Lección 21: El retorno
Seguimos perfilando el recorrido de un alma desde que abandona su cuerpo físico. Primero se acopla a su cuerpo de Deseos y en él elimina el exceso de carga que trae de la Tierra. Se desprende de las capas que corresponden a las cuatro primeras Regiones del mundo del Deseo; pasa después a las tres Regiones superiores. Se desprende de su cuerpo de Deseos y salta al cuerpo Mental. En las cuatro primeras regiones del mundo del Pensamiento, aprenderá a formarse un futuro cuerpo Mental.
Cuando el cuerpo del Pensamiento muere, todos los átomos-germen, el del cuerpo físico, el del emotivo y el del mental pasan a integrarse al Ego Superior. Se ha terminado una existencia material y allí el ser, sin conciencia alguna de su individualidad, se conforta con las elevadas vibraciones de este mundo. Como hemos comentado ya, todo este recorrido tiene lugar también, a un nivel más reducido, durante nuestra estancia en la tierra. Así, cuando terminamos un día de trabajo con todas sus vicisitudes, deberíamos ser capaces de desconectar, de elevar nuestras vibraciones y sentir ese bienestar después de una jornada completa.
Después llega el momento en que el Ego siente el deseo de nuevas experiencias y los trabajos para una próxima encarnación ya se perfilan.
¿Cuánto tiempo vive el Ego despojado de todos sus cuerpos? Este tiempo varía según la intensidad del afán de vida que posee el Ego y dicho afán está impreso en los átomos-germen de sus distintos cuerpos.
Cuando iniciamos la búsqueda de nuestra personalidad interna, del autoconocimiento, experimentamos lo que suele llamarse el hambre de espíritu, caracterizado por el afán de adquirir sabiduría con la misma avidez con la que, en otras épocas de nuestra vida, hemos devorado un manjar o hemos consumido una relación amorosa. Esa ansia de espíritu, en el ámbito trascendente, produce hambre de vidas, ya que es en el mundo físico donde el Ego aprende y madura. Ese anhelo queda consignado en nuestros átomos-germen y proyecta a la persona, una vez iniciado el tránsito (tras la muerte física), siempre más allá, más alto, sin detenerse apenas, ni en el mundo de Deseos, para gozar de la vida paradisíaca de la sexta región; ni en el mundo del Pensamiento, por donde pasa como un meteorito, parando justo el tiempo para realizar los trabajos de asimilación. Renunciando a la felicidad ultra terrena, los cuerpos superiores mueren voluntariamente y el Ego se encuentra en posesión de unos átomos-germen que piden nueva vida.
Quien tiene menos prisa puede consumir centenares de años terrenales en las regiones superiores del mundo de Deseos, y beneficiarse de un derecho que nos asiste a todos: el de descansar después de haber bregado en el mundo físico. Allí será feliz con sus seres queridos y con las almas que se encuentran en afinidad con él y su átomo-germen se impregnará de lo positivo que resulta buscar en la vida aquello que une. Luego, cuando pase al mundo del Pensamiento, también puede utilizar su derecho al descanso y pasar allí siglos. Después, cuando el Ego recupere sus átomos-germen, si carecen de inquietud de nueva vida, puede guardarlos hasta que la ley le obligue a ponerlos de nuevo en circulación y el Ego produzca una nueva vida.
Pero debemos apuntar que la gente cada vez tiene más prisa por aprender y se están acelerando los procesos en todos los niveles.
De acuerdo con lo dicho, podría afirmarse que la masa sin inquietudes tarda en volver. Los demás aparecerán en lapsos más o menos largos según la intensidad de su afán de vida o según el tiempo que pierdan en apurar la felicidad después de la muerte del cuerpo físico.
Pongamos el ejemplo de Ricardo, un empleado de banca que decidió jubilarse anticipadamente. Primero se planteó las ventajas y desventajas de su decisión tanto en el ámbito personal como en el laboral. Antes de presentar su dimisión a su jefe, conectó con él mentalmente, facilitándole las razones profundas de su cese, con palabras armoniosas, porque pensó que de este modo lo estaba preparando para cuando le hiciera el planteo real. La reacción del jefe fue mucho más favorable de lo que había imaginado. Precisemos que las relaciones entre ambos eran un tanto crispadas, educadas, pero mostraban dos personalidades antagónicas. Lo cierto es que Ricardo se quedó muy sorprendido. Su jefe, además de aceptar sus condiciones, le elevó la cuantía de la indemnización.
La proyección de sus pensamientos hacia el jefe tuvo una respuesta inmediata: la buena disposición de éste. Ahora bien, en el sentido contrario también funciona. Si se emiten sentimientos negativos, de envidia, de rabia, de celos… hacia una persona, esta los recibe de inmediato y actuará en consecuencia. Pero como la emisión es silenciosa, nos extrañaremos cuando se produzca un rechazo o un mal gesto por parte de dicha persona y ese movimiento puede incluso servirnos como argumento para arremeter con más dureza contra ella. Al final, el asunto puede convertirse en un bucle sin salida, que seguiremos alimentando hasta que una de las dos personas utilice el corrector universal: el perdón.
El sueño
Hemos dejado el Ego en posesión de los átomos-germen de sus cuerpos recreándose en la Región Abstracta del mundo del Pensamiento, llamada también mundo del Espíritu Humano. Pasado un tiempo, que como hemos visto, puede alargarse más o menos, el Ego siente la apetencia de nuevas experiencias que le permitan avanzar hacia la perfección. Esa necesidad se presenta en forma de sueño. El Ego «sueña» su nueva vida terrestre, visualiza, como si de un holograma se tratara, las imágenes de las experiencias fundamentales que le esperan, sin detalles, y ese sueño-deseo lo incita a introducir el átomo-germen del cuerpo del Pensamiento en la Región del Pensamiento Concreto.
En el orden práctico, si seguimos la ley de correspondencia, “como es arriba es abajo”, diríamos que antes de realizar un proyecto deberíamos “soñarlo”, es decir, configurarlo en nuestra imaginación. Se trata de crear la imagen de lo que deseamos con el máximo de detalles posible, porque todo ello ayudará a que se cumplan nuestros propósitos.
El descenso

El Ego imprime en sus distintos cuerpos el programa procedente de los mundos del espíritu, sin que ello prive a la personalidad física, la que finalmente lo vivirá, de gozar de una total libertad de movimientos. Es preciso comprender que para el Ego ese programa es un impulso energético. La personalidad mortal es la que tiene que transformarlo en una experiencia que puede tomar infinitas formas. De este modo, podemos entender lo que significa estar ligados a un destino. La gente suele interpretarlo en el sentido que estás obligado a vivir una situación determinada, a tener un accidente, un revés sentimental, una enfermedad. Pero con lo dicho, entendemos que ese “destino” no prefija la realidad física, sólo la energética. Y nosotros, con nuestra personalidad mortal, le daremos forma, cada cual en función de sus necesidades experimentales.
El proyecto espiritual es amplio y deja abiertas a la personalidad física todas las opciones. El programa puede consistir, por ejemplo, en una frase: «aprender medicina«. La personalidad mental puede rebelarse contra ese mandato, nacer en una familia de médicos y oponer resistencias, saltándose la valla del colegio. Todo ello redundará en una pérdida de tiempo y al regresar a su Ego como átomo-germen, éste le dirá: “dado que has faltado a tu programa, en una próxima vida deberás realizarlo en condiciones mucho más difíciles.”
Se inicia entonces el camino de descenso en sentido inverso al seguido en el periodo de ascenso hacia el Ego. Es decir, el átomo-germen del Cuerpo del Pensamiento atraviesa la cuarta Región, donde se encuentran las Fuerzas Arquetipales del intelecto, atrayendo hacia él, a la manera de un imán, la materia de esta elevada Región. Según el poder de atracción del átomo-germen, aspirará hacia él más o menos materia de esta Región. Por consiguiente, su futuro intelecto será más o menos vigoroso y activo con arreglo a lo que suceda en este periodo de formación.
Ese poder de atracción de materia-intelecto, dependerá de lo activo que haya sido el intelecto en la vida anterior. Las distintas partes del cuerpo mental, lo mismo que ocurre con el cuerpo físico, se hacen vigorosas con el ejercicio. Quienes ejercieron de forma activa el pensamiento en la pasada vida, en la resolución de sus problemas humanos, tendrán un átomo-germen muy poderoso que atraerá hacia el futuro Cuerpo Mental gran cantidad de materia de esa Región.
Ya provisto de componentes de la cuarta Región, el átomo-germen del cuerpo mental adquirirá materia de la tercera Región; después lo hará en la segunda y la primera siempre mediante el procedimiento ya descrito de succionar el material de esas Regiones a la manera de un imán. Las capas de materia toman la forma de una campana, abierta por la base y cerrada por la cúspide, donde se sitúa el átomo-germen. El envoltorio que corresponde a la cuarta Región del mundo del Pensamiento quedará al exterior y los demás envoltorios irán disponiéndose en el interior de esa “campana.«
Imaginemos ahora que este mismo sistema está activo en nuestra vida física. Es decir, atraemos hacia nosotros materia en función de la energía que imantamos en nuestra campana. Pero la energía más elevada, la que nos trae las cosas más apetecibles, está en el fondo, en las primeras capas. Mientras que en la superficie, lo que está más cerca de la realidad, es lo que forma parte de las capas más bajas. Esta sería la razón por la cual tenemos tendencia a ver antes la negatividad que las cosas positivas, que se guardan más al fondo. Sabiéndolo, se trata que limpiemos la superficie para acceder a lo que se esconde en la profundidad. Así, cuando conozcas a alguien, procura no quedarte en la superficie.
Sirva como ejemplo de lo dicho el cuento anónimo que comparto a continuación.
La casa de los mil espejos
Tiempo atrás, en un pequeño pueblo, había una casa abandonada. Un día, un perro vagabundo se coló por una rendija de una de las puertas.
El perro subió por las viejas escaleras de madera. Al llegar arriba, se topó con una puerta abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Se quedó mirando hacia una de sus paredes y para su sorpresa, se dio cuenta que a su alrededor habían mil perros más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.
El perro, comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas y vio que los mil perros, hacían lo mismo. Sonrió alegremente y los mil perros le sonreían alegremente a él!
Cuando el perro salió del cuarto, se quedó pensando ¡Qué lugar tan agradable, vendré más a menudo a visitarlo!
Poco después, otro perro callejero entró en la misma casa y llegó al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, ese perro, al ver a los otros mil, se puso a la defensiva, se sintió amenazado y de forma inmediata los mil perros se pusieron a la defensiva. Él los miró de forma agresiva y le devolvieron la mirada. Empezó a enseñar los dientes y, claro, vio como los mil perros le enseñaban los dientes. Entonces se asustó y salió corriendo.
Cuando el perro salió del cuarto, pensó: ¡Qué lugar tan horrible es este, jamás volveré a entrar aquí!
En tu mano está generar el reflejo que quieres ver en el espejo.
El resultado
Volviendo a la composición del nuevo cuerpo Mental, será el resultado de las actuaciones anteriores, de las experiencias recogidas por los cuerpos, y de las conseguidas por el Ego en los mundos superiores en los que evoluciona.
Podríamos decir que quien consigue más es el que más tiene, aunque con la salvedad que todo el mundo tiene la posibilidad de acceder al mismo conocimiento. El mundo del Pensamiento está compuesto de infinitos escalones, cada uno da paso a unas enseñanzas determinadas. Para obtenerlas, basta con conseguir que el cuerpo mental vibre a la frecuencia que corresponde a tal o cual escalón. Sería como decir que sólo entran a ver un espectáculo los que han conseguido entradas. Por ello el conocimiento, cuando sale del ámbito cultural, asequible a todos, es siempre personal y subjetivo en su manifestación, pero es objetivo en su esencia. Es decir, todas las personas que se elevan a un determinado plano, comprenden la verdad que contiene de la misma manera.
La estructura del nuevo cuerpo mental condicionará la futura actuación de la persona en el mundo. Si el envoltorio con materia de la cuarta Región es el más vigoroso y abundante, la persona se orientará intelectualmente hacia el estudio de lo abstracto, del arte, del esoterismo, de lo que está más allá de las demostraciones científicas.
Si es la materia mental de la tercera Región la que domina, dado que allí se crean los arquetipos de los Deseos y de las Emociones, se interesará intelectualmente por comprender cómo funcionan los mecanismos emotivos de las personas y se interesará por la psicología, por ejemplo.
Si es la segunda Región la que se impone, la de los Arquetipos de la Vitalidad Universal, el individuo se inclinará hacia las ciencias, hacia la comprensión de los mecanismos que permiten el funcionamiento de la vida, como la biología por ejemplo.
En cambio, si se trata de la materia de la primera Región, la de los Arquetipos de la Forma, la persona se orientará hacia el estudio de las formas físicas, de sus compuestos, de su evolución. Las formas, incluida la humana, ejercerán sobre ella una auténtica fascinación, tal vez se oriente hacia la arquitectura.
Los componentes del cuerpo Mental constituyen una estructura variable y en cuanto estamos en la Tierra, podemos modificar su composición según el uso que le demos. Si una persona con carga de sustancia mental de la primera Región muy intensa, se interesa asiduamente por lo abstracto y deja de utilizar el material de que dispone para investigar en el dominio de las formas físicas, los componentes de esa Región irán disminuyendo, mientras que los átomos procedentes de la cuarta Región irán aumentando.
Sin embargo, es evidente que la composición básica del Cuerpo Mental condiciona al individuo, puesto que le da facilidades para ciertas cosas y pocas aptitudes para otras. La cuestión sería saber lo que es mejor para un ser en evolución: si utilizar las fuerzas mentales según su predisposición natural o si esforzarse por eliminar material procedente de las regiones inferiores del mundo del Pensamiento para adquirir material de las superiores.
La contestación correcta es que ninguna norma permite saberlo a priori y que dependerá del planteo evolutivo de cada ser. En principio, los átomos que componen el tejido evolutivo de la cuarta Región, que facilitan el estudio de lo abstracto, permiten comprender de forma intuitiva todo lo demás. Pero este tipo de comprensión por si sola resulta insuficiente, ya que es preciso asimilar las experiencias realizadas con la materia, y los materiales de las demás regiones permiten a la inteligencia descender al mundo de Deseos, al Etérico y al Físico y sacar deducciones prácticas de los fenómenos de la vida.
Pero puede ocurrir lo que sucede también con la gente que se encadena a una raza, que una persona sabia se haya identificado tanto con su personalidad intelectual, que en una nueva vida herede un cerebro que es prácticamente la reproducción del anterior. Para este individuo resultará necesario ser capaz de cambiar los compuestos de su cuerpo Mental, ya que de otro modo está condenado al estancamiento, al atasco evolutivo y tal vez a la muerte prematura, ya que se encontraría repitiendo curso, lo cual resultará inútil para el Ego.
Si exportamos esta información, vemos lo importante que puede resultar ser capaces de salir de la rutina, de los caminos ya trillados, para lanzarnos a la aventura de aprender cosas nuevas, de realizar experiencias diferentes.
Formado el Cuerpo Mental de la futura existencia, el átomo-germen del cuerpo de deseos entra en funciones y empieza a recoger materia de la séptima Región del mundo del Deseo, por el procedimiento ya descrito. En ella se encuentra la sustancia que le permitirá ejercer poderes espirituales y elevarse a la contemplación de realidades más sutiles. De esa Región, los místicos obtienen sus visiones sublimes. Un envoltorio abundante de esa materia permitirá al individuo, en su futura vida terrestre, permanecer en contacto visual y sensorial con altas jerarquías, ángeles, por ejemplo, u otros guías.
El átomo-germen del cuerpo de Deseos pasa luego a recoger materia de la sexta Región, denominada Luz del Alma, porque esos ingredientes permiten ver con claridad en los sentimientos y discernir entre lo que conviene o no al alma en su proceso evolutivo.
En la quinta Región, la denominada Vida del Alma, recogerá materia que le permitirá vivir con más o menos intensidad las experiencias emotivas y sacar provecho de ellas.
En la cuarta Región, el alma adquirirá materia que le dará la capacidad de sentir, de ello dependerán sus facultades para apreciar interés o indiferencia por un determinado acontecimiento. Si suscita interés, el evento se incorporará a su vida y le aportará un fruto experimental. En cambio, si causa indiferencia, se apartará de su camino sin traerle nada, ni positivo, ni negativo.
Si la composición del cuerpo Mental condiciona a la persona, la del cuerpo de Deseos creará un segundo condicionamiento, que actuará con mucha más fuerza porque para nosotros es un cuerpo más viejo, más organizado. Existe una correspondencia entre el mundo de Deseos y del Pensamiento.
La séptima Región, denominada Poder del Alma, permite elevar los sentimientos hasta el mundo Mental y se encuentra en afinidad con la cuarta Región del mundo del Pensamiento.
La sexta Región, llamada Luz del Alma, se encuentra en afinidad con la tercera Región del mundo del Pensamiento, la de los Arquetipos de los Deseos.
La quinta Región está relacionada con la segunda del mundo del Pensamiento, la de los Arquetipos de la Vitalidad Universal.
La cuarta Región está relacionada con la primera del mundo del Pensamiento, la de los Arquetipos de la forma.
Si el porcentaje de materia de cada región del mundo de Deseos guardara una proporción de equilibrio con la correspondiente del mundo del Pensamiento, tendríamos que el cuerpo de Deseos sería la perfecta copia del superior y se produciría un sincronismo entre el pensar y el sentir. De esta manera, cuando la mente manifestara su interés por una cuestión determinada, los deseos se movilizarían al servicio de ese impulso y todo marcharía en la vida del individuo como una seda.
Quizá nos ayude como ejemplo pensar que la bajada al mundo físico puede compararse al recorrido que efectúa una persona por un supermercado, se aprovisiona de todo lo necesario para el próximo periodo. Recorre la sección de fruta (mundo del Pensamiento) y recoge los víveres necesarios; después se detiene ante el pescado (mundo de Deseos) y se abastece, hasta que tenga lo esencial. Aunque recordando que su dinero (los materiales a los que puede acceder) es limitado, en función de lo que haya ganado-generado en los años de trabajo (la anterior vida.)
Después de pasar por las Regiones superiores, el átomo-germen recogerá materia de las tres Regiones inferiores del mundo de Deseos. Según el tipo de deseos que haya alimentado, esta parte de su cuerpo de Deseos será más vigorosa y ejercerá mayor presión en su futura vida.
Se sabe que el ser humano empezó su peregrinación por estas Regiones, debido al incumplimiento de la ley del sacrificio cuando se encontraba en el estadio paradisíaco. Desde ese momento, la dinámica que se instauró es que cuando llevamos un rato en el paraíso, es decir, cuando las cosas te van muy bien, debes empezar a preparar las maletas para el traslado, de lo contrario te echarán de él como a Adam y Eva
Todo lo que es disconforme a las leyes del universo tiene que desaparecer y, ¿cómo conseguirlo en los mundos en los que todo es armonía, cohesión, amor? Era necesario crear unas Regiones en las que reinara la fuerza destructora, capaz de reducir a picadillo aquello que era contrario a la propia evolución. Los luciferes, que se habían visto excluidos del orden natural al negarse a rebajar su potencial en el Tercer Día de la Creación, se comprometieron a trabajar en esas tres nuevas regiones inferiores.
El ser va penetrando en ellas a medida que se hace patente su incapacidad de renuncia y sacrificio, saliéndose de la órbita de las leyes naturales. Esto significa que si fuéramos capaces de renunciar a todo lo que sobra en nuestra alforjas, si fuéramos capaces de desapegarnos, no serían necesarias las bajas regiones del mundo de Deseos
Una vez en la «tierra» de las destrucciones, la tendencia natural es que la violencia generará una violencia cada vez mayor, de modo que en el periodo involutivo el ser humano cargará progresivamente con cantidades crecientes de materia, que luego deberá eliminar al pasar por esas regiones en el viaje de retorno hacia el Ego Superior, como ya se ha explicado en los bloques precedentes.
Pero las acciones a que ha dado lugar la presencia en su cuerpo de deseos de ese material, es decir, el resultado de su violencia en la vida anterior, deberá ventilarse en el mundo Físico y, como lo de arriba es igual a lo de abajo, esas acciones serán violentas, destructoras, repulsivas. Por ello los grandes maestros que han pasado por nuestra tierra aconsejan evitar devolver la violencia cuando somos atacados, ya que de esta forma se liquida la deuda sin engendrar una nueva, que nos obligará a vivir futuras violencias.
Los luciferes son los encargados de suministrar los materiales necesarios para el cuerpo de deseos en lo que se refiere a las tres regiones inferiores. Como sus colegas los ángeles en las esferas superiores, ellos pondrán en nuestro cuerpo el material-destrucción programado por nuestro átomo-germen. Este material se presenta, como todo en el universo, en dos polaridades, positiva y negativa. Una carga positiva nos hará agentes de la violencia. Una carga negativa nos convertirá en pacientes, o sea, víctimas de la violencia. Si somos víctimas es porque antes hemos sido verdugos y las agresiones que suframos reclamarán venganza. Y así se producirán ciclos y más ciclos, hasta que un día decidamos romper el cerco infernal de la violencia. Esa ruptura solo puede producirse a través de nuestro perdón.
Todo cuanto sucede alrededor del ser humano tiene su base de aprendizaje. Si un verdugo nunca fuera víctima, tendría tendencia a repetir su actuación una vez tras otra, con el consiguiente retraso evolutivo. Pasar a ser la víctima le permite avanzar, porque después de esa representación, es probable que lo piense antes de volver a ejercer de verdugo.
Pero como hemos dicho podemos romper el bucle. El perdón borra la ofensa, anula el “castigo” que debería sufrir el agresor y el impacto espiritual que produce en él lo limpia de la materia de esa baja región del mundo de Deseos, permitiéndole el acceso a mundos más elevados.
Esto produce una reacción en cadena en todo el universo, ya que el antiguo agresor beneficiario del perdón, al transmutarse su naturaleza, también él se encuentra en condiciones de perdonar a los que le han ofendido, y estos a sus agresores en un proceso sin fin que desintegra la fuerza destructora de las bajas regiones del mundo del Deseo.
El perdón concedido al enemigo es pues la piedra angular de todo proceso evolutivo. Cuando una persona es capaz de perdonar, la Involución ha llegado a su fin, el sistema de valores por los que se había regido cambia y el ser abre los ojos a los mundos de arriba.