Selfie, el retorno del yo
Está de moda, la juventud lo usa de forma habitual y es normal ver en la calle a gente con un cachivache, con un palo alargado en el que coloca su teléfono móvil y se hace un selfie. ¿Esconde esta práctica algún simbolismo?
Selfie, término inglés que traducido, vendría a ser “autofoto”. Refleja la reciente costumbre de fotografiarse (especialmente con el móvil) uno mismo en cualquier situación, para mostrar dónde estoy, qué hago, con quién comparto el tiempo.
En inglés encontramos un término parecido, selfish, que significa egoísta. Este término viene del latín egoísmo, formado por ego (yo, el ser individual) más ismo (práctica de), es decir, la práctica del ser individual, del yo.
Hasta ahora nos educaban (y a menudo lo siguen haciendo) en el sentido que debíamos pensar antes en los demás que en nosotros mismos, nos han inculcado que el egoísmo es algo negativo, una mala cualidad. Pero si miramos en los Evangelios, el relato que está a la vanguardia de la Biblia y que describe la vida de ese iniciado llamado Jesús-Cristo, nos dicen: «la caridad bien entendida, empieza por uno mismo». Es decir, es necesario mirar primero en nuestro interior y después ocuparnos de lo que sucede fuera.
¿Y si en este tercer milenio estuviéramos avanzando en el desarrollo de nuestra personalidad y comprendiéramos que primero debemos pulir nuestra piedra bruta, antes de pretender cambiar al que tenemos enfrente?
Podríamos pues pensar que el selfie marca, en cierto modo, el retorno del yo, el mirarnos en el espejo. Buscamos el autorretrato, el vernos reflejados en distintas situaciones, para conocernos mejor. Luego lo publicamos en las redes sociales para que los demás opinen y nos brinden pistas sobre nuestra personalidad.
Quizá pues selfie sea el retorno del yo.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Tristán Llop
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