NETZAH, la reina de los sentidos
Netzah es el séptimo Séfira de el Árbol Cabalístico. Es el cuarto del Mundo de Creaciones (segundo He) y el primero del de Formación (Yod). Se sitúa debajo de Hesed-Paraíso en la columna de la derecha, la de la bondad, la gracia y la tolerancia. Netzah es el domicilio del coro de ocho ángeles llamados Principados.
Sabemos que en Hesed se encuentra reflejada la Luz-Amor de Hochmah, y que Tiphereth es el rostro físico de Kether-Voluntad en la columna central, por lo tanto Netzah quedará impregnado de las virtudes inherentes a estos Sefirot por ser los que tiene más próximos en la escala superior.
A medida que descendemos por el Árbol Cabalístico, podemos comprobar cómo las fuerzas de sus centros se materializan de forma progresiva, tanto las positivas como las negativas. Hemos visto más arriba que el amor emanado de Hochmah es tan puro, que sus radiaciones son captadas con cierta dificultad y nos cuesta aprovecharlas. En Hesed ese amor se transforma en afán de conquista, de gozar con los deseos, tanto los sublimes como los emocionales y los materiales. Así pues en Netzah ese afán, ese amor y esos deseos ya tienen forma concreta, tangible y somos capaces de percibir, de sentir, de crear mediante el aporte energético de este centro de vida. Netzah, se ocupa de la revelación del amor, siendo el segundo He de Hochmah (siendo Hochmah el He primordial, Hesed es el Vav y Netzah el 2º He) si lo enjuiciamos por su posición en la columna de la derecha, y asimismo es el segundo He del segundo ciclo sefirótico, el Mundo de Creaciones, el de los sentimientos, en el cual Hesed es el Yod, Gueburah el He y Tiphereth el Vav. Netzah es así el fruto, el resultado de una elaboración y sus semillas, como Yod del ciclo de formación, transmiten una síntesis, son un resultado, no un principio, y por ello, por su complejidad como producto elaborado que es, nos inducirá en error si lo tomamos como único modelo para conocer lo que es el amor.
Por otro lado, Sabemos que Netzah, el centro 7, y su planeta regente Venus, son las grandes tentadoras del Árbol y que sus herramientas son los cinco sentidos, así que uno de los trabajos a realizar con este centro estribará en que vaya bajando en nosotros el nivel de complacencia de ciertas cosas, para dar paso a otras más elevadas. Se trata en este caso de invertir los mandos.
Venus es el rostro visible de Netzah y administra los contenidos de Libra y Tauro.
Acerca del origen de Venus-Afrodita, existen dos versiones. La primera la hace hija de Júpiter-Zeus. Según la segunda, Kronos-Saturno, tras mutilar a su padre Ouranos-Urano (el cielo), lanzó los despojos de la virilidad de este al mar y de una blanca espuma que se formó, nació Venus-Urania. Estos orígenes parecen indicar claramente que existen en este Séfira dos vertientes, la que provoca en la persona la apetencia de las cosas terrenales (la primera) y la que lo induce a elevar su mirada hacia los mundos del espíritu (la segunda). Los orígenes de esta diosa nos dan un claro indicio de los atributos que tiene bajo su mando: la fertilidad, la belleza, la abundancia, complacencia y el amor. Según su nivel de vibraciones, la persona tendrá tendencia a trabajar más con una que con la otra.
Desde este centro de vida nos viene la inspiración, la sensibilidad, la armonía de las formas, que se corresponden con el signo de Tauro y lo refleja a través del arte, de la imagen, sobre todo de las joyas, de las flores, de los bellos ropajes. Y la búsqueda del complemento ideal y la plenitud tanto física como espiritual, que le vienen por parte de Libra. De Netzah-Venus nace también la apetencia por las cosas (las de la tierra o las del cielo), las ganas de poseerlas para poder experimentar con ellas. Netzah-Venus es el Séfira que le pone amor a las pequeñas cosas de la vida; el que engalana el mundo material, cubriéndolo de bellezas procedentes de esa columna de la derecha, productora de luz.
Ya hemos visto, en el curso de nuestros estudios, que todo debe volver a su punto de partida, así que si actuamos movidos por una fuerza procedente de Netzah-Venus, deberemos restituirle a este Séfira el valor prestado y una parte de los beneficios obtenidos con él. Pero si hemos utilizado ese valor para procurarnos sensaciones y vivencias que no son conformes a las leyes cósmicas, las riquezas así obtenidas no pueden ser exportadas a Netzah, porque las barreras naturales lo impiden, de modo que le habremos robado a Venus un valor que no hemos podido devolver. Ese valor ha engrosará la parte oscura de nuestra alma, y será retenido en Yesod para ser añadido a la cuenta de nuestro karma en vistas a una futura utilización.
Netzah es el primer Séfira del Mundo de Formación y por lo tanto la semilla y el motor del Elemento Aire (ideas-lógica-razón), que exteriorizará a través del primer signo de Aire, Libra.
Recuerda que la armonía y la diplomacia deberían ser siempre tus fieles escuderos.
En el próximo capítulo trataremos de: Hod y el arte de comunicar
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