Automensajes: ¿qué te dices?
Nos pasamos una gran parte del tiempo comunicando, ya sea de forma verbal o no verbal, y captando las señales que nos dan los demás. Solemos tener en cuenta los mensajes que las otras personas nos mandan: escuchamos, analizamos, respondemos. A veces una simple palabra nos puede alegrar el día o colgarnos una gran nube negra encima de la cabeza. El tono, los gestos, la mirada, la modulación de la voz… Todo es importante a la hora de comunicarse. Una frase puede causar impactos significativamente diferentes cuando es expresada por personas distintas. Lo que los demás nos dicen tiene un impacto directo sobre nosotros. Imagina que una persona te dice cada día unas 20 veces lo genial que eres, o lo mal que cantas. ¿Cuánto tiempo tardarás en creértelo, en integrar ese mensaje y considerarlo parte de ti?
¿Qué sucede entonces con los automensajes, aquellas palabras que te repites hasta la saciedad a lo largo de tu vida? ¿Se pierden en el misterioso mundo de los pensamientos? ¿Inciden de algún modo en ti? Cada uno de los mensajes que te das o te dan los demás penetra en ti. Es un proceso lento, así que si algo no se refuerza probablemente no tenga mucho peso en tu vida. Pero cuando algo es repetido de forma constante, llega un momento en que lo detectas como parte de ti y lo integras a tanta profundidad que en ocasiones ni siquiera tú te das cuenta de la importancia que tiene ese constructo en tu vida.
Puede que una vez alguien (o tú mismo/a) te dijera que eras cobarde por una acción que tuvo lugar en un momento concreto y cada vez que aparecía una situación con unas características determinadas, te dieras el siguiente automensaje: «no puedo hacerlo, soy cobarde». Este tipo de creencias están tan arraigadas e interiorizadas que parece que sean inamovibles, estáticas y permanentes. Nada más lejos de la realidad, todo puede modificarse con el entrenamiento adecuado.
El ejercicio que te propongo es el siguiente. Tienes que encontrar tu contra-creencia, aquella que venza a la original y que consideres adecuada para ti. No se trata de buscar contrarios como cobarde-valiente, si no de intentar que la nueva creencia sea fácilmente integrable en tu vida, que tenga un sentido para ti. Por ejemplo, en el caso anterior, podría ser «soy capaz de logar lo que me proponga«. Es importante que tus automensajes incidan de forma directa en tu identidad y por eso debes usar la palabra «soy«. Una vez hayas identificado una contra-creencia que resulte creible para ti, se trata de que actúes en consecuencia y que te la vayas repitiendo.
[box type=»tick» size=»large» style=»rounded» border=»full»]Si dejas de reforzar la creencia antigua, con el tiempo se irá debilitando, en cambio la nueva se fortalecerá a cada pensamiento.[/box]
¡Apasiónate, vive, cambia!
Silvia Llop, psicóloga (colegiada núm. 20495)
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