El fracaso, la cara y la cruz
¿Verdad que da la impresión de que el fracaso tenga una cierta aureola de glamour en nuestra sociedad? Los Simpson dirían, ¡molaaaa!
Pero cómo puede ser que algo que en principio se presupone como “negativo” para nuestro devenir, acabe ocupando un lugar de privilegio en nuestra sociedad. ¿Será que nos estamos volviendo locos? O quizá nos dé por seguir la consigna de mi profesor de sexto “al revés te lo digo para que lo entiendas”.
Probablemente vivimos en la sociedad más extraña o controvertida de los últimos siglos. Volvemos a valores del pasado. Nos vestimos con ropas rotas, rasgadas o arrugadas, como esos poblados africanos que vemos en las noticias. Aunque ello lo hacen porque no tienen nada mejor que ponerse. Pintamos nuestros cuerpos como siguiendo ritos tribales. Y agujereamos partes impensables de nuestro cuerpo para colgarles piercings como las tribus del amazonas. Nada extraño pues que a otros niveles también estemos anclados en el pasado. Si sigues hasta el final descubrirás en qué me baso para decir que el fracaso viene de muy atrás en el tiempo.
Sea como fuere parece que el fracaso se ha instalado en nuestra realidad y con visos de quedarse. Para ver cómo resuena en nosotros y en la sociedad, recuerda que en mi artículo: Tu destino, lo diriges tú, reproducía una frase de Internet: Si llevas una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos.
Pues en base al fracaso y a lo que representa en nuestra vida, he elaborado un nuevo episodio de mi Podcast La Vida Es Fácil.
Comparto unas reflexiones sobre el éxito y el fracaso, su repercusión en tu vida y la razón por la cual te inclinas hacia uno o hacia otro.
No te pierdas esta nueva entrega… ni las siguientes.
¡Apasiónate, Vive, Cambia!
Tristán Llop
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