¿Cómo ves tu mundo?
Una de las formas que tenemos de aprender es a través de las asociaciones. Por ejemplo, de pequeños nos dimos cuenta de que el fuego quemaba y desde ese momento asociamos el fuego con la sensación de quemarse.
Las asociaciones pueden establecerse por experiencia (nos ha sucedido a nosotros), por proximidad (hemos visto a alguien que le ocurría) o por creencia (alguien nos lo ha contado y le hemos creído). Las más potentes suelen ser las que se dan por experiencia, ya que son vividas en primera persona y, normalmente, creemos más en lo que sentimos en nuestras propias carnes que en lo que les sucede a otros.
Todas las asociaciones son peligrosas, puesto que nos llevan a generalizar y a creer a pies juntillas algunas ideas que no tienen por qué ser ciertas. El problema principal yace en el hecho de que cuando nosotros tenemos una creencia, percibimos nuestra realidad ajustándonos a ella, y si algo se sale de esos parámetros intentamos encajarlo como sea porque sino estaría destruyendo toda nuestra idea de cómo es y funciona el mundo. Es como si nos pusiéramos unas gafas con los cristales verdes y pensáramos que todo es de ese color.
Tengo un amigo al que sus profesores no paraban de repetir que no había trabajo en España, que se tendría que ir fuera a ejercer. El chico vivía amargado y asustado con esa idea revoloteando constantemente en su cabeza. Cuando acabó la carrera, se fue directamente a trabajar al extranjero porque sabía que no había trabajo aquí. Sin embargo, un compañero suyo que había cursado la carrera con él y había oído el mismo discurso pesimista de sus profesores, decidió que él encontraría trabajo en su ciudad, porque era donde quería vivir y se puso manos a la obra. Al cabo de poco tiempo estaba felizmente trabajando muy cerca de su casa.
¿Cuál es la diferencia entre estos dos jóvenes? Sin duda la importancia que le concedieron a la información que les ofrecieron.
Mi mensaje es el siguiente: no te dejes marcar por experiencias negativas pasadas (propias o ajenas). Sólo tú tienes el poder de crear ese futuro donde quieras estar. ¿Has decidido ya cuál va a ser?
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (col. núm. 20495)
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