En el trono de su gloria
“Cuando el Hijo del Hombre vendrá en su gloria -prosigue Jesús- con todos sus ángeles, se sentará en el trono de su gloria y todas las naciones serán reunidas ante él”. (Mateo XXV, 31).
Ya hemos visto en los capítulos anteriores que el retorno de Cristo ha de tener lugar en el quinto Día de la Creación, y que en la quinta ronda del actual cuarto Día se producirá un ensayo general de las condiciones de vida en el quinto Día.
El quinto Día estará regido por el Hijo, como lo estuvo el segundo Día. En el proceso involutivo, el primer Día reinó el aspecto Padre-Kether; en el segundo Día, Hochmah-Hijo; en el tercer Día Binah-Espíritu-Santo. En el proceso evolutivo el orden se invierte y en el cuarto Día rige Binah; en el quinto Hochmah y en el sexto Kether. En el séptimo nos regiremos nosotros mismos.
Por ello dice Jesús que cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, con sus ángeles, procederá a poner orden en las naciones.
“Separará los unos de los otros –prosigue Jesús– como el pastor separa los corderos de las cabras y pondrá los corderos a su derecha y lo machos cabríos a la izquierda. Entonces el rey dirá a los que están a su derecha: venid vosotros, los benditos de mi Padre; tomad posesión del Reino que os ha sido preparado desde la fundación del mundo. Ya que, tuve hambre y vosotros me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era extranjero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; estaba enfermo y me visitasteis; estaba en la cárcel y vinisteis hacia mí. Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te hemos visto hambriento y te hemos dado de comer, o te hemos visto sediento y te hemos dado de beber? ¿Cuándo te hemos visto extranjero y te hemos recogido, o desnudo y te hemos vestido? ¿Cuándo te hemos visto enfermo o en la cárcel y hemos ido hacia ti? Y el rey les responderá: en verdad os digo que cada vez que habéis hecho esto a cada uno de los más pequeños de mis hermanos, es a mí que me lo habéis hecho”. (Mateo XXV, 32-41).
Aquí Jesús da los últimos toques a su enseñanza antes de abordar la fase de la pasión, proporcionando a sus discípulos un pequeño resumen sobre el comportamiento que ha de permitirles situarse en la columna de la derecha en el quinto Día de la Creación.
Ya hemos visto en los últimos capítulos que toda la oleada de vida humana se encontrará activa en ese quinto Día, pero no todos podrán utilizar los recursos del mundo de ese quinto Día de igual manera, y al decir esto, pusimos como ejemplo a los monos, los cuales, formando parte de nuestra oleada de vida, no pueden sin embargo conducir un coche, ni arar la tierra, ni disfrutar de una buena película.
Aquí nos dice Jesús que en el mundo futuro, unos estarán a la derecha y otros a la izquierda, realizando cada grupo funciones muy específicas. En efecto, por el estudio del Árbol Cabalístico sabemos que la columna de la derecha es la que facilita al universo la energía que le permite funcionar mientras que la columna de la izquierda da la forma, la materia que sirve de soporte a las experiencias. En la derecha está la vida; en la izquierda, el escenario en el cual esta vida se manifiesta.
En ese mundo futuro del que hablamos, la materia física habrá desaparecido, pero existirá la materia que hoy llamamos etérica, que tendrá una consistencia parecida a una nube, y de ella estarán hechos los cuerpos humanos y todo cuanto necesite de una forma para existir. De modo que aunque las condiciones de vida sean muy distintas, ese mundo futuro seguirá asentado sobre dos columnas, la de la vida y la de la forma, y si ahora toda la humanidad trabaja con las dos, la vida actuando oculta en la forma, en ese mundo futuro, tal como nos dice Jesús en este punto, se producirá una separación y mientras unos trabajarán en la vida, otros lo harán en la forma.
Sería inútil lanzarnos a especular sobre la naturaleza exacta de esos trabajos. Nos dice la Cosmogonía revelada a Max Heindel por los Hermanos Mayores que en el quinto Día trabajaremos en la configuración del mundo vegetal, puesto que la Oleada de Vida hoy mineral, pasará entonces por su fase vegetal (o sea que tendrá un nivel de conciencia semejante al de los actuales vegetales) y actuaremos sobre ella del mismo modo que lo estamos haciendo ahora. Pero de momento solo trabajamos en la forma, modificando los minerales y convirtiéndolos en objetos útiles a nuestro propósito. En la etapa siguiente actuaremos sobre la vida; es decir, actuarán quienes estén a la derecha. Ello significa que dirigiremos la corriente espiritual de la oleada de vida vegetal, mientras que los que estén en la izquierda darán una forma a los vegetales.
Naturalmente, esto no será lo único que hagamos, del mismo modo que ahora no estamos siempre transformando el hierro en vigas ni la piedra en edificios. Como lo hay ahora, habrá un trabajo humano especifico y podemos vislumbrar algo de él, sabiendo que el mundo del pensamiento se refleja en los éteres y en él los videntes pueden contemplarlo. La obra divina aparecerá reflejada con todo su esplendor y en la visión de su unidad, todo particularismo desaparecerá de nosotros y tendremos la perfecta conciencia de formar parte de esa unidad.
Podemos añadir que el quinto Día será mucho más corto que el cuarto Día en el que nos encontramos. Será un Día de transición entre el cuarto y el sexto, del mismo modo que el cuerpo vital no es un cuerpo propiamente dicho, sino que se compone de las regiones superiores del cuerpo físico, y cuando este muere, el cuerpo vital se desagrega rápidamente, cosa que no ocurre con el cuerpo de deseos, que será aquél en el cual funcionemos en el sexto Día.
En el próximo capítulo hablaré de: tuve hambre
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