¿Qué hacer con tus emociones negativas?
Las emociones son nuestra parte más irracional e impredecible. Van campando a sus anchas por nuestro ser, escondiéndose, mostrándose tímidamente o explotando como un volcán en erupción.
Poco podemos hacer para determinar su alcance, duración o intensidad, ya que son independientes de nuestro cerebro y por mucho que las meditemos, las racionalicemos o las intentemos analizar, no podremos detenerlas cuando se desaten.
¿Cuántas veces te has prometido no volverte a enfadar por algún motivo concreto o con alguna persona en particular e irremediablemente has vuelto a caer? ¿En cuántas ocasiones has intentado disimular una reacción que te salía de dentro y alguien se ha percatado?
Las emociones no pueden ni deben ser reprimidas, puesto que si permanecen encerradas demasiado tiempo, acaban por explotar el día menos pensado. Puede ser en forma de grito hipohuracanado (como en los dibujos de Pepe Pótamo) o de dolencia física. ¿Qué hacer, entonces, con las emociones negativas? Acompañarlas.
Después de experimentar una sensación desagradable para ti, trata de sacarla al exterior, en lugar de guardártela. Una forma de conseguirlo es a través de la verbalización, es de decir, comentando cómo te has sentido. Seguro que alguna vez te ha invadido la rabia y después de contar a alguien tu situación con pelos y señales e incluso con insultos adornativos, te has sentido mucho mejor. Eso es porque expresar con palabras nuestras emociones es terapéutico.
Otra forma de lidiar con tus demonios es buscando una actividad creativa, que te motive, como podría ser dibujar, hacer deporte, escribir, bailar, cantar. Deposita toda tu energía en ella al final de la jornada o cuando estés alterado/a con la intención de soltar todas tus tensiones y verás que obtendrás buenos resultados tanto en la actividad que realices como en la descarga de emociones.
Recuerda: si vacías regularmente tu vaso emocional, evitarás ir almacenando porquerías que te lleven a desbordarte. Te animo a que les des la mano a tus emociones negativas y las acompañes amablemente a abandonar tu ser.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
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