La Casa IX
La Casa IX está presidida por el Séfira Binah (el tercero de El Árbol de la Vida), y ello significa que a través de ella se expresa el rigor, como todas las Casas en las que tenga lugar una exteriorización. La Casa IX expresa en la tierra lo que Sagitario expresa en nuestro interior.
La Casa IX expresa en la Tierra las potencialidades de Sagitario. Dijimos al hablar de este signo que en él el la fuerza espiritual se exterioriza, de modo que a través de la Casa IX exteriorizaremos el designio de nuestro Yo pasajero en la presente vida, es decir, el proyecto señalado por la posición de nuestra Casa I o Ascendente.
Numerosos manuales de astrología indican que la Casa IX expresa nuestro pensamiento, nuestras ideas, pero esto no es exacto. Hemos visto que las ideas son atributo de los signos de Aire, mientras que la Casa IX corresponde a Sagitario, un signo de Fuego. No es el pensamiento el que emerge de la Casa IX, sino la fuerza moral, ética que la persona ha ido acumulando a lo largo de sus vidas: es la voz de la conciencia, que se opone a las ideas que sí exterioriza la Casa III, la que forma polo con la IX.
Conviene aclarar el concepto «pensamiento». Los signos de Fuego son portadores de un propósito espiritual, de una fuerza potencial, al que damos el nombre de «designio». Este designio emana de nuestro jefe interno, que es la parcela divina interiorizada en nosotros y propiamente hablando, es un pensamiento que el Ego Superior, que ese jefe ha formulado. Por decirlo de algún modo, este pensamiento divino desciende al mundo material para encarnarse.
Es como si cada uno de nosotros se adueñara al nacer de una parcela de cielo con el propósito de plantarla en la tierra, de manera que cuando todo el pensamiento divino haya sido plantado en nuestro mundo material, podremos decir que la tierra es como el cielo y el programa del Creador se habrá realizado. Dicho de otro modo, tenemos un propósito que debemos realizar.
Ese pensamiento del Ego Superior, del jefe, es captado por los sentimientos a través de los signos de Agua, y luego, al pasar por los signos de Aire, recibe un mandato intelectual y el pensamiento divino pierde amplitud al concretarse, al pasar de lo abstracto a lo concreto, convirtiéndose en un pensamiento humano, escindido de sus raíces, como si aquel fuera el único pensamiento, como si encerrara la única verdad. De ahí que muchas veces hablemos de pensamiento referido a los signos de Fuego y a los signos de Aire. El pensamiento-Aire es el único que será implantado finalmente en la tierra, el otro está en camino.
Para el pensamiento-designio que emana de la Casa IX las realidades materiales no cuentan, ni las consideraciones de orden práctico. Es una fuerza espiritual que rebosa de nosotros de forma altruista y necesaria, porque nuestra reserva interna de espiritualidad se encuentra llena hasta los topes y rezuma al exterior.
Lo que se derrama es lo que se ha formado en nosotros gracias a lo que ha surgido de nuestra tierra cuando los mecanismos de la Casa V se han activado: la suerte, los hijos, las obras, la libertad, todo ello se derrama de nuestro receptáculo interno, a fin de que el mundo reciba todo lo que ha constituido nuestra felicidad, para que este sea todo lo feliz que nosotros hemos sido, de modo que nuestra satisfacción interior será la que exportaremos, a través de la IX, al mundo que nos rodea.
Las características peculiares de Binah obligarán a reducir la intensidad del derrame. Nuestro pletórico mundo interno deberá renunciar a expresarse en su totalidad para adaptarse al marco material en que vivimos; es decir, no todos los zumos que se derraman de nuestra copa interna podrán ser aprovechados.
La situación, aspectos y posiciones planetarias sobre la Casa IX nos indicarán si esa exteriorización será amplia, estrecha, si dejará en nosotros una frustración interior, o bien si nos dejará plenamente satisfechos.
Si en Sagitario la ley divina se manifiesta como expresión del bien y del orden cósmico, por el canal IX manifestaremos al mundo nuestro bien y nuestro orden interno, o sea, lo que convencionalmente podemos llamar nuestra personalidad. La manifestación de esa personalidad modificará la estructura del mundo en que vivimos, modificará nuestro espacio humano y así entraremos en contacto con personas que nunca habíamos conocido y nos veremos situados en ambientes en los que nunca habíamos puesto los pies. Al exteriorizar nuestras virtudes nos «moveremos», será como si hubiésemos efectuado un viaje.
La dinámica de la Casa IX nos «aleja» constantemente de la tierra en la que vivíamos antes de la exteriorización, es decir, de nuestra forma de ser y de comportarnos, es la que nos empuja a ir más allá, a movernos, a cambiar.
Si ese desplazamiento interno no se produce, entonces es cuando aparece el viaje físico, de modo que este viaje será siempre debido a la incapacidad de la persona de mover sus estructuras internas para producir el cambio anímico que le permitiría cumplir con el programa inscrito en este sector.
Al no poder ser distinta la tierra en que vive, la interna, tendrá que ir a otra tierra que reúna las condiciones que debía haber creado con su actuación. Tal vez en ese nuevo territorio descubra las propiedades que debió contribuir a formar y tome conciencia de ellas. Son numerosas las personas que en el transcurso de un viaje han entrado en contacto con la espiritualidad, han cambiado, han modificado sus condiciones de vida, como por ejemplo los emigrantes.
La situación de esta Casa nos permitirá saber si la fuerza moral de la persona es mucha o poca, es decir, veremos quién ganará el ineludible combate entre el bien y el mal, y nos permitirá calibrar su grado de espiritualidad.
Los aspectos disonantes planetarios sobre la Casa IX harán que la persona exprese torcidamente el mensaje. Puede ser un fanático religioso o un ateo y en uno u otro caso expresará una moral arbitraria y falsa, guiándose por valores que no son duraderos, que reflejan el mundo al revés.
Viajes tempestuosos, arriesgados, difíciles y pobres en resultados: exilios, proscripciones, fugas, etc. Búsqueda del más allá a través de la dificultad o el sufrimiento.
La excesiva acumulación de planetas en este sector producirá frecuentes cambios en la línea moral de la persona; pasará de una religión a otra con gran facilidad, de una corriente espiritual a otra y se verá obligada a viajar constantemente, a cambiar de posición.
La Casa IX es una Casa Vav, de exteriorización y en ella actúa Binah.
Claves: Viajes, orden, justicia, moralidad, cambios, espiritualidad, filosofía, extranjero, ampliar horizontes, ideales, meditación, más allá, legalidad, intercambio, elevación, reflexión.
Casa IX en Aries
El designio divino pasa directamente al canal exteriorizador de la personalidad moral de la persona sin haber llenado sus depósitos internos, trabajo que corresponde a la etapa Leo. En sus manifestaciones morales será su Ego Superior quien se exprese y la persona tendrá muy poca conciencia de sus afirmaciones. Puede ser el oráculo, el anunciador de grandes verdades cósmicas, expresando una sabiduría sobrehumana. Pero como esas manifestaciones no son suyas, el resto de su personalidad no estará seguramente a la altura de esa parte sublime y dará el testimonio de un desequilibrio que hará que sea una persona difícil de comprender.
Lo divino, utilizando el canal IX, ha de dar a la persona un gran protagonismo moral (Alice Bailey y Max Heindel tienen la Casa IX en Aries) y quizá no esté preparada para asumirlo. Si esa fuerza enorme, viniendo del cosmos, no puede encontrar la manera de expresarse en el terreno moral, lo hará en el físico.
Entonces los viajes que emprenderá la persona serán fantásticos, novelescos, constituirán toda una aventura, una hazaña o un desafío. Estos viajes tendrán por objeto hacerle comprender que es portadora de una fuerza extraordinaria, susceptible de catapultar el mundo en que vive muy lejos de su presente realidad. Esta persona dispone de la energía suficiente como para ser la catalizadora de una gran aventura humana en el sentido espiritual.
Las disonancias pueden tener dos clases de efectos: dificultar la expresión de esa mecánica, haciendo que la persona no sea un instrumento dócil para canalizar el mensaje, produciendo viajes altamente peligrosos. O bien multiplicar el ritmo de la emisión, haciendo que el mensaje se vuelva incoherente, incomprensible, lo cual puede dar como resultado viajes accidentados en los que ocurren cosas insólitas, o viajes con propósitos demenciales.
En el aspecto práctico dará a la persona lista para viajar en cualquier momento, para cambiar, para romper sus reglas o sus estructuras. Venderá sus ideas con la fuerza de quien da un hachazo, sin dar opción al otro a dudar. La espiritualidad llamará con fuerza a su puerta. Sentirá el impulso de ir más allá.
El Príncipe Carlos de Inglaterra, Muhammad Ali o Pavarotti, tienen la Casa IX en Aries.
Casa IX en Leo
La Casa IX en Leo hará que las virtudes internas salgan anticipadamente por el canal de su exteriorización, cuando normalmente deberían salir en la etapa de Sagitario. El bien y el orden que esta persona exterioriza no habrán alcanzado aún el estado de plena madurez, pero hay en ella como una renuncia a seguir interiorizando virtudes y como un afán de pasar antes de lo previsto a crear en el mundo las condiciones objetivas que hagan posible el acondicionamiento del pensamiento divino.
Si ha alcanzado un nivel de evolución superior, habrá en ella esa divina impaciencia enunciada por Cristo cuando decía que el reino de los cielos había sido tomado por asalto. Si las virtudes morales interiorizadas en otras vidas son intensas, si posee una conciencia superior de las cosas, será el ejemplo vivo de cómo la ley divina opera en el mundo, de manera que observando cómo vive, los que son testigos de sus actos puedan comprender la mecánica cósmica.
Siendo un anticipador nato, en lo que al pensamiento divino, a la espiritualidad se refiere, a través de él podrá obtenerse una visión del futuro, y así vemos que cuando el signo reina en la tierra, la humanidad se pone de vacaciones, deja de lado el trabajo con el sudor de la frente, a que la condenara el Eterno a la salida del paraíso, para obedecer a sus libres impulsos. Un día el ser humano se verá libre de la maldición divina y Leo es el anunciador de ese día. Cuando la Casa IX se encuentra en Leo, esa anticipación se efectuará a través de la actuación moral de la persona.
Si esa persona no actúa en el plano moral, sus viajes tendrán ese cariz de anticipación y será siempre el que llega a los sitios antes, en la fase preparatoria, cuando los tramoyistas no han terminado aún de acondicionar el escenario: será el turista que se anticipa a la estación, que llega con una hora de adelanto, cuando el tren no está formado aún. Esta dinámica pretende decirle que debe ser el sublime anticipador de un mundo todavía no formado, de una estación que se anuncia, pero que aún no ha comenzado.
La Casa IX en Leo también dará a quien lidera los cambios para ir más allá, al gurú, al líder espiritual, quien avanza las reglas que deberán regir en el futuro. Quien marca una ideología que permita avanzar.
Los malos aspectos harán que ese carácter anticipador del mensaje sea más acusado y que la persona actúe fuera de tiempo, de manera inoportuna. Los viajes serán intempestivos, emprendidos en mala hora y por ello portadores de trastornos e inconvenientes. Será el líder de una secta que quiere obligar a sus adeptos a seguirle.
En el aspecto práctico dará a la persona que tendrá tendencia a viajar hacia dentro, de buscar en sus profundidades para encontrar la respuesta que busca. Viajes para ir en busca del liderazgo, para encontrar a alguien superior a quien seguir. Cambios que le ayuden a brillar, a llamar la atención.
Elvis Presley Coco Chanel, Lewis Carroll o Tristán Llop, tienen la Casa IX en Leo.
Casa IX en Sagitario
La Casa IX en Sagitario se encuentra en su sede y la persona actúa al unísono con las fuerzas del universo, evacuando sus fuerzas morales interiores en el momento oportuno.
Si no se producen malos aspectos, la persona realizará esa función sin trabas y será escuchada y honrada, con un gran prestigio entre sus coetáneos. Será el padrino, el que media, el que tercia, el que dicta el juicio salomónico, puesto que es la persona preparada para ello y los demás lo sienten así. Hay un tiempo para cada cosa, se dice en el Eclesiastés, y para el éxito de una empresa no hay técnica más eficaz que la de realizar las cosas a su tiempo. Esta persona postulará sus ideas, su espiritualidad, oportunamente, en el momento justo, y ello de forma instintiva, sin cálculo ni estrategia.
Si la exteriorización moral no se lleva a cabo, la persona realizará múltiples viajes, visitará muchos países, a su tiempo, en su época: irá a la nieve en invierno, al mar en verano, a las olimpiadas, a las ferias internacionales, siempre con un motivo preciso en el momento adecuado y esa dinámica física intentará decirle que está llamada a poner en relieve ese orden, no en el universo físico, sino en el de los valores espirituales, haciendo ver a quienes le rodean que de la naturaleza física de cada uno pueden emerger en fiestas, ferias, congresos, exposiciones, etc. Es decir, que la psique puede ser sede de una actividad extraordinaria que impulse a la persona más allá de lo utilitario, más allá de la rutina y de la simple lucha material por coexistir.
Deberá ser la persona que le ponga banderas y galas al comportamiento humano, que enseñe cómo embellecer, ordenar, mejorar la conducta de la sociedad. Será quien marque las normas y leyes a seguir, quien promulgue cambios en la conducta personal y en la de la sociedad. Quien a través de la meditación y la reflexión empuje la sociedad a ir más allá. Será también quien sane o ayude a los demás a sanarse, el médico que da con el diagnóstico correcto.
Con malos aspectos la dinámica se distorsionará de acuerdo con la naturaleza de los planetas que los produzcan, y el bien y el orden que pueda promocionar la persona tendrán un sentido que no será recto, perseguirá un objetivo que no será noble, realizará viajes equivocados o con fines confusos.
En el aspecto práctico dará a la persona especialista en viajes, en cambios, en ir más allá, en buscar la espiritualidad. Mostrará a los demás el camino a seguir, tanto si es bueno como si es malo. Su verdad se impondrá. Tendencia a la dictadura. Búsqueda de la justicia-
Fidel castro, Shakira o John Lennon tienen su Casa IX en Sagitario.
Casa IX en Cáncer
Los sentimientos, al exteriorizarse por el canal IX, se convierten en guardianes de la moral y se identifican, para la persona, con el bien y el orden.
Hemos visto que el pensamiento divino se expresa a través de Sagitario y que lo divino que hay en el ser humano se expresa a través del canal IX. En Cáncer se produce la toma de conciencia y si sus energías se liberan por ese canal, diremos que la persona toma conciencia de su divinidad; es decir, sus sentimientos son Dios.
Esta conjunción de la Casa y el signo pueden llevarle muy lejos. En un sentido favorable, hará que se comporte como Dios (Gandhi y Goethe tienen la Casa IX en Cáncer). Como en el estadio Cáncer no hay un objeto preciso al que amar, sino que los sentimientos se difunden hacia todo lo creado y finalmente confluyen en el Creador, puede existir una identificación con la divinidad y poner todo el potencial de las emociones al servicio del orden divino.
Entonces realmente esta persona tendrá algo de divino y como la vía sentimental es la de las religiones exotéricas, puede convertirse en un sacerdote que ejerce su ministerio abnegadamente, o en un laico cuyas aspiraciones emotivas lo llevarán a entregarse a una causa humana.
Por lo general, en la persona de evolución media, los sentimientos se pondrán al servicio del bien y el orden convencionales, siendo ferviente partidario de los valores que defiende la sociedad en un momento dado.
Cuando esa dinámica no funciona a niveles internos, actuará tal como hemos venido explicando en el mundo exterior y ello dará lugar a viajes por motivos religiosos o espirituales: visitas al santo padre, asistencia a congresos eucarísticos, asambleas contra el hambre, sobre los problemas del tercer mundo. O bien será el misionero, el apóstol convencional, el gurú. Esas anécdotas físicas tratarán de hacerle comprender que sus sentimientos deben expresar el pensamiento divino; que deben ser vehículo portador de algo más elevado y trascendente; que sus sentimientos deben «viajar» al encuentro de lo sagrado y ser portadores del mensaje de buena esperanza.
Pero si ese sector del Horóscopo se encuentra corrompido; si los sentimientos, en función de pasadas actuaciones, no son puros, y ello lo indicarán los malos aspectos, entonces la persona confundirá esos sentimientos arbitrarios con el bien y el orden, poniendo toda su fuerza emocional al servicio de una causa corrupta.
Convencido de que aquello que siente es lo mejor, puede ser innoble «justiciero», para su familia, para la sociedad, para los que entren en contacto con él. Diremos en este caso que los sentimientos se cubren con la capa de la moral para actuar a mansalva, decretando que lo negro es blanco y que no se hable más.
Los malos aspectos pondrán también dramatismo a los viajes: será la persona que se encuentra en la tribuna que se hunde durante la visita del Papa, o bien el que quiere hacer practicar una moral torcida o inadecuada a sus parroquianos. O simplemente el que emprende viajes con mal tiempo: tempestades, naufragios. Si sabe interpretar estos signos, podrá tomar conciencia de la mala calidad de sus sentimientos y pensar en la forma de mejorarlos.
En el aspecto práctico dará a la persona que viajará a través de su imaginación, que irá en busca de la fe, del amor, de la sensibilidad. Generará cambios en su familia, en su madre, en sus raíces. Viajará a lugares vulnerables. Su moralidad puede llevarle al camino de la fe.
Terenci Moix, Putin, Bin Laden, Fidel Castro o Clint Eastwood (quien interpretó a numerosos justicieros) tienen la Casa IX en Cáncer.
Casa IX en Escorpio
Aquí son los sentimientos internos, el amor propio, el que se exterioriza por el canal IX. El bien y el orden que esa persona lanza al mundo, es lo que ella cree y lo que ella siente solo a menos que se trate de un auténtico santo, los sentimientos individuales no suelen ser muy aleccionadores.
En todo caso, no puede pretenderse que los sentimientos sean ideas divinas, ni que sean tampoco lo mejor de nuestra producción mental. Habrá en esta persona una necesidad de darse en ejemplo, de ser modelo de virtud, pero siendo las pasiones algo muy vivo en el corazón de las personas, le será muy difícil vestir con los ropajes de la virtud su estructura emotiva interna.
Esta combinación plantea la necesidad de que el comportamiento emotivo de la persona sea el bien y el orden que ella aporta a la sociedad, y por poco que responda a la llamada de la espiritualidad podrá darse cuenta de que si su personalidad emotiva no se transmuta, jamás podrá ser lo que pretende.
Se producirá entonces en ella un afán de estar a la altura, puesto que pretendiendo actuar en el mundo de valores morales, si su personalidad sentimental vuela bajo, siempre encontrará alguien que le dirá que entre lo que predica y lo que hace hay un desfase y que el ejemplo que está dando no es el bueno. Ello le incitará a corregirse y a mejorar la calidad de sus sentimientos.
Como Escorpio es el signo del amor propio, esta persona no podrá amarse a sí misma si su comportamiento no es aceptado como ejemplo de bien y de orden. Esta posición puede llevar entonces a la persona a viajar para mejorar su autoestima, ir a lugares donde la aprecien, donde pueda ser útil. También puede llevarla a reflexionar sobre cómo sus emociones internas la afectan.
Pero cambiar los sentimientos interiorizados no es una operación fácil y resulta mucho más al alcance de todos bautizar con el nombre de bien y orden lo que es un desorden notorio, pudiendo así seguir siendo lo que se es e impartiendo con el ejemplo una moral social válida para todos. Si ese aspecto negativo es el que sale triunfante, será la persona quien instituirá sus vicios como si fueran virtudes, proclamando sus excelencias, sobre todo en el dominio del sexo, puesto que Escorpio lo rige.
Si esa lucha, en lugar de desarrollarse en el plano moral, tiene por escenario el mundo físico, la persona realizará viajes penosos, dramáticos, en los que será testigo de violencias o de hazañas deportivas, torneos, competiciones, trabajos difíciles y costosos, carreras de motocross en terrenos accidentados. Esa temática intentará decirle que debe realizar un trabajo interno difícil para cambiar su paisaje humano.
Si obedece a la tendencia inferior, esos viajes tendrán como tema el vicio, la visita a locales en que se practica o se vende el sexo. El mensaje es: tus sentimientos están polucionados y deben cambiar de aires.
Si nos elevamos a la altura del destino de la persona, podemos expresar esa superposición diciendo que los sentimientos personales, íntimos, deben estar a la altura de las leyes éticas. La persona se ve así invitada a comportarse emotivamente a un nivel superior, a sublimarse.
El peligro es que el mensaje funcione al revés y que el canal IX sublime prácticas sentimentales y sexuales corruptas, o sea, que la fuerza superior sea utilizada para justificar a la inferior.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja para dar con su autoestima, para sentirse mejor consigo, para ser apreciado por los demás. Cambios externos que llevan a cambios internos. Regeneración a través de los cambios o de los viajes.
Bolsonaro, Sarkosy Lorca o Benedicto XVI, tienen la Casa IX en Escorpio.
Casa IX en Piscis
Tendremos que los sentimientos se exteriorizan por el canal de los valores morales, confundiéndose así los unos con los otros. Es decir, los valores morales que la persona derrama sobre la sociedad, no son tales, no se encuentran en el estado de inocencia primigenia propia de Sagitario, sino que son en realidad las fuerzas emotivas que, después de haber transitado por su naturaleza interna -etapa Escorpio- son expulsadas en Piscis. Pero esas fuerzas emotivas pierden su nombre, al pasar por el canal IX, y se denominan acción espiritual.
El bien y el orden que la persona establece en su marco humano será, pues, el que se deriva de sus sentimientos. Unas emociones elaboradas, que han llegado a su fase terminal, y no como en el estadio anterior, en el que la Casa IX exteriorizaba sentimientos que todavía no habían sido probados a fondo por la naturaleza interna de la persona.
Esos sentimientos poseerán, pues, fuerza de convicción, es decir, una fuerza realizadora decisiva. En el estadio anterior la persona podía dudar y ello le quitaba fuerza a la exteriorización. Aquí ya no se duda, se está seguro, de modo que la acción de esa persona sobre su medio ambiente será muy fuerte.
Si esos sentimientos han sido elaborados a la imagen y semejanza del mundo de arriba, o sea, si se han conformado a los principios que rigen el universo, no cabe duda que al pasar por el canal IX no harán más que multiplicar el auténtico bien y el verdadero orden divino, y tendremos a la persona que trabaja con los esquemas cósmicos, que presta su fuerza emotiva a la realización de la obra divina (Helena Blavatski tenía la Casa IX en Piscis).
Pero si la elaboración de esos sentimientos ha sido torcida, entonces exteriorizará con la misma fuerza un bien y un orden oscuro.
Así, diremos que la persona no exteriorizará más que la moral contenida en su entidad emotiva. Sus sentimientos, sus deseos, esa es su moral, y en ese estadio -Piscis- no serán nunca unos sentimientos contemplativos, para el uso interno, sino unos sentimientos al galope furioso por el mundo exterior.
Toda exteriorización supone un cambio en la naturaleza de la persona. En la etapa anterior, las pruebas se realizaban dentro, o sea, en un mundo que la persona no ve y en el que por lo tanto es difícil corregir los errores. Pero en el exterior la persona sí puede ver el resultado de su proceder y por tanto, se encuentra en condiciones de rectificar el tiro.
Por otra parte, toda exteriorización significa un proceso mediante el cual la persona se desprende de sus contenidos internos. Esos contenidos no son químicamente iguales, como puedan serlo las aguas de un río: la realidad humana siempre es compleja, variada, de manera que a medida que se van sacando de dentro contenidos emotivos, van variando los objetivos.
Esta idea está recogida en el Zain hebraico, letra que corresponde zodiacalmente a Piscis y cuya imagen es una flecha apuntando a todos los posibles posibles. De ahí les viene a los Piscis la reputación de ser gente que cambia, con cuya palabra no se puede contar.
Los viajes, cuando la experiencia no haya podido ser vivida en el plano anímico, tendrán por tema la exteriorización de los sentimientos y su influencia en el ordenamiento bondadoso de todas las cosas, de modo que será la persona que asiste a peregrinajes místicos, a rogativas públicas para que llueva. Será quien va a Lourdes, a Fátima, quien se apunta a excursiones colectivas para visitar curanderos filipinos, o va a lejanas citas con los «extraterrestres».
Si los aspectos son malos, si las fuerzas del mundo inferior, las emotivas, utilizan las del mundo superior para realizar su obra humana, entonces los viajes tendrán como tema todo lo que refleja esa perversión: asistencia a misas negras, a sesiones mediúmnicas, en las que entidades de arriba se manifiestan abajo, viajes a lugares prohibidos.
Esas actuaciones han de llevar a la conciencia de la persona la evidencia de que está actuando en un mundo de valores efímeros del que es preciso salirse.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja en busca del amor, que recorre distintos paisajes en su vida para ir expandiendo sus emociones. Amor a los viajes, a los cambios, a lo espiritual, aunque ese amor cambiará de objetivos con suma facilidad.
Einstein, Van Gogh, Dalí o Bill Gates, tiene la Casa IX en Piscis.
Casa IX en Libra
En Libra domina la idea de la complementación, de modo que el bien y el orden que esta persona derrame al mundo será la búsqueda de la unión de los contrarios. Gracias a ella el mundo avanzará hacia la fraternidad.
Para que los contrarios puedan unirse es preciso que ambos tengan mucho en común ya que un organismo solo puede asimilar lo contrario si éste es fruto de un tronco común, o sea, si es el polo opuesto de un mismo eje.
Así, diremos que el bien y el orden que esta persona derrama sobre el mundo consiste en revelar a los humanos su otra polaridad, de modo que dando al Yo su otro yo se conviertan en seres completos.
Para llevar a cabo esta tarea será preciso excluir de la vida de las personas todo lo que sea incompatible con sus naturalezas, de manera que la acción moral de esas personas comportará una labor divisoria. Dispondrán pues de un poder divisorio, condición ineludible para luego ser capaz de unir. Separará los elementos destinados por su naturaleza a ser rechazados, conservando los que pueden ser unidos.
Por lo demás, esta posición indicará que las fuerzas arquetípicas del pensamiento, sus semillas, se liberan por el canal de evacuación de nuestro orden moral sobre el mundo. El pensamiento de la persona, el prejuicio que tiene sobre las cosas, puesto que en Libra el pensamiento no ha sido aun experimentado, es el que ordena y legisla su mundo. Libra es el signo que nos facilita prejuicios, es decir, aquel en cuyas esencias se encuentran diseminadas todas las experiencias intelectuales realizadas en vidas anteriores, o, mejor dicho, el espacio zodiacal del cual sacamos la esencia, el fruto mental que en pasadas vidas hemos conseguido captar. Esos prejuicios pueden, pues, estar muy cerca de la verdad o muy lejos.
Las personas no evolucionadas, al convertir su pensamiento primario en ley moral, darán lugar a la creación de un espacio social gobernado por lo arbitrario, siendo los precursores de una moral estrecha, de orden arbitrario.
Los malos aspectos darán mala calidad a las semillas del pensamiento y la persona preconizará la unión de algo que por su naturaleza no puede complementarse.
Si esa dinámica no puede ser llevada a cabo a nivel interno, integrando primero a su propia naturaleza lo complementario y rechazando lo que no lo es, y proyectando luego a la sociedad esa dinámica, los viajes tendrán por tema los trasplantes y los rechazos, y la persona asistirá a congresos científicos que traten de estos temas, a reuniones de horticultores y floricultores que lo traten a nivel de plantas o de veterinarios que hablen de ello referido a los animales. Por lo demás asistirá a citas de «amor» y a encuentros, conferencias, cónclaves, reuniones sindicales, etc.
Los malos aspectos también pueden propiciar viajes a conferencias que fraCasan, a bodas que se disuelven. El mensaje de la anécdota querrá significarle que con su acción moral debe impulsar las uniones solo en lo negativo, la vida pondrá ante sus ojos el fracaso o la incongruencia para que se dé cuenta que aquello no puede ser.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja en busca de pareja, de un socio, de alguien con quien compartir ideas y batallas. Cambios en busca de la igualdad, de la equidad, de la justicia. Búsqueda del más allá a través de la mente, de la lógica.
Karl Marx, Steve Jobs, Krishnamurti y De Gaulle tienen la Casa IX en Libra.
Casa IX en Acuario
En Acuario las fuerzas de la lógica y de la razón instituyen en el interior de nuestro ser su orden a fin de que la persona funcione al unísono con la mecánica cósmica. Esa construcción interna es lo que exteriorizará por el canal en que circula el bien y el orden, de modo que se ofrecerá en ejemplo para que quienes lo rodean puedan imitarlo. Con él la moral aparecerá como algo eminentemente lógico y el que su actuación resulte positiva o negativa para su entorno dependerá de si el pensamiento interiorizado en él es correcto o si se trata solo de las ideas convencionales que circulan por la sociedad.
La lógica y la razón convencionales no pueden testimoniar por sí solas el esplendor del edificio cósmico. Normalmente, cuando esta fuerza se exterioriza a través del canal III en Géminis, que es su medio de expresión natural, la razón se presenta con modestia, dando cuenta de unos procesos intelectivos que son el compendio de lo que la persona ha podido aprender en el mundo y dejando espacio abierto a futuras investigaciones que pueden cambiar el resultado.
Pero cuando el pensamiento interiorizado, sin haber alcanzado su plenitud exteriorizadora, utiliza el canal IX para manifestarse, se viste con los ropajes sublimes inherentes a ese canal y entonces se presenta de una forma dogmática, como si aquella fuera una verdad definitiva: el pensamiento se diviniza y su misma sublimidad rodeada de lógica lo hace inatacable.
Si esto sucede con buenos aspectos o sin recibirlos de ninguna clase, con malos aspectos ese carácter dogmático acentuará su fuerza y ello dará lugar al falso profeta, al promotor de filosofías falsas, de una falsa ciencia espiritual.
Si la persona ha superado el nivel del convencionalismo y su pensamiento se ha elevado, entonces dará ejemplo de alto proceder y representará para los demás una fuente de sabiduría (Marie Curie tenía la Casa IX en Acuario). Será la persona que se dará en pasto a quienes lo rodean para que encuentren una razón para ser mejores, renunciando a conductas incompatibles con el justo gesticular del cosmos.
El mal ejemplo producido por los malos aspectos será potencialmente más peligroso por cuanto no se expresará en términos pasionales, que delatarían inmediatamente que aquello es erróneo, sino en términos razonables, que al sublimizarse se confunden con el bien y el orden justo de las cosas.
Cuando la dinámica de esta forma de superposición no puede expresarse en términos intelectuales, producirá el viaje, y la temática, el móvil de ese desplazamiento será el motor, el nuevo invento, el nuevo modelo, el nuevo descubrimiento científico. Entonces tendremos a la persona que acude al salón del automóvil, al del inventor, a exposiciones varias de productos nuevos; o bien acude a conferencias de sabios sobre nuevas técnicas operatorias, nuevos métodos curativos.
La anécdota vivida intentará decirle que ese motor que se expone al público para que contemple su perfecto funcionamiento, en virtud de las leyes de la mecánica, debe introducirlo en su ser. Debe convertirse él mismo en el motor y funcionar como éste funciona, ya que en su mecánica se encuentran reproducidas las leyes cósmicas. Cuando él consiga ser ese motor, debe exponerse en público, suscitar la admiración de sus conciudadanos, inducirlos a «comprar», a fin de que puedan ponerse ellos también ese motor dentro. Y en el mismo sentido se interpretará la terapéutica o técnica curativa. Cada circunstancia vivida es una lección, pero su luz no suele penetrar en nuestras tinieblas humanas.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja en busca de respuestas existenciales, para saber qué hay más allá. La que genera cambios en su naturaleza interna. La que viaja por dentro a través de su imaginación.
Hillary Clinton, Orson Welles o Luther King tienen la Casa IX en Acuario.
La Casa IX en Géminis
Si en el estadio anterior las ideas, aún no elaboradas, debían expresarse internamente, no en forma conceptual, sino con el ejemplo, aquí es el concepto, la tesis, la que se emite por el canal de los valores morales, apareciendo en el marco social, no como producto elaborado por el intelecto, sino como un principio moral, como una verdad inatacable. No será pues esta persona alguien que actúe, como en el caso anterior, sino alguien que habla y cuyo discurso tiene por tema las normas de vida, lo que se debe o no hacer. Con cátedra o sin ella, será un profesor de moral, un doctor en comportamiento.
Lo apuntado respecto a Acuario resultará cierto en Géminis, es decir, su actuación positiva o negativa sobre la sociedad dependerá del valor de las reglas que enuncie, de si se acerca más o menos a la verdad. Pero el campo de acción de esa persona será mucho más amplio, ya que representando Géminis la fase exteriorizadora del pensamiento, dispondrá de tribunas y medios de comunicación para vaciarlo.
Maestro en la expresión, con un dominio perfecto de la lógica y exaltando la razón gracias a la iluminación existente en el canal IX, sus discursos o sus escritos parecerán auténticamente divinos, tanto si la inspiración procede realmente de las fuerzas divinas, como si se trata de un producto cultural emanado de un pensamiento banalizado.
Con buenos aspectos y si la persona pertenece a un nivel espiritual elevado, puede ser quien invierta el proceso involutivo y convenza a la sociedad de la necesidad de cambiar de conducta, ya que poseerá los medios expresivos para que su mensaje sea difundido con la máxima amplitud. (Charlie Chaplin y Louis Pasteur tenían la Casa IX en Géminis)
Con malos aspectos y un nivel evolutivo bajo, utilizará la brillantez del mundo de arriba para dar mayor atractivo a ideas que se arrastran a ras de suelo y que solo pueden contribuir a perpetrar los errores humanos.
En un sentido positivo, esta superposición puede producir el esoterista que difunde de una manera muy racional y comprensible los misterios del universo, poniendo su intelecto al servicio de los mundos de arriba.
En negativo, con malos aspectos de planetas de la columna de la izquierda, dará al hermetista muy cuidadoso de no revelar los secretos, exigiendo juramentos de fidelidad a sus comunicantes.
Los planetas de la derecha, mal aspectados, producirán el divulgador nato, el que libra los secretos a cualquiera o el que los difunde a través de medios inadecuados.
Cuando la exteriorización no pueda hacerse por vía intelectual, aparecerán los viajes, que tendrán como tema las conferencias herméticas, la parapsicología, los extraterrestres, los temas religiosos. Se desplazarán muy lejos para oír un conferenciante o para investigar un asunto ovni, siendo lectores asiduos de tal literatura. El mensaje de la anécdota vivida podría sintetizarse en estas palabras: debes hacer camino en tu interior, desplazando las ideas usadas que hay en ti, a fin de que lo que está más allá de tu razón pueda penetrar en ella y ser lo que inspire tu conducta diaria. Los auténticos sabios se desplazan poco, ya que su pensamiento se expande por las ondas con toda normalidad.
En el aspecto práctico dará a la persona que lanza discursos pensando que aquello va a misa, que es la verdad absoluta. Viajará en busca de gente con la que comunicar. Participará en foros o en aplicaciones que le permitan expresar sus pensamientos. Irá más allá a través de la palabra.
Hitler, Michael Jackson o Ghandi, tiene su Casa IX en Géminis.
Casa IX en Capricornio
Aquí ya no serán los pensamientos ni las emociones y menos aún el propósito lo que circulará por el canal IX, sino el esqueleto primordial de las construcciones físicas, el barro original. Esta persona pensará que el designio espiritual necesita una Casa en la que vivir y se la construirá. Su aportación al bien y al orden consistirá en proporcionar el medio material para que esos valores puedan existir en la realidad física. Será, pues, quien se encargue de construir el templo, de proporcionar el piso en el que una asociación dedicada a la exaltación de los valores espirituales pueda tener un domicilio social.
El problema para ese persona es que Capricornio es una esfera tenebrosa en la que no penetra la luz, de modo que, a menos que se trate de una persona altamente evolucionada, los materiales que exteriorizará a través del canal IX tendrán muy poco que ver con el designo divino exteriorizado en Sagitario al que este canal corresponde. Lo que esta persona lanzará al mundo será una idea materializada de la divinidad. O sea, que lo que en realidad aportará con sus medios materiales dará solidez a las instituciones sociales: la justicia, tal como suele entenderse en las audiencias públicas; la educación, tal como la entienden también los que elaboran los programas, etc.
Con malos aspectos, esta persona puede construir la silla eléctrica que permita morir sentados a los que la «justicia» ha condenado.
Si la luz ha penetrado en su conciencia, será el constructor de catedrales, ganando espacios sociales para la espiritualidad. Los que construyeron las catedrales góticas que hoy admiramos, debían ser arquitectos con la Casa IX en Capricornio. Gracias a ellos el ser humano dispone de un marco físico para hablar con la divinidad. Pero merced a ellos también el error se hace solemne, al disponer de suntuosos e impresionantes edificios para cultivarlo.
A ellos ha sido confiada la edificación de la moral social y mucha será su responsabilidad por lo que hagan, pero mucho les será perdonado igualmente porque, como dijo Cristo en su última hora, «no saben lo que están haciendo”.
Cuando esa edificación no tiene lugar, el viaje es la vía sustitutiva y el tema principal del desplazamiento serán los monumentos, los vestigios históricos, los palacios, museos, conventos, templos. Serán los clásicos turistas que todos los años harán las maletas para ir a visitar monumentos en países distintos. Esos edificios que están ante ellos, que fotografían y encierran en sus álbumes, pretenden imbuirlos de la idea de que ellos deben edificar Casas que cobijen los propósitos humanos, de acuerdo con su nivel evolutivo.
En último análisis, ayudar al prójimo a realizar sus propósitos ya es un trabajo espiritual, cualquiera que sea la naturaleza de ese propósito, porque construyéndole un albergue se le ayuda a avanzar y si ese propósito es inadecuado, las fuerzas de repulsión ya se encargarán de destrozarlo después de que haya aportado la experiencia que deba aportar. Lo peor que puede ocurrirles a esta clase zodiacal es que, disponiendo de los útiles para construir, se pasen la vida visitando las construcciones ajenas.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja en busca de orden, para ordenarse ella o para ordenar a los demás. Busca respuesta estereotipadas que le permitan mantener su nivel de seguridad. Puede ser de los que intentan nadar y guardar la ropa. Pero una vez que comprenda cómo se va más allá, marcará el camino a los demás.
Paulo Coelho, Charles Manson y Cristina Kirchner tiene la Casa IX en Capricornio.
Casa IX en Tauro
Todo el exuberante esplendor y la belleza contenidas en este signo se vuelcan a través del canal que expresa los valores espirituales. Si en el estadio anterior la persona construía edificios en los que el bien y el orden pudieran manifestarse, aquí esos edificios no solo ya están levantados sino que poseen los detalles ornamentales que los convierten, de por sí, en una obra de arte.
El pensamiento divino que la persona expresa, esto es, la divinidad que ella contiene, es expresada con esplendor, con belleza, con armonía, con gracia; constituye una auténtica obra maestra, en la que todo guarda sus proporciones. Esa obra de arte será edificada en firme en el espacio social en el que la persona vive: construirá con el pensamiento esa mansión en la que es grato vivir.
Pero esa construcción moral, según las medidas divinas interiorizadas en la persona, será edificada en una época tardía de su vida, puesto que se trata de un signo integrado en el ciclo terminal. Del mismo modo, en todas las empresas en las que participe, la construcción moral vendrá en la fase terminal.
Ahora bien, esa belleza formal propia de Tauro, es expresada por el espacio zodiacal que se encuentra a mayor distancia de la espiritualidad. Tauro es el reino de la división, de lo pequeño, de la individualización más extrema, puesto que en Virgo se inicia ya un retorno hacia lo esencial.
Esto significa que, por lo general, la divinidad que la persona expresa desde Tauro será fragmentaria, será un pálido reflejo del pensamiento divino, tal como se manifiesta en Sagitario. La belleza formal del pensamiento estará seguramente al servicio de los sentidos, concebida para un mayor goce y una mayor plenitud de la vida física.
Diremos, pues, que esta persona expresará con magnificencia, con arte, con suma belleza, la parte divina que haya conseguido salvar en ella después de haber atravesado los ciclos de Fuego-Agua-Aire y la mitad de Tierra y después de que en cada uno de ellos se haya visto obligada a pactar con las circunstancias, con la naturaleza del Elemento en que ha tenido que operar.
Si ha cruzado todas estas barreras guardando incólume en ella el mensaje divino, entonces veremos cómo levanta el templo de la verdad con tanto esplendor, con tanta belleza, que todos reconocerán la verdad de la cual es testimonio.
Si, como es normal, el pensamiento divino se ha hecho trizas en el largo peregrinaje por el mundo material, lo que se construya por el canal IX a través de Tauro será simplemente la idea de una morada en la que vivir feliz.
Los buenos aspectos ayudarán a la exteriorización de ese pensamiento y la persona, en la segunda parte de su vida, conseguirá vivir en esa mansión. O, si su nivel de evolución es muy alto, construirá con el pensamiento el Reino de Dios en la Tierra, dotándolo de todas las bellezas que existen en su modelo celeste.
Uno de los principales trabajos de Cristo consistió en interiorizar el pensamiento divino en la Tierra, para que actuara desde su interior y transmutara las impurezas. Por ello Jesús vino al mundo con una Casa IX en Tauro.
Si la dinámica de Tauro no puede operar a nivel interior, aparecerá la necesidad de viajar y esos viajes tendrán como tema los paisajes exuberantes, las ciudades-jardín, las bellezas naturales. Será la persona que pasa maravillosas vacaciones en el mar, en la montaña, en un yate, en una isla tropical. Toda esa belleza que le entra por los ojos será como un mensaje dirigido a su alma, diciéndole que aquella armonía es la que debe crear con la fuerza del pensamiento.
En el aspecto práctico dará a la persona que viajará en busca de belleza, de armonía, de esplendor, de lujo. Buscará un más allá que le dé garantías de comodidad. Hará cambios para sentirse mejor o para que se sientan mejor los demás.
Sta. Teresa de Ávila, Oscar Wilde, Chopin y Kabaleb, el autor de estos textos, tenían la Casa IX en Tauro.
Casa IX en Virgo
Hará que la síntesis de todas las experiencias vividas sea la aportación efectuada por la persona a título de bien y de orden. La madurez plena de Virgo expresándose por el canal IX da lugar a un pensamiento que discierne, que ordena, que tiene en cuenta las exigencias del designio que viene de arriba y de las posibilidades que ofrece el mundo de abajo.
El pensamiento ya no busca aquí el confort material, como era el caso dla persona medio de la Casa IX en Tauro; ni trata, con el disfraz de la moral, de realizar sus aspiraciones sentimentales o sus ideas concretas. Estando ya de vuelta de todo, busca únicamente servir de una manera digna, cumplir la misión que se le confió. Servir con su pensamiento al mundo, ese será su objetivo y la ciencia ha de ser el instrumento que le permitirá prestar ese servicio, ya que habiendo recorrido todos los caminos, conoce la estructura de las cosas.
Ese conocimiento experimental, al pasar por el canal especializado en la exteriorización de la Ley Divina, hace que el conocimiento se ilumine con la luz de los mundos superiores y que revele las cosas como realmente son. Por ser Virgo un signo de exteriorización, impulsará con mucha fuerza su contenido por un canal que también es de exteriorización, de modo que la persona arrojará al mundo el fruto de sus experiencias, para que sus hermanos coman de ese fruto y de esta forma la ciencia entre en ellos (C. Jung tenía la Casa IX en Virgo). Los buenos aspectos han de facilitar esa tarea exteriorizadora.
Las disonancias, en cambio, obligarán a la persona a llevar a cabo su misión en malas condiciones. Harán que las experiencias expulsadas por vía mental perturben el buen orden en la sociedad, de modo que tendremos a quien produce valores subversivos que adquieren mucha fuerza, mucha cohesión. Esa perturbación puede ser escenificada por la propia persona o ser ella la incitadora de perturbaciones externas.
El alcance y la amplitud del mensaje dependerá, naturalmente, de su nivel evolutivo, puede ser el gran iniciado a los misterios divinos y humanos, que elabora leyes compatibles con el estado material y no contrarias al orden universal; o puede ser el pequeño legislador que pone orden en los asuntos humanos, aunque ese orden perturbe el de los mundos de arriba.
Si la dinámica de Virgo no puede expresarse a niveles interiores, empujará a la persona a viajar y esos viajes tendrán un fondo científico: experimentos sobre mecánica de precisión, sobre cómo encajar una pieza más amplia en un organismo más estrecho. Viajes sobre alimentación racional, salud, servicio. La lección que la persona ha de recibir de esos desplazamientos es que esos reajustes los ha de producir ella, en el mundo que lo rodea; ha de llevar la salud a la tierra, revelando a la sociedad los procesos naturales que rigen en el universo, redescubriendo su orden.
En el aspecto práctico dará a la persona que viaja para ponerse al servicio de los demás o para sanarse y encontrar remedios para ella o para los demás, como médicos sin fronteras, por ejemplo. Buscará el más allá a través de la humildad, del servicio.
Evo Morales (tiene una cuadratura de Saturno con el Nodo Norte) o Paul Newman tienen la Casa IX en Virgo.
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