¿He tomado la decisión correcta?
El otro día me preguntaba una mujer si tenía algún truco para saber si se ha tomado la decisión correcta. En realidad esta pregunta tiene trampa, pero vamos por partes.
Si nos situamos en los momentos previos a la decisión o en los días previos, veamos algunos posibles “trucos” para intentar no equivocarme.
- Formula tu pregunta al universo y presta mucha atención a lo que te suceda, a las anécdotas, a las señales. Imaginemos que tu pregunta es si debes separarte y te topas con un cartel publicitario que dice: “tu libertad es tu principal baluarte”. La respuesta sería clara. En cambio, si te llama alguien que se equivoca de número, te están diciendo que te estás equivocando.
- Medita sobre la decisión que quieras tomar
- Plantéate lo que sucedería si tomas la decisión y si no la tomas y trata de ver lo que sientes con cada una de ellas.
- Escribe en un papel diferente las opciones, pliégalos tres veces y los pones en una bolsa. Luego sin mirar escoges uno de ellos.
Te habrás dado cuenta que he tratado de orientarte sobre cómo tomar una decisión, pero la pregunta y el título de este artículo es: ¿he tomado la decisión correcta? La respuesta es sí, siempre.
Te he dicho que era una pregunta trampa porque en realidad importa poco si era correcta o no, lo que es verdaderamente relevante es haber tomado una decisión.
A menudo, nos da tanto miedo tomar decisiones, salir del canal trazado, decepcionar a los que tenemos cerca, que nos anclamos en una mala situación, incluso en una destructiva, por no dar el paso.
El otro día me contaba Conchita en una consulta: estoy viviendo una situación insoportable con mi pareja, pero no quiero separarme por los niños, son pequeños todavía y lo pasarían muy mal.
¿Quieres decir que ahora, con vuestras peleas diarias, lo están viviendo bien? ¿Crees que ver como sus padres se destrozan a golpe de reproches es mejor?
Volviendo a la pregunta, lo importante es tomar decisiones de la índole que sean. Al hacerlo, siempre aciertas, porque la vida esta para vivirla y una de sus necesidades primordiales es la de experimentar.
Muchas veces se parte de una enseñanza errónea, cuando te venden que lo importante es hacer las cosas bien, no equivocarse, acertar. Es mentira. Más vale actuar y errar mil veces que mantenerse en el bando de los tibios, sin moverte de sitio por miedo a hacerlo mal.
Todos los grandes de la historia lo han sido por no tener miedo a equivocarse y actuar.
Reza el dicho popular: “a lo hecho, pecho”. Así que no lo dudes, toma tu decisión, sea cual sea, y luego asume los resultados. Verás como al final siempre son positivos, sobre todo si eres capaz de mirar hacia delante.
¡Apasiónate, Vive, Cambia!
Tristán Llop
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