La clave es ser amable
Las personas solemos estar más centradas en nuestro ombligo y sus necesidades que en la situación en la que se encuentran los demás. Miles de cosas suceden a nuestro alrededor diariamente y nosotros no somos capaces de darnos cuenta ni de la mitad porque estamos demasiado preocupados por nosotros mismos.
Estoy de acuerdo en que tenemos que cuidarnos y querernos, pero también es bueno tener un poco de tiempo para dedicarlo a los demás, ya que no vivimos solos en una isla desierta y estamos en constante interacción con otras personas.
La amabilidad es una cualidad que abre muchas puertas y el ejercicio de hoy precisamente trata de explotar esa maravillosa virtud que todos poseemos, como mínimo en estado latente. Debes mostrar tu mejor cara durante todo el día, prestando atención a las personas con las que te encuentres y siendo amable con ellas. Este ejercicio inculye a todo aquél que se pasee por tu lado, tanto si es el vecino del quinto, como la carnicera o tu madre.
¿Qué cosas distintas a las habituales te han sucedido hoy praticando este ejercicio?
Te voy a contar un secreto: todo lo que sembramos, lo recogemos más tarde, así que adivina qué recogerás si siembras amabilidad.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
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