Aries
Un día, cuando era joven, decidimos ir con unos amigos al campo de fútbol del Barcelona. Fuimos tres. Entramos por el túnel de vestuarios. Los accesos no estaban controlados como ahora. Los jugadores estaban entrenando y subimos a las gradas para ver desde allí el entreno. Fuimos al palco. Allí está la entrada al despacho del presidente, que en la época era Montal. Uno de mis amigos dijo algo así como “que pena que no podamos entrar a ver los trofeos”. Mi parte Aries se disparó. ¿Cómo, alguien ha dicho que un Aries no puede hacer algo? “Vamos a probar”, les dije. La puerta estaba cerrada, pero yo, aficionado a las películas de james Bond, me las ingenié para abrirla y entramos. Mientras estábamos viendo los trofeos, entró un funcionario y empezó a gritar: “ladrones, ladrones”. Nos asustamos, como es normal y salimos corriendo. Ellos hacia la derecha y yo hacia la izquierda. El universo quiso que el señor me persiguiera a mí y seguía gritando. Yo, que era más joven y en esa época corría que me las pelaba, le cogí rápidamente ventaja. Él viendo que no llegaba, sacó de no sé donde un perro. Mientras, yo había llegado a la parte de atrás del campo, donde entrenaban los juveniles y uno de ellos me retuvo. Pero mi ángel de la guarda debió soplarle algo a otro de los chicos que recriminó a mi retenedor y le dijo que me soltara, que la cosa no iba con él. Yo volvía a salir corriendo, casi sin resuello y con el perro pistándome los talones. Conseguí llegar hasta la verja de 3 metros, la escalé, casi perdiendo un zapato y me fui hacia el metro como alma que lleva el diablo.
Debo decir, en mi descargo, que no tuvimos intención alguna de robar, era solo curiosidad, pero a ver quién se lo explica a la policía si te cogen.
El caso es que esta historia refleja bien el espíritu Aries: primero actuar y después pensar.
Aries es al mismo tiempo el primer signo del zodíaco constituido, el que usamos gráficamente y el primero del zodíaco constituyente, el que sigue el orden de los Elementos. Siendo pues el primero, será el que esté más cargado de esa primera esencia que encontramos en el inicio de cualquier proyecto de la vida: la voluntad.
Aries es un signo cardinal, el primero de la trilogía del Elemento Fuego, por lo tanto es un signo de penetración de fuerzas, de inicio, de arranque. Así mismo, podríamos decir que es la puerta de comunicación de las fuerzas cósmicas con el ser humano y es por ella que el designio divino entra en nosotros. Dicho de una forma más clara, Aries suele tener línea directa con el más allá. Esto no significa forzosamente que la persona que ha nacido bajo este signo sea espiritual, sino que recibirá fogonazos de información que le caerán encima sin que se lo espere.
Yo soy Aries y siempre digo que las cosas me caen en la cabeza. Cuando era jovencito, en uno de mis paseos por las Ramblas de Barcelona, conocí a una chica parisina. Después de unos días, me dijo que me fuera con ella a París. Fui a la calle Tallers, donde había una tienda de música y vendí mi colección de discos. Y me fui a París. En esa época yo trabajaba en la revista Garbo, donde también laboraba mi padre. Les dijo que estaba enfermo y que estaría de baja una semana. Al cabo de ese tiempo y después de recibir una carta de mi padre pidiéndome que volviera, volví y me reincorporé a mi trabajo como si nada hubiera sucedido.
Valga este ejemplo para explicar lo que significa eso de que te caiga una idea en la cabeza y sientas el impulso de llevarla a cabo, contra viento y marea. De una forma menos llamativa eso nos sucede a los Aries todos los días. Cuando vas a la cocina para descongelar algo para comer y acabas en el comedor escribiendo una newsletter. O, simplemente, cuando has iniciado una labor y la dejas para iniciar otra. Cuando estás buscando algo en el buscador y te vas a tu cuenta de Instagram.
Dicho de una forma más cósmica, a través de Aries, los impulsos que provienen del jefe interno penetran en nuestra personalidad humana, impeliéndonos a cumplir con ese mandato que recibimos de forma inconsciente.
En Aries el ser humano no es aún consciente de los trabajos que se desarrollan bajo el impulso de este signo y no se sabe portador de un designio divino. Él solo sabe que ha venido al mundo para realizar algo nuevo, para aportar una savia al árbol de la vida y se lanza, de cabeza, como ese carnero, emblema del signo, al torrente de la acción.
El nativo Aries no espera, en su interior, fortuna ni felicidad; solo ambiciona la gloria de ser el primero, el abanderado, el héroe, el que abre perspectivas, el que establece cabezas de puente. No es un sujeto que permanece en la administración de una empresa rutinariamente, toda la vida, porque no se encuentra en la fase de la estabilidad y todo intento de reducirlo a las normas de trabajo vigentes en nuestra sociedad chocará con su misión, que es la de ser principio de las cosas, pero no su administrador o conservador.
Eso hace que a menudo me encuentre con clientes Aries que se quejan que todo el mundo a su alrededor les empuja a que terminen las cosas, cuando su energía es la del comienzo, no la del final. Es evidente que con el tiempo aprendes a terminarlo casi todo, pero eso no significa que te guste. Por eso Aries, cuando entra en fase de estabilidad, se siente como un pulpo fuera del agua. Y necesita iniciar algo nuevo.
Resulta pues muy importante tener en cuenta, cuando analizamos un signo, que no se trata de encajar en la sociedad, de hacer lo que los demás creen que es lo adecuado para ti, sino de seguir los impulsos naturales de tu signo. Esto no significa que debas dejarlo todo a medias, pero sí que te pases el tiempo iniciando cosas para sentir como corre la vida por tus venas.
Aries vive sin demasiadas preocupaciones, porque siempre está en un absoluto presente. Es el Juan sin miedo del zodíaco, pero no porque sea especialmente valiente, sino más bien porque es un inconsciente.
Recuerdo el día en que me casé. Cuando volví de dejar a mis padres en su Casa, me encontré a un chaval cambiando la mirilla de mi Casa, que todavía no había estrenado. Al preguntarle, me dijo: “imagine usted que viene una persona que se agacha delante de su puerta, con la mirilla que tenía no la vería”. Quizá este mensaje a alguien de un signo de Tierra le hubiera parecido razonable, pero a un Aries… Le contesté: “¿Por qué tengo que imaginar que va a venir un idiota a agacharse delante de mi puerta”. Ese es el tema. No necesito una mirilla mega cósmica porque no tengo miedo a que nadie venga a agacharse. Simplemente es que ni siquiera se me ocurre. En cambio, a medida que avancen los signos, cada vez la persona se pregunta más cosas y eso le generará cada vez más inseguridad.
Al ser el primero, Aries es un activador de conciencias. Eso tiene un aspecto muy positivo, porque ayuda a los demás a evolucionar más deprisa. Pero también un aspecto negativo y es que a menudo les obligamos a avanzar más rápido, porque Aries es un signo que presiona mucho, muy inquisitivo.
El ser el primero también incide en que sea muy radical y vea las cosas en blanco o en negro, sin demasiados matices. Y al estar regido por el planeta Marte, Aries pondrá la misma fuerza en matar una mosca que en organizar un viaje al espacio.
Que somos excesivos, sí, seguro. Pero los Aries son esenciales en toda empresa que se inicia porque aportan su inquebrantable entusiasmo, su confianza en el resultado final, su formidable voluntad de triunfo, sus ganas de avanzar, su visión positiva. Después, cuando la empresa se consolida, Aries comprenderá que aquello no es para él y se marchará hacia otros frentes, en los que pueda realizar la misión que le han confiado, la de experimentar el comienzo de las cosas.
Podríamos decir que los Aries son los que están más cerca de la divinidad, pero esa comunicación con la divinidad no es una conquista consciente, sino un don de tipo pre-consciente. En Aries los cordones umbilicales que nos entroncan con la divinidad no han sido aún cortados y por ellos penetra la corriente espiritual. De modo que, aunque los Aries pierdan el timón, y a menudo lo pierden, porque por encontrarse en la vanguardia viven constantemente en situación de peligro, cuando pierden el norte la providencia los saca del apuro y los lleva a buen puerto.
Podría decirse que el Creador los utiliza como instrumento para romper los moldes y hacer que la creación prosiga su marcha hacia delante, y es natural que, siendo así, les conceda también su divina protección.
Si llevas a cabo una competición de melones, de obcecados o testarudos, procura no enfrentarte con un Aries, porque agachan la cabeza y lanzan su cornamenta hacia todo lo que encuentren delante. Además, siendo el primer signo, necesitan para llevar a cabo su labor de una total libertad y cualquier cosa que les oprima o que les frene, será borrado del mapa.
A veces, algo tan sencillo como una cola del cine o de la caja de un supermercado, puede convertirse en un suplicio para un Aries, si siente que la gente está demasiado pegada y limita su libertad o su movilidad.
Aries se mueve por retos. Recuerdo cuando era un niño, mis padres me mandaban de carabina con mi hermana y su novio. Él, que me había cogido el número, me retaba: ¿a que no eres capaz de subir a ese árbol? Sí, ya puedes imaginártelo, arriba que me iba yo. Así, de paso, él se desembarazaba de mí durante un rato.
La impulsividad será otro de los atributos de Aries, ya que este signo marca el inicio de la primavera y sus acólitos sienten el ímpetu y el brío de sus primeros brotes. Tenemos tendencia a adelantarnos a la jugada y levantar la mano antes de que se haya formulado la pregunta. Eso nos lleva a pasarnos de largo muchas veces. Pero como somos rápidos, volvemos a intentarlo en un plis, plas.
Aries no suele ser muy dado a aceptar los consejos porque su libertad y su independencia hacen que vaya a su bola. Que mil millones de chinos van hacia la derecha, Aries se va a la izquierda si esa es su decisión, porque le importa un bledo. Además, la diplomacia no suele estar entre sus virtudes, ya que prefiere ir al grano y sin rodeos, poniendo toda la carne en el asador.
Aries aborrece la monotonía y la mediocridad. Necesita siempre estar embarcado en algo, sentirse útil, de lo contrario su energía se estanca y lo lleva a la frustración, la apatía o el decaimiento.
No te extrañe, cuando Aries va a tu Casa, que los adornos hayan cambiado de sitio, porque haya decidido moverlos para activarte la energía. Aunque también te arreglará todo lo que encuentre estropeado porque nada le gusta más que ser útil y estar activo.
Aries se entusiasma por lo que sea en cero coma, el tiempo que tarda su llama en prender la mecha y luego soltará aquello con la misma celeridad.
Aries se crece ante la dificultad, porque la vive como un reto que le ayuda a gastar su exceso de energía. ¿Te acuerdas de esa mítica película del oeste: solo ante el peligro” pues estaba protagonizada por un Aries, Gregory Peck.
Aries no suele analizar a priori la consecuencia de sus actos, primero actúa y luego piensa. Se lanza de cabeza, pero no por la riqueza, ni la felicidad, sino por la gloria de la conquista. Aries no conoce el desánimo y supera las crisis con facilidad.
Otra cualidad ¿o no? de Aries es que es imprevisible y suele hacer lo contrario de lo que se espera de él, lo cual suele descolocar bastante a los que le rodean. Esto se relaciona con su necesidad de no sentirse marcado, de ser libre.
Aries, al ser el primer signo, se asimila a la infancia, a los primeros siete años, por eso los Aries son siempre juguetones y físicamente parecen tener la misma edad toda la vida.
En el Árbol de la Vida de la Cábala, Aries se sitúa en el Séfira número 5, que se llama Gueburah. La Cábala cuenta que de ahí partió el conflicto original, la famosa tentación de Eva, que nos llevó finalmente a “aprender con el sudor de la frente”. Así que es lógico que Marte, el planeta regente de Aries, sea el que pone el conflicto, el que calienta el agua hasta hacerla hervir, porque así es como se purifica. Aries, tendrá pues esa energía conflictiva que le llevará a buscar la situación límite. A investigar en todos los terrenos de la vida. A situarse en la vanguardia de la sociedad o de la guerra, para ver las cosas de primera mano.
Cuando en Aries se encuentran muchos planetas, el designio que contiene el signo se verá multiplicado. La persona “oirá voces” diversas de su interior que claman: ¡Haz esto!, ¡Haz aquello!, y allí irá, a cumplir, ora aquí, ora allí, sin que le sea posible llevar una vida organizada. Será el paria, el ser errante, el eterno peregrino al que no conseguirán ligar ni afectos ni empresas, siempre movilizado en pos de un porvenir que se anuncia brillante a su imaginación, pero que le costará realizar. También le llevará a desplegar actividades en todas direcciones. Puede comerse el espacio vital de los demás, quemando lo que toque, debido a su exceso de Fuego.
Las obstrucciones planetarias sobre el signo impedirán que la persona perciba con claridad el mensaje procedente del signo y por lo tanto, no podrá seguir su itinerario con precisión. En el curso de su vida saldrá de su órbita y actuará fuera de su campo natural. Con malos aspectos, puede tener un exceso de energía difícil de canalizar, y llevar a la persona a radicalizarse, a ser agresiva y deberíamos aconsejarle que haga mucho deporte o realice actividades creativas.
Si un nativo de Aries tiene el Sol o Marte débiles, mal aspectados o carentes de aspectos, podría dar una voluntad inoperante, torcida o dormida. Como ejemplo tenemos al ex presidente de España, Mariano Rajoy al que acusaron de inmovilismo y que siendo Aries, su sol no tiene un solo aspecto y su Marte está cuadrado con Plutón. Aunque hay que decir que a su manera ha sido un innovador, a contra pie, porque ha sido el primer presidente de la democracia al que han echado con una moción de censura. Y su marcha ha generado cambios importantes en su partido, que incluso va a mudarse de sede. Charles Chaplin era Aries con mercurio allí.
Todos tenemos Aries en alguna parte de nuestra carta natal y la Casa terrestre que ocupa el signo nos indicará el dominio en el que debemos ejercer la prerrogativa de crear cosas nuevas.
Las dos primeras horas a partir de la salida del sol se encuentran bajo el dominio de Aries y es en ellas que mejor podremos establecer contacto con el Creador e imbuirnos de su mensaje.
En el proceso creador de cualquier actividad, las fuerzas de Aries son administradas por el Séfira número uno de El Árbol de la Vida, Kether, el llamado el padre. En el zodíaco, según su orden constituido, es el planeta Marte quien administra las energías de este primer signo zodiacal. El Árbol de la Vida también se divide en cuatro mundos cabalísticos (el de las Emanaciones, el de las Creaciones, el de Formación y el de Acción), Aries corresponde a la esfera de las Emanaciones, de la que es el Yod.
Las profesiones más idóneas para Aries pueden ser: todas las que estén relacionadas con la infancia, cuidador de guardería, fabricante de juguetes, de ropa infantil, libros de cuentos, pañales, biberones, también rige las fuentes de combustible y de energía, la educación infantil. Todo lo que esté en fase de inicio estará en analogía con Aries. También las actividades deportivas o las de riesgo. Lo que esté relacionado con la cabeza, champús, tintes, lociones, cosas para afeitar. Peluquero, psiquiatra infantil, médico pediatra. El ejército, la policía, los bomberos, alpinistas, deportistas, periodista deportivo. Aries podría representarse fácilmente como el Zorro o Robin Hood.
Claves: Inicio, renovación, voluntad, ímpetu, impaciencia, aceleración, afán, novedad, ánimo, libre albedrío, intención, ganas, talante, disposición a la acción, decisión, valentía, riesgo, temeridad, guerrero, temperamental, visión positiva, energía, gloria, abrir perspectivas, activador de conciencias, excesivo, radical, testarudez, impulsividad, brío, adelantarse, ir al grano, seguridad, entusiasmo, explorador, andar errante, quijote, héroe, inédito, lucha, romper moldes, espontáneo, competitivo, independiente, dinámico.
Para encontrar las claves negativas, solo tienes que buscar la contraria a la positiva.
Clave principal: Encender la mecha de la voluntad, plantar la semilla de la consciencia, mover a la gente de sitio.
Apunte final: Siendo Aries el primer signo, una de sus características principales será la de iniciar cosas, lo cual hará que esté montado en un continuos comienzo. Esto puede resultar conflictivo en una sociedad que nos empuja a terminarlo todo. Es importante que Aries comprenda que ha venido a experimentar los arranques y no los finales. Esto no significa que no deba aprender a finalizar lo que empieza y con el tiempo lo aprenderá. Pero la clave está en que no deje nunca de iniciar.
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