¿Existe la casualidad?
«¿Por qué me ha pasado esto a mí?» Es una pregunta que oigo con mucha frecuencia, e incluso me la hago a mí misma en ocasiones. La respuesta no es la casualidad, es más bien la causalidad. A continuación lo explico.
Toda acción, pensamiento, actitud, tiene un impacto, una consecuencia. Imagina el Universo como si fuera un gran conjunto de máquinas tragaperras. Cada persona tiene dos: la del buen rollo y la del mal rollo. Funcionan por separado.
Las monedas de la máquina del buen rollo podrían ser las siguientes:
[unordered_list style=»tick»]
- Amabilidad hacia los demás
- Ofrecimiento de ayuda
- Generosidad
- Alegría
- Etc.
[/unordered_list]
Las monedas de la máquina del mal rollo serían:
[unordered_list style=»red-x»]
- Agresividad
- Bordería
- Faltas de respeto
- Insultos
- Etc.
[/unordered_list]
Cuando una de las dos máquinas se llena, salen todas sus monedas disparadas hacia ti. Es decir, si tú has plantado buen rollo, luego se te devuelve. Quizás no con las mismas monedas que tú le habías echado a la tragaperras, pero el efecto que te produce es el mismo que tú has generado antes. Traducción: te ocurren cosas que te ayudan a sentir bien. Es posible que pienses «qué suerte he tenido», pero recuerda, la suerte no existe como ente independiente, la creas tú.
A estas alturas supongo que ya te imaginas lo que sucede cuando tu máquina del mal rollo llega a su límite… Exacto, se te devuelve lo que has sembrado con anterioridad y esta es la respuesta a la pregunta del incio de este artículo: «¿por qué me ha pasado esto a mí?». Pues sencillamente, porque yo lo he generado.
A lo largo de mi experiencia vital, he estado muy atenta a las anécdotas, los detalles y entresijos del día a día. En muchas ocasiones he conseguido entender el por qué de un acontecimiento negativo analizando mis actuaciones en los días anteriores. Eso sí, a veces me han tenido que echar una mano, ya que autoanalizarse no es tarea fácil.
[box type=»alert»]Atención: ten cuidado con tu forma de expresarte. A veces puedes provocar fuertes reacciones emocionales en los demás sin ser consciente de ello, ya que la otra persona no lo muestra. [/box]
La buena noticia es que tienes el poder de decidir qué tipo de cosas quieres que te sucedan. Evidentemente siempre hay un factor sorpresa, esencial para que la vida tenga un poco de sabor, pero una buena manera de que éste sea grato es insertar todas las monedas del buen rollo que puedas en tu máquina tragaperras.
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (colegiada núm. 20495)
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