El simbolismo del desierto
Cuando los judíos le preguntaron a Juan el Bautista quién era, él respondió: “Soy la voz que grita en el desierto: ¡Allanad el camino del Señor!” En términos psicológicos, se llama desierto a la tierra humana que no ha sido cultivada. Existen en nuestros espacios internos llanuras fértiles y estepas en las que nada crece.
El sendero que va de Binah a Hochmah, del centro número 3, el de las normas, al número 2, el del amor, del Árbol de la Vida, se conoce con el nombre de desierto porque el ser humano de evolución media no lo ha recorrido aún en su sentido de retorno (el sentido de Ida sería de Kether a Malkuth, el de Retorno de Malkuth a Kether). En ese desierto la persona se perdería si no encontrara en ella “la voz de Juan”, esa voz que, como los oasis en los desiertos terrestres, constituye para el peregrino un aliento y una esperanza.
Todos aquellos que abandonan un día las realidades materiales de Binah para ir al encuentro de las realidades espirituales de Hochmah, oirán, cuando les parezca que se han perdido, la voz de Juan que les anunciará la proximidad de la meta.
En el camino espiritual siempre pasamos por momentos de silencio y de soledad, en los que nos parece estar solos ante el peligro que representa el cambio. Son esas travesías por el desierto. Pero en cuanto llamamos o pensamos en Juan, nos damos cuenta que no estamos solos, que a nuestro alrededor se mueven compañeros de cordada. Y que hay gente que ha transitado por ahí antes que nosotros y que nos está allanando el camino, como Juan se lo allanaba a Jesús.
El desierto representa siempre ese punto no recorrido hacia una nueva opción. Cuando dejas un trabajo para aventurarte en uno nuevo. Cuando te separas y te encaminas hacia una nueva vida o hacia una nueva forma de vivir tu vida.
Y usamos la expresión: predicar en el desierto cuando le estamos intentando vender algo a alguien que no ha transitado esa ruta, por ejemplo cuando le hablas de espiritualidad a alguien muy materialista.
En el próximo capítulo hablaremos del misterio del bautismo.
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