KETHER, el centro de la voluntad
El primer Séfira, Kether, es la fuente, el Padre, el jefe de los nueve restantes. Es difícil de definir con palabras, está fuera de la experiencia humana, nuestra mente apenas alcanza a comprender su esencia. En este Centro hay puro ser, porque en él todavía no se diferencian un par de opuestos. Es el manantial de donde proceden la voluntad y el poder creador y no se corresponde con nada manifestado. Kether se encuentra en la Columna del Centro. Según la Cábala, Kether es el domicilio del coro de ocho ángeles llamados Serafines.
En el Árbol Cabalístico, existen cuatro planos o mundos: el de Emanaciones, el de Creaciones, el de Formación y el de Acción, los cuales corresponden a los cuatro Elementos que encontramos en la astrología, en este orden, que es el orden de la Creación: Fuego, Agua, Aire y Tierra. También se corresponden con las letras que componen el nombre de Jehová: Yod-He-Vav-He.
Kether es el primer Centro del Mundo de Emanaciones y pertenece al Elemento Fuego. Kether-Padre es pues la voluntad creadora que, por encima de las contingencias y avatares de la vida, pone a nuestra disposición la fuerza que ha de permitirnos configurar todas las cosas. Kether representa el punto en el que penetra en nosotros la luz.
En la voluntad de Kether, generadora de cuanto hacemos y deshacemos, reside el soplo de la libertad, Kether nos libera, nada florece sin la intervención de ese fuego primordial. Kether es el primer aspecto de la divinidad, en Kether Dios es uno, antes de multiplicar sus fuerzas en rostros distintos y por ello las cosas cuando se inician, también poseen esta unidad potencial.
Sabemos que el principal atributo de Kether Padre se llama voluntad. Por consiguiente, el padre físico deberá ser para el hijo un manantial permanente de voluntad. Cuando el hijo se vea desanimado, vencido en los embates de la vida, debe poder acudir a su padre y encontrar en él los resortes que le infundan nuevos ánimos, nuevo afán de lucha. El padre ha de ser para sus hijos la llama permanentemente viva del entusiasmo y de la fe.
La función del padre escapa a las leyes kármicas. El karma, o sea la responsabilidad de las acciones iniciadas anteriormente y no concluidas, empieza con Binah, esto significa que cuando el karma nos aprieta demasiado, debemos volver a empezar, situarnos en Kether, para liberarnos de esa presión.
La primera habilidad que es preciso adquirir para enfrentarse con garantías a un nuevo ciclo de experiencias en el que el movimiento y el cambio son una constante, la primera actitud a tener en cuenta para la construcción de nuestra personalidad siguiendo el esquema del Árbol de la Vida, es activar la Voluntad. Este atributo incita a actuar, a entrar en acción, a dirigir la energía hacia un punto determinado. Es preciso mantener una actitud abierta ante la innovación, ante lo desconocido, ante lo sorprendente, ante el cambio.
La voluntad es una fuerza que nada puede alterar. En nuestro maniobrar humano, podemos ir por caminos torcidos, que luego nos valdrán duras experiencias y tal vez un pesado karma caerá sobre nosotros, pero jamás la voluntad se verá entorpecida por el resultado de nuestras actuaciones. La voluntad fluirá sobre nosotros y será siempre una fuerza a nuestro alcance, a nuestra disposición para remediar, rectificar, cambiar el curso de nuestra vida.
La voluntad, que es un atributo de Kether, no debe utilizarse jamás en las polaridades negativas; debe ser un arma al servicio de lo constructivo. Basta que abandonemos lo tenebroso a su propia inercia para que automáticamente sea destruido, sin necesidad de convertirnos en agentes de esa destrucción.
Quizá fuera bueno volver a la infancia, a ese periodo en el cual escuchábamos nuestra intuición y éramos capaces de seguir sus dictámenes. La voluntad era entonces un elemento activo, pero con el paso de los años nos apalancamos y permitimos que se duerma o la confundimos con el deseo.
Cuando cito la voluntad me estoy refiriendo a un intangible, a un elemento que carece de capa material pero que está presente en el arranque de todos los procesos, sean de la índole que fueren. Cada vez que iniciamos un proyecto, la voluntad está presente. Aunque también se la requiere cuando se presenta un atasco; cuando la vida nos sitúa entre la espada y la pared; cuando nos sentimos perdidos. Si una persona se encuentra deprimida, el antídoto es la voluntad. Si estamos en crisis, se necesita voluntad para salir de ella. O presentado a la inversa, uno se deprime cuando deja de activar su voluntad.
Iniciar proyectos, bien sea en el ámbito familiar, profesional, emotivo o material se convierte en una obligación para toda persona que esté dispuesta a hacer uso de la fuerza de voluntad. El objetivo de la voluntad propiciada por Kether es conseguir que esa energía acabe en Malkuth, se acabe cristalizando en nuestra tierra material.
La intuición será el elemento complementario que aparecerá cuando nos pongamos en marcha, esa vocecita que nos guiará, marcando la senda correcta a seguir. Aunque en muchas ocasiones haremos oídos sordos por el simple placer de experimentar, de saber qué sucede cuando te equivocas de senda.
la voluntad de Kether es la fuerza misteriosa que lo mueve todo pero en nuestro estadio evolutivo actual, a menudo es a través de Tiphereth como recibimos nuestra parte de voluntad. En un horóscopo, es la posición del Sol lo que nos revelará hasta qué punto la voluntad es activa en una persona. El Sol-Tiphereth es el motor que la impulsa y, según su posición y sus aspectos, sabremos si la persona irá lejos o permanecerá cerca de su posición inicial.
Kether es el primero de los Sefirot, y así, el número 1 corresponderá al líder, al portador de voluntad.
La voluntad es la jalea real del alma, así que es necesario activarla para funcionar bien.
En el próximo capítulo trataremos de: Hochmah, el Amor-Sabiduría
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