¿Qué es enfermedad?
La enfermedad es una distorsión de nuestro flujo energético, es una anomalía en el normal funcionamiento de nuestro cuerpo.
Veamos lo que dice Kabaleb, desde el punto de vista de la Kabbalah o Cábala sobre el tema.
Nunca en el mundo moderno ha habido tantos enfermos como ahora; jamás se han consumido tantos medicamentos y a pesar de que nunca tanta legión de médicos se dedicó a curar, sus consultas y ambulatorios están siempre llenos. Estar enfermo es lo normal hoy en día y muchas personas nos escriben para preguntarnos: ¿Qué es enfermedad? ¿Es kármico lo que tengo? Si lo es, ¿cuándo acabaré de pagar? Vamos a dedicar hoy unos comentarios a la enfermedad y a su génesis.
Desde el punto de vista espiritual y cabalístico, hay dos tipos de enfermedades: las estructurales y las funcionales. Es decir, las que corresponden a lesiones orgánicas o a vicios de construcción de las distintas partes que componen el cuerpo, y las que son debidas a un mal funcionamiento de la maquinaria interior. Las primeras tienen tendencia a ser kármicas; las segundas, generalmente, no.
Ya hemos comentado en alguna ocasión que los “errores” de una vida pueden producir en la siguiente defectos orgánicos. Así, por ejemplo, negar la evidencia de una situación (no querer verla) puede conducir a la ceguera; la insensibilidad y la indiferencia ante el prójimo pueden propiciar la sordera; el exceso patológico de protagonismo, acaparar puestos en la sociedad o comerse el espacio de los demás, pueden generar un cáncer, etc.
Estos males son estructurales y pueden durar toda la vida o sólo unos años, según el tiempo que necesite la persona para tomar conciencia de la situación que lo ha producido y erradicarlo de su horizonte humano. O puede corregirlo incluso sin tomar conciencia con un cambio de actitud en el sentido adecuado.
En cambio, los males debidos al mal funcionamiento de la maquinaria orgánica suelen ser producto de la actual vida y podemos curárnoslos nosotros mismos (o encontrar curas) rectificando nuestros errores. Entre esos males cabe apuntar, en primer lugar, los de tipo nervioso. La neurosis, la psicopatía, los complejos, la histeria, etc. son debidas a la no utilización de fuerzas que el universo ha puesto a nuestra disposición.
Pongamos que el Creador ha delegado en cada uno de nosotros parte de sus poderes para que le ayudemos a construir su mundo. Esas fuerzas actúan, en primer lugar, sobre nuestro cuerpo Mental, dándole energías para que produzca pensamientos creadores, para que imagine y transforme el mundo con su actividad realizadora.
Si esas fuerzas no consiguen que el intelecto se mueva; si nuestra mente está anclada en los lugares comunes, manejando ideas ya digeridas, viejas, convertidas en axiomas, en prejuicios, entonces descienden a nuestro Cuerpo de Deseos, impulsándolo a la acción, a sobrepasar la norma y desear más de lo permitido por nuestro Ego Superior. Si los Deseos consumen las energías destinadas a la Mente, cabe esperar de la persona actuaciones inmorales, antisociales, erróneas, pero que le aportarán experiencias con las que enriquecer el alma.
Es cuando las energías creadoras no han conseguido mover ni el intelecto ni los deseos, que descienden al cuerpo físico, perturbando su funcionamiento y produciendo la enfermedad, una enfermedad que sería debida a la incapacidad del individuo de responder mental o emotivamente a las solicitaciones cósmicas. ¿Qué hacer entonces para recuperar la salud?
Un estudiante nos escribe para preguntarnos si podría librarse de su angustia montando en bicicleta. Evidentemente, la práctica del deporte es una manera de gastar esas energías no utilizadas que parasitan nuestro organismo, de modo que mediante los ejercicios físicos podemos mejorar. Pero no deja de ser triste que unas fuerzas que nos han sido dadas para aportar la sabiduría, el orden celestial, la ternura, la bondad, el amor, tengamos que gastarlas en bicicleta y a veces ni siquiera en una de verdad sino en esas estáticas, de salón o de gimnasio, que emplea mucha gente para mantenerse en forma, con un cuenta kilómetros incorporado para contar la distancia que han recorrido… en una sala. Si, como mínimo, la gente se fijara un objetivo al hacerlo…
De este modo, vemos que el deporte es una válvula de escape para liquidar energías que no fueron utilizadas en estadios superiores y así tenemos que cuanto más materialista es una sociedad, más grandes son sus hazañas deportivas y más gimnasios tiene. Se ha bromeado a menudo diciendo que los hombres con mucho músculo tienen poca cabeza y la verdad es que el músculo excesivo está fabricado con las fuerzas que debían construir el pensamiento y el sentimiento y no lo hicieron.
Las enfermedades nerviosas parecen reservadas exclusivamente a las élites, no las económicas, sino las humanas. Se explica fácilmente la razón de que esto sea así, ya que se trata de personas que disponen de un superávit energético, dicho de otro modo, que llevan dentro una mayor ración de Dios. No se trata de un regalo de la providencia, sino del resultado de sus actuaciones anteriores. Por los servicios prestados al Creador, el Creador los ha provisto de un “plus” energético. Si utilizan esa virtud divina, pueden ser auténticas luces para sus hermanos, antorchas vivientes en el difícil camino de la evolución. Pero he aquí que la rutina de la vida los absorbe y acaban quitándose de encima sus fermentos creadores, convirtiéndose en plusmarca olímpica.
Tratemos pues de estar a la altura de la misión que Dios ha confiado a cada uno de nosotros, porque si no lo estamos, si convertimos en gimnasia lo que debían haber sido pensamientos sublimes, estaremos torpedeando de algún modo la obra divina.
A veces la acción espiritual no consiste en hacer o deshacer, sino tan solo en comprender y en experimentar unos grandes deseos de ser útiles. La comprensión y el deseo de servicio harán de nosotros material disponible para la sublime obra y entonces no tardará en aparecer el Instructor que nos señalará una misión.
La mayoría de los que están enfermos de los nervios, los que sufren angustia y depresión deben saber que las señales que despide su organismo se deben a que se están desinteresando de su misión esencial. Un trabajo humano les ha sido asignado y no lo están realizando. No se trata de ponerse a trabajar en una oficina o de poner un puesto de frutas en el mercado, sino de participar ampliamente en los grandes debates de la sociedad y de señalar a los demás la vía de la perfección. Hagamos lo que nuestro Dios interno nos ha llamado a hacer y no nos faltará salud.
Quisiera añadir al texto de Kabaleb que la Astrología cabalística o astrocábala es una fantástica herramienta para obtener pistas fiables sobre qué es lo que debemos hacer, sobre cuál es nuestro objetivo de vida. Los ángeles tutelares también nos marcarán el camino.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Kabaleb
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