La Casa VIII
La Casa VIII expresa en la realidad externa de la persona las potencialidades de Escorpio. Dijimos al estudiar el signo que en él los sentimientos se concentran convirtiéndose en poderes interiores. La Casa VIII materializará este hecho dándole una expresión sexual. La Casa VIII es, pues, el sector que nos informa sobre las tendencias sexuales de la persona y sobre su personalidad erótica. También informará de los amores que proceden de la sociedad, ya que la VIII son los sentimientos hacia dentro. Tendremos pues en este sector a las personas que vienen a conquistarnos.
Otro punto importante a destacar en esta Casa VIII es que los sentimientos hacia dentro es lo que llamamos autoestima. Así que este sector mostrará cuan lleno estará nuestro depósito de este valioso material. Veremos cómo nos estiman y cómo nos estimamos. Es difícil querer a los demás, si no empiezas por quererte a ti.
A partir de la Casa VII, los sucesivos sectores manifestarán la polaridad contraria de la Casa situada enfrente. Las Casas I y VII representan el Yo y los demás, las Casas II y VIII manifestarán mi dinero y el tuyo. O sea, si la Casa VII es la del cónyuge, el socio, el aliado, el otro (como veremos más adelante), en la VIII veremos reflejado el dinero del cónyuge, del socio, etc. En ella encontraremos el dinero de los demás, del que podremos o no disponer según sea la relación que nos une a ellos.
De ahí se desprenden todas las ideas de dinero ganado sin esfuerzo, herencias, donaciones, premios, regalos, rentabilidad del capital, de los títulos, ya que ese capital también es «trabajado» por los demás, por las personas y las sociedades que lo administran.
En el zodíaco, la máxima separación posible entre dos puntos es de 180 grados, puesto que la rueda zodiacal consta de 360 grados. Ello significa que, a partir del punto 180 se produce un retorno al principio. Partiendo de Aries (en el zodíaco constituido), la máxima separación es Libra, de modo que con Escorpio, con la Casa VIII, se inicia el retorno a lo primordial, hacia el principio.
Ese retorno, en términos de existencia, equivale a la muerte, ya que con la muerte física el alma se eleva a los mundos superiores. Así pues, la Casa VIII será también la que nos informará sobre la muerte en todos los sentidos, el físico y el figurado.
Si asimilamos el término muerte a llegar al estado final de algo, veremos que la Casa VIII será también la de los cambios, la de las transformaciones. Y estas serán más o menos cómodas o agresivas en función de los aspectos que se produzcan.
De igual forma, La Casa VIII nos revelará la sensibilidad de la persona respecto al más allá, indicándonos sus posibilidades o sus facilidades de progreso en el dominio de la espiritualidad.
La autoestima es la principal gasolina del ser humano, así que la persona debe hacer lo posible para conseguir que tu depósito esté siempre lleno. Aprender a quererse.
En la Casa VIII se encuentran los derivados, los resultados de la IV, de la misma forma que la V contiene los derivados de la I. Pero mientras estos últimos son productos puros (por así decirlo), en la VIII encontramos una mezcla de los puros con los impuros.
Los deseos emitidos a través del canal IV florecerán en nuestra vida a través del canal VIII. Al hablar de las aguas-emociones de Cáncer, hemos dicho siempre que son aguas puras, pero se trata de una referencia al símbolo primordial. Es evidente que a fuerza de vivir y de trabajar con esas aguas, en la práctica ya no son tan puras, ya que si bien en cada nueva vida disponemos de un remanente de aguas puras, a ellas se une la corriente que cae de nuestro «cielo» precedente, de pasadas encarnaciones y esas aguas, con las que ya hemos trabajado anteriormente, pueden ser muy negras.
Si el signo de Cáncer recibe malos aspectos, lo que florecerá y nos será integrado a través del canal VIII, no serán las flores cultivadas en aguas puras sino las flores del mal, producidas por aguas usadas y polucionadas.
De ahí que la Casa VIII sea considerada como la de las pasiones secretas, ya que sus efectos se producen en el interior de la persona, siendo la VIII una Casa He, de interiorización.
Por su relación con Escorpio, la VIII es la Casa de la generación. En efecto, Fuego y Agua son los dos Elementos necesarios a toda creación. En las Aguas de Cáncer va incorporado ya el Fuego del ciclo precedente y es en Escorpio donde esa Agua-Fuego se incrusta en la Tierra -humana- para elaborar el producto. Como la Casa VIII es el canal a través del cual lo escorpiniano que hay en nosotros se manifiesta, es evidente que será la Casa VIII la que nos indicará la aptitud o no aptitud de la persona para la generación.
Los malos aspectos sobre la Casa VIII producirán siempre dificultades de algún tipo en las tareas generativas. Pero, siendo este un trabajo a realizar entre dos, los juicios sobre esterilidad o fecundidad solo podrán ser emitidos a la vista de las dos cartas astrales.
El equilibrio en la distribución de planetas entre signos de Fuego y de Agua ha de dar una persona fecunda. Pero si en un tema Astral solo estuvieran activados los signos de Agua, el interesado podría ser muy fecundo si se juntara con una persona en cuyo solo hubiera mucho Fuego.
Cuando los signos de Fuego y de Agua no están ocupados por fuerza planetaria alguna, concluiremos que será muy difícil que esta persona tenga descendencia.
Puede ocurrir que estando activados en un tema ambos elementos, se produzcan aspectos destructores sobre la Casa VIII y entonces habrán obstáculos, que pueden ser abortos naturales en una mujer o mala predisposición psíquica, abortos provocados. En un hombre, inhibición en las tareas conceptivas etc. Puede también haber enfermedades, reales o imaginarias; es decir, patologías producidas por la propia psique de la persona ante el temor de enfrentarse directamente con la realidad de que no quiere tener hijos.
De acuerdo con su tónica, los planetas de la izquierda (Saturno, Marte y Mercurio) ejercerán una influencia restrictiva, inhibitoria y los de la derecha (Venus, Júpiter y Urano), mal aspectados, producirán exceso, pletoricidad, pasión, calor excesivo.
La Casa VIII es la de los goces, como lo son todas las derivadas de signos fijos, ya que en ellas se manifiesta el Amor de Hochmah como premio al despliegue de la voluntad, realizado a través de las Casas Cardinales: I, IV, VII y X. Si a través de la IV se han perseguido esos goces, el canal VIII ofrecerá a la persona la posibilidad de experimentarlos.
La VIII incluye toda una gama de goces, por así decirlo, legítimos, que son los puramente sentimentales, los derivados del elemento Agua.
El goce de los sentimientos cubre un amplio espectro que va de las emociones puras que nos produce una obra de arte, un bello espectáculo, un magnífico paisaje, el placer de obrar bien, de servir, etc., hasta los goces impuros de poseer, de doblegar, de mandar sobre el otro. La situación de la Casa VIII y los aspectos que forme nos informarán sobre el género de placeres que cultiva la persona.
Los goces ilegítimos referidos a este canal son los que no se derivan de los sentimientos o de la espiritualidad, que representa una etapa anterior, sino que se refieren a los ciclos de Aire-Tierra, que se encuentran más allá del Agua. En este sentido, el placer de poder social y político, el afán de poder, constituirá un «goce ilegítimo», lo mismo que el afán de riquezas, que corresponde al ciclo de Tierra. Por ello la Astrología tradicional nos dice que a través del canal VIII nos viene, no el dinero ganado por el propio esfuerzo, lo cual corresponde a las funciones del canal II, sino el que nos viene a través de los demás, del cónyuge, de los socios, de las rentas, de herencias o donaciones.
Como cada Casa expresa la dinámica de la vida que estamos viviendo y al mismo tiempo los resultados provenientes de vidas pasadas, en la Casa VIII veremos reflejadas ambas cosas.
Si se encuentra en signos de Tierra, ello indicará que en ese aspecto la persona finaliza un ciclo y que, por lo tanto, los goces se encuentran en su fase cíclica final, lo que permite presumir que muchos serán los que le deban dinero. Será, por tanto, el heredero nato. En tal caso, el dinero que le viene de los demás no puede ser considerado como placer perverso, ya que es el pago de pasados esfuerzos.
Los buenos aspectos sobre una Casa VIII en Tierra serán signo evidente de que está recibiendo pagos de su actuación en vidas anteriores. La carencia de aspectos puede indicar, por el contrario, que la persona ambiciona placeres materiales sin que previamente haya trabajado para conseguirlos.
Si la Casa VIII se encuentra en signos de Fuego, es síntoma de que en lo que se refiere a la riqueza, está iniciando un nuevo ciclo y que no debe esperar nada del pasado (luego habrá que ver cómo está la Casa II). Si la persona va en busca de los bienes ajenos, del esfuerzo impropio, del cónyuge rico, todo ello obedecerá a un afán ilegítimo de gozar de algo que no está inscrito en su tema y por lo tanto, está actuando fuera de su órbita natural.
Los aspectos disonantes planetarios sobre este sector indicarán que el estado de fortuna de nuestro cónyuge y aliados es precario; que será difícil que su dinero llegue hasta nosotros y si su estado de fortuna es bueno, tendrán dificultad en heredar.
También indicará , en otro orden de cosas, la calidad de nuestros amantes. En casos severos podría mostrar disfunciones del aparato reproductor, problemas en las relaciones sexuales, en los partos, en la inseminación. Cambios bruscos.
El excesivo número de planetas sobre este sector será indicio de dependencia de la fortuna de los demás y de estar atado a intereses, a capitales y problemas económicos. Demasiados planetas en la Casa VIII, también podría producir un exceso de amor propio que derivará, seguramente en egoísmo desproporcionado, en tener un exceso de magnetismo que atraerá a demasiados amantes, híper sexualidad.
La Casa VIII es una Casa He, de interiorización y en ella actúa Hochmah.
Claves: erotismo, sexualidad, placer de los sentidos, amor propio, posesión, confianza, sentimientos exclusivos, autoestima, dinero ajeno, transformación, magnetismo, regeneración, muerte, vida, renacimiento, regalos, amantes, pasión, superación.
Casa VIII en Aries
La actividad sentimental de una etapa anterior hace que en la vida de la persona florezca la espiritualidad. Decimos que es el resultado de una etapa anterior porque siendo Aries el signo del inicio, lo que se encuentra allí no puede tener un pasado inmediato. Esta persona ha buscado activamente la divinidad con los sentimientos en una vida pasada y ahora el designo cósmico aparece de un modo natural en su naturaleza emotiva. La espiritualidad se enraíza así en sus sentimientos, situándolo fuera de toda duda. Sabe que las cosas son así; no se trata de que tenga una vaga fe en que esto es así. La espiritualidad ha generado en ella la convicción interna.
Es decir, siendo la Casa VIII el canal por el que la vida restituye a la persona el amor que derramó, lo que cosecha en Aries es lo que podríamos llamar el Amor de Dios. «Este es mi hijo bien amado en quien deposito mi confianza», dijo el Padre por mediación de sus Ángeles Serafines, cuando Jesús fue bautizado, el cual, venido al mundo, el 24 de diciembre a medianoche, tenía el Ascendente en Virgo y la Casa VIII en Aries.
Ese Amor de Dios se manifestará en la persona que tenga esta posición en su carta como una protección que le seguirá mientras viva, de modo que cualesquiera que sean las peripecias de su existencia y los errores que pueda cometer, en el momento de las máximas dificultades, aparecerá un hecho providencial que la salvará.
Toda posición terrestre o planetaria figurando en una carta astral es una conquista por parte de la persona y esta puede después no estar a la altura de lo que antes conquistó. No por ello se le sustrae el valor de lo conquistado y así vemos cómo personajes como el General Franco, que tenía la Casa VIII en Aries, han gozado toda su vida de esa protección divina y sus enemigos conjurados nada pudieron contra él.
El Amor de Dios es mucho amor como para que esa persona consiga igualmente el amor de los humanos, de modo que será de alguna forma una incomprendida, una solitaria, alguien que no suscita en los humanos ni pasión, ni amor, sino quizá cierta admiración o respeto distante o alta estima, si produce obras.
La expresión material de esa fuerza dará amores infantiles, amores prematuros, precocidad erótica y ese aspecto de prematuro relacionado con los afectos y la vida sexual serán el velo con que se manifiesta la idea de amor de lo primordial, amor de lo primero.
Para los goces materiales esta posición resultará poco productiva, ya que Aries solo puede dar un flash. El dinero que pueda obtener de los demás procederá en todo caso de fuentes providenciales y será como un premio a los servicios que pueda prestar a la causa cósmica.
Sin embargo, si el mensaje espiritual proviene del pasado, en la presente vida esta persona tendrá su Casa IV en Sagitario, será cuestión de ver si sus actuales sentimientos son puros, ya que, de no ser así, el mensaje espiritual podría ser corrompido y utilizado para la vida práctica.
Por lo demás, diremos gran potencial fecundador; disposiciones para generar muchos hijos. Los hijos pueden ser portadores de un mensaje divino, tener dones de videncia o expresarse como oráculos.
Los malos aspectos pueden dar amantes o sexualidad exprés, amores que entran y salen de su vida con mucha celeridad. Su autoestima puede aparecer y desaparecer como el Guadiana. La persona puede sentirse atraída por un gurú, por alguien que le vende el Nirvana.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene tendencia a tener una autoestima variable, que sube y baja en función de picos. Se sentirá atraída hacia lo que empieza, hacia las situaciones heroicas, abnegadas. Sus relaciones con el sexo serán de “aquí te pillo y aquí te mato”. Buscará la transformación a través de la voluntad.
Disney, Madonna, Kabaleb y Agatha Christie tienen la Casa VIII en Aries.
Casa VIII en Leo
Indica que lo que florece en nuestro Yo emotivo es la fidelidad a los principios. Esta alta fidelidad, comunicada al mundo sentimental, hace que las emociones se muevan al ritmo de la conciencia. La persona obedecerá fielmente la voz de su conciencia y se comportará de acuerdo con su ley. Si la VIII en Aries significaba Amor de Dios, en Leo se puede interpretar como Amor del Dios interno, o sea, amor de lo más elevado que hay en nosotros mismos, de modo que esa persona se tendrá en alta estima y no traicionará lo que hay de superior en ella.
Si se mueve a nivel elevado, puede ser una especie de santo, porque nada ni nadie conseguirá que traicione los principios que le inspiran. Si se mueve a un nivel corriente, sus sentimientos seguirán fieles a su conciencia y todo dependerá del código inscrito en ella.
Con la VIII en Leo, la IV estará en Aries y la XII en Sagitario (basándonos siempre en el sistema de Casa iguales). Tendremos así que la Divinidad actúa a través de los canales que transportan al marco humano en que nos movemos, los sentimientos. Estas personas han de ser las abanderadas de una pureza emotiva indegradable.
Esta posición en sí misma no debería significar que la persona fuese a disponer de dinero heredado, sin embargo, el juego de los símbolos puede poner en sus manos un auténtico tesoro.
En efecto, la VIII en Leo se encuentra en los dominios del Sol, cuya materialización da lugar al oro. Si la pureza de la persona es de alta graduación, la cristalización de ese estado espiritual ha de darle oro material, de modo que las circunstancias la impulsarán hacia el marco donde se encuentra ese oro.
La escenificación material de esa fuerza hará que suscite el amor o la pasión de personajes elevados, de auténticos representantes de la divinidad en la tierra, de reyes, de príncipes o de personas moralmente grandes, con poderes, de los cuales obtendrá fortuna y favor. Si en el caso anterior la protección venía de la providencia, aquí la protección vendrá de esos personajes, en sí mismos providenciales. Pero si con la V en esta posición ese amor era desinteresado, con la VIII será de naturaleza sentimental y quizá exija una correspondencia.
En el aspecto práctico dará a la persona que se siente orgullosa de los cambios que realizará en su vida, que sentirá placer quemando sus alas como el Ave Fénix, para regenerarse. Tendrá un poder de atracción enorme, sobre todo para el sexo opuesto.
Bono, Paul Newman y Sophia Loren, tienen su Casa VIII en Leo.
Casa VIII en Sagitario
Hará que el mensaje divino se exteriorice a través del canal por el que los sentimientos del mundo se integran a nuestro Yo. La persona percibirá, pues, internamente este mensaje y el reloj interno de sus sentimientos marchará a la hora de ese designio divino exteriorizado. No será el apóstol, el predicador, sino el que enseña con el ejemplo. La exteriorización de la espiritualidad, al derramarse por un canal de interiorización, ha de producir claridad interior, percepción del mundo divino, facilitando el fenómeno de la videncia.
El placer que le será dado a esta persona, será pues, el de contemplar las cosas divinas y lo veremos a menudo absorto en sus visiones. Quizá estas visiones no tengan imágenes y todo se concrete en sentirse inmerso en una maravillosa mecánica.
Si esta Casa es sostenida por aspectos positivos o posiciones planetarias fuertes, puede producirse una total inhibición de la persona de los asuntos mundanos, ya que será en la soledad que podrá vivir intensamente sus experiencias espirituales.
Aquí la Divinidad exterioriza su pensamiento y la persona se sentirá motivada para producir esa exteriorización. Si en Aries la espiritualidad se revela en su Yo emotivo interno con una fuerza descomunal; si en Leo la persona siente la necesidad de adecuar su personalidad sentimental al orden moral, en Sagitario se siente llamada a exteriorizar ese impulso divino, a plasmarlo en algo concreto, en una obra y la llevará a cabo poniéndose como ejemplo.
Esa dinámica, en el marco social atraerá el amor de altos ejecutivos, de personas que realizan obras importantes, de viajeros incansables que ilustran con sus viajes esa necesidad de cambio en la naturaleza emotiva interna.
Los malos aspectos aumentarán la intensidad de la producción espiritual, imposibilitando total o parcialmente a la persona para una actividad física.
La persona puede descubrir sus facultades interiores en el curso de un viaje. El dinero que obtenga de los demás puede proceder de una obra divina.
En el aspecto práctico dará a la persona que se regenera para poder dar ejemplo a los que la rodean. Que siente placer predicando, aunque sea en el desierto. Atraerá el amor de viajeros, de gente que están más allá, en cualquier sentido y ámbito de la vida.
Paolo Coello, Chales Manson o Vivien Leigh tienen la Casa VIII en Sagitario.
Casa VIII en Cáncer
El potencial sentimental se canaliza hacia el interior, o sea, en dirección contraria a la que normalmente deberían tomar las energías de Cáncer. Es decir, el chorro emotivo, que debería ser derramado en el marco exterior en que nos movemos para realizar en él nuestra obra inseminadora, da media vuelta y es vertido en nuestra naturaleza emotiva interna. Esto produce, naturalmente, una saturación emotiva. Los sentimientos se encuentran tan exaltados, que difícilmente podrán ser controlados por la razón. La persona puede convertirse en un navío que viaja sin brújula en el mar turbulento de las emociones.
Si los sentimientos de Cáncer son auténticamente puros, la persona se verá movilizada por las buenas causas, gastando cantidades ingentes de energía en la lucha por el bien, participando en asociaciones, comités, empresas, grupos espirituales.
No será el teórico, el iniciador, pero su ardor interno lo convertirá en una auténtica Pasionaria y será contagioso para sus compañeros.
Los malos aspectos sobre la VIII en Cáncer han de producir una turbulencia interior anunciadora de dramas. No se trata de que la persona intente forzar el espacio exterior para ubicar en él sus sentimientos excesivos, sino que, por el contrario, forzará constantemente su espacio emotivo interior para ubicar en él lo que siente, sin que le sea posible que ese sentir arraigue en el comportamiento, de modo que querrá comportarse de un modo pero sus gestos le traicionarán.
La desazón que resulta de esta mecánica puede llevarle al desespero, ya que la violencia no se dirige hacia el exterior sino contra sí misma. Habrá un excesivo amor de sí misma, una sacralización de su personalidad emotiva y de ahí se derivará susceptibilidad, pundonor.
En lo externo producirá amor de personas religiosas, de curas, de gentes que cultivan la idea divina con los sentimientos, de gurús.
En el aspecto práctico dará a la persona que tiene tendencia a buscar la regeneración a través de causas sociales o religiosas, que le ayudarán a sentirse bien. Se sentirá atraída por personas que las practiquen, como sacerdotes, gurús, santones. Su autoestima se nutrirá de sus propias emociones, de darse auto bombo.
Nietzsche y Diana de Gales tienen la Casa VIII en Cáncer.
Casa VIII en Escorpio
Estará ubicada en el lugar que le corresponde y estará interiorizando en la persona su propia producción emotiva. Puede ser exaltada o plácida, pero en todo caso, ese florecimiento sentimental estará en su lugar. Nos encontramos aquí ante una naturaleza fecunda, en hijos y en toda clase de productos sentimentales. Será la persona rica en emociones internas.
Los malos aspectos producirán la floración de emociones poco edificantes, manifestándose en sus hábitos sexuales y en el producto que de ellos resulte, o sea, en los hijos.
Suscitará el amor de personas con un amor propio muy activo, de gran capacidad generativa, que con su modo de ser le inducirán a pensar que dar fecundidad al universo es una de las claves de esta posición. Serán ellos mismos una tierra fecunda en la que pueden florecer los más bellos sentimientos o los más ruines.
Por otra parte, como los sentimientos son agua, esta posición dará una tendencia a engordar, ya que retendrá el agua, al igual que interioriza los sentimientos.
Si Escorpio no existiera, la Creación se detendría y ya no habrían nuevas oleadas de vida que animaran sucesivos mundos.
La Casa VIII en Escorpio obliga igualmente a la persona a ser instrumento de la fecundidad universal y si oponerse a esa fecundidad representa un atentado contra el orden cósmico, cuando se tiene esta posición en la carta astral la responsabilidad es mucho mayor.
Estas serán, pues, las personas predispuestas a tener una familia numerosa y por este mismo hecho, los más vulnerables a la tentación de reprimir su fecundidad natural, ya que en un momento dado se dirán que ellas «ya han cumplido» poniendo al mundo un número determinado de hijos. En este sentido es preciso insistir en que no «se cumple» jamás hasta haber agotado todos los compromisos pendientes con los antiguos deudores.
Permitir a las almas pasar de la luz a las tinieblas y de las tinieblas a la luz, tal es el principal cometido de una Casa VIII en Escorpio.
En el aspecto práctico dará a la persona con cierta tendencia a enamorarse de sí misma. Se nutrirá de sus propias emociones, lo cual puede ser genial cuando estas sean puras. Atraerá el amor de personas con una alta autoestima o con problemas de autoestima.
John Lennon, Fidel Castro, Ruiz Mateos (que tuvo 13 hijos) y Shakira tienen la Casa VIII en Escorpio.
Casa VIII en Piscis
Esta posición impedirá de algún modo la liberación de las emociones, ya que en lugar de ser exteriorizadas, que es lo propio de Piscis, circularán por el canal que las vuelve a interiorizar. Tendremos, pues, que emociones usadas, pasadas a las instancias zodiacales que rigen la expulsión, vuelven a ser consumidas. Resultará que esas personas reviven historias sentimentales que ya han vivido, repiten gestos que ya han hecho, como los actores de teatro que interpretan una y otra vez la misma obra.
Así pues, vuelta al ayer sentimental; vuelta a experimentar los placeres que ya antes se experimentaron, a reencontrar personas que en otras vidas o en la actual fueron grandes protagonistas de su vida sentimental.
Los malos aspectos darán lugar a toda clase de desvíos: pasiones secretas, prohibidas, tendencia al incesto, a suscitar el amor de personas de otro tiempo, mucho más jóvenes o mucho más viejas; onanismo.
La no liberación de sus emociones producirá en esta persona una especie de estado pletórico, propicio a toda clase de enfermedades, sobre todo a la formación de complejos. Suscita el amor de personas emotivamente inconstantes, poco dadas a la fidelidad, puesto que en Piscis los deseos son múltiples, y le volverán una y otra vez.
Hay pues, en esta persona, una tendencia a una constante regresión sentimental a placeres arcaicos propios de otros tiempos, de otras vidas, o sacados del fondo de la cultura de su pueblo: placeres propios de la vida medieval, resurrección de costumbres añejas.
Quizá estas personas no vivieron en el pasado sus emociones con toda la intensidad necesaria y ahora lo harán en un estado de emergencia, en una permanente euforia emotiva, puesto que su Yo emotivo interno es el que recoge los sentimientos que ellos mismos derramaron al exterior, convirtiéndose literalmente en una de esas fuentes que suelen encontrarse en las ferias que manan constantemente el agua derramada por ellas mismas.
Siendo su propio objeto de satisfacción emotiva, pueden no necesitar a nadie a quien proyectar su afecto y tener tendencia a vivir aislados emotivamente del mundo, sin que les duela su soledad. Esta dinámica no propicia la fecundidad, pero su falta de fecundidad suele deberse a una disposición de su psiquismo, a una inhibición ante las tareas fecundadoras y no a un defecto físico.
En el aspecto práctico dará a la persona con tendencia a enamorarse de viejos amores, volverán a tomar aprecio por personas o situaciones que ya deberían estar superadas. Pueden atraer el amor de gentes que van de flor en flor o de personas centradas en la ayuda humanitaria, en hacer un mundo mejor.
Lauren Bacall, Andy Warhol y el Príncipe Carlos de Inglaterra tienen la Casa VIII en Piscis.
Casa VIII en Libra
Indica que la fuerza constitutiva del pensamiento aparece por la vía emocional interiorizadora; es decir, la actividad sentimental llevará a la persona a suscitar el interés emotivo de profesores de universidad, filósofos, letrados, jueces. Por el ejercicio de lo emocional le vendrá lo racional. La sociedad amará a la persona.
Tendrá el sentimiento interior de estar en lo justo y ello producirá cierta frialdad a la hora del placer. Su placer será el conocimiento de la ley, la unión entre personas, el ejercicio del arte.
Los buenos aspectos harán que esa mecánica produzca el más eficaz resultado, el impulso a la unión, a la agregación, a la cooperación que viene de Libra, eso se inscribirá felizmente en el código emocional interno de la persona y hará que su placer resida en esto, o sea, que será por esencia la persona fiel a su compromiso, fiel sentimental y sexualmente hablando.
Los malos aspectos harán, por el contrario, que esa fidelidad sea percibida como algo malo, desueto, fuera de lugar, excesivo, y a la persona le parecerá que la regla, la norma, la ley consiste en ser infiel. Esto puede convertirse en una constante, en una razón actuando en los sentimientos y señalándoles el camino a seguir. Será, pues, el infiel nato, la persona infiel con doctrina de infidelidad o podría ser lo que hoy llaman: tener una relación abierta.
No son los sentimientos lo que constituye su yo emotivo interno, sino la fuerza del pensamiento y por ello el amor le entrará por la cabeza y no por el corazón. Será invulnerable a lo sentimental y sensible a todo lo que pueda aportar una continuidad lógica a su edificio humano.
Esa invulnerabilidad sentimental, traducida en términos materiales, indicará penuria en agua en su constitución interna, o sea, infecundidad. Serán los pensamientos los que florecerán en su interior, no los sentimientos que son los portadores de vida. Pero habrá que estudiar los demás componentes de la carta astral para determinar si esta infecundidad será total.
Si tiene muchos planetas en Agua, sus disposiciones anímicas le llevarán a desear la vida y ya hemos visto en numerosas ocasiones que cuando existe una voluntad de que se produzca un acontecimiento determinado, este acaba sucediendo aún en contra de las predisposiciones naturales. La voluntad es un atributo de Kether y tiene primacía sobre cualquier otra fuerza.
En el aspecto práctico dará a la persona que atrae el amor de personas justas, ecuánimes, que buscan el equilibrio. Su autoestima tendrá una relación directa con su relación de pareja, se nutrirá de argumentos lógicos.
George Clooney, Benedicto XVI y Brad Pitt, tienen la Casa VIII en Libra.
Casa VIII en Acuario
En Acuario la visión de la mecánica del universo se revela en el interior. Esta revelación transita aquí por el canal que nos comunica el sentimiento despertado en los seres y las cosas produciendo el sentimiento de la verdad, la sensación de la unión de todas las cosas. Se percibe por dentro que todo es uno, de modo que todo puede ser objeto de nuestro amor.
Si no se producen malos aspectos, la persona será desapasionada y como su placer no será de orden emotivo, sino mental, serán las personas que puedan aportarle ese placer las que serán objeto de su amor.
Los malos aspectos harán que la persona considere que esa unidad iguala a todos los seres y en tal caso, entregarse a uno o a otro no tendrá la menor importancia, de modo que se atará difícilmente a una persona.
Aquí esa necesidad interna de verdad se ha acentuado respecto a la etapa anterior y la personalidad interna sentimental ya es totalmente desapasionada. La frialdad es total y la persona no es capaz de experimentar pasiones ni placer por las vías ordinarias. La vida sexual la dejará indiferente y podemos tener la figura del impotente y la frígida.
Sin embargo, si el estado de conciencia de la persona es elevado, esos malos aspectos pueden llevarla a construir su Yo emotivo interno según las reglas del universo y como esas reglas quieren que cada persona sea instrumento de la fecundidad universal, esta persona, superadas las pasiones, ofrecerá su cuerpo para la construcción de una nueva vida.
En los escalones inferiores será el intelectual híbrido, amante de las ideas convencionales de la sociedad de su tiempo. Sentirá el placer de las ideas abstractas y animará con su presencia los actos culturales convencionales, las conferencias, los mítines, las manifestaciones.
En el aspecto práctico dará a la persona que atraerá el amor de personas que la idealizarán, que verán el aspecto cósmico más que el práctico. Su autoestima se nutrirá de sus inventos, de sus ocurrencias, de sus entelequias.
Jane Fonda, Salvador Dalí y Angelina Jolie tienen la Casa VIII en Acuario.
Casa VIII en Géminis
Indicará que la exteriorización del pensamiento se realiza por los cauces del canal VIII. El pensamiento justifica las emociones, se libera a través de ellas, no actuando en el medio exterior, sino en el fuero interno de la persona.
La persona se habla a sí misma, discurre con ella, está llena de coloquios internos. Se pone de ejemplo de sus ideales. Si está a favor de una causa, se enrolará en ella y será capaz de morir en defensa de sus ideas. La muerte será una manera de expresarse y puede convertirse en un muerto sobre el que se escriben multitud de páginas en los periódicos.
La persona experimenta el placer de las ideas. La exteriorización de su pensamiento le produce gozo, disfruta hablando. (Fidel Castro tenía la VIII en Géminis).
La VIII es la vía que potencia el sexo, la que da poder al agua-emoción, convirtiéndola en fecundadora. Esa combinación une las ideas a la sexualidad y la persona puede escribir libros, artículos sobre la generación, la gestación.
Con malos aspectos, se tratará de relatos eróticos, pornográficos, de libros y artículos sobre la contracepción, sobre la «planificación familiar», sobre la eutanasia. La persona hablará mucho de sexo, complaciéndose en esos temas; será un lector de novelas eróticas y gozará más contando chistes verdes que ejerciendo realmente el sexo.
El placer de las ideas lleva implícito siempre el riesgo de enamorarse de esas ideas que tanto placen, conservándolas indefinidamente. Si las ideas se arrojan al medio exterior, esta expulsión produce agotamiento de la idea primera y por consiguiente, cambio en la emisión: las ideas circulan desde Libra, que pone la fuerza generadora, pasando por Acuario hasta Géminis.
Pero si las ideas se reintroducen en los circuitos interiores de la persona, se mezclan con los sentimientos y se confunden con ellos, produciéndose una identificación emotiva con esas ideas, que se repiten así indefinidamente, constituyendo una fuente de placer. Entonces la evolución intelectual se detiene y la persona ya no piensa en la etapa siguiente que, como sabemos, es Capricornio, o sea, la prueba de la realidad, sino que su objetivo será procurarse ese placer insano emanado de la producción intelectual.
La VIII en Géminis puede, pues, detener el proceso evolutivo, encerrando a la persona en un jardín lujuriante, en un laberinto donde el alma puede yacer prisionera hasta la llegada de ese mítico liberador que suele aparecer en los relatos mitológicos.
Tampoco la VIII en Géminis favorece la fecundidad, pero si, por sus ideas, la persona ha llegado a la conclusión de que hay que participar en la obra divina llevando hijos al mundo, esa idea generará el placer interno y se ofrecerá voluntaria a tal producción.
En el capítulo de amores, esta posición suscitará el amor de intelectuales, de escritores, impresores, divulgadores, gentes que reflejarán con su modo de ser y de pensar, la dinámica interior pensamiento-placer, de modo que si la persona ve aparecer un aspirante que es profesor, recitando el mismo programa año tras año, aquello ha de darle a entender que su pensamiento se encuentra encallado, prisionero y debe rezarle a todos los Ángeles para que aparezca en su vida el príncipe liberador.
En el aspecto práctico dará a la persona que tendrá tendencia a enamorarse de sus propias ideas. Atraerá a intelectuales, a comunicadores, a gente de los medios. Su autoestima se nutrirá de su capacidad para relacionarse.
Jean Paul Sartre, Gandhi, Freud y W. Churchill tienen la Casa VIII en Géminis.
Casa VIII en Capricornio
Hará que el placer se exprese a través del poder constructor. El gozo de la persona residirá, no en la expansión de los sentimientos, ni en la experimentación pura de sensaciones, sino en ser dueño de los resortes del poder, en controlar, en disponer de esa materia prima que permite edificar sólidamente todas las cosas y cuyo símbolo es el dinero.
No deseará el dinero en sí, sino el poder que representa. Desear no es la palabra adecuada, puesto que el VIII es un canal a través del cual el mundo interioriza en nosotros sus valores. Diremos, pues, que los medios irán hacia esa persona con toda naturalidad y que en ellos experimentará el placer, con la natural frustración de los sentimientos, que son los que mandan en la VIII y que quedarán aquí cortocircuitados en provecho de las realidades materiales.
Esta posición dará, pues, el capitalista, la persona de empresa, poco dada a otros placeres que no sean materiales. La llamada del placer le vendrá tarde en la vida, será lenta en los goces, pero, una vez experimentados, le será difícil liberarse de ellos.
Los malos aspectos sobre este punto han de producir cierta insensibilidad o una incapacidad de gozar. Puede ser la persona que dispone de medios, pero no de capacidad para utilizarlos o al contrario, dispone de capacidad, pero los medios no acaban de llegarle, aunque se anuncien en el horizonte.
Las realidades materiales invaden aquí la esfera del placer, expulsando de ella a los sentimientos, haciendo que la persona goce anticipadamente de algo que no viene a su hora. Hay un trastrueque en los canales sentimentales, ya que esta posición implica una Casa IV en Virgo y una XII en Tauro. Los sentimientos son canalizados, pues, de una manera enrevesada y caótica, produciendo confusión.
La fecundidad se expresa en términos económicos y será la persona que generará dinero, que se unirá sexualmente a un promotor, un constructor. Amores suscitados en personas adineradas, poderosas en la utilización de medios materiales.
Esta posición en sí no da hijos, pero si el grado de conciencia es elevado, la persona puede emplear sus medios materiales en la creación de maternidades, guarderías, en el descubrimiento de métodos que favorecen la fertilidad y convirtiéndose así ella misma en fértil.
En el aspecto práctico, dará a la persona que trata de organizar sus emociones de forma práctica, para que sigan un orden, lo cual, evidentemente, no le funcionará. Atraerá personas frías, estructuradas, calculadoras, que le brindarán seguridad (como a Hilary, su marido la hizo mujer del presidente), pero no le darán calor humano.
Hilary Clinton, Sandra Bullock y Orson Welles, tienen la Casa VIII en Capricornio.
Casa VIII en Tauro
Una avalancha de paz y bienestar caerá sobre la persona, pero el camino será largo hasta que esto sea una realidad plena en su vida. La paz y la felicidad material parece como si buscara a esta persona para sumergirla en sus delicias. Dispondrá de medios, como en la posición anterior, pero no para edificar con ellos la sociedad, sino para gozar de la vida. Sus rentas serán sólidas y podrá pasar su vida entre dos yates, entre dos mansiones señoriales, puesto que al levantarse por la mañana su capital ya habrá trabajado para ella.
Sus placeres serán los que ofrece la naturaleza en sus diversas estaciones: el mar en verano, la nieve en invierno, en otoño cócteles y fiestas sociales y la primavera para experimentar el resurgir de la naturaleza. Sus sentimientos se acompasarán al ritmo del universo y experimentará pocas inquietudes.
Con malos aspectos, será la persona sin inquietudes, indiferente a todo lo que no sea disfrutar de las cosas plenamente. Puede tener problemas para vivir esa plenitud.
Aquí la personalidad sentimental interna se ha petrificado, forma un bloque de granito y su único placer será la experimentación física de los goces, de todos los goces que la materia puede ofrecer.
Se encuentra la Casa VIII a 180 grados de su patria, que es Escorpio, en el punto de su máxima separación o sea, allí donde la idea de fecundidad está más distorsionada y el acto sexual aparece bajo un aspecto de placer, separado de la responsabilidad inherente a él.
Las almas grandes sentirán la nostalgia de su patria, ya que es cuando se está más alejada de ella que sentimos la llamada de la casa del padre, de modo que, en un momento dado, ahíto de placeres, esta persona sentirá la necesidad de cambio con tanta fuerza, que pondrá todos los medios al servicio de este cambio.
Así, siendo la VIII en Tauro el punto más alejado de la fecundidad, gracias a esa inversión en los mandos, que es ley en el universo, la persona en esta posición puede convertirse en fecundísima.
Si esta toma de conciencia no se produce, vivirá en un lujo asiático, rodeada de jardines, de joyas, de perfumes, del amor de banqueros y gentes que han atesorado dinero, de placeres que le hablarán, en lo externo, de la necesidad de buscar esa lujuriante fertilidad en su interior.
En el aspecto práctico dará a la persona cuya autoestima es segura, plácida, de piñón fijo, basada en pruebas fehacientes. Atraerá a personas caudalosas, con buena posición social y amantes de todos los placeres de la vida.
Alain Delon, Leonardo di Caprio y Frank Sinatra tienen la Casa VIII en Tauro.
Casa VIII en Virgo
El desprendimiento de lo material transita por el canal que asegura el placer de los sentimientos, produciendo algo que podría denominarse el placer de la pobreza, de la carencia, del desprendimiento. La persona goza dando; no mucho, ya que Virgo da con parsimonia y concediendo gran precio a lo que da, puesto que lo hace un poco a regañadientes.
Con malos aspectos, ese regañadientes se convierte en franca tacañería y entonces lo que da produce un tal dolor, que la persona se llena tanto más de satisfacción por cuanto el placer de dar le cuesta un enorme y doloroso sacrificio y bien que se lo hará ver al beneficiario de su limosna, retorciéndose ante él literalmente de dolor para que quede bien impregnado de lo mucho que le quiere.
Con todo, esta persona se desprenderá de sus posesiones, porque ello le produce placer, de modo que de forma consciente o inconsciente tenderá a invertir en negocios más o menos ruinosos, en los que puede ir perdiendo lentamente su fortuna.
Aquí la persona alcanza a comprender lo que no entendía en la etapa anterior: que todos debemos participar en la tarea fecundadora universal solo por convicción, tratará de ser agente fecundante u ofrecerá su cuerpo para esa tarea si es mujer.
No es que las condiciones naturales sean propicias a la fecundidad, pero la convicción de la persona cambiará esta disposición natural y tendrá hijos, probablemente tarde, puesto que todo lo que se hace con la mente tarda tiempo en manifestarse en la realidad.
Así, diremos con la VIII en Fuego: fecundidad precoz, cada contacto sexual tiende a ser portador de hijos. En Agua: fecundidad a su tiempo y prolífica. En Aire: necesidad de un acto de convicción para ser fecundo y fecundidad tardía. En Tierra: fecundidad muy tardía.
Con la VIII en Virgo se suscitará el amor de gentes venidas a menos o que se arruinarán más tarde. Las personas que pertenecen a la tercera edad ejercen un atractivo enorme sobre esta persona.
Placer de lo decadente, de lo antiguo, de los objetos que han alcanzado el límite de su uso, de viejas prendas o de vestidos manchados con malos aspectos. La vida sentimental se viene abajo, se va degradando paulatinamente, se apolilla, se cubre de carcoma.
En el aspecto práctico dará a la persona que atrae a gente mayor, que están al final de su vida o que están de vuelta de muchas cosas. También puede atraer a gente mayor en el sentido de sabiduría. Su autoestima se basará en la búsqueda de respuestas, en la acumulación de conocimientos y a veces también de objetos.
Steve Jobs, David Bowie y Jung, tienen la Casa VIII en Virgo.
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