¿Problemas? ¡Fuera!
Cuando tenemos un problema y queremos solucionarlo, solemos centrarnos en él con todas nuestras fuerzas y, en ocasiones, justamente eso es lo que nos lleva a no encontrar respuestas. Esto sucede porque estamos tan prefijados en nuestra dificultad, que es como si lleváramos orejeras de burro y no pudiéramos ver nada más que eso.
¿No te ha ocurrido nunca que sientas una necesidad de explicar un conflicto a alguien? Esto sucede porque hablar alivia, ya que se descarga una gran parte del peso que llevamos encima, pero también es debido a que proporciona otra perspectiva a nuestro problema: la de la otra persona. Este nuevo punto de vista, al ser ajeno al conflicto, será distinto al nuestro y podrá abrirnos un nuevo abanico de posibilidades.
Cuando alguien me pregunta ¿cuál es la mejor forma de afrontar un problema? Yo siempre respondo alejándose de él. Eso no quiere decir huir y actuar como si no existiera, significa abrir la mente y no prefijar nuestra atención en el foco del conflicto, sino en sus posibles soluciones. Esto puede ser complicado si estás envuelto en algo que te preocupa mucho, ya que también experimentarás emociones que puede que en ciertos momentos te «dominen».
Lo más fácil es que, en lugar de intentar expandir tu mente en un momento en el que está cerrada, hagas un movimiento físico de alejamiento del problema, ya que el cuerpo domina la mente. Y si no te lo crees, intenta bailar una música marchosa cuando estés triste y te darás cuenta de cómo el cuerpo modifica las emociones.
El ejercicio de hoy servirá para cuando tengas un problema que ocupe tu mente. Deberás salir del núcleo físico de ese conflicto, es decir, si estás en tu casa, ¡sal de ahí! Busca un lugar donde te sientas bien, que te guste. Por ejemplo la playa, la montaña, el centro de la ciudad, la plaza del pueblo, un parque que te relaje… Ve a ese sitio e imprégnate de la energía que te inyecta. Después, (esto es muy importante) ¡piensa en diferentes soluciones, no en el problema! Si te prefijas en él, estarás centrando tu foco de atención en lo que no quieres, cuando de lo que se trata es de atraer lo que sí quieres, es decir, soluciones.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
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