Aprende a des-criticar

He leído una historia en internet que me ha sugerido el artículo de hoy.

«Una mujer estaba en el aeropuerto, esperando a que saliera su vuelo. Compró un libro y una bolsa de galletas y se aposentó en un asiento para matar el tiempo hasta tomar su avión. A su lado había sentado un hombre y en medio de los dos la bolsa de galletas. Los dos estaban leyendo. Cuando ella cogió la primera galleta, el señor tomó también una. Ella se sintió molesta y pensó «¿cómo puede ser tan descarado?», pero no le dijo nada. Cada vez que ella se comía una galleta, el señor también lo hacía y la mujer estaba tan indignada que no sabía reaccionar. Cuando sólo quedaba una galleta en el paqueta, ella pensó «a ver que hace hora». el hombre cogió la galleta, la partió por la mitad y le dejó la otra a ella. Aquello ya era demasiado, la mujer resopló con rabia y se dirigió al sitio de embarque. Cuando se sentó confortablemente en su asiento del avión, miró en su bolso y se dio cuenta de que su paquete de galletas estaba allí, intacto. Se murió de verguenza al pensar como ese hombre había compartido sus galletas con ella sin sentirse indignado, ni nervioso, ni alterado».

¿Cuántas veces juzgamos a los demás antes de tiempo? ¿En cuántas ocasiones nos equivocamos en nuestras acusaciones o pensamientos respecto a los demás? Esta pequeña historia nos muestra como a veces las cosas no son como aparentan y cuando criticamos y juzgamos sin tener todos los datos, siempre nos estaremos equivocando.

El ejercicio de hoy trata de no juzgar a las personas que nos rodean e intentar comprenderlas mejor. Simplemente tienes que vaciar tu mente de críticas . Por ejemplo, si alguien te dice «ojalá tuviera una casa como la de María», deberás evitar pensar algo como «que envidiosa es». Para lograrlo, piensa sólo en lo que dice, sin ninguna connotación por tu parte: «Pepa quiere una casa como la de María». Pongamos otro ejemplo. Loli me llama para decirme que mi mejor amiga me ha puesto de vuelta y media. En este caso, antes de juzgar y de ponerme a criticarla por lo que me ha llegado, esperaré (sin juzgar ni criticar) a hablar con ella para tener su punto de vista.

Despréndete de la crítica gratuita y apúntate a crear un mundo más sano.

¡Apasiónate, vive, cambia!

Silvia Llop, psicóloga (colegiada núm. 20495)