La palabra creadora
En la puerta Phe el ser humano recibe la palabra creadora, la palabra en la que se encuentran unidas la Voluntad creadora de Kether y la fertilidad de Hochmah. O sea, recibe en esa puerta la prerrogativa de conjurar a los Serafines y a los Querubines, fuerzas que trabajan en la Voluntad creadora y en el Amor que da vida a todas las cosas, para que actúen a sus órdenes.
Este razonamiento permite comprender mejor lo que puede significar el hecho de «tener poder sobre toda carne«, que Cristo le pide al Padre para nosotros: se trata del poder para ejercer un mando sobre todo lo cristalizado, lo materializado, lo que se ha convertido en situación estática. Quien haya alcanzado este punto en el camino podrá transformar todas las cosas con la fuerza de su razón, expresada mediante la palabra. Es decir, su palabra, en la que estarán presentes los Serafines y los Querubines, generará, en quienes la escuchan, nuevas semillas, las cuales llevarán consigo, por así decirlo, su propia tierra, en las que arraigar y florecer -la tierra divina facilitada por los Querubines- y como en las alturas las jerarquías no necesitan tiempo para elaborar sus frutos, esa transformación será instantánea, súbita y sorprendente.
Entonces veremos como se opera en nosotros una transformación maravillosa; veremos como nuestra carne abandona su dependencia del mundo material y pasa a ser regulada por Kether-Hochmah; veremos como nos alejamos de Binah y de sus conglomerados, como los desórdenes internos desaparecen y como atravesamos el gran torrente de Hochmah, que derrama sobre nosotros las aguas de la eterna juventud. Al otro lado de esa cascada divina, penetramos en los dominios del Padre, en la vida eterna, y a partir de este momento, ya no perderemos la conciencia de esa vida, habremos vencido a la muerte, seremos inmortales.
Todas esas maravillas, que primero han de suceder en nosotros, las derramaremos un día sobre los demás y ellos a su vez, al escuchar nuestra palabra, revivirán, se rejuvenecerán, recobrarán la salud y encontrarán en ellos mismos la manera de salir de las situaciones estacionarias y lastrosas en que se encuentran, para penetrar en la eterna vida.
En el Phe o estancia diecisiete, la fuerza crística se muestra más activa, ya que, como hemos visto, en ella se efectúa el relevo de las fuerzas que actúan en nosotros, y mientras Jehovah retira sus coros de ángeles, los espacios vacíos son ocupados por los arcángeles de Cristo. Y si los ángeles se van, porque ya no tienen nada que hacer en nosotros, con mayor razón nos habremos liberado de los luciferianos, que pertenecen a la oleada de vida angélica.
Los arcángeles que actúan en la esfera de Hod tuvieron un nivel de consciencia semejante al humano en el segundo Día de la Creación, cuando Hochmah tomó el mando del universo. No se tiene noticia de que en su generación se produjeran divisiones. Sabemos que el conflicto empezó con Binah y que la rebelión tuvo lugar entre las criaturas bajo su mando, los ángeles.
Las enseñanzas de los Rosacruces (“Cosmogonía Rosacruz” de Max Heindel) nos revelan que Cristo fue el iniciado supremo del segundo Día de la Creación y ello ha inducido a pensar a muchos estudiantes que Cristo es un arcángel, o sea que pertenece a su linaje. Esto no es así. En ese segundo Día, los arcángeles eran humanos, mientras que la oleada de vida a que Cristo pertenece era la que dirigía los trabajos en ese segundo Día. Cristo pertenece pues al linaje de los Querubines, es uno de ellos, y su sede es Hochmah, a la diestra del Padre, el cual le dio gloria antes de que el mundo existiera.
Pero hay una particular relación entre los arcángeles y los Querubines de Cristo, puesto que, como vemos en el Árbol Cabalístico, Hod es la segunda Séfira del Mundo de Formación, como Hochmah lo es en el Mundo de Emanaciones. Ya hemos dicho alguna vez que todo lo que es número dos en cualquier dominio, se encuentra bajo la regencia del número dos primordial. Así diremos que Hod es la plaza fuerte de Hochmah en el Mundo de Formación, aunque en el esquema organizativo se encuentre situado en la columna de la izquierda, sometido a Binah.
En el próximo capítulo hablaré de: los cananeos
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