exterior, ya que en la primera etapa, la de Cáncer, aún no estaban formados; en la segunda etapa, la de Escorpio, sí lo estaban, pero en el interior, en lo secreto de la persona. Es en la tercera, la de exteriorización, que esos sentimientos, al volcarse, son conocidos.
Júpiter en Piscis representará pues bondad de sentimientos; poder exteriorizador de esos sentimientos. Las emociones, los deseos, se manifiestan con amplitud, pero con nobleza, sin crear violencia. Esa exteriorización eleva al que la produce y al que la recibe.
Los malos aspectos de Júpiter en este sector modificarán el panorama según la naturaleza de los planetas aspectantes. Los de la izquierda disminuirán la expansividad sentimental y su fogosidad; los de la derecha la amplificarán, exagerándola y corrompiéndola y entonces tendremos a la persona lanzada a la conquista de goces desaforados.
Júpiter en Casa XII
Da mucho énfasis a la liberación de las emociones para proyectarlas a su marco humano. Aquí no es el material de Piscis el que es lanzado a la persona para darle una cierta calidad emotiva, sino sus sentimientos son los que se desprenden de sí, cualquiera que sea su calidad. Todo lo que hay de secreto y misterioso en la personalidad emotiva se exterioriza con grandilocuencia y esa dinámica ni la propia persona la puede impedir, puesto que Júpiter representa la manifestación pletórica, exuberante, paradisíaca, gozosa.
Podemos decir que la persona goza lanzando sus íntimas verdades a los demás. No es pues este tipo de persona que debe elegirse para ser agente secreto, porque esa tendencia exteriorizadora abundante hará que el “enemigo” se entere de los secretos que guarda casi con tanta rapidez como los recibe. Es la persona que no tiene secretos, el exhibicionista de sus sentimientos.
Los malos aspectos acentuarán esa tendencia, sobre todo si vienen de planetas de la derecha y será incapaz de retener la menor confidencia y traicionará irremediablemente la confianza que se haya depositado en ella.
Esto será valedero para todo lo que se refiera a la vida emotiva de la persona, pero es difícil definir las fronteras entre lo emotivo y lo racional, porque todo está trasvasado en todo. Aunque la intención de dañar esté ausente, puesto que en la naturaleza jupiteriana no existe la premeditación del mal, las consecuencias de la revelación de sus secretos puede traerle vivencias desagradables, como por ejemplo la pérdida de la libertad.
Por otro lado, al ser la XII la Casa de la exteriorización de los deseos, Júpiter hará que la persona tenga una larga lista de deseos y muchos de ellos se pueden cumplir, siempre que estén en sintonía con su proyecto de vida.
Júpiter en esta posición también dará numerosas conquistas amorosas, porque a la persona le resultará muy fácil enamorarse.
Júpiter en Libra
Dará poderes a la razón, potenciará la convivencia, la vida social, la búsqueda de la armonía y de la ley. De manera que esta persona será la gran armonizadora de todas las situaciones, el perfecto intermediario en posiciones enfrentadas, el mediador entre patronos y obreros, entre marido y mujer, entre intereses particulares y generales.
Si en Cáncer, Júpiter impulsaba a la persona hacia el triunfo de los sentimientos y emociones, aquí la impulsa a regir su vida de acuerdo con lo razonable, de modo que se comportará de forma previsible, lógica, no guiada por un interés particular, puesto que en Libra las fuerzas de la razón son difusas, no concentradas en un objetivo, como ocurrirá más tarde a través de Géminis.
La razón, a través de la abundancia jupiteriana, aparece revestida de sus mejores galas y la persona queda deslumbrada por ella, es como un niño ante un juguete en el día de Reyes y como ese niño lo dejará todo de lado para “jugar“ con el maravilloso objeto. Así veremos que la persona querrá juzgarlo todo, arbitrarlo todo, dar su parecer de manera solemne, como lo hace Júpiter siempre.
Para conseguirlo, nada mejor que ocupar el sitial de un juez en una audiencia pública, de modo que no será extraño que encontremos a esa persona en un palacio de justicia. En esa función, se mostrará generosa, humana y si entra en cólera contra uno de sus clientes, mostrará todo el aparato de truenos y relámpagos, tal como lo hacía Júpiter en sus galas mitológicas. Pero todo ello no será más que una puesta en escena para impresionar. Fustigará el delito pero su justicia no será nunca rigurosa.
Si Júpiter forma malos aspectos, su justicia será venal, será sensible al soborno y su corrupción se mostrará más en el sentido de una tolerancia excesiva que de un extremo rigor. Hará la vista gorda ante el delito, si el abogado defensor le pone un sobre en la manga o bien se inclinará de un lado determinado para alagar o favorecer a un protector o para conseguir un título de gloria ante un superior. Su justicia no será justa, pero será humana.
En otro orden de cosas, la excesiva benevolencia aplicada en un dominio que corresponde a Binah, puesto que Libra es el Vav de los signos Cardinales, inclina a una tolerancia fuera de lugar, que da paso a todos los excesos generadores de reajustes ulteriores; de modo que es el bien que genera el mal o la bondad que no hace más que aplazar la hora del ajuste de cuentas.
Así veremos a esa persona mal aspectada defender lo que no debería, la tolerancia de las situaciones viciosas, los malos hábitos generadores de placer transitorio.
En resumen, Júpiter en Libra dará a la persona con la cual uno puede entenderse. Por enfrentadas que sean las posiciones, se puede dialogar con ella y puede llegarse a la conciliación. Por eso mismo será el cónyuge ideal, el que sabrá sacrificar sus intereses egoístas para que el otro pueda realizar los suyos.
Libra es un signo venusiano, con una vertiente exteriorizadora por ser un Vav de los Cardinales, actuando en el Mundo de Formación, donde Venus convierte las pulsiones en imágenes artísticas. Si esa capacidad artística existe, es decir, si Venus forma buenos aspectos y Marte coopera, sin lo cual faltaría la mano de obra, Júpiter amplificará el talento, le dará brillantez y puede dar el artista famoso, del que todo el mundo habla.
Si es pintor lo verá todo en grande y necesitará muros gigantes para sus frescos. Puede ser también el director de orquesta, puesto que la música es la expresión material de esa armonización de tonos que se produce en Libra.
Júpiter en Casa VII
Da magnitud al otro, al aliado, al cónyuge, a la sociedad en general, de manera que la persona se encuentra enfrentada con alguien que lleva las de ganar y no solamente eso, sino que la persona se comportará de forma adecuada para que el otro gane.
Es muy importante considerar este punto, o sea, las tendencias impresas en una carta astral proceden del interior de la persona, no de un inexistente exterior. El marco exterior existe, por supuesto, pero cada persona lo transporta con ella, es su decorado, en el que se desarrolla el drama de su existencia y los personajes que aparecen en esos escenarios ella los pone también. De modo que si sale en él el villano, el ladrón, el asesino, la persona célebre que nos aplasta con su fama o la que nos viene a regalar millones, todos ellos son nuestros personajes, los que nosotros ponemos en el guión de nuestra vida.
Júpiter en Casa VII indicará pues que el otro es el ganador, es el importante, el que tiene suerte, pero ese otro no es más que una faceta, una tendencia del propio yo, que aparece bajo ese aspecto para suministrarnos una determinada experiencia que no hemos podido realizar sin necesidad de escenificación externa.
Si la experiencia de Júpiter en Casa VII pudiera realizarse internamente, sin escenificaciones, se trataría de trabajar en la polaridad contraria de aquella con la cual nos identificamos. Se trataría de la experiencia de la desidentificación con ciertas cosas, la despersonalización, el abandono del culto de la personalidad en provecho de la obra impersonal, anónima.
En una sociedad en la que se adora al héroe, al caudillo, a quien realiza hazañas, es muy difícil que una persona se decida a trabajar en las antípodas de sí misma, para la mayor gloria de aquello que combate. Pero todos los líderes de hoy amanecerán un día, en una nueva existencia, con un Júpiter en Casa VII, para que aprendan a doblegar su cerviz ante el otro.
Júpiter en la VII llevará a respetar al enemigo, a venerarlo, admirarlo y ese sentimiento acabará por convertir el rival en un aliado. Cuando esto ocurra, Júpiter habrá conseguido sus objetivos y esa persona ya no será un promotor de guerras, puesto que la potenciación del Yo contra el otro, acaba siempre transfiriéndose al nivel colectivo y entonces el enfrentamiento es de una clase contra otra en la modalidad de guerra civil o de un pueblo contra otro, si el conflicto no se resuelve en el interior de una comunidad.
Júpiter en la Casa VII no llevará a la persona a la guerra, porque sentirá admiración por el otro, porque ese otro será benevolente para con ella y podrá sacarle muchas ventajas, con buenos aspectos.
Con malos aspectos, sobre todo si provienen de planetas de la izquierda (Saturno, Marte y Mercurio), el otro ya no será tan magnífico, ya no le aportará tantas ventajas, su aureola se verá manchada y será más difícil la identificación con él.
De un modo u otro, no le conviene a esa persona ir a reclamar ante un tribunal, porque siempre, tanto si tiene razón como si no, la importancia del otro hará que los jueces se inclinen a favor de él, de ese otro. Su estrategia debe consistir en conseguir los buenos oficios del otro, en propiciárselo y hacerlo actuar en su nombre y en proceder de manera que sus intereses no se encuentren nunca enfrentados con los del aliado para no convertirlo en rival.
Con buenos aspectos, la posición anuncia un matrimonio feliz, una asociación con alguien importante: el bienestar aumentará al matrimoniar y la riqueza vendrá al asociarse comercialmente, de modo que debe recomendársele a la persona que se asocie, que pacte amistosamente que firme compromisos.
Los malos aspectos, si el planeta aspectante procede de la derecha, sobre todo de Venus, darán un cónyuge, un aliado o un socio juerguista, gozador derrochador, al que todo se le irá en vino y rosas.
Júpiter en Acuario
Está trabajando en la interiorización del pensamiento, imprimiendo solemnemente, con ceremonia, la ley en el interior de la persona, la cual entrará así en posesión de la evidencia de la verdad. Esa verdad se presentará ante ella con sus ropajes más suntuosos, espléndidamente y así el mensaje poseerá una fuerza persuasora inigualable.
Esa verdad promocionada por Júpiter, puede evidenciarse por la vía de las meditaciones y reflexiones, puede venir a través de un libro o escenificarse en la persona de un instructor, un maestro, que poseerá todos los atributos de Júpiter de prestigio, autoridad elocuencia, para que la persona lo acepte como tal.
Se formará pues en su interior la imagen del perfecto funcionamiento de las cosas y si sus mecanismos exteriorizadores funcionan, si los signos y Casas de Tierra tienen protagonismo, podrá reproducir en el mundo de abajo la dinámica del de arriba, dando lugar a la producción de objetos, de máquinas, es decir, siendo un inventor.
Si son los signos de Aire los que dominan, su verdad se expresará en el dominio filosófico, en el de las ciencias abstractas, que difundirá si Géminis dispone de un canal adecuado y de fuerza planetaria, sin la cual nada puede hacerse, ya que los planetas constituyen la fuerza Vav, la ejecutiva.
La simple posición de Júpiter en Acuario no impulsará a la exteriorización, sino a la contemplación: la persona absorberá la verdad, se apercibirá de ella y hará que en su interior todo funcione de acuerdo con sus leyes, de modo que su comportamiento cada vez estará más de acuerdo con lo que ha comprendido de las tales leyes.
Los malos aspectos harán que se exagere la importancia de ciertos detalles, según sea el rostro jupiteriano que domine y entonces todo funcionará mal: su verdad solo será a medias y su comportamiento sufrirá las consecuencias, lo mismo que las máquinas que pueda inventar, que solo funcionarán a medias o no funcionarán.
Júpiter en Casa XI
Indicará que las personas en afinidad con nosotros son poderosas, bien situadas, bondadosas, prueba de que nosotros mismos hemos alcanzado un alto nivel. Indica que en un pasado hemos trabajado mucho con las fuerzas del pensamiento y que la labor ha sido positiva, ya que tenemos derecho ahora a beneficiarnos de las leyes y reglamentos que la lógica y la razón han ido estableciendo.
Así pues, esta posición valdrá a la persona el aprovecharse de leyes beneficiosas, de contratos, reglamentos, disposiciones, hábitos sociales que también lo son o bien gozará del favor de los personajes que manipulan tales leyes.
Los amigos y protectores bien situados constituyen el signo externo de que la persona ha superado ya dos ciclos y está a punto de superar el tercero, de modo que las dificultades quedan lejos y el porvenir es risueño.
Los malos aspectos indicarán que si bien los trabajos se han llevado a cabo, la persona no los ha realizado como era debido, y entonces esos amigos y protectores le harán concebir grandes esperanzas, eso sí, pero pocas se cumplirán o bien obtendrá algo irrisorio en comparación con lo prometido.
La Casa XI cubre las grandes planificaciones, aquello que se ha ido estructurando paso a paso, desde la actuación inconsciente de los signos de Fuego, la egoísta de los signos de Agua y ahora se repite con un nuevo enfoque.
Los malos aspectos harán que esos planes naufraguen porque las personas que los promocionan, los amigos o bien las circunstancias sociales son inadecuadas a lo que se está tramando.
Júpiter en Géminis
Dará poder a la expresión del pensamiento. Si en Libra la persona jugaba a pensar, formulando juicios sin mucho fundamento, en Géminis el pensamiento interno ha sido elaborado en la fase anterior –Acuario– y se orienta hacia un objetivo preciso. Ya no es el juez que lo juzga todo sin conocer nada, sino quien habla con conocimiento de causa, después de convencerse de sus afirmaciones.
A esos juicios maduros, Júpiter les presta grandiosidad expresiva, de modo que la persona será un gran tribuno, un gran polemista, ejerza o no como tal por profesión. Hablará abundantemente, con la ayuda de gestos grandilocuentes; con ceremonia, con ritual. La fuerza moral de sus argumentos será irrebatible y la expresión sentimental será insuperable, puesto que Júpiter es maestro en ambos campos, propios de Sagitario y Piscis.
Como Júpiter es significador de poder y de dominio, la persona será dominante en un medio de comunicación social, en la publicidad, Internet, en un departamento de relaciones públicas. Puede ser una gran escritora, una gran oradora, una gran periodista.
Los malos aspectos harán de ella una incontenible parlanchina, una escritora prolija que empleará cien líneas para decir algo que podría expresarse en tres. O en una defensora granguiñolesca de malas causas, de malos argumentos.
Por su posición en el Árbol Sefirótico, vemos que Júpiter es, por un lado, el exteriorizador del pensamiento divino, función que realiza con la ayuda de los materiales de Sagitario. Por otro lado, es el que ejerce funciones de divinidad –de Kether– en un mundo inferior, el emotivo, siendo así el enlace entre ambos mundos.
El pensamiento humano se proyecta hacia el mundo material y su objetivo consiste en ver como el Designio procedente de arriba, puede encajar en el mundo de abajo, lo cual obligará a recortar ese Designio hasta hacerlo irreconocible. De esa función se ocupa Mercurio, el “hijo” mitológico de Júpiter.
Si es Júpiter quien administra las energías de Géminis, lo hará, en primer lugar usurpando las funciones de su hijo, como esos padres autoritarios que dictan a sus hijos la conducta a seguir. En segundo lugar, actuará en defensa de los intereses de su mundo, procurando instalar en la tierra las leyes de arriba, sin tener en cuenta que el medio es distinto y que la tarea resulta imposible.
Todo ello dará lugar a la exteriorización de ideas que no son aplicables, pero envueltas en una tal aureola de prestigio, solemnidad, bondad, generosidad, que las hace inatacables. Encontrará pues escasos opositores, a los que vencerá con facilidad gracias a la elocuencia que emana del signo. Pero una vez conseguida la victoria, se encontrará con que no se puede aplicar a la realidad y que se limita a ser una victoria moral, de prestigio, pero sin valor operativo.
La Astrología Tradicional reconoce este aspecto diciendo que Júpiter en Géminis se encuentra en Exilio, o sea, operando en una tierra que no es la suya, que se rige por otras leyes, de modo que por mucho que juegue a ser el ejecutivo, todo ello no será más que una pantomima.
Los buenos aspectos harán que la conciencia capte la situación, que la comprenda y que esté en condiciones de arbitrar medios para que Júpiter deje de ser Júpiter y actúe como un dios en el exilio, sometiéndose a las leyes que no conoce y procurando así tener su utilidad.
Los malos aspectos, al potenciar Júpiter excesivamente, no permitirán a la conciencia de la persona descubrir la situación y así tratará de cambiar con medios que en sí mismos son buenos, situaciones humanas que no resisten ese tipo de terapéutica, de modo que el enfermo, en lugar de recuperarse, se extinguirá.
Del mismo modo que no se pueden matar moscas a cañonazos, esta persona se encontrará con un intelecto demasiado brillante para la sociedad en la que se encuentra.
Júpiter en Casa III
Potenciará la expresión del pensamiento que la persona ha exteriorizado. No es el pensamiento cósmico el que expresa, como en el caso de la posición en Géminis, sino el suyo en particular, de modo que la posición tendrá más o menos significado según sea la mentalidad de la persona.
Cualquiera que sea esa mentalidad, Júpiter en la III ha de dar abundancia de palabras y facilidad de escritura, o sea, ha de facilitar la liberación del pensamiento.
Si no forma malos aspectos, su bondad hará que sea fácil a la persona el acceso a los medios de comunicación y por poco que otros aspectos contribuyan, esta posición dará éxitos en el periodismo, la literatura, radio, televisión, Internet, redes sociales, en las relaciones humanas, publicidad y todo lo que sea relación, conexión lógica del pensamiento con el espacio social que ha de interiorizarlo.
Pero del mismo modo que en Géminis, Júpiter se encuentra fuera de lugar, también en la Casa III liberará de la persona un pensamiento selectivo, manteniendo en el interior lo que no es conforme a su naturaleza. Ello dará lugar a una persona que no es en el fondo lo que dice ser, que deforma su propio pensamiento, liberando un optimismo, una generosidad, una potencia que no es más que una parte de su yo pensante.
Los malos aspectos amplificarán la expresión de esta parte del pensamiento, dando lugar a las manifestaciones dogmáticas, arrogantes.
Esta dinámica, en su manifestación exterior, dará hermanos y un prójimo en general de mente aparentemente muy abierta, pero que en realidad no son exactamente como aparecen: hermanos periodistas, el medio ambiente en que vive la persona será el de la comunicación social.
Júpiter en Capricornio
Estimulará enormemente los afanes constructivos. Se encuentra aquí en los dominios de su padre Saturno o sea, operando a un nivel superior al suyo. Organizará los recursos materiales, aparentemente con mayor eficacia, pero en realidad, al explotar al máximo las posibilidades que ofrece el mundo material, estará empobreciendo el futuro, al igual que ocurre en esos países petrolíferos, que al disponer de poderosas máquinas para extraer el petróleo, están consumiendo en el presente las rentas de su futuro.
Júpiter siendo el ejecutivo de las leyes de Saturno, tendremos que en esta posición el ejecutivo se superpone al legislativo, dando lugar a la situación de la ciudad sin ley en la que domina el más fuerte.
Lo que la persona haga con las posibilidades que le ofrece la materia capricorniana, dependerá mucho de los aspectos que Júpiter forme. Con buenos aspectos, los recursos materiales han de utilizarse con propósitos altruistas, para mejorar la vida de la sociedad. Tendremos pues la figura del creador de riqueza. Establecerá su poder sobre las sociedades que controlan en suelo, las edificaciones y procurará que ese suelo dé cobijo a edificios portadores de bienestar, instituciones benéficas, sanitarias, filantrópicas, educacionales.
Con malos aspectos la persona buscará la riqueza personal, el bienestar propio y será entonces cuando veremos que empobrece el porvenir para obtener un lujuriante presente.
De un modo u otro, Júpiter en Capricornio tenderá a dar más bienestar del que la persona debería obtener si observara escrupulosamente las leyes, anticipando el paraíso. La persona será una gran organizadora de la vida social, un promotor de construcciones, un auténtico capitalista.
Júpiter en Casa X
Indica que el poder culmina, alcanza su madurez, de modo que habiendo pasado por todos los ciclos de elaboración, la persona se encuentra en condiciones de materializarlo, o sea, de ejercerlo sin lugar a dudas y sin que nadie se lo dispute, ya que le corresponde por derecho propio vivir las experiencias inherentes a esa etapa.
Diremos pues: poder realizador, poder organizador, libertad para poder organizar el espacio social en que vive a su manera. Naturalmente ese poder no lo sería sin mando, de modo que esta persona mandará, se encontrará al frente de la empresa en que trabaje, será director general de su organización.
Los astrólogos han comprobado que cuando Júpiter transita por la Casa X, sobre todo formando buenos aspectos, el triunfo aparece en la vida de la persona. La astrología convencional concluye que en esta posición Júpiter aporta suerte.
Es preciso comprender que esta suerte es el fruto de una larga elaboración y el tránsito de este planeta por este sector del horóscopo, una vez cada doce años, produce el dominio sobre aquello que en el curso de la vida se ha ido elaborando, siendo evidente que si no se ha elaborado nada, nada podrá dar Júpiter cuando, por tránsito, ocupe la Casa X.
En cambio, la posición radical indica que en anteriores vidas se ha ido realizando el trabajo a distintos niveles, empezando por el puesto de botones de la empresa, el de obrero manual, el oficinista y ahora vivirá la experiencia desde el sillón de director general.
Los malos aspectos indicarán dificultades, cambios, ejercicio de la dirección en circunstancias críticas, en empresas a punto de quebrar o tropezando con otras dificultades, pero no conseguirán arrancarle su trofeo; harán únicamente más penoso conseguirlo.
Júpiter anuncia pues victoria. En un general y en tiempos de guerra, será el indicio más evidente de triunfo en el combate y de supervivencia en la batalla.
También puede dar un padre o un jefe poderoso, magnánimo, expansivo. Objetivos ambiciosos. Triunfo en la profesión.
Júpiter en Tauro
Dará esplendor a los goces, a la justa recompensa por el trabajo realizado en la fase anterior. Si en Capricornio Júpiter ofrecía abundancia de medios para edificar, aquí la abundancia de bienes para gozar de ellos. El perfil que más concuerda con esta posición es el de rentista, la persona que vive de su capital.
Los goces de Tauro, como ya hemos visto, son los de la propiedad de una suntuosa residencia, rodeada de jardines, en un paisaje paradisíaco; de modo que la persona se aislará de la masa, se creará un recinto y será un gran consumidor de bellezas estéticas, amante de la pintura, de la música, de todas las artes y protector de artistas y creadores, si Júpiter forma buenos aspectos.
Los malos aspectos con planetas de la derecha darán al sibarita, a quien vive exclusivamente para los placeres de los sentidos. Al amplificar Júpiter ese aspecto de su vida, otros aspectos empobrecerán y su existencia girará en torno a los goces.
Si los malos aspectos vienen de la izquierda, su capacidad de goce se verá disminuida y puede ser quien teniéndolo todo, no disfruta con nada, ni tiene apetito, ni le interesa el sexo o no siente ningún placer sensual.
Si se manifiesta en la sociedad, esa persona será la promotora de festejos públicos o privados, quien asegurará con su trabajo que los demás gocen como ella goza, pero trabajará por afición, no porque lo necesite.
Júpiter le sitúa al margen de la sociedad, en una especie de reserva de privilegiados y su aportación a las tareas humanas será benévola.
Si su estado evolutivo es elevado, sentirá la imperiosa necesidad de ayudar y entonces será quien pone su fortuna a la disposición de la sociedad, quien se considera el administrador de los medios que Dios le ha confiado.
Júpiter siempre es poder y en Tauro es poder sobre el mundo estructurado, sobre el orden reinante, pero quizá sean pocos los que utilicen ese poder. Los más lo convierten en un simple poder de no hacer nada, en un poder de gozo personal totalmente estéril.
Representa una de las pruebas más difíciles para el peregrino porque a menudo cree que ya ha llegado, cuando no se encuentra más que al final de una etapa.
Júpiter en Casa II
Dará poder en el dominio económico. El dinero vendrá sin necesidad de buscarlo, ya que si en la etapa anterior, con Júpiter en la Casa X, la persona trabajaba en la cumbre, ganado mucho dinero sin duda, pero con un esfuerzo, ahora recogerá los beneficios, no solo de esa etapa en que era director general, sino de todas las etapas cíclicas desde que fue botones hasta la cumbre. Ganar dinero será su oficio y distribuirlo.
El perfil que más se acomoda a esta posición es el de banquero. Pero al margen de lo profesional, a la persona le ofrecerán dinero viniendo de los lugares más inesperados.
Cada doce años Júpiter transita por la Casa II de un Horóscopo y si en la etapa anterior daba el mando en aquello que la persona había ido elaborando, en la Casa II dará el beneficio. Pero, como decíamos antes, beneficio supone trabajo previo y si no ha sido activo y emprendedor, no debe extrañarse que los resultados de Júpiter en la II sean mediocres.
Los buenos aspectos significan que Júpiter es sostenido por otras fuerzas planetarias o sea, indica que aquel dominio es activo y por lo tanto, el dinero vendrá.
Los malos aspectos, si vienen de la derecha, indicarán el derrochador, quien gasta más de lo que gana. Si vienen de la izquierda, darán mala suerte en el manejo de fondos y obstáculos para cobrar y entrar en posesión de lo que legítimamente es suyo.
Júpiter en Virgo
Estará dando poder al análisis, a la penetración en el detalle, en lo infinitamente pequeño. En el microcosmos se encuentra la verdad macrocósmica y los griegos resumieron este hecho en un axioma que reza: “Conócete a ti mismo”, ya que conociendo el perfecto funcionamiento de nuestro microorganismo, conoceremos el funcionamiento de la máquina cósmica.
Pero Júpiter, al desplegar sus exuberantes poderes sobre la actividad analítica, de la cual la materia ha de “salir” para manifestar el fruto esencial que contiene, le da un enfoque desproporcionado y todo adquiere una importancia que no debería tener; lo desorbita, induciendo a la persona a pensar que allí se encuentra una verdad magna, una verdad que lo es por sí sola, no formando parte de un contexto.
Por ello la Astrología Tradicional nos dice que Júpiter en Virgo se encuentra en el Exilio, como también lo está en Géminis, el otro signo mercuriano. También en Virgo es Mercurio quien, ponderadamente, debe tratar las fuerzas del signo, extrayendo de ellas la memoria exacta que el Ego ha de absorber, mientras que las actas que le enviará Júpiter al Ego no serán exactas, por estar realizando una función que no es la suya.
Así pues, aun formando buenos aspectos, Júpiter en Virgo velará más que descubrirá el contenido del signo, procurando a la persona convicciones procedentes del mundo material y que deben ser computadas con las procedentes de arriba.
En otras palabras, dará personas materialistas, ricas en sabiduría procedente de la observación y pobres en intuiciones viniendo de arriba. Siendo eminencias en el ramo de la ciencia que estén practicando, admitir que la verdad no está allí donde la buscan, equivaldría a labrar la ruina de su propia reputación. Por ello es difícil que alcancen la auténtica verdad y permanecerán en su papel de lumbreras de una ciencia material que explica muchas pequeñas cosas, pero que ignora lo esencial.
Los malos aspectos, al poner oscuridad a la investigación, aumentarán considerablemente la posibilidad de cometer errores y ello dará lugar a la figura del sabio que se equivoca, que elabora falsas teorías. Si esos malos aspectos vienen de planetas de la izquierda, los errores serán de gran magnitud y pueden comportar peligrosidad, que afortunadamente no acabarán en catástrofe porque se trata de Júpiter.
Por otra parte, esta posición implica una renuncia al poder. El poder jupiteriano, que se ha ido ejerciendo en sus distintas modalidades a lo largo de los ciclos, tiene que ser abandonado para iniciar una nueva experiencia de poder a partir de cero.
Ya sabemos cuan doloroso resulta ese tipo de abandono inscrito en Virgo y cuan difícil le resulta a la persona concienciarse de que esto debe ser así. El tipo de poder que Júpiter en Virgo representa es el político, no de una manera directa, sino como eminencia gris, ya que habiendo pasado por el ejercicio de todos los poderes zodiacales, la persona es una enciclopedia viviente en lo que a dominio sobre las cosas se refiere y se encuentra en inmejorables condiciones para aconsejar.
Su sabiduría puede llevarle a ambicionar el poder aparente, que difícilmente obtendrá, ya que encontrándose en la fase de liquidación de los poderes, es desde una posición crepuscular que los ejercerá y no desde el podio.
Saber salir por el foro, esa será su experiencia y necesitará mucha humildad para poder llevarla a cabo. (Albert Rivera, el ex presidente de Ciudadanos, tiene Júpiter en Virgo).
Júpiter en Casa VI
Dará prosopopeya a la exteriorización de los contenidos materiales, los llamados servicios. Sabemos que el canal VI es aquel por el cual circulan los residuos terminales. Es algo que ineludiblemente debe salir y Júpiter en este sector de la carta magnificará la salida, le pondrá pompa, protocolo, ceremonia, como si ese desprendimiento necesario fuera algo por lo cual debiera admirársele.
Si en Virgo, Júpiter no estaba en una región adecuada a sus funciones, tampoco lo estará en la Casa VI, que es canal natural de Virgo, ya que dará excesivo relieve a una función tan natural como puede ser la evacuación de los residuos del cuerpo humano.
El novelista Aldous Huxley en su novela “Los escándalos de Chrone”, describía un personaje que había montado una librería en las letrinas, en cuyas paredes colgaban telas de grandes maestros. Sin duda que el tal personaje tenía Júpiter en la Casa VI y esta pincelada describe mejor la dinámica de esta posición que si escribiéramos sobre ella páginas de texto.
Júpiter en la VI dará abundancia de servicios y hará que la persona se sienta poderosa ofreciéndolos, pero siendo servicios obligatorios, no deberá esperar que se los agradezcan y menos que se los premien.
Si la persona cumple con sus servicios, no deberá preocuparse por su salud, que será fuerte. Si intenta escaquearse de sus obligaciones, entonces los achaques se pondrán de relieve y le tocará visitar a unos cuantos médicos.
Con buenos aspectos, la persona proporcionará servicios eminentes. Puede verse bajo la dependencia de un alto personaje y ser su portavoz, el ejecutivo de una misión. Es evidente que si el propósito que la persona ha proyectado sobre su mundo a través de la Casa I es grande, si comporta una gran ambición, los frutos tienen que serlo también y en esta fase final que consiste en dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, esa restitución de lo interiorizado al mundo puede tener caracteres magnos.
Los malos aspectos, si vienen de planetas de la derecha, producirán una magnificación de las materias que ya han cumplido su tiempo de vigencia y que entran en la fase de desagregación. Ello dará lugar a la adoración de lo inferior, de los vicios, de lo corrupto, de los hábitos perniciosos.
Los planetas de la izquierda pondrán trabas al cumplimiento de los servicios, bien sea por malas disposiciones internas o por circunstancias difíciles y dramáticas.
Para la vida social de la persona, esta será una posición crítica, por cuanto supone desprendimiento del poder. O sea, como decíamos a propósito del signo, ese poder que Júpiter representa, ha llegado a su fase terminal y debe ser depuesto.
Se trata pues de quitarse la corona que esa persona ha llevado anteriormente, en otra vida. No se trata de que haya sido un auténtico rey con trono, pero sí lo habrá sido en su anterior entorno, en su círculo, grande o pequeño.
Si ya resulta penoso desprenderse de los pequeños hábitos, de las pequeñas posesiones materiales, lo será mucho más renunciar al poder, de manera que no será raro ver a esas personas investidas de una dignidad, de una susceptibilidad que fácilmente hieren las circunstancias que viven.
Una de sus pruebas consistirá en la humillación, porque sintiéndose todavía reyes y queriendo guardar a cualquier precio su corona, se encuentran con un entorno que no les trata precisamente como reyes. Su camino glorioso será el de entregar voluntariamente al mundo sus posesiones, lo que aún les queda, que pueden ser riquezas materiales, emotivas, intelectuales o espirituales, sin pedir por ello un pago que ya no están en situación de esperar.
Los malos aspectos harán que todo sea dado a regañadientes y la pérdida del prestigio puede tener caracteres de deshonor.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.