Júpiter: la gula, el exceso de protagonismo
La gula es un error jupiteriano y se debe a un exceso de protagonismo del planeta Júpiter en un horóscopo.
Al comienzo de la evolución, los seres humanos no se hallaban aún en condiciones de ejercer la gula más allá de sus propios organismos, pero en la sociedad actual, debemos entender por gula no solo el hecho de consumir más de lo que a uno le corresponde en virtud de los recursos comunes de que dispone la humanidad, sino que en sus negocios, en su actuación social y profesional, el glotón también abarca más lo que su programa humano le permite abarcar, reduciendo o suprimiendo el espacio social en el que los demás deberían actuar como legítimo terreno de experiencias.
En el Mundo Mental, la función de Júpiter consiste en sacar el máximo provecho del escenario natural legado por Saturno. Júpiter es el que dice: «Estos terrenos, para el cultivo, aquellos para la edificación de una ciudad; aquí las zonas deportivas; aquí los bosques, allí las minas: allí los templos, las industrias o los Bancos, las universidades, las instituciones políticas». Si imperara la ley natural, cada ser humano asumiría su propio potencial y realizaría, en nombre de Júpiter, la función que le corresponde.
Pero los glotones impiden que esto ocurra y un buen día, uno de ellos, con más esencia jupiteriana en su interior que los demás, dice : “aquí esto, aquí aquello, más allá esto otro, y todo es de mi propiedad, y está bajo mi control y mando, y en mi propio provecho”. Entonces, los demás se quedan sin papel jupiteriano, reducidos a ser servidores del glotón, el cual les transmite sus órdenes por teléfono o por correo electrónico, haciendo que ordenen las cosas por su cuenta, mientras él se relaja en su maravillosa isla particular.
Nos estamos refiriendo a la organización de la vida física pero el glotón actúa de una forma más sutil e imperceptible en el dominio puramente mental, diciendo a los que lo escuchan o leen: «Yo soy la verdad y os la voy a contar para que no os toméis la molestia de descubrirla o como decía aquel político: yo sé lo que quieren los españoles mejor que ellos mismos”. Y entonces establece toda una serie de dogmas religiosos, políticos, sociales, científicos o culturales, y los institucionaliza, los sacraliza y los declara cultura y civilización, y para que a nadie se le ocurra desmentírselos, ahí están los ejércitos, la marina, la aviación la policía y demás “fuerzas vivas” para disuadirlo. Al establecer una verdad, oficializarla, rendirle culto y protegerla por la fuerza, el glotón impide que la auténtica verdad nazca de las experiencias vitales de la persona.
La verdad vital, la que inevitablemente explota un día en el interior de la persona como una sublime evidencia, es la que el glotón se empeña en combatir, porque no es científica, porque no forma parte del patrimonio cultural común, porque siempre es revolucionaria y, si se generalizara, el glotón se vería obligado a dejar de ejercer su glotonería, al volver todo a su orden natural. La gula es pues la responsable del caos social en el que estamos inmersos. En el ámbito alimenticio, la gula es la que produce el hambre en el Tercer Mundo.
En la naturaleza emotiva, el exceso de protagonismo jupiteriano abre las puertas a todas las apetencias y se traga a los seres humanos, igual que a las sociedades, los cargos, las instituciones.
Por lo tanto, podemos considerar la gula como un desbordamiento de la individualidad, que tiende a tragar a la colectividad. Es el gran error de nuestra época y el más difícil de combatir. En efecto, cuando el cuerpo está saciado de alimentos, obliga a la persona a dejar de comer o a adoptar un régimen. Pero en el terreno intelectual o emotivo no funciona esta señal y el glotón sigue tragando más y más, privando al resto de los humanos de su legítimo espacio vital.
El sistema capitalista está indisolublemente ligado a la gula, y aquellos en cuyos cuerpos aparece el síntoma de rechazo de la comida, deberían considerarlo como un aviso de que, en otros dominios, deben dejar de engullir espacios ajenos a su programa humano, dejar de querer dominar a los demás.
Los efectos de la gula sobre una próxima vida pueden aparecer bajo los rasgos de esa terrible enfermedad que conocemos con el nombre de cáncer. En efecto, el glotón habrá instituido en su orden interno esa tendencia a la invasión y a la ocupación de espacios ajenos, que ha sido la característica de su actividad, y entonces las células cancerígenas de su cuerpo también ocuparán espacios destinados a otras células, negando la vida a ciertas partes de su organismo, sin las cuales no se puede vivir.
Esto no significa que todos los casos de cáncer sean debidos al hecho de que la persona afectada haya cultivado la gula en una vida anterior, pero este tipo de actitud es a menudo el origen de esta terrible enfermedad.
Por otro lado, es preciso tener en cuenta que en la actualidad, todos los procesos se están acelerando y que, de forma cada vez más frecuente, las consecuencias de nuestras actitudes -o sea nuestro karma- no esperan a una próxima existencia para manifestarse, sino que aparecen en esta.
La gula no es fácil de corregir, porque agrada a la persona que la padece y solo la comprensión de sus efectos le permitirá corregirla. La sabiduría es el arma que debe utilizar el glotón.
En el próximo capítulo hablaré de: Marte, la ira
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