BINAH, el marco de actuación
Binah es el tercer Centro del Árbol y tercero también del Mundo de Emanaciones, se encuentra en la Columna Izquierda, la de la forma, del orden, del Rigor. Es, en cierta forma, el jefe de esta Columna. En Kether aparecía un designio en forma de luz, en Hochmah se interiorizaba transformándose en amor y ahora ese amor inunda la esfera de Binah, que crea el marco de actuación en el que tendrá lugar la obra. Binah es el domicilio del coro de ocho ángeles llamados Tronos. Binah pertenece al Elemento Fuego.
La triada Kether-Hochmah-Binah se traduce en el mundo cristiano como Padre-hijo-espíritu Santo. Ese Espíritu Santo es una de las personas de la trinidad y en el Árbol Cabalístico ocupa el trono de Binah, en la cúspide de la Columna de la izquierda, constituyendo el rostro riguroso de la divinidad, el Dios de la Ley, el celoso Jehovah.
El papel de Binah consiste en asimilar la luz-amor y lograr con ella la construcción de un mundo donde sea posible una existencia física. Para ello debe ceder parte de esta luz, procediendo a un auto oscurecimiento. Binah ha sido llamada «La Gran Madre de Universo», ya que ha sido la gran matriz en la que se ha gestado.
Las madres, igual que este Séfira, tienen que ceder parte de su luz-energía para poder dar vida, -«dar a luz«- a un hijo. Binah (es decir, todas las entidades espirituales que trabajaban en este Centro) exteriorizó la Obra Divina, la exportó a niveles inferiores y esta función exportadora ha sido llamada sacrificio, del mismo modo que cuando un país exporta a otro sus bienes, los sacrifica a su consumo personal con el fin de obtener divisas.
Lo que Binah buscaba, evidentemente, no era oro material, sino oro espiritual: conocimiento. En resumen, las jerarquías creadoras disponían de un enorme potencial energético, de un gran chorro de luz, y decidieron crear un mundo de formas para poder experimentar con esta luz, obteniendo así una serie de informaciones, un conocimiento, acerca del resultado de su materialización.
En el oscurecimiento aludido radica la mayor dificultad de la misión de Binah y este hecho nos ayuda a entender lo que sucedió posteriormente.
Las entidades angélicas que poblaban este Séfira se dividieron en dos bandos. Uno de ellos estuvo de acuerdo en llevar a cabo el plan ideado por Kether y aceptó el sacrificio, aceptó rebajar su nivel vibratorio para poder seguir la bajada por el Árbol. Pero el otro bando se negó a entregar su luz y la congeló en su interior. Por ello, la enseñanza cabalística atribuye a esta Séfira la regencia de la sal, la cual conserva las cualidades de cualquier alimento que esté bañado en ella, porque restringe y reprime. Pero Kether tenía que proseguir su Creación y no le quedó más remedio que lanzar a los insumisos al «abismo»: son los llamados Ángeles caídos de los que habla la Biblia, también llamados «Luciferianos» (porque están comandados por Lucifer).
Este punto contiene una lección importante y es que cada vez que nos inhibimos, que pasamos de largo ante las necesidades de los demás, incurrimos en el mismo error que estos seres que egoístamente no quisieron participar en las labores de la Creación y, como ellos, podemos vernos relegados.
Sin embargo, es preciso ensalzar el trabajo de este Séfira: tan solo el que conoce la luz que procede del Padre sabe del profundo dilema que le supuso a Binah tener que entregarla, que rebajarla voluntariamente.
Binah nos empuja a la concentración y para ello nos aparta de la dispersión. Nos lleva a reducir el número de proyectos que tengamos en marcha, para poner toda nuestra energía en lo relevante. Pero como somos conquistadores y expansivos por naturaleza, no solemos aceptar de buen grado las restricciones y solemos revelarnos contra ellas. Eso hace que veamos a Binah, y a su representante Saturno, de forma negativa. Es ese Pepito Grillo que nos censura cuando nos salimos del guión.
En Kether, la fuerza divina aparece como Fuego, en Hochmah como Agua y en Binah lo hace como Aire, aportándonos un conocimiento que, si no es transmitido, compartido, se convierte en algo inútil. Binah tiene como representante material, al planeta Saturno.
En la mitología griega, la relación de Cronos-Saturno con Urano es la misma que en el Árbol Cabalístico: el primero es hijo del segundo. Allí vemos que Urano, el padre, fue derrocado por su hijo Saturno. Esa usurpación de los poderes del padre por parte del hijo es una dinámica que aparece inscrita en la historia humana en la fase involutiva.
Al retornar a la unidad primordial, el derrocamiento se produce al revés y entonces son las fuerzas espirituales quienes derrocan a los tiranos que anteriormente usurparán los poderes. Dicho de otro modo, si al principio, en el camino de descenso, Binah representa el sacrifico de la luz, en la etapa de ascenso representa el sacrificio de las tinieblas, de esas tinieblas que han constituido nuestra felicidad temporal.
Binah nos enseña a utilizar ese formidable poder creador llamado voluntad, sujeto a unas reglas, a unas leyes. Sin embargo, la voluntad siendo un atributo superior a toda regla y a toda ley, estas no se encuentran en condiciones de frenarla o censurarla, pero si con la voluntad se violan las leyes de Binah, aparecen las consecuencias, que la persona deberá sufrir. También aparece su némesis que es la avaricia, que nos empuja a no compartir sus conocimientos y a que estos se sequen en nuestro interior.
Saturno rige dos signos en el Zodíaco: Capricornio y Acuario. En el primero edifica la sociedad justa, inspirando al ser humano para que realice obras justas respetando las reglas divinas. En Acuario, prepara los intelectos para que sean capaces de entender las leyes universales y aplicarlas al medio social en que viven. Saturno tiene fama de «coco» zodiacal, pero solo debemos temerle si violamos las leyes cósmicas o si no cumplimos con nuestro deber.
Precisemos aquí, para evitar confusiones, que no existe una entidad exterior a nosotros que nos vaya a presionar o a castigar si no hacemos las cosas como debemos. Los planetas o los Sefirot tal como los conocemos no son más que meros representantes, símbolos externos de unas fuerzas que se sitúan en nuestro interior y actúan al unísono con aquellas. Por lo tanto, cuando hablamos de las restricciones o limitaciones de Saturno-Binah, esto significa que la parte de nosotros mismos llamada Saturno se comportará de manera que la limitación o la restricción aparezca en nuestro panorama humano en forma de anécdota o circunstancia.
Ordenar tu vida no es una opción, es una obligación.
En el próximo capítulo trataremos de: Hesed, la expansión
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