Las auto-soluciones
La imagen que tenemos de nosotros mismos está íntimamente ligada con nuestro nivel de autoestima, por eso es importante fomentar el cambio y la mejora constante de los elementos de nuestra personalidad que no nos gustan. De este modo, estaremos incidiendo directamente en nuestra autoestima.
Te propongo el siguiente ejercicio, que es la creación de una auto-solución: escribe en un papel las características que te gustaría modificar. Una vez las tengas todas, elige una. Ésta será tu foco de trabajo. Ahora se trata de que describas cómo aparece esta característica negativa, en qué circumstancias, si depende del exterior o de ti mismo/a, cómo se manifiesta, si tienes el control o se te escapa de las manos. El objetivo de este paso es que descubras con exactitud a tu actitud «enemiga». Posteriormente, deberás encontrar las armas para combatirla. Haz una lluvia de ideas de la forma en que podrías anular o rebajar su manifestación a partir de la información que tienes sobre ella. Aquí entra en juego tu creatividad. Salte del molde e inventa soluciones divertidas, diferentes, porque ya sabes, si siempre realizas lo mismo, los resultados serán los mismos.
Por ejemplo, si quiero trabajar mi impulsividad, después de analizar cómo se muestra y descubrir que una de sus características es que las palabras salen de mi boca sin control, ni filtro alguno y luego no estoy contenta con lo que he dicho, una posible solución sería la de tomar el mando a distancia de mí misma y añadir el botón mágico. En este caso, el PAUSE. Tengo que idear mi mando, pensar en él, dibujarlo si es preciso y guardármelo en el bolsillo, saber que está disponible para mí y a partir de ahora, cuando tenga esos impulsos, mentalmente le daré a la pausa y me permitiré tener unos segundos para pensar. Para obtener más precisión en los resultados, cada vez que me suceda la situación que deseo cambiar, anotaré si la he podido controlar con la nueva técnica o no.
Lo bueno de las auto-soluciones es que como las creas tú, puedes ir modificándolas siempre que quieras hasta que se adapten perfectamente a ti y te sean útiles. Así que no esperes a que el mundo cambie, empieza tú a mejorar como persona y ya verás como las cosas se mueven a tu alrededor, ya que cuando iniciamos algo nuevo, se crea una nueva energía que se proyecta al mundo.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (colegiada núm. 20495)
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