El secreto de la inmortalidad
¿Qué cuenta la cábala sobre la inmortalidad? ¿Somos realmente inmortales? ¿Es un mito?
Uno de los misterios que ha generado más dudas y más búsquedas en los anales de nuestra vida en la tierra es el secreto de la inmortalidad.
Para poder desvelarlo, primero debemos comprender un poco la estructura básica del ser humano. Cualquier creador, para serlo, necesita una creación. Así, nos relata la historia de la tradición, que el arquitecto que ideó todo este montaje al que damos el nombre de vida, empezó por determinar un periodo para desarrollar su obra: siete días cósmicos.
En el primer día lanzó los minerales; en el segundo, los vegetales; en el tercero, los animales y en el cuarto (el actual) los seres humanos. En su plan está que en el quinto día alcancemos el estado de consciencia angélico, en el sexto el arcangélico, y en el séptimo ya estaremos preparados para crear. Ya que el objetivo de un padre es que sus hijos tengan sus propias obras. Pero centrémonos en el cuarto día, qué es el que más nos interesa, puesto que es el actual. (este proceso está explicado con todo detalle en el ebook Los Misterios de la Obra divina).
A los animales, su primera creación animada, además de un cuerpo físico, también les añadió uno emotivo, para poder sentir. Para seguir avanzando en sus pruebas, a los humanos les añadió un cuerpo mental.
Así, estamos dotados de tres cuerpos, uno físico, uno emotivo y otro mental. Pero el arquitecto no fue capaz de crear unos cuerpos permanentes y al cabo de cierto tiempo, caducan. Esto nos obliga a reconstruir de nuevo esos cuerpos, y pasar por lo que llamamos la reencarnación.
Entonces, si nuestros cuerpos mueren ¿dónde está el secreto de la inmortalidad?
La clave está en que nuestros cuerpos son los que nos permiten desarrollar la vida y las experiencias que vivimos. Son los que nos llevan a evolucionar y a prepararnos para ser creadores. Pero esos cuerpos no son nuestra vida, sino que contienen la vida. Del mismo modo que un coche no es nada sin conductor o sin pasajero que le marque un destino.
Los seres humanos tenemos algo llamado espíritu o Ego Superior, que es el que contiene nuestra vida. Cuando sus cuerpos han finalizado su labor, le entregan la esencia de las experiencias vividas, del mismo modo que los comerciales de una empresa, al final del día, deben reportar de sus ventas al supervisor. Entonces, el espíritu encarga la construcción de nuevos vehículos para continuar acumulando experiencias, hasta que tengamos suficientes para ser creadores.
Aquí radica el secreto de la inmortalidad, el ego superior es inmortal, la vida fluye por él sin cesar. Lo que llamamos muerte, no es más que un tránsito, igual que cambiamos de coche cuando finaliza su utilidad.
Somos, por definición, seres inmortales.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Tristán Llop
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