Saturno y su posición en los 12 signos y en las 12 Casas
Introducción
Saturno es el rostro visible de Binah, el Séfira que sacrificó parte de su luz para podernos dar un mundo en el que fuera posible nuestra existencia. Es la madre que se sacrifica durante nueve meses para dar a luz una maravillosa criatura.
Por lo tanto, la idea de sacrificio es básica y fundamental en Saturno, dondequiera que se encuentre situado en un horóscopo, significa que allí se producirá una restricción, una disminución de aquello que el sector anuncia, pero el sacrificio a la manifestación total de nuestro ser nos permitirá expresar con fuerza y con eficacia la parte que se salva del sacrificio. Podremos entonces dar a luz.
De ahí se desprenden una serie de ideas que podemos formular como: restricción, concentración, organización, orden, formación, continuidad de la existencia. En este sentido, la posición de Saturno en una carta astral señalará nuestra obra humana, es decir, señalará la parcela de luz que nuestro Ego Superior ha decidido convertir en materia en la presente encarnación y para ello será preciso que proceda ante todo a su oscurecimiento, tal como Binah procedió en la etapa primigenia de la Creación.
Allí donde está Saturno (en el signo y en la Casa), viviremos en cierto modo ese conflicto de los disidentes que vivió Binah, ya que una parte de nuestras fuerzas interiores se negará a colaborar con el plan establecido por nuestro Jefe interno y no tendremos más remedio que precipitarlos en «el abismo». Es decir, si te han encomendado una labor importante y tú habías pensado divertirte en ese espacio de tiempo, Saturno te empujará a sacrificar la diversión para realizar lo que debes.
Ninguna creación será posible en esa parcela mientras esa reducción no se haya producido, de modo que al examinar la posición de Saturno en una carta, lo primero que tendremos que recomendar a la persona es que establezca la unidad de criterio, en su fuero interno, sobre aquello que Saturno influencia, sin lo cual toda cristalización será imposible. Después, cuando haya hecho lo primordial, la persona podrá cristalizar su obra.
Saturno administra las esencias de dos signos del zodíaco: Acuario y Capricornio. En Acuario, Saturno es positivo, ejerciendo en él sus funciones de inteligencia activa, estructuradora del pensamiento, por lo tanto, creadora de porvenir, puesto que lo que es pensamiento acabará un día siendo acción material.
En Acuario, Saturno actúa como agente del mundo cabalístico de las Emanaciones. Gracias a su acción en este signo, los que poseen las disposiciones mentales adecuadas podrán traducir al mundo físico ideas procedentes de los mundos superiores: estos serán los inventores, los descubridores, los que trabajan en el futuro.
A través de las fuentes de Capricornio, Saturno actúa en el presente-futuro, en la realidad material por su polaridad negativa. Con los materiales de Capricornio, Saturno instituye el marco de nuestro destino.
Binah fue la que instituyó nuestro mundo material al «enfriar» su esfera. A nivel microcósmico, Saturno realizará igualmente esta función, es decir, nos dará a cada uno el escenario, el marco en el que tendremos que vivir. No actuará caprichosamente al instituir este marco, sino que tendrá en cuenta las necesidades engendradas por nuestro pasado, el karma a pagar y las necesidades de nuestra evolución, el programa del jefe interno.
Una vez instituido este escenario, nuestra vida tendrá que desarrollarse necesariamente en él, pero seremos libres de amueblar este escenario como nos plazca, ya que Saturno no pone los detalles, sino tan solo las paredes, el marco al que no podemos escapar.
Por ejemplo, Saturno pondrá en nuestra vida un campo, en el que podremos plantar variadas semillas o dejarlo yermo; pondrá unos personajes con los que podremos establecer relaciones amables o críticas, hará que nuestro camino sea accidentado o llano, que tenga abismos y grandes cumbres o que todo sea fácil y placentero. Será el que nos ponga los ladrones o los protectores en un punto determinado de nuestro camino y de nosotros dependerá el que pasemos rápidamente por la secuencia de los ladrones o que nos detengamos en ella, persiguiéndolos, pidiendo que se nos haga «justicia», con lo cual solo conseguiremos prolongar esa secuencia o quizá detenernos en esa parte del guión de nuestra vida.
En pocas palabras, Saturno pondrá el marco, el escenario, pero no su utilización, que dependerá de nuestro libre albedrío. Es importante que en tu vida haya orden y que puedas crear en ella una estructura coherente.
Saturno es la parte visible de Binah, su Rostro planetario y como hemos visto, es el que ejerce funciones ordenadoras en el universo. Saturno convierte la potencialidad de Hochmah en Leyes que permiten al universo funcionar de acuerdo con unas normas precisas y ayudan al mismo tiempo a la persona a descubrirlas y llevar una actuación conforme a las mismas.
Binah-Saturno exteriorizó la obra divina, la exportó, por decirlo así, a niveles inferiores y esa función exportadora fue llamada sacrificio, del mismo modo que cuando un país exporta a otro sus bienes, los sacrifica a su consumo personal, con el fin egoísta de obtener divisas. Lo que Binah buscaba con su sacrificio era conocimiento.
En la Biblia vemos como Moisés recibió de Yahvé, la divinidad actuante en Binah, las reglas precisas por las que debía regirse el Pueblo Elegido. Más tarde, Salomón recibió las medidas del Templo que debía edificar, dictadas con todo detalle. Del mismo modo, en el Horóscopo individual de cada persona, Saturno representa la regla, el marco de actuación en el que deberemos desarrollar nuestro proyecto.
Cuando Saturno entra en fase activa en una carta astral, ello significa que está dictándole a la persona reglas, como se las dictó a Moisés y Salomón: le dice como debe moverse, dónde debe ir, la proporción que deben tener todas las cosas. Claro que el ser humano medio no está en condiciones de escuchar esa voz y transgrede esas reglas. La no observancia de la norma acarrea los males derivados de ello y vienen los reveses.
Así pues, siendo el institutor de la Ley, Saturno será quien permitirá comprender el funcionamiento de la máquina cósmica. Urano procurará esa comprensión por iluminación, por golpe de flash, como dijimos al hablar de ese planeta. Saturno lo hará mediante el estudio de sus leyes. Su posición en un tema indicará en qué parte la persona debe buscar el conocimiento por el estudio.
Si la vida empezara para nosotros en la presente encarnación, Saturno se limitaría a ser un dador de normas. Pero la vida es una historia antigua y en esa suma y sigue que todos arrastramos, cuando una existencia termina, la síntesis de lo construido sube de nuevo arriba y en el umbral de una nueva existencia, Saturno no solo será el que fija las normas, sino también el que rectifica lo anteriormente hecho y que no se ajusta a ellas.
Sus instrumentos para esa labor son Marte y Mercurio, Gueburah y Hod, los Sefirot de su Columna, él mismo reservándose la función de crear el marco en el que la nueva existencia ha de desarrollarse.
Saturno en una carta astral representará pues la ley y las disposiciones para reintegrarse a esa ley cuando ha sido violada. También representará el control, la necesidad de la persona de tenerlo todo controlado, ordenado.
Las disonancias planetarias sobre Saturno anunciarán un marco accidentado, difícil, peligroso o bien desorganizado, fuera de control. Si esos aspectos proceden del violento Marte, podemos tener por seguro que cuando se encuentren en fase activa, estaremos pisando un terreno accidentado. Si proceden de Mercurio, otro planeta situado a la izquierda en el Árbol de la Vida, nos anunciará una mala utilización intelectual del escenario que ofrece Saturno.
Las disonancias de Saturno también darán inflexibilidad, la persona se vuelve demasiado rígida, lo cual a menudo acarrea problemas en los huesos, artrosis, artritis, rigidez en las articulaciones, en las rodillas. También pueden producir restricciones, karma, frenos, soledad, pesimismo.
Los buenos aspectos de Saturno darán, en cambio, madurez, responsabilidad, coherencia, solidez, inteligencia práctica. Nos llevarán a ser fieles a las reglas.
No es momento de profundizar en el tema de los aspectos. Basta con retener que las relaciones de Saturno con los demás planetas han de indicarnos nuestra habilidad en la manipulación del destino y nuestra capacidad de interpretación de la política del Ego Superior, del jefe interno, en cuanto a la asimilación intelectual del universo, ya que ese es el trabajo asignado a Saturno, a través de los materiales de Capricornio y Acuario.
Claves: control, precaución, madurez, responsabilidad, coherencia, orden, contundencia, aplomo, conocimiento, inteligencia práctica, concentración, reglas, paciencia, ética, justicia, estabilidad, disciplina, seguridad, lo viejo, respeto, experiencia, juicio, austeridad, límite, tiempo, renuncia, sacrificio, ley, obligación, marco de actuación, honestidad, tutor, guía, normas, seriedad, consolidación, rumbo.
Saturno tarda unos dos años y medio en recorrer un signo.
Saturno en Aries
Reducirá la amplitud del Designio, pero lo instituirá, le dará forma y contundencia, haciendo que la persona lo sienta como una misión ineludible que debe llevar a cabo, cueste lo que cueste.
Si la persona no comprende el Designio que le ha tocado promover, la exteriorización de las fuerzas conjugadas de Aries y Saturno le llevará a realizar hazañas difíciles y aparentemente absurdas, como andar descalzo por el fuego, batir algún récord de lo absurdo…
Los malos aspectos acentuarán la dificultad de las pruebas, si es preciso exteriorizar la dinámica y harán el designio más cristalizado y más reducido, dando lugar a la figura del fanático, que contra viento y marea lleva a cabo un propósito, en sí insignificante, pero que él valora como si fuera la hazaña del siglo.
Saturno en Casa I o Ascendente
Reducirá la capacidad de iniciativa de la persona, hará que los propósitos sean limitados, que no tengan horizonte, pero en cambio dará un extremo vigor a ese propósito en sus estrechos límites. Su voluntad será persistente, sin desmayo, volviendo una y otra vez a remachar en el clavo.
La posición indica, en términos generales, que la persona conseguirá, a fuerza de tesón, aquello que se propone, pero anuncia al mismo tiempo que sus propósitos serán modestos, en comparación con lo que podría dar de sí aquel Ascendente de no tener allí a Saturno presto a amplificar su prerrogativa de sacrificio y la limitación.
Los malos aspectos harán que la persona necesite cantidades ingentes de tesón para conseguir el más pequeño logro. No podrá obtener nada sin luchar a brazo partido y quizá finalmente se diga que no vale la pena luchar y se convierta en un inhibido nato, un tímido, un frustrado antes de comenzar la lucha.
Con Saturno en Aries, lo que resultará sacrificado será el Designio divino, que no podrá ser plantado a través de esa persona con todo el esplendor inherente al mismo. La semilla arraigará con fuerza, cierto, pero después de serle extraídos una serie de principios, como a ese café descafeinado que se encuentra en los comercios.
Con Saturno en el Ascendente, lo sacrificado es el propósito consiente de la persona; es su voluntad de acción que es depurada, debilitada pues, de modo que cuando decide hacer algo, lo hace a medias y mientras Saturno en el signo reducirá la vida espiritual de la persona, Saturno en la Casa I reducirá su expansión material, empezando por las dimensiones de su propio cuerpo, que también serán reducidas.
La persona con esta posición sentirá la necesidad de controlar lo que sale de ella, sus iniciativas. También dará un aire de seriedad, de seguridad que ayudará a que la persona se venda. Será de fiar.
Saturno en Leo
Interioriza con fuerza el Designio, estampándolo en el interior de la persona para que su comportamiento lleve ese molde. De acuerdo con su tónica, algo de ese Designio quedará fuera, de modo que el testimonio que rinda de la espiritualidad será parcial. La persona llevará su luz y su sombra.
Los buenos aspectos darán a esa persona mucha rectitud, pero al mismo tiempo mucha intolerancia. Rectitud en lo que ella considera como recto y ya hemos visto que su visión de las cosas será parcial. No tendrá demasiada amplitud. Necesitará la norma escrita para atenerse a ella y esa norma la aplicará con criterios restrictivos.
Los malos aspectos aumentarán las sombras y reducirán la luz, de modo que la persona se moverá en un mundo oscuro, en el que las cosas no aparecerán tal como son y no sabrá encontrar en ellas su camino. Necesitará un guía, un lazarillo, que puede ser el padre, el tutor.
La oscuridad de su conciencia atraerá, por simpatía, todo lo que se encuentra en afinidad con ella y puede actuar así en el mundo de las sombras, del hampa.
Saturno en Leo se encuentra en su “exilio”, nos dice la astrología tradicional o sea, está en las antípodas de uno de sus signos de dominio que es Acuario. Ello significa que las funciones que realiza allí no son las adecuadas; no está en su ambiente y aún actuando positivamente, puede equivocarse.
Leo es el signo en el que la personalidad moral se forma, interiorizándose el designio, que se añade así al yo moral preexistente, o sea, la conciencia ya formada en otras vidas. Saturno, siendo experto en leyes, en Leo, le pone a la conciencia carteles indicadores, como los que encontramos en las oficinas públicas, de modo que siguiendo la flecha llegamos donde queremos llegar.
Pero la conciencia debe descubrir por sí misma el bien fundado de la ley y si se limita a seguir las recomendaciones de una persona respetable, lo más probable es que la ley no se inscriba en ella y que al terminar la vida el jefe interno se dé cuenta de que ha estado obedeciendo unas normas cuyo fundamento no ha captado.
Siendo su actuación negativa, desde el punto de vista experimental casi es mejor un Saturno mal aspectado, porque así se pone de relieve lo negativo de lo negativo, de modo que al presentarse la faz respetable de Saturno de una manera corrompida, a la persona le será más fácil comprender que los preceptos morales que recibe de sus mayores no son de fiar y ello le inducirá a buscar por su cuenta unos valores más firmes.
Saturno en la Casa V
Suscita hacia nosotros la atracción de personas mayores que no son en sí más que símbolos de las cosas hechas, estructuradas, maduras, de todo lo que es firme y sólido. De modo que podemos traducir esta posición diciendo que lo que obedece a la tónica saturniana en el orden de las estructuras sociales, acogerá con solicitud a esta persona, siéndole así muy fácil meterse en los ministerios o cualquier institución.
Siendo esto así, es natural que la suerte venga de lo instituido y de las personas que lo representan: altos funcionarios, gentes de leyes. Los hijos, como fruto de nuestra voluntad creadora, obedecerán a ese módulo y serán personas serias, reservadas, maduras, a los que se les presupondrá más edad de la que realmente tienen.
Los buenos aspectos harán que esas relaciones, viniendo de personas fuertemente consolidadas, se manifieste como una tutela para esta persona, de modo que un protector la orientará por los caminos de la vida y la situará en una carrera, asegurando su progreso. Ese tutor puede ser el propio padre y en este caso tendremos la figura del hijo que sigue la carrera del padre y que hereda su bufete, su gabinete, su negocio.
Los malos aspectos corromperán esa relación y la tendencia de esa corrupción dependerá del planeta aspectante. Puede tratarse de sentimientos posesivos por parte de la familia, que convierte a la persona en instrumento de satisfacción de sus frustraciones, de sus ambiciones o pasando al polo contrario, ese amor puede manifestarse como odio, repulsión, violencia, que la persona recibe de las instituciones y personas que las representan o de sus leyes.
Saturno en Casa V también puede dar hijos serios, ordenados, que parecen mayores. La suerte viene de lo estructurado, de lo que es como debe ser. Libertad controlada, con un orden, como en el colegio cuando a las diez toca patio. Creatividad limitada, a unas horas determinadas.
Saturno en Sagitario
Realizará funciones ejecutivas a la perfección, es decir, de acuerdo con las leyes que él promulga. En la vida práctica, puede que esta posición resulte frustrante, ya que aquí Saturno se encuentra en los dominios de Júpiter, que es el ejecutor natural de las leyes saturninas. Es bien sabido que la ley se presta a interpretación y que esa interpretación es prerrogativa de quien la ejecuta. Así vemos que ciertos jueces se inclinan por el rigor y otros por la benevolencia.
Saturno en Sagitario no tendrá esa flexibilidad y la ley será aplicada según su espíritu. Por otra parte, siendo Sagitario un signo administrado por Júpiter o sea, un Séfira de la Derecha, la gracia se manifiesta en él y la gracia rinde caduca la ley en muchas ocasiones.
Pero cuando Saturno ocupa esta posición, sobre todo si se encuentra solo en el escenario, la gracia tiende a ser eliminada en provecho de la ley lo cual significa que la persona se ve privada de ciertos goces que hubiese tenido si el gran legislador no se hubiera encontrado ahí. Se trata aquí de goces a nivel elevado, relacionados con la naturaleza de Júpiter-Sagitario, inherentes al poder, a la organización de la sociedad. Saturno aquí hará que la persona se mueva por debajo de su nivel ordinario de flotación; o sea, hará que realice funciones inferiores a sus capacidades.
Como signo doble que es, en Sagitario se expresa la gracia, pero también la ley y en ese aspecto sí que Saturno-Binah resulta positivo.
Ya vimos al estudiar los Sefirot que cada uno de ellos incorpora los valores del anterior, de modo que si Kether vive en Hochmah, los dos juntos se manifestarán en Binah. Sabemos que en Sagitario la obra divina se exterioriza y que el ser humano es utilizado como instrumento inconsciente. Como esa exteriorización es función de Binah, la posición de Saturno en este signo indicará que el Designio divino sale con fuerza, concentrado, reducido, persiguiendo un objetivo determinado con exclusión de otros objetivos posibles.
El error que cometieron los luciferianos fue el de utilizar sus energías para el goce íntimo, para el perfeccionamiento interior, en lugar de exteriorizarlas y “tener hijos”.
La posición de Saturno en Sagitario apoya el impulso exteriorizador y no el interiorizador, el que persigue el bienestar interno. En este sentido puede decirse que los que poseen esta posición en sus cartas serán agentes exportadores de la obra divina y a través de ellos la Creación se diversificará.
Los malos aspectos pondrán en evidencia el rigor saturnino, pero dado que Saturno se envuelve aquí con el manto sagitariano, difícilmente la combinación producirá tragedias, sino más bien tragicomedias, en las que las desgracias provocan risa. Esta posición puede ser la marca de un destino adverso, transcurriendo en unos límites de los que la persona tiene dificultad para salirse.
Saturno en la Casa IX
Aportará rigor a la manifestación moral de la persona, a su obra humana. Si de Sagitario se desprenden las dos corrientes, una portadora de gracia, de gozo, de libertad y la otra portadora de restricciones conteniendo la famosa prohibición de no comer de la fruta del Árbol del Bien y del Mal, por la Casa IX transitan igualmente las dos corrientes, aprovisionadas en la naturaleza interna de la persona.
Saturno en la IX indicará que solo la segunda fluye por el canal, mientras que la primera se encuentra interiorizada, oculta en el envoltorio material formado por la rigurosa. Rigor pues, aparente rigor en todas las producciones de su naturaleza moral. La persona se manifestará de forma ponderada, ecuánimemente. Sus obras sociales han de propiciar la creación de nuevas empresas, sociedades, organizaciones, instituciones; darán lugar a “nuevos mundos” en una esfera inferior.
Si la fuerza de Saturno no consigue mover a la persona hacia la creación, los viajes aparecerán con la impronta saturnina, rigurosos, “rituélicos” (de ritual), para visitar empresas, sociedades, organizaciones.
Los malos aspectos harán a la persona intolerante, fanática, prohibitiva; no solo prohibirá comer la célebre manzana, sino todo lo demás. Las leyes que salgan de ella serán duras de soportar y como ella misma se regirá por ellas, también ella será dura de soportar. Los viajes tendrán como tema las crisis, las leyes coercitivas y la represión.
Saturno en Casa IX también dará a la persona con ciertas resistencias para realizar cambios, la que vive la espiritualidad como una carrera por etapas, la que se marca objetivos muy determinados y no avanza hasta haber superado el nivel. La que controla todas las etapas de sus viajes.
Saturno en Cáncer
Situará sus tendencias restrictivas en el manantial de los sentimientos. El manantial será así un pequeño riachuelo con el que no se podrá irrigar gran cosa. Significará pues pobreza de sentimientos, pobreza que se hará sentir en los sucesivos estadios sentimentales representados por los demás signos de Agua, de manera que si hay penuria de sentimientos, ni los interiorizará con fuerza, ni los exteriorizará con vigor, por muchos que puedan ser los planetas que agiten las aguas de Escorpio y Piscis.
Pero dadas las tendencias cristalizantes de Saturno, las escasas aguas que circulen por el canal serán densas, cargadas de un propósito contundente, de modo que diremos: tesón en la proyección sentimental, sentimientos duros, pesados como el plomo, perseverancia y testarudez en todo lo relacionado con las emociones.
Los buenos aspectos darán sentimientos elevados, austeros, serios, desprovistos de pasión, permanentes y de ahí: fidelidad, honor, responsabilidad, ideales sentimentales, amor por lo instituido: patria, familia, tradiciones, costumbres, fiestas religiosas. Será el sostenedor de ese tipo de instituciones.
Los malos aspectos pueden dar sentimientos perversos, obsesiones, malas inclinaciones emotivas, rencores, odios, afán de revancha. Horror por la traición, la familia, la patria; deserción entre los deberes tradicionales, dureza de sentimientos, pobreza sentimental o sentimientos violentos, según sean los planetas aspectantes.
Saturno en la Casa IV
Pondrá una nota de silencio y austeridad en la personalidad emotiva. La persona no expresará sus emociones, no será demostrativa en sus afectos. La Ley de arriba se imprimirá con fuerza en los sentimientos, inclinándolos a funcionar de acuerdo con unas normas que no han sido escritas para ellos. Habrá una inclinación al sacrificio de los sentimientos, a la renuncia a ejercer sus poderes sentimentales. Podemos decir domesticación de los sentimientos; estos se pliegan a intereses superiores como puede ser el descubrimiento de las leyes del mundo.
Con buenos aspectos y si la persona está abierta a la espiritualidad, será dada a ejercicios en vistas a la consecución de poderes psíquicos, realizando con gran facilidad ayunos, abstinencias, etc.
Por otra parte, será dada a los ritos, ya que ellos constituyen la imagen petrificada de las leyes activas en el universo.
Con malos aspectos, los sentimientos serán torcidos: sentimientos negros, malos sentimientos, austeridad en vistas a la obtención de poderes sobre las personas que le rodean, tendencia a la magia negra. La exteriorización de esa dinámica puede dar una madre y un hogar en los que aparecerán esas características de austeridad, silencio, poca demostración afectiva. Esto puede ir hasta la indiferencia total de la madre respecto a la familia y a la vida del hogar o el huir de los trabajos caseros. Madre déspota, que le gusta castigar.
También puede dar una madre recta, organizada, con normas y estructuras difíciles de cambiar. Madre seria, con la que se puede contar, que hace de sostén de la familia.
La diferencia entre la posición en signo y Casa reside en que, en Cáncer, Saturno pone su sello al potencial emotivo que se desprende de Cáncer o sea, incide en la calidad de las energías que son puestas a su disposición en la presente vida. En la Casa, se trata de las emociones que la persona llevaba ya encima de pasadas vidas.
Saturno en Escorpio
Estará actuando en el proceso de interiorización de los sentimientos y filtrando los materiales, de acuerdo con su tónica. No todo lo que debería entrar en el interior de la persona penetrará en ella, pero lo que sí penetre tendrá una gran densidad, será muy consistente, pudiendo decirse que su yo-emotivo será pétreo y ejercerá sobre la vida de la persona una especie de presión a la que el resto de la personalidad no tendrá más remedio que ceder.
Ello dará lugar a la figura de la persona que actúa según sus deseos, unos deseos que no tienen un espectro amplio, ya que Saturno los reduce y los concreta en un objetivo determinado. Para saber cuál es ese objetivo, deberá procederse a un examen minucioso del estado cósmico de Saturno, ver cuáles son los asuntos de su regencia, es decir, qué Casas Terrestres se encuentran situadas en sus signos de dominio y en el mismo Escorpio. Ese estudio nos dirá en qué sentido operará Saturno y cuáles serán los poderes del yo-emotivo de la persona.
Con buenos aspectos, tendremos a la persona que pone tanto tesón en sus empresas, que moviliza una tal cantidad de fuerza-deseo, que difícilmente fracasará. Persistirá y persistirá hasta que el otro se canse y vencerá por agotamiento de su rival.
Saturno bien aspectado en Escorpio dará una naturaleza emotiva ascética, abnegada, no necesitada de afectos, parca en la expresión, con tendencia a la soledad y a la meditación.
Siendo el signo que rige la actividad sexual, la ley del sacrificio de Saturno reducirá el placer o lo excluirá con malos aspectos, y de igual forma pueden interpretarse los malos aspectos que Saturno forme con Escorpio desde cualquier punto del Zodiaco, los cuales pueden producir, en casos extremos, frigidez e impotencia.
Los buenos aspectos indicarán que la persona tendrá tendencia a utilizar el órgano para realizar la función de procrear y no esencialmente para placeres subsidiarios.
Los malos aspectos de Saturno en Escorpio pueden dar un yo-emotivo retorcido, secreto, oscuro, perverso, puesto que filtrará lo bueno, excluyéndolo de la interiorización, dejará pasar lo malo, dando lugar a una personalidad emotiva que puede ser un concentrado de errores.
Pero estando orientada hacia el interior, hacia la formación del yo-sentimental y no hacia el exterior, las malas cualidades actuarán sobre sí misma y no sobre los demás.
Como sea que una mala cualidad está sujeta a la Ley de Repulsión, que la destruye, esa destrucción no será llevada a cabo en la vida exterior de esa persona, sino en su interior, de modo que según el grado de violencia de esta posición saturnina, la persona sufrirá accidentes, percances, desgracias, pudiendo llegar, en casos extremos, a atentar contra su propia vida.
La forma de comportarse, negativa para sí misma, será ya una especie de suicidio atenuado, mediante el cual se irá cerrando puertas que se encontraban abiertas para ella. Saturno mal aspectado en Escorpio puede generar sentimientos oscuros, tristeza, pesimismo, desconfianza.
Saturno en Casa VIII
Indicará que los amores que la persona capta son de tipo Saturnino: gente mayor de edad, austeros, ascéticos, de personalidad muy fuerte, que poseen en grado eminente ciertas cualidades y están totalmente faltadas de otras, en virtud de ese filtraje que Saturno efectúa en todo cuanto toca.
Esas personas le aportarán su riqueza experimental, sus conocimientos y un afecto callado, implícito pero poco expresado. Su amor será tutelar, protector, abnegado y por poco que Saturno esté mal aspectado, exigente, coercitivo, exclusivo.
Como ya queda dicho, la Casa VIII es el canal a través del cual recibimos el premio que nos ha valido el despliegue de nuestro potencial emotivo y con Saturno, el premio es el silencio, el conocimiento de los secretos mediante el trabajo, el orden.
Los malos aspectos de Saturno en ese sector harán que las personas que se introducen en nuestra vida por la vía del amor no sean de una catadura muy apetecible. Poseerán los defectos de Saturno: taras morales o físicas, carácter agrio, cruel, desconfiado, despiadado; tipos con mala suerte, pobres, desquiciados, inmorales, innobles. Si Venus es uno de los planetas mal aspectantes, aparecerán las implicaciones sexuales, suscitando el amor de gente extraña, de personas de mucha más edad.
Por lo demás, esta posición de Saturno anunciará poco dinero viniendo de los demás, aunque con buenos aspectos indicará que el cónyuge y la sociedad de la cual depende le irá dando lo necesario y le darán estabilidad.
En cambio, con malos aspectos, será signo de alianza con personas pobres y como en esta posición formará oposición con la propia Casa II, puede anunciar dificultades económicas.
Saturno en la VIII también puede traernos, por la vía de amor, personas serias, honradas, bien estructuradas, que aportarán seguridad a la vida de la persona. Premios por el trabajo bien hecho.
Saturno en Piscis
Actuará como poder moderador en la exteriorización de las emociones. La persona será poco demostrativa en sus afectos, filtrará lo que emana espontáneamente de su naturaleza emotiva, quedándose por lo tanto dentro una parte que sin el freno Saturnino debería salir. Esa retención de emociones puede producir subsidiariamente trastornos variados, debidos a un estado emocional pletórico.
Pero la parte que sale al exterior será proyectada con fuerza, con persistencia y como será ponderada, moderada, ecuánime, podemos decir que esa persona realizará sus ambiciones sentimentales, las que desvela, las que declara; las otras permanecerán encerradas a piedra y lodo en su interior.
Esta situación producirá una pobreza emotiva aparente. Aparente puesto que su personalidad sentimental real, en la fase exteriorizadora se verá dividida en dos, la aparente y la retenida por la fuerza excluyente de Saturno. Así tendremos la figura del tímido, del inhibido, del que prefiere perder a pasar por la prueba que lo proclamaría vencedor.
Si Saturno está bien aspectado en Piscis, filtrará tan solo lo que es conforme a la Ley de manera que la exteriorización sentimental se hará de acuerdo con las normas preestablecidas. La persona no tendrá problemas emotivos porque todo lo que pudiera ser conflictivo se verá ya eliminado de antemano.
Si Saturno forma malos aspectos, serán las tendencias indeseables las que se activarán y las pulsiones que la persona encaje la orientarán hacia formas caducas, ilegales por decirlo así, regidas por la fuerza de Repulsión que empezarán a destruirlas apenas implantadas, de manera que con sus sentimientos construirá un mundo que se auto destruirá a medida que vaya cobrando vigencia.
En Piscis el Agua está tocando el Aire –siguiente ciclo–, es decir, los sentimientos se comunican con el pensamiento y ya hemos visto que de esa unión nacen las alas de la inspiración.
Un Saturno mal aspectado en Piscis hará que la persona vuele bajo, estará falta de inspiración y de fe, cualidad inherente al Agua y que en Piscis se encuentra la fase operativa, de las obras. En este sentido, Saturno le cerrará el horizonte y puede inclinarle a negar la espiritualidad.
Saturno en Casa XII
Indicará que la persona ha de evacuar por vía sentimental unos compromisos que se encuentran en estado de máxima cristalización y que han sido programados por los Ángeles del Destino en el momento de nacer. Las rectificaciones y correcciones a que nos obligan los errores anteriormente cometidos, empiezan por abajo, tomando la forma de una revisión crítica.
En ese estadio es Mercurio el encargado de producir la corrección. Si Mercurio fracasa en su cometido, aparece Marte con su Rigor, pero Marte también puede ser vencido por la voluntad de la persona. Saturno representa en tercer grado de corrección y cuando aparece en una Casa exteriorizadora, indica que la Ley será cumplida a la fuerza, de manera coercitiva.
Las funciones de Saturno son germinativas y su órgano de expresión natural es Capricornio-Casa X. Y por otra parte, son interiorizadoras del pensamiento, función ejercida a través de Acuario. Lo que nunca puede ser es un elemento exteriorizador.
En la Casa XII ejercerá pues una función restrictiva, impidiendo el libre funcionamiento del canal, de manera que a través de él saldrá únicamente aquello que los sentimientos de la persona contienen de saturnino, taponando la exteriorización de lo demás.
Así tenderemos que el espacio social que esta persona creará con sus sentimientos será austero, monacal, de matiz religioso en el aspecto “ritualístico”. Expresará la religiosidad si sus sentimientos están impregnados de ella. si no lo están, ese aspecto «rituélico” se expresará en otros dominios, en el social, por ejemplo, asistiendo a desfiles, manifestaciones, actos de protesta, enfrentamientos con la autoridad.
Con malos aspectos, los terrenos conflictivos, dramáticos, peligrosos, serán sus lugares de elección. La persona exteriorizará malos sentimientos, bien sea de una manera activa, ejerciéndolos ella misma o de forma pasiva, inscribiéndolos en las circunstancias y así la veremos vivir en el centro de la tragedia: allí donde hayan dramas, accidentes, virus, etc.
Saturno en la XII también llevará a la persona a enamorarse de gente mayor, en edad o en conocimientos, gente seria, ordenada, que le harán de padre, de tutor, de consejero, que la ayudarán a centrarse, a organizarse.
La diferencia entre la posición en el signo y en la Casa es que, en el signo son las energías procedentes de Piscis las que son filtradas y el material zodiacal llega empobrecido. En la Casa, es el contenido de la personalidad emotiva de la persona el que sufre el filtro saturnino, de modo que solo una parte de las propias emociones es vertida al espacio físico en que la persona se mueve.
Saturno en Libra
Se encontrará en una de sus plazas fuertes. La astrología tradicional nos dice que en esta posición se encuentra exaltado y a través de la Cábala vemos inmediatamente porque, puesto que Binah, tercero de los Sefirot, es le que rige el tercero de los elementos, el Aire, encargado de conducir la inteligencia de una manera conforme a las exigencias del mundo inferior. Saturno en Libra aportará discernimiento, capacidad de elegir, seguridad en la elección, firmeza en el propósito de compartir la vida con el otro-yo.
Saturno en Libra dará un particular relieve a la idea del complemento, con el que realizar la unidad primordial y la persona estará dispuesta al sacrificio de sí misma para que el otro pueda manifestarse de manera rotunda.
Siendo Libra el signo que rige la materia mental, Saturno la movilizará en vistas a un objetivo, excluyendo todo lo que no sea idóneo a ese propósito. Esto hará que el Mental se empobrezca, igual como ocurría en Cáncer con los sentimientos, pero en cambio el objetivo intelectual cobrará más fuerza.
Los malos aspectos darán un mental sujeto a error y las semillas que se planten con él traerán mala cosecha. Error respecto a la selección del otro y del entorno social en que se desarrolla su vida. Si los buenos aspectos dan capacidad para el dibujo, los malos desposeerán a la persona de toda capacidad artística.
Saturno en Casa VII
Hará que la persona busque en el otro el tutor, el guía, el que ordene y mande en su vida. Por consiguiente, irá al matrimonio, no con criterios sentimentales, sino con criterios prácticos, para que el otro sea un apoyo y quizá el guardián que le defienda contra sus propios sentimientos apasionados.
Actuará con el mismo criterio en la vida social, buscando la organización, el sindicato, la agencia de seguros que defienda sus intereses, fiándose más del otro, de la organización, que de ella misma. La idea de armonizarse con el otro será muy fuerte y habrá en ella una sumisión voluntaria al otro, sentirá la necesidad de someterse al otro-yo y de actuar según su criterio.
Los malos aspectos acentuarán excesivamente la figura del otro-yo en detrimento de la suya propia. Ese otro-yo se agigantará y aplastará al Yo. Al pasar esa dinámica al exterior, veremos a la persona orientarse hacia gentes autoritarias o situaciones sociales con ese perfil. Si esos aspectos vienen de planetas del Rigor, ese otro-yo puede tener tintes violentos, de crueldad mental. La sociedad aparecerá igualmente bajo esos trazos, orientándose la persona hacia contextos críticos en los que recibirá tratos vejatorios.
Saturno en la VII también puede dar parejas serias, ordenadas, que brindan seguridad, que saben lo que necesitamos. Mayores, en edad o en experiencia, que ejercen de padre, de jefe, de tutor. Las mismas características pueden aparecer en el socio, en las organizaciones en las que participe la persona.
Saturno en Acuario
Se encuentra en uno de sus signos de dominio realizando la función interiorizadora del pensamiento, que penetra así con fuerza en el interior, aportando la convicción, sin la cual nada es firme en una vida. Esa convicción no se referirá a la verdad total, que es algo que va siendo asimilado poco a poco por la persona, sino a la relativa en su estado evolutivo.
Aunque se trate de la convicción de algo que no es lo que debe ser, lo importante es que el pensamiento tendrá unos zócalos, unos principios sobre los que podrá estructurar los demás valores. Una vez el edificio levantado, ya se irá dando cuenta la persona de lo que falla, puesto que lo que no cuadre con las leyes universales, al ser sometido a la fuerza de Repulsión, ya se agrietará y la persona se dará cuenta de que aquello no es así.
Si en el estadio anterior Saturno separaba, en el manantial de las fuerzas del pensamiento, lo útil a la estructuración de ese pensamiento, aquí lo estructura ya, separando los elementos que no pueden conjuntarse y reuniendo los elementos afines. De esta forma la persona tiene una visión armónica del cosmos y puede utilizar esas armonías que percibe para la creación de aparatos que funcionan según las leyes del cielo.
Esta posición ha de dar lugar al inventor de instrumentos matemáticos, de leyes mecánicas, facilitando los trabajos de síntesis y dando una mente particularmente preparada para la ciencia.
Los buenos aspectos de Saturno en Acuario harán que el pensamiento cósmico se interiorice adecuadamente en nuestro Cuerpo Mental, aportando la capacidad de comprender el engranaje del mundo.
Los malos aspectos harán que ciertos trazos resulten sobrecargados y que, por tanto, la imagen interiorizada no sea correcta. Luego, cuando el pensamiento se exteriorizará, esos errores aparecerán de forma manifiesta en las creaciones de la persona.
Saturno en Casa XI
Hará que los amigos que surjan para apoyarnos sean muy serios y responsables, viejos en años o en experiencias, austeros, poco dados al entusiasmo demostrativo. Apoyarán lo que en nuestros propósitos haya de duradero, todo lo que se refiera a construcciones intelectuales. Ellos constituirán la respuesta de la sociedad a las semillas que hayamos plantado con nuestros pensamientos. Serán apoyos para lo esencial, para el esqueleto del Designio, que conducimos paso a paso a su última cristalización y ellos constituirán como una brújula que nos dirá si estamos o no en la buena dirección para el cumplimiento de ese Designio, ya que no podremos contar con su concurso cuando queramos realizar algo que nos aparte de él.
Los malos aspectos de Saturno en ese sector constituirán un indicio de que hemos utilizado mal la fuerza del pensamiento y ahora esos errores aparecerán inscritos en las circunstancias y corporeizados por personas que serán el vivo reflejo de esa inadecuada utilización de la fuerza mental. Así veremos que las personas en cuales depositamos nuestra confianza, no tendrán suerte y pasarán por infinitas dificultades y ello constituirá un aviso para la conciencia de que aquello que consideramos como idéntico a nosotros mismos, no es sólido, está sometido a la ley de destrucción; un aviso de que nos estamos identificando con el error.
Saturno en la XI una conexión muy firme con el futuro, con lo innovador, con lo que está por venir. Amigos con los que se puede contar. Amigos para toda la vida, pocos pero firmes.
Saturno en Géminis
Proyectará con fuerza el pensamiento al mundo exterior, acompañado de los elementos excluyentes propios de Saturno. De modo que, por un lado, fuerza mental proyectiva. Por otro, selectividad en la producción intelectual.
En Géminis el pensamiento se derrama al exterior para construir un espacio social en el que pueda cristalizar el Designio. Por consiguiente, Saturno orientará la mente hacia la legalidad que representa, instituyendo en la sociedad los principios sobre los que todo grupo humano debe asentarse para subsistir. Esa dinámica dará a menudo al legislador, el que elabora leyes, reglamentos, contratos, estatutos, o sea, el abogado, tanto si ejerce profesionalmente como si no. Sus argumentos se presentarán con una tal fuerza, con una tal consistencia, que será difícil contradecirlos.
No será una persona de elocuencia y verbosidad: será concisa, precisa, sintética, especializada en abrir un debate exponiendo la situación y en clausurarlo presentando las conclusiones sintéticas.
En los debates, sus argumentos se basarán en las pruebas y dejarán poco espacio para la interpretación. La fuerza de la lógica será tal, que todos deberán inclinarse ante ella.
Sin embargo, la precisión del pensamiento tendrá efectos empobrecedores sobre los que lo soportan, en el sentido de que los obligará a contemplar el asunto bajo el enfoque exclusivo que le da, despojando la cuestión de otros significantes más amplios.
Con malos aspectos, los argumentos serán defendidos con violencia, con amenazas, veladas o no. La fuerza expresiva convertirá sus palabras en dogmáticas, en axiomas portadores de fe. Y como su ángulo de visión será más cerrado y su luz más reducida, se producirá un divorcio con la realidad y se encontrará defendiendo algo que es falso, necesitando así recurrir a la amenaza para sostenerlo.
Saturno en Casa III
Ejercerá una restricción en la función exteriorizadora de sus pensamientos, inclinando a la persona al secreto, a guardar para sí la información que recibe, de manera que esta será una de las posiciones que permiten asegurar que la persona es capaz de guardar un secreto que le haya sido confiado. No hablará aunque la torturen.
Este carácter restrictivo se extenderá a todos los significados de la Casa III. Su relación con los demás será precaria, de manera que Saturno le apartará de aquellos con los cuales debería encontrarse unida por afinidad en la exteriorización de lo que piensan. Se producirá una selección entre ese grupo humano, y en ella solo entrarán los puros, los exigentes, los que preconizan una moral severa, los partidarios de un orden a rajatabla, muy estrictos en el cumplimiento del deber.
O sea, que esta posición es portadora de una relativa soledad y el espacio social en que se mueva la persona reflejará de algún modo este aislamiento.
Los malos aspectos dramatizarán esa dinámica, dando a la persona dificultades en la expresión de su pensamiento; dificultad en hablar o en escribir. Sus escritos y sus discursos exigirán una depurada elaboración; le será difícil improvisar. En casos extremos, con malos aspectos en Tauro (garganta), esta posición puede conducir a la mudez o al tartamudeo o a una pronunciación defectuosa de determinadas letras.
En el plano moral, esos malos aspectos inclinarán a la persona a exteriorizar lo perverso que haya en su mente y si tiene acceso a los medios de comunicación social, puesto que la Casa III tiene una relación con ellos, los utilizará para expresar lo falso, lo torcido, lo que induce al error, a la división, a la separación dando una visión inadecuada de la vida, de la sociedad.
Los desplazamientos serán dificultosos, tendrá problemas en los viajes, retrasos, accidentes quizá. En la vida de relación su moderación mental se manifestará como timidez, inhibición y propensión a la soledad. Sus relaciones con los hermanos serán difíciles o inexistentes. Poca o ninguna relación con los vecinos.
Esta posición de Saturno, en el aspecto positivo, inclinará a la persona hacia las sociedades secretas o misteriosas, hacia los círculos esotéricos y puede, con su acción mental, ayudar decisivamente a su establecimiento. Puede ser un experto en exoterismo.
La experiencia profunda a vivir es la de establecer en firme su pensamiento, verterlo a la sociedad, petrificarlo en ella, convertirlo en recinto sagrado, en templo. Si las personas con las que se codea, los hermanos de sangre o de ideas, están revestidos de esa seriedad saturnina, es para recordarle que esas virtudes son algo que está muy próximo a ella, algo a su alcance y que debe enfundarse ese manto para dar testimonio vivo de ellas.
Saturno en la III también puede dar una comunicación seria, creíble, da capacidad para vender.
Saturno en Capricornio
Está en su sede y dirigirá con mano maestra los trabajos de edificación del mundo material, que es una de sus grandes especialidades. Los trabajos se harán como deben ser, sin arbitrariedades, sin florituras innecesarias. Construirá lo estrictamente útil a la manifestación del Designio que inició su viaje en Aries.
La persona dispondrá de los materiales adecuados para realizar la obra humana que le ha sido confiada y lo que edifique dependerá de la parte del trabajo humano que esté realizando; pero lo que haga, lo hará bien y los que le rodean podrán confiar en la solidez de su obra material.
El carácter excluyente de Saturno se manifestará aquí por el interés de la persona por los asuntos de orden práctico. Para concentrar toda su atención en la elaboración material del Designio, olvidará lo que está realizando, ignorará porqué está allí, en aquel tajo, identificado totalmente con ese mundo material en que el destino lo ha situado.
Los malos aspectos, al disminuir la parte de luz de ese mundo saturnino, ya de por sí oscuro, hará que la persona trabaje en plenas tinieblas y no será extraño que en lugar de dar con el martillo en el clavo, se dé en el dedo. En tales condiciones, lo que edifique no será muy sólido, porque lo está haciendo en una situación inadecuada.
Si ya en condiciones normales Saturno en Capricornio no propicia la conexión con los mundos de arriba, los malos aspectos alejarán aún más a la persona de su fuente primordial y en esa desconexión, el universo le parecerá absurdo y lo que ella edifique será más absurdo todavía.
Saturno en Casa X
Establece su impronta en la vida profesional de la persona, formando el escenario en el que deberá actuar. Ello indicará que el jefe interno ha elegido ese terreno para realizar sus experiencias, en el caso de que el planeta no forme malos aspectos. Si los forma, no será el Ego Superior quien ha elegido el terreno, sino que esa actuación será requerida por las exigencias kármicas, las deudas procedentes de anteriores vidas.
Así deberá ser interpretada la posición de Saturno en cualquier otro escenario en que aparezca. Con buenos aspectos o sin aspectos, será el jefe interno quien ha elegido el terreno.
La vida profesional estará pues sujeta a una providencia o a una fatalidad y la persona tendrá poca libertad de elección. La vida elegirá por ella en la figura de su padre, de un tutor, un maestro, alguien con poderes decisorios ineludibles.
La Casa X, representando la orientación material, en esa orientación será empujada por una persona mayor desde su infancia, primero en la elección de los objetos con que tiene que vestirse, símbolo de la personalidad exterior; después en la carrera, la profesión, el modo de llevar el negocio, o el trabajo: estará en tutela.
Así pues, el sacrificio saturnino se manifestará aquí como renuncia a la dirección de su vida material. El tutor aparecerá a todos los niveles, de modo que después del padre que regirá toda su infancia, vendrá el jefe, el capataz, el contramaestre: habrá alguien por encima de ella que le dirá como tiene que hacer las cosas, para que aprenda así, de rechazo, el valor de la libertad, al verse su voluntad mediatizada.
Si se trata de una persona muy evolucionada, esa tutela vendrá de más arriba y la persona recibirá las instrucciones de su jefe interno, actuando según las leyes de arriba.
Los malos aspectos, acentuarán esa dependencia y el tutor, el jefe, el capataz, etc., pueden llegar a ser tiránicos y crueles.
Saturno en Tauro
Proyectará sus sombras sobre el bello jardín primaveral. Saturno es un planeta de otoño (exaltado en Libra) y de invierno (Capricornio y Acuario), de modo que en Tauro será como si el otoño-invierno hubiese aprisionado la primavera. Las flores serán mustias, el perfume perderá su olor.
El sacrificio será aquí el del gozo, de la belleza, del bienestar, de modo que los bienes que depara Tauro dejarán a la persona indiferente. No será capaz de apreciarlos y como Tauro es un signo de interiorización, será en ella misma que expresará esa dinámica.
Según el grado de presión que ejerza Saturno, la indiferencia por lo bello, el confort, los bienes, se convertirá en franca hostilidad y así tendremos la persona que se viste con sobriedad, que siente horror por los perfumes, que no siente gusto por los placeres.
Las ideas generales que desarrolla esta posición cubren un amplio espectro que va de la superación del placer material en provecho de placeres más elevados, hasta la negación violenta de todo lo que pueda significar bienestar, belleza, alegría, placer, en nombre de alguna idea social, política, religiosa, económica o en nombre de nada, como simple actitud vital.
En una persona altamente evolucionada, la superación de los placeres de Tauro será el resultado natural de un largo proceso en el que la persona ha ido desprendiéndose de todo.
En personas no evolucionadas, esta posición puede ser el resultado de pasadas actuaciones en las que ha negado sistemáticamente el placer a los demás y ahora es la propia persona que se ve privada de sensibilidad para la belleza.
Con malos aspectos, Saturno representará una mancha en ese mundo armonioso y radiante de Tauro: será la persona a la que le caen moscas en la sopa, que le caen manchas sobre el vestido nuevo y por la oposición que forma con Escorpio, puede ser un elemento determinante en problemas de frigidez o impotencia.
Saturno en Casa II
Ejercerá una influencia restrictiva sobre los ingresos, impondrá la ley del sacrificio en ese sector, de modo que por un lado la persona no recibirá lo que normalmente debería recibir por el trabajo que está desarrollando, pero por otro lado lo que reciba será sólido, podrá contar permanentemente con un mínimo vital.
Un Saturno bien aspectado, en buen estado cósmico, es decir, en sus signos de regencia o exaltación, ha de asegurar ingresos sólidos toda la vida, siempre que en este capítulo la persona se atenga a la ley de Binah, no apurando demasiado las cosas.
Convendrá recomendarle que no se meta en especulaciones, que evite la excesiva ambición en el dominio económico, ya que Saturno, marcándole los cauces por los que su vida financiera debe transcurrir, en cuanto su ambición se dispare y se ponga a ganar mucho dinero, se saldrá de su órbita natural y entonces puede perderlo.
Los malos aspectos indicarán que Saturno está realizando un severo filtraje y no recibirá ni la décima parte de lo que debería recibir. Entonces puede conocer la pobreza. Comprenderá mal que otros, con menos inteligencia y menos medios, consigan resultados materiales superiores a los suyos y todo ello puede desarrollar en esta persona un sordo rencor hacia los que le rodean, se considerará víctima de una injusticia y con factores emocionales negativos, es decir, con malos aspectos en signos de Agua, tal vez esa posición saturnina potencie rebeliones, atentados, violencias.
Es preciso explicarle que los resultados financieros no serán mejores por muchos burgueses que pueda degollar, que sepa que en su vida existe esa limitación y que lo positivo será meditar sobre lo que pudo haberla producido. Cuando lo comprenda, habiendo realizado Saturno los efectos que perseguía, su fuerza dejará de operar, es decir, los vacíos donde se alojaba serán ocupados por otras potencias.
Saturno en Casa II también puede dar a la persona con valores estructurados, firmes, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo.
Saturno en Virgo
Ejercerá su privilegio restrictivo sobre un mundo que se desmorona, impidiéndolo así en gran manera. Un edificio carcomido aguantará, aunque en él hayan aparecido las ratas. Con una situación precaria, crítica, se irá tirando indefinidamente, de modo que, lo que en sí mismo es un mal podrá parecerle a la persona un bien.
En el aspecto positivo, sabiendo que en Virgo la materia es examinada al microscopio para sacar de ella conocimientos intelectuales, Saturno acentuará el poder penetrador y escrutador, enfocando la atención de la persona hacia un punto determinado, en exclusión de otros muchos.
El método y la precisión de Saturno han de dar lugar a descubrimientos científicos. En personas altamente evolucionadas, Saturno aquí los iniciará en el conocimiento de los misterios por el camino de la observación y la experiencia.
Los malos aspectos convertirán la tenacidad en tozudez y la verdad material que encuentre será siempre una pequeña verdad, que solo sirve para ir tirando hasta que surja otra verdad que la aniquile.
Saturno en Casa VI
Restringirá o limitará la evacuación de lo que debe salir, de los servicios que debe prestar, intelectuales, emocionales o físicos, de modo que todo ello puede fermentar en el interior y sus tres cuerpos pueden ser víctimas de esa fermentación, produciéndose así un estado enfermizo y será natural que esa persona sienta preocupación por su salud y estudie la composición de los alimentos, los analice y adopte una dieta que le permita eliminar lo que Saturno retiene.
Los buenos aspectos le permitirán adoptar los correctivos adecuados. O sea, que si Saturno restringe la salida de las materias, reduciendo a un mínimo la alimentación y dosificando debidamente los componentes, se reducirá también a un mínimo el filtraje saturnino. Pero esta será siempre una solución provisional, ya que el problema de fondo es que Saturno dificulta la exteriorización de algo que, si no sale, nuestra vida no podrá avanzar.
Se trata pues de un problema kármico, debido a que en una pasada existencia, la persona impidió sin duda que los demás evacuaran los restos que llevaban dentro.
La buena noticia es que si la persona se aviene de forma voluntaria a realizar todos los servicios que la vida le proponga, sin negarse a nada, aunque resulten pesados, estará pagando su karma y su salud no se resentirá.
Los malos aspectos harán que la retención saturnina será tal que ni las dietas podrán evitar la corrupción de las materias en el interior, de forma que esta posición, mal aspectada, significará facilidad para enfermar, ya que por otra parte, tampoco aportará Saturno la suficiente lucidez como para descubrir donde se encuentra el origen del mal.
Al no expulsar lo que debería ser expulsado, tampoco podrán entrar las energías que deberían entrar, de modo que el medio físico no hará más que aumentar su corrupción. La solución sería el ayuno radical, pero un ayuno consentido, aprobado por la persona después de haber comprendido la naturaleza de su mal.
Saturno en la VI también dará a la persona que cumple con sus compromisos, que liquida lo que no sirve, que mantiene una alimentación equilibrada, que realiza los servicios que se le solicitan.
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