Somos lo que pensamos 2
En el ejercicio anterior confeccionaste una lista con palabras negativas y positivas que sueles pronunciar (o pensar), así que ahora ya conoces tus patrones de lenguaje.
Me gustaría que reflexiones sobre lo siguiente: si una persona se dijera constantemente «no valgo nada», «todo me sale mal», «nunca voy a conseguir nada bueno», ¿qué crees que sucedería? Y si, en cambio, se diera mensajes del estilo: «todo va a ir bien», hoy será un gran día», «puedo lograr lo que me proponga», ¿cuál sería el resultado entonces?
Puedes comprobar tus teorías hablando con alguna persona a la cual las cosas le suelen ir bien y acostumbra a tener éxito y con otra acostumbrada a vivir situaciones negativas. Observa qué forma de hablar tienen esas personas y qué mensajes se dan.
El lenguaje tiene un fuerte impacto en nosotros y, dejando de lado otros factores, nuestra comunicación interna (el diálogo interior) y la externa (lo que decimos a los demás) nos deja una marca indeleble, influenciará en nuestra manera de afrontar las situaciones de la vida. Podríamos decir que marca una parte de nuestro patrón de pensamiento y éste se reflejará en la forma que tenemos de enfrentar las situaciones cotidianas.
Imagínate que delante de un mismo problema hay dos personas muy similares y con los mismos recursos para hacerle frente. Una de ellas piensa que es complicadísimo y que no tiene la capacidad para encontrar una solución y empieza a sentir estrés y preocupación. La otra, en cambio, sabe que en ese momento no conoce la forma de solucionarlo, pero confía en su capacidad para encontrar información útil, se lo toma como un reto y se pone en marcha. ¿Cuál es la diferencia entra el primer individuo y el segundo? Su forma positiva de pensar.
En el ejercicio de hoy se trata de transmitirte a ti mismo (y a los demás) mensajes positivos. Cada vez que te infravalores o que te digas palabras negativas, modifícalas immediatamente. Por ejemplo, cambia «esto no se me da bien» por «voy a practicar para lograr realizarlo». Ya verás cómo cambiando la actitud cambian los resultados. Cuanto más lo hagas, más lo automatizarás, de manera que en unos días habrás logrado poseer un gran rango de palabras positivas que se situarán en tu parilla de salida, preparadas para que las expreses en todo momento.
Con un lenguaje positivo estarás acercándote a obtener acontecimientos positivos. Observa el gran poder que tiene la palabra.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
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