Introducción a la magia de los Evangelios
Una enseñanza para el tercer milenio
Kabaleb escribió que esta enseñanza se dirige al ser del Tercer Milenio, al de ese mundo nuevo y fraternal que ha de levantarse sobre los escombros de esta civilización que termina. Cristo representa la puerta que conduce a ese Tercer Milenio. Su vida marca las pautas que hemos de seguir para alcanzar ese esplendoroso Reino.
¿Qué tiene de particular este Tercer Milenio que no hayan tenido los demás? Lo particular es que en este Milenio florecerán las semillas que vino a plantar Cristo. Según las enseñanzas esotéricas el Designio Divino tarda mil años en constituir la semilla; otros mil en arraigar sus raíces en la tierra humana, y en los mil años siguientes, la planta aparece en el exterior.
Cristo vino a plantar la semilla del Amor, de la Fraternidad entre todos los seres humanos; la semilla de la unidad universal, y esa es la planta que florecerá en el Tercer Milenio.
Hoy en día, nos avergüenza declarar nuestro amor, y a menudo lo guardamos en el interior, sin atrevernos a proclamarlo. En el Tercer Milenio el Amor será una fuerza que emana al exterior, que se proclama por los tejados, no mediante vanas palabras, sino con gestos, con actitudes.
En este libro de Kabaleb, no se habla de Cristo solo como una figura histórica, sino, sobre todo, en su sentido mítico. Cristo es una fuerza que actúa en el interior de cada ser humano, y los acontecimientos de su vida nos refieren cómo esa fuerza penetra en cada ser empezando por nacer, hasta que, al morir, deja de ser una fuerza individualizada, expresándose por dentro como una tendencia particular para derramar su “sangre” sobre el conjunto de tendencias que forman nuestra personalidad anímica, convirtiéndolas todas a la dinámica crística. Ese es, por lo menos, el objetivo.
Es este un itinerario lleno de pruebas, porque la organización del mundo de Jehovah, en el que nace Cristo, con sus leyes, sus reglas, no propicia la eclosión del Nuevo Universo que Cristo vino a desvelar, sino que, solo asumiendo, asimilando todas las reglas y leyes del viejo mundo, conseguiremos pasar al Nuevo.
La Enseñanza de Cristo nos revela que cada ser humano contiene en sí mismo toda la organización cósmica: cada uno está en posesión de la Verdad, y que es inútil que la busque fuera, porque está dentro.
A partir de un cierto punto, su Enseñanza excluye a maestros, a jerarquías, a gurús, porque preconiza que todos llevamos, el gurú, al jerarca, al maestro, incorporado. Solo se trata de aprender a conectar con él.
Estas enseñanzas van destinadas a quienes buscan al Maestro en su interior y que están dispuestos a despertar a su divinidad interna.
Hasta ahora, el ser humano se ha dedicado a preparar el escenario en el que la “función” ha de tener lugar. Si visitamos un teatro cuando los tramoyistas y carpinteros preparan el escenario, nos veremos abrumados por el polvo que levantan y por sus golpes de martillo. Pero cuando el trabajo de montaje ha terminado y la función comienza, nos maravilla ver como las luces, la música, todo se pone al servicio de los protagonistas para que su tarea se vea facilitada. Hasta ahora hemos estado preparando la tramoya, y en este Tercer Milenio empezará la función.
Ojalá que estos textos te faciliten el tránsito del mundo de las reglas al del Amor; del mundo de Jehovah, al de Cristo, a ese Reino, que es el Reino de lo Humano.
Kabaleb nos habla aquí de entrar en una nueva era, en la era del amor, en esa tan cacareada era de Acuario en la que aprenderemos a ser más fraternos y a guiarnos por valores distintos. Muchos de los que escuchéis esto pensaréis que se trata de una quimera. También debió pensarlo Julio Verne cuando inventó el submarino o el helicóptero. Bueno, es cierto que él no los patentó, pero aparecen en sus novelas antes de haber sido inventados. Walt Disney solía decir: si puedes imaginarlo, puedes conseguirlo. Aunque la verdad es que hemos capado un poco nuestra capacidad de imaginar y nos hemos sumergido en algo que llamamos “realidad” y que a mi entender mal interpretamos y lo confundimos con negatividad.
Lo que Jesucristo vino a proponer es un viaje a través de nuestra geografía interna, un viaje que nos lleve a conocernos mejor, a ser más conscientes de todas esas capacidades que están ocultas en los pliegues y repliegues de tu alma.
Inicialmente, ni siquiera tienes que creer en lo que voy a contarte en este viaje, sino solo tener un poquito de fe, la suficiente como para seguir escuchando para ver qué sucede en tu vida. Si algo se remueve, si algo cambia, si algo resuena en tu interior, si algo despierta a ese maestro interno que debería guiarte y ayudarte para que tu vida se equilibre, sea más próspera y feliz.
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