El alma gemela
La he encontrado, sí, encontré mi alma gemela. Me lo late el corazón, el estómago, las tripas, el alma. Es como un dulce mariposeo en el estómago, una sensación única.
Para que puedas entenderme mejor, imagina que estás de excursión. Tus piernas ya sienten la fatiga de la subida y tu espalda lleva rato emitiendo pequeños tirones y preguntándose por qué tuviste que cargar tanto la mochila. Te percatas que estás a cuatro pasos de la cima. Aceleras y coronas una montaña. Tu alma se impregna de la belleza del lugar, de la paz del sosiego. Sientes una felicidad indescriptible, única y solo tuya. Respiras libertad. Todo es belleza, amor, desapego.
Pues así se te queda el cuerpo cuando encuentras a tu alma gemela. Pero hay un problema…
Para comprender mejor, es preciso entender, desde el punto de vista de la Cábala, el proceso de creación del alma gemela.
Vayamos a por la versión rápida. En el paraíso, Adán era hermafrodita, su parte masculina y femenina estaban integradas. Por necesidades del guión (o véase por deseo del Creador), quedó partido en dos y se convirtió en Adán y Eva. A partir de entonces, nos volvimos seres individuales y cada una de las partes ha ido ido progresando, alternando en sus vidas las vivencias de hombre y de mujer, para adquirir experiencias y tener la sensación de ser una unidad completa.
En cada vida nos identificamos con la parte que nos ha tocado, hombre o mujer, según las necesidades de nuestro Ego Superior. Pero internamente, siempre acarreamos esa sensación de que nos falta nuestro complemento, esa parte que un día tiene que venir.
El Ego manda a esos dos hermanos gemelos, como Caín y Abel, al mundo para que cada una evolucione por su cuenta y le traiga experiencias. De acuerdo con esa perspectiva, el ego encargará a cada una de estas partes un tipo de experiencias distintas y complementarias entre sí, para que un día se unan y aporten cada una las suyas.
Al final de cada vida, las experiencias serán descargadas en el ego y, acabada la trayectoria, esas dos mitades deberán volver a su origen.
La polaridad nos ha permitido avanzar, porque nos hemos apasionado por una parte. Si hubiéramos permanecido en perfecto equilibrio, hubiera sido difícil la adquisición de experiencias. Eso fue lo que llevó a partir el ser humano en dos.
La evolución de cada una de esas mitades va por libre, son independientes, pero es lógico pensar que el Ego las mande a bregar a la vez, que ponga en las arenas de la vida a una parte masculina y otra femenina, para que le aporten experiencias distintas.
A veces esos dos cuerpos pueden coincidir y obtener así esa sensación de felicidad que se tiene cuando uno encuentra a su alma gemela. Se produce, de este modo, una complementación perfecta, una fusión única e irrepetible.
Ahora bien, aunque no te guste oírlo, el objetivo de la vida no es ser feliz, es realizar experiencias. Esto explica lo arduo que resulta encontrar al alma gemela. Y, en el caso de que la encuentres, la necesidad de soltarla rápidamente, ya que la sensación de plenitud que recibe tu alma, de complementación perfecta, te aleja de la búsqueda de nuevas experiencias. Te colocaría en una situación de atasco.
Así, resulta mejor dar con una pareja que te ayude a llenar los huecos que deja tu personalidad, que te enfrente a nuevos retos y que te vaya complementando día a día, enfocándote a la consecución de nuevas experiencias.
El proceso antes descrito se da en la vida diaria. Cuando estamos en una posición acomodada, estable, sin generar nuevos movimientos, una voz interna nos incita a la acción, lo cual genera una sensación de eterno descontento. Como ejemplo práctico, podemos ver a Victoria Beckham, una de las mujeres más ricas de Inglaterra y de las más famosas. Desde fuera la gente piensa que lo tiene todo, pero ella sigue con su gusanillo interno de desasosiego, de que le falta algo, que le ha llevado, según cuenta la prensa, a la anorexia.
Es probable que de ahí venga el dicho popular “no se puede tener todo”, que como concepto es falso, pero incluye una sabiduría oculta: Cuanto lo tengas todo, no pares, sigue, sigue…
¿Todavía sigues buscando a tu alma gemela?
¡Apasiónate, Vive, Cambia!
Tristán Llop
Liz dice
Creo q cuando se han dado ya las suficientes vueltas de cordón umbilical, y encuentras a tu alma.llama lo mejor es disfrutarla… :0)